sábado, 26 de abril de 2008

Al final Guillermo Moreno es un hombre bueno...

"...Me han ofendido mucho y nadie dio una explicación... He muerto muchas veces, acribillado en la ciudad... Pero es mejor que ser muerto, que un número que viene y va"*

Dice la Agencia Latina de Información Alternativa:

Moreno, la inflación y los empresarios

Se define a la inflación como un aumento generalizado de los precios. Es un hecho para cualquiera que realice compras que estamos en un período de inflación.
Lo que no parece correcto es que los medios de prensa capitalinos induzcan al convencimiento de que la "culpa" de la inflación la tengan el Indec y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Eso es una mentira, Moreno es, en todo caso, el único que trata de defender al consumidor.
Si se desmenuzan un poco los datos se advierte que los precios que más aumentan son los de los alimentos. Generalizando puede afirmarse que aumentan más los precios donde existe demanda masiva y relativamente inelástica. La pregunta obvia es: ¿quién aumenta los precios?, ¿es Moreno acaso?.

Seamos racionales:
Los precios los establecen los grandes empresarios que tienen el control, total o parcial, del mercado. Son los llamados "formadores" de precios. Casi todos los sectores de la economía están configurados oligopólicamente.
¿Qué significa esto? Muy simple: unas pocas empresas controlan la oferta de bienes y, normalmente mediante acuerdos no escritos entre ellas, maximizan sus ganancias a través del aumento arbitrario de los precios cuando la demanda es alta.
El proceso de mejora de los ingresos de las grandes mayorías de la población ha venido levantando esa demanda. La respuesta de los grandes empresarios, como no podía ser de otra manera, ha sido acompañar ese crecimiento haciendo subir los precios.
El cuento de que la respuesta debería ser un aumento de la oferta no es real. Lo fue durante un corto período, cuando esos empresarios tenían capacidad instalada ociosa.
Agotada esa capacidad el aumento de la oferta requiere nueva inversión y es ahí donde se acaban las expectativas.
Los grandes empresarios de hoy (probablemente como los del resto del mundo) no tienen vocación por lo nacional; son globalmente transnacionales.
Se desentienden de cualquier responsabilidad social o económica en relación con la población del país en el que actúan. Cuando se trata de invertir todo lo esperan del gobierno.
Primero quieren asegurarse franquicias, ventajas, desgravaciones tributarias y si no las obtienen no invierten. Ese mismo proceder, exactamente, es el que caracteriza a los inversores del exterior. Las únicas inversiones respetables son las de los pequeños y medianos empresarios que las realizan, casi siempre, sin incentivo alguno.
Hoy vemos con asombro que nuestras clases pudientes consumen vinos de mil dólares la botella, comen en restaurantes de quinientos dólares el cubierto, disponen de cantidad asombrosa de dinero para atender a sus mascotas con peluquerías y "alta costura" para perros, gatos, etc., y cuantas más idioteces irresponsables se quiera imaginar para exhibirlas en un país en el que todavía muchos chicos tienen hambre.
Hay que terminar con la demonización mediática de Moreno y empezar a mirar la evolución de los precios como corresponde.
La inflación nace, crece y se mantiene o acrecienta por decisión de los grandes empresarios que controlan los mercados.

* El Fantasma de Canterville, Charly García