lunes, 20 de octubre de 2008

Cristina ya tiene a su entrevistador preferido

Se presentan como diálogos con la prensa, pero las preguntas las hace un empleado del Estado. Se llama Marcial Cáceres, es santacruceño y trabajó en la Gerencia de Relaciones Institucionales de Canal 7.
Por: Nicolás Wiñazki
Cinco años y medio después de haber puesto pie en la Casa Rosada, los Kirchner siguen innovando en estrategias de comunicación. Se acaba de incorporar a los equipos del Gobierno una nueva figura, la del “periodista oficial”: un reportero con acceso a lugares de tránsito exclusivo para los funcionarios y pase libre para entrevistar a los personajes a los que los medios no tienen acceso en momentos sensibles de la coyuntura. El “periodista K”, un empleado público que cobra sueldo del Estado nacional, entra a la Quinta de Olivos, sube a los escenarios de los actos, se inmiscuye en los pasillos más restringridos de la Casa Rosada y “entrevista” a ministros, secretarios de Estado y hasta a la propia Presidenta. Esas “entrevistas” se difunden después por radios, por televisión, por internet o se reproducen en cables de agencias de noticias: no se aclara que el funcionario que dio definiciones fue entrevistado, en realidad, por otro funcionario, el misterioso “periodista K”.
El cronista del poder se llama Marcial Cáceres, es santacruceño y conoce a los Kirchner hace años, ya que fue el notero político más destacado del canal 9 de Santa Cruz, la emisora del estado provincial. Cubrió la campaña de 2003 y, una vez que triunfó el kirchnerismo, pasó a trabajar en la Gerencia de Relaciones Institucionales del canal 7, bajo las órdenes del interventor, Ricardo Palacios.
Ahora se desempeña en el área de comunicación del Gobierno. Es el encargado de llevar adelante la nueva y curiosa estrategia de difusión oficial, que consiste en que la Presidenta y sus subordinados hagan declaraciones sobre distintos hechos, siempre bajo el amparo de un micrófono gentil. Como ocurre desde 2003, las imágenes de las apariciones públicas de la Presidenta –tanto en el país como en el extranjero– están a cargo de la productora La Corte, que siempre busca el mejor ángulo para mostrar los actos lo más multitudinarios y coloridos posibles.
Hace dos semanas, por ejemplo, el “periodista K” entrevistó a Cristina Kirchner durante la inauguración de Casa FOA en el Tigre, y esas declaraciones, simples palabras de ocasión, fueron difundidas por los medios públicos sin aclarar que habían sido realizadas ante un funcionario de la Presidencia.
Esta semana, el cronista pingüino tuvo su participación en la reunión realizada en la Quinta de Olivos entre la Presidenta y la primera plana de empresarios de la industria y los bancos. La prensa no tuvo acceso a los protagonistas de la noticia, pero él tuvo la “primicia” que estaban buscando en ese momento todos los medios. No bien terminó el encuentro, “entrevistó” en los pasillos de Olivos al jefe de Gabinete, Sergio Massa; a Juan Carlos Lascurain, titular de la UIA; al dueño de Aeropuertos Argentina 2000, Eduardo Eurnekian y al banquero Jorge Brito. Una de las preguntas, realizada a Massa, es casi una declaración de principios más que un interrogante planteado por un periodista a un funcionario de primer nivel: “Como lo dijo hoy la señora presidenta, en Vicente López, se consolida este proyecto y hay un fuerte respaldo a lo que significa, por estas horas, esta crisis financiera en el mundo. ¿Se puede dar un marco de tranquilidad?”, “indagó” el cronista. La respuesta comenzó con la frase: “Sí, los argentinos tienen que estar tranquilos”.
Un ministro se enojó ante Crítica de la Argentina cuando se le preguntó por el accionar del insólito cronista del poder: “Ustedes los periodistas se quejaban porque decían que el Gobierno no comunicaba bien, y ahora se quejan porque lo hacemos. ¿Quién los entiende?”. Otro funcionario de Presidencia explicó que el periodista K sigue a todos lados a Cristina “para lograr el registro de todas las cosas que dice, ya que ahora está más abierta a las preguntas de la prensa y entonces nosotros tenemos nuestro micrófono y también la grabamos”. “En el caso de la reunión en Olivos con empresarios, como fue de noche y tarde, él estuvo ahí para tener las repercusiones, que después se pasaron a través de audios a los medios”, explicó.
Esa “autointervención” de la Presidenta en los medios, que consiste en enviar el audio con sus pensamientos de manera directa y sin que intervegan periodistas que no estén a sueldo del Estado, comenzó a fines de agosto, cuando Cristina Kirchner decidió contestarle al Banco Central de España, que había difundido un informe crítico sobre la situación financiera de la Argentina. Los ideólogos de la comunicación oficial decidieron que la Presidenta contestara por sí misma ese informe, y para eso difundieron un audio de Cristina donde leía un informe anterior del banco español, fechado a mediados de 2001, donde se aseguraba que las finanzas nacionales pasaban un buen momento poco tiempo antes de que estallara el corralito. “Esto que hoy vemos publicado habla de la falta de seriedad y, fundamentalmente, de la irresponsabilidad con que se aborda el tema”, se enojó ella. Ese audio no fue un monólogo crudo de la Presidenta, sino más bien una lectura frente a un interlocutor que no hacía ningún tipo de intervención. En un momento se escuchaba decir a la Presidenta: “Si me permitís, te leo una partecita del informe de enero de 2001”. ¿Quién era el extraño interlocutor mudo de Cristina? Según distintas fuentes oficiales, se trataba del novedoso cronista K.

Las cámaras que hacen La Corte
Desde 2003, cada acto de los Kirchner es filmado y reproducido para los canales por la productora La Corte, del empresario Pablo Monzoncillo, cercano al vocero presidencial, Miguel Núñez. Ese servicio era antes realizado por canal 7 o las emisoras provinciales. Pero desde que los Kirchner llegaron al poder ser “privatizó”.
Según el libro Propaganda K, de la periodista María O’Donnell, La Corte cobró –sólo hasta 2007– alrededor de 4 millones y medio de pesos por sus servicios, que incluyen el seguimiento de la actividad presidencial por el exterior y los numerosos actos en el interior. O’Donnell escribió que “Monzoncillo alquilaba las cámaras y el equipo de transmisión satelital en lugar del destino; cuando la comitiva presidencial utilizaba un boeing de Aerolíneas Argentinas con capacidad suficiente en la bodega, trasladaba hasta 500 kilos de equipos propios”. Distintas fuentes señalaron que Marcial Cáceres utiliza las cámaras de La Corte en sus entrevistas, pero Monzoncillo lo negó.

Fuente: Crítica de la Argentina