jueves, 15 de marzo de 2007

Quiebra y despidos en La U. Szpolski y sus nuevos negocios

Por Rodolfo Pandolfi
La quiebra del diario universitario. Cómo hace Sergio Szpolski para fundir y luego refundar una empresa sin problemas. ¿Es posible que Veintitrés, Newsweek (en español) y 7 días quiebren también?
La empresa Periodismo Universitario S.A. encargada del diario universitario La U, y cuyo editor responsable es Sergio Bartolomé Szpolski, quebró en diciembre pasado. A partir de allí el empresario mediático comenzó a diseñar un curioso regreso que podría conllevar la contradictoria ganancia de muchos miles de dólares.
Sin embargo la inestabilidad que viven los periodistas de este medio es enorme. De hecho no son pocos los que creen que pronto podría gestar otra quiebra en otros productos mediáticos que controla Szpolski. Entre ellos la revista Veintitrés, 7 días, Newsweek (en español). Periodistas de investigación, tuvieron acceso a la causa judicial que lleva la Dra. Julia Villanueva del juzgado 23, secretaria 45 del Dr. Rafael Bruno. En su fallo de diciembre pasado, le dictó la quiebra definitiva a la empresa Periodismo Universitario S.A., que editaba el diario universitario La U. Uno de los propietarios del emprendimiento no era otro que el mismo ex rabino Szpolski. Él fue quien decidió integrar el patrimonio del periódico al de la revista Veintitrés (que adquirió en 400 mil dólares). El semanario está ya en concurso de acreedores y la estabilidad de los puestos de trabajo de varias decenas de personas está visiblemente en riesgo.
El otro socio de peso es Luis Cetrá, el dueño de radio Rivadavia a la que quebró hace casi tres años. También en 7 días hay que mencionar a Alejandro Talevi, ex mano derecha de Cetrá en Rivadavia, y presunto encargado de echar empleados antes de la quiebra de la AM. Además fue un funcionario clave de la Municipalidad de Buenos Aires cuando el movedizo radical Facundo Suárez Lastra (hijo del ex-jefe de la SIDE, Facundo Suárez) era intendente.
Pero Szpolski tampoco se quedó atrás: se encargó de comprar y fundir la agencia de noticias Infosic y la auditora de medios Infofax.
El 7 de junio de 2002, mientras Argentina estaba en la peor crisis de su historia, se comenzó a repartir gratuitamente el diario universitario La U en algunas facultades públicas porteñas, 3 de las 24 sedes del CBC de la UBA y algunas universidades privadas. Se imprimía sólo en los meses de clases es decir, entre fines de marzo hasta principios de diciembre. La presentación del matutino fue días antes en el coqueto bar "Modena", frente a la Facultad de Derecho de la UBA. Allí se dieron cita Ramiro Agulla y su inseparable compañero Lautaro García Batallán (ex ministro del Interior con el fracasado gobierno de la Alianza), algunos personajes menores de los ex sushi y dirigentes vinculados al ex ministro Enrique “Coti” Nosiglia, su socio-empleado Luis Cetrá y el futuro director de la publicación (por sólo 6 meses) Rolando Graña.
Ese día hubo champagne del más caro, bocaditos y las palabras con emoción de Agulla y finalmente del carismático Graña, quien agradeció a los dueños y dijo que sería “un desafío” hacerse cargo del emprendimiento.
La pregunta cae de maduro: ¿cómo es posible que un empresario pueda quebrar y luego comprar otro medio sin problemas? Las respuestas son varias.
Primero: Szpolski no tendría prácticamente nada a su nombre, sino que actuaría con testaferros para evitar ser embargado o inhibido, más de lo que lo está.
Segundo: cuando en épocas del auge menemista el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo logró que se apruebe la famosa “Ley de Quiebras”, el camino se allanó para este ambicioso hombre de negocios.
A partir de esta disposición legal, los empresarios no tienen que pagarle necesariamente a sus acreedores, sino que se les permite negociar con ellos la deuda a largo plazo.
Lógicamente esto hace que se achique el monto, y además logra que se les pague menos (o nada directamente) a los trabajadores despedidos y acreedores, en base a al patrimonio que tiene la empresa en cuestión. En el caso de La U: nada. Tan sólo un par de teléfonos, algunas biromes y hojas. Ni siquiera las computadoras figuraban.
Hasta que la jueza Villanueva dispuso la quiebra, la redacción del periódico funcionaba en Diagonal Roque Sáenz Peña 615 en el piso 12 (aunque el ascensor llegaba sólo al 11 y había que subir una monstruosa y añeja escalera).
Lo curioso de este lugar es que, luego de la desaparición de la Agencia de Noticias Saporiti (comandada por don Leandro, el mítico periodista que murió a principios de los ´70), durante la última dictadura militar esas oficinas pasaron a depender del SIE (Servicio de Inteligencia del Ejército, una suerte de GESTAPO oficial).
Luego el Gobierno de Raúl Alfonsín la cerró definitivamente. Pero Szpolski decidió que era un buen lugar para la redacción. Tras conocerse la decisión de la Justicia, en menos de 48 horas La U se mudó a velocidad récord. Fue a parar a Córdoba a 2474, PB, "A", y fue el propio “editor fantasma” quien se encargó de avisarle al personal, uno por uno, que tendrían que firmar otro contrato con la nueva empresa ya que el diario “no existiría más”. Desde la última edición del diario universitario, el 12 de diciembre de 2006 y después de la disolución de Periodismo Universitario S.A., el pasado lunes 5 de marzo apareció, con el nombre de “la Generación U” e idéntico logo y formato, el mismo producto bajo el ala de una supuesta sociedad anónima, con el manto de una ignota FTR. SA., cuyos integrantes no se conocen.
Claro que la incertidumbre en la redacción es generalizada. Muchos aseguran que seguirán trabajando, o por lo menos el director del medio, Gabriel Michi (ex compañero de José Luis Cabezas) así lo hace entender a los suyos. Su relación con Szpolski es muy buena desde su llegada a la redacción de la revista Noticias. Ahora bien, ¿cuál es la razón por la cual podría seguir existiendo el bendito diario universitario?
En principio el empresario habría sellado un importante acuerdo con el Gobierno Nacional, por intermedio del jefe de Gabinete Alberto Fernández, y esto le permitiría recibir una cuantiosa cifra por los medios que maneja.
Por otro lado, y ya específicamente vinculado a La U, Szpolski recibiría publicidad por “notas informativas” de las facultades de Medicina y Ciencias Económicas de la UBA (entre otras), y por las privadas UADE (Universidad Argentina de la Empresa) y la Universidad de Palermo. Vale agregar que de las 16 páginas que se publican en el diario, sólo las dos primeras son información pura, y las otras 13 (hay que sumar la tapa) es material pago, mucho disfrazado de periodismo real. Entre los organismos nacionales que más “colaboran” está la Secretaría de Turismo. Este curioso mecanismo hace que salga una supuesta nota de un posible destino cualquiera a modo de información (en la sección Turismo), y un par de páginas después el aviso en otra sección del diario.
Además, funcionarios de este organismo del Estado, según admiten los propios interesados, le “sugerirían” a las dependencias de Turismo provinciales que pautar en el periódico vale la pena. Por otro lado, Szpolski ha sabido cosechar buenas migas con Adolfo Rodríguez Saa, en épocas en que aún estaba en la gobernación de San Luis. Su amistad con el puntano está relacionada con un megaproyecto que encaró “el Adolfo” para construir la primera universidad del país que no es ni nacional ni privada, sino provincial; con parámetros internacionales y para la región de Cuyo. Al menos 20 millones de dólares costaría la finalización del proyecto, que aún está en obra. A principios de 2000 se realizó la licitación internacional que ganó el conocido arquitecto Clorindo Testa. A partir de allí, San Luis contrató a expertos de la CEPAL y de la UNESCO, entre otros organismos internacionales. Por esta asesoría la provincia pagó fortunas.
Pero el negocio más importante fue con Szpolski. Con este proyecto en el horizonte, el empresario y el puntano acordaron que La U salga con una edición en la que sólo se modificaban dos páginas para noticias locales (repartiéndose en la Universidad Nacional de San Luis), y el resto se imprimía tal cual aparecía en Buenos Aires.
¿Cuánto pagaba Rodríguez Saa por este “servicio”? Personas cercanas a Szpolski aseguraron que la cifra sería cercana a los 100 mil pesos mensuales y que se facturaría a través de la Gobernación de San Luis, la Universidad Nacional de San Luis o la Secretaría de Turismo de la Provincia. Un negocio provechoso. Casi todas las semanas el editor responsable de la publicación mandaba a realizar una nota vinculada a los beneficios que para la población hace, entre otros, el Ministerio del Interior.
“Para congraciarse con Aníbal (Fernández), cuando esa información no salía, se producía un “stop” en la línea de montaje y se incluía la “noticia” en cuestión”, reveló un vocero oficial que conoce los pormenores de la relación.
Al día siguiente, según explicó la misma fuente, “50 o 60 ejemplares con esa “noticia” (generalmente un suplemento de cuatro páginas) eran impresos exclusivamente para Balcarce 24, planta baja, frente al patio de las palmeras, sede del despacho del ex intendente de Quilmes”, concluyó.
El penalista Pablo Jacoby, famoso por ser uno de los principales letrados de la AMIA y de “Memoria Activa”, es –también- el abogado del empresario periodístico oficialista Sergio Bartolomé Szpolski, beneficiado permanentemente por el gobierno con las pautas publicitarias que reparte Enrique “Pepe” Albistur, pero decide el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Jacoby, “progresista” como sus clientes, se hizo famoso cuando el periodista Horacio Verbitsky llegó, con una de sus tantas denuncias, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Además, Jacoby –quien aconseja a Szpolski que no le pague a sus acreedores ni a los periodistas que echa de sus medios y, por eso, crea nuevas empresas “fantasmas”- es el histórico abogado de “Editora 12”, propietaria del ahora boletín oficial “Página 12”. También, es el patrocinante ante la justicia de cuanto conflicto tienen en ese ámbito, los “progres” Jorge Lanata y Martín Granovsky, ex-fundador/director del matutino y presidente del directorio de la agencia estatal Télam, respectivamente.
Rodolfo Pandolfi
Periodista
Publicado originalmente en http://www.rodolfowalsh.org/