Luciano Sánchez, originario de Villa Ana en el norte de la provincia de Santa Fe, es profesor y licenciado en historia por la Universidad Nacional de Quilmes. Tiempo atrás, decidió emprender un proyecto que busca rescatar y darle visibilidad a hechos ocurridos en el norte santafesino: la revista Añamembuí. En esta publicación, Sánchez explora hechos y temas de gran relevancia para la región y desconocidos para el resto. Con el anuncio del relanzamiento, tuvimos la oportunidad de conversar con él en Señales para conocer más sobre este importante proyecto y su visión para la divulgación de la historia local.
Coo surgió Añamembui, historia crítica del norte santafesino
Entre 2014 y 2015 empezamos con docentes a hacer un material para trabajar en las aulas y de esa idea, de esa inquietud, surgió la idea de la revista Añamembuí. Sacamos dos números, uno sobre de las huelgas y el otro sobre los hechos ocurridos el 11 de marzo de 1887 en la Misión de San Antonio de Obligado, donde efectivos de distintos regimientos del ejército perpetraron una masacre contra los Pueblos Qom y Moqoit, que fue un tema que tuvo mucho impacto acá en el norte. Un tema que cobró relevancia, que no era muy conocido, más allá de la región, y que ahora actualmente hay una causa dónde se investiga como delito de lesa humanidad.
La masacre ocurrió en pleno proceso lo que fue el avance del Estado sobre las comunidades originarias, sobre sus territorios, fue un genocidio y este hecho es un claro ejemplo de esa historia que se intenta tapar, ocultar todavía. Con estos trabajos nosotros intentamos generar, en el ámbito de las escuelas, de los barrios, encuentros de aprendizaje, de debate, de intercambio, ese es el objetivo que nosotros perseguimos con la revista como una excusa.
¿Y por qué el nombre de Añamembuí? Se lo contaba a una persona que conoce guaraní, primero me dijo, es con Y al final, y dice que puede significar una mala palabra. Tiene muchas acepciones, Añamembuí
Sí, lo bueno es el nombre genera esa pregunta ¿por qué?, uno siempre en historia lo primero que se pregunta es el porqué, ¿no?. Las acepciones, según la región, pueden significar hijo del diablo, hijo malo, en algunos lugares es como un insulto, en algunos lugares es como un reto a una criatura que es traviesa y se le dice: ¡portate bien Añamembuí!. En realidad no tomé el nombre por eso. Añamembuí era un panfleto sindical de un obrero de La Forestal, en 1920. En pleno proceso huelguístico, Juan Giovetti, un obrero de Villa Guillermina, imprimió un panfleto, si uno ve la película Quebracho que se filmó en 1974, aparece una hoja que dice Añamembuí (foto). Este panfleto circulaba. Se denunciaba a la empresa. Por eso fue detenido Juan Giovetti. Es un homenaje para reivindicar esa parte de la historia, por eso le puse ese nombre, no es por el significado, sino por la cuestión histórica que me permite contar esta historia a través del nombre y el idioma, porque los primeros obreros de La Forestal hablaban el guaraní, era el idioma en el cual se comunicaban, la mayoría eran correntinos.
El nombre quedó así, y yo lo puse tal cual aparecía en los archivos. Añamembuí aparece con esa I, por eso quedó así, definitivamente.
Conocer el pasado siempre nos permite comprender un poco nuestro presente, y recordaba que en gran parte de la historia que aprendí en la escuela primaria, en la secundaria, salvo en la universidad, siempre terminábamos hablando de lo que pasaba en Buenos Aires y en Europa, y por eso el desconocimiento de las cosas que ocurrieron en esta provincia
Sí, es un gran problema que tenemos, y que uno a veces no sabe por dónde empezar. Walter Benjamín, un historiador, dice: la historia a contrapelo, es decir, contar la historia desde otro ángulo, desde otra perspectiva. Ese es un poco el intento, porque nosotros históricamente estudiamos la historia de Europa y puntualmente la historia nacional de Buenos Aires, entonces eso hace entender que la historia únicamente sucede en esos lugares, y nosotros somos espectadores a ver qué nos toca.
Parece que acá no hubo historia, acá no pasó nada, entonces nosotros no podemos hacer nada, no reportamos nada, porque además no conocemos nada sobre eso. Y esto que te decía, la historia a contrapelo, empecemos de acá para allá, empecemos a romper ese molde, empecemos a mirar de otra manera la historia, y animarnos también a preguntarnos, a salir un poco de la comodidad. Yo lo hablo mucho entre colegas docentes. Uno recibió la formación que recibió, uno tiene los libros que te mandan, pero también uno puede hacer una búsqueda, una investigación, puede hacer algo que te permita ir un poco más lejos, esas son partes de las batallas cotidianas que nosotros intentamos dar desde acá, desde la historia, la educación, en eso estamos.
Por eso es bienvenida una revista y que hable de nuestra historia. Entre el 1919 y 1921 en nuestro país se vio sacudido por una gran conflictividad, tanto en la Semana Trágica en Buenos Aires, las huelgas de la Patagonia, la lucha de los trabajadores de La Forestal en el norte santafesino, y como te decía antes, conocemos más de la Semana Trágica en Buenos Aires que del resto
Acá tenemos el Ocampazo en 1969. Fue el primer movimiento social que ocurrió antes que el Cordobazo, el Rosariazo, fue una marcha que movilizó al norte, y como dije nosotros no tenemos la prensa que tienen los porteños, eso lo decía un profe de historia, cuando hablaba del Ocampazo. Recordemos que se originó por el cierre del Ingenio Arno, por las medidas económicas de la dictadura de Juan Carlos Onganía. Se había cerrado el Ingenio Tacuarendi, y el de Villa Ocampo iba por el mismo camino. Se habían cerrado fábricas, venía una situación muy alarmante en contexto de la dictadura de Onganía. Fue un hecho histórico que marcó un hito en la región, porque no solamente fue Villa Ocampo, también otras localidades, como Villa Guillermina, Villa Ana, Tacuarendi, Las Toscas, todas se sumaron a ese movimiento, y lograron parar el cierre del Ingenio y pudieron defender esas fuentes laborales.
Años atrás, un profesor en la universidad nos mostró una revista Así, que hacía Héctor Ricardo García, y tenía en su tapa "Hierve Villa Ocampo", y ahí conocimos que era el famoso Ocampazo, que lo tuvo por allá también el Raimundo Ongaro, dirigente de la CGT de los Argentinos y también está Rafael Yacuzzi, el cura rebelde
Claro, Yacuzzi era un sacerdote tercermundista, cura de Villa Ana, él se puso también al frente con Raimundo Ongaro en ese movimiento. La vida de Rafael, en el norte, marcó una historia. En la dictadura del 76 se fue al exilio y son las historias que nosotros tomamos como referencia. Porque fueron personas que pensaron, que escribieron, que fueron protagonistas, y también de alguna manera intentamos poner en debate esas cuestiones.
Sí, Rafael (foto), fue parte de la de la organización Montoneros en la zona norte junto a Roberto Perdia, que al final no se terminó de conformar, o sea, hubo como el principio de la organización, pero que después no prosperó. Pero él estaba vinculado a toda la estructura de Montoneros. Yo estoy trabajando en el nuevo número en la revista sobre el éxodo de los pueblos forestales, con mucho material de archivo, y me encuentro con muchas notas que le hacían a Rafael en la década del 60, porque él llega a Villa Ana en el año 66, justo en pleno éxodo del pueblo. Él se encuentra con Villa Ana devastada, por la desocupación, la desesperanza, la pobreza y empieza a ver qué podía hacer frente a esa realidad.
Estuvo Rodolfo Walsh en Villa Ana visitándolo
Sí, hay unas crónicas donde habla con Rafael. Hay una de Rodolfo que se llama Ciudades Fantasmas. Roberto Vaca, que hacía el programa: "Historias de la Argentina Secreta", en la Televisión Pública, estuvo en el año 71 en Villa Ana, hizo una crónica titulada "El saqueo Villa Ana", donde describe ese momento y entrevista a personas. Todo eso lo estoy trabajando para la revista. Me quedo con esas personas, en ese momento, en esa situación, dónde intentaron modificar esa situación, es el caso de Rafael Jacuzzi, con la formación de una cooperativa, frente a una situación de mucha desesperanza, de mucha desocupación, algo que no conocen las nuevas generaciones. Yo tengo 36 años, lo conocí, pero otros no lo conocen y nuestra tarea es mantener esa memoria viva.
Estás contando que está por salir la revista, creo que en septiembre van a sacar el tercer número
Hicimos el relanzamiento del proyecto con mucho esfuerzo. La idea es distribuirla de manera gratuita en escuelas y bibliotecas del Departamento General Obligado. Por suerte, la suscripción viene bien. Hay muchos que conocen mi trabajo y estamos convencidos de que hacemos un aporte muy significativo, porque vemos los resultados. Los anteriores números de la revista sirven para trabajar en las escuelas, hay docentes que siempre están pidiendo material. Entonces nosotros vamos con esta propuesta. Acá hay una necesidad, una demanda, que nosotros la estamos cubriendo con nuestras herramientas.
En septiembre vamos a lanzar la revista en formato digital y papel. La vamos a presentar en las escuelas, en los medios, la vamos a distribuir, y la idea es mantener una constancia de una publicación cada dos meses.
Quiero leer esa revista, me quedé con muchas ganas de profundizar algunas de las cosas que nos contaste. ¿Cómo nos podemos suscribir?
Lo más rápido es a través de redes sociales, estamos en la era de Facebook, Instagram, mi nombre Luciano Sánchez, me pueden escribir ahí. Mi número de teléfono es 3482 50 24 42, nos contactan y yo les paso toda la información para poder suscribirse. Para los que no son de la región, tenemos una propuesta de enviarles la revista digital. El costo que tendrá la revista será de 5 mil pesos por cada ejemplar y con esa suscripción, una revista llega gratis a una escuela. Ese es el aporte que hará cada uno de esta comunidad de lectores intentamos generar. Pero también queremos que sean activos en la propuesta educativa. Particularmente como investigador, que se dedica a escribir, por ahí llevo una vida más bien solitaria. Entonces, la idea de esta propuesta es generar una comunidad, ¿cuántos son? ¿40, 50, 60? Bueno, generemos una comunidad de lectores donde nosotros generamos material, que puedan adquirir ese material, que a la vez lo pueden trabajar y nosotros brindamos ese trabajo a las escuelas y bibliotecas.
Esperemos también que el gobierno de Santa Fe, a través del Ministerio de Cultura o de Educación, puedan hacer algún aporte para que Añamembuí llegue a toda la provincia
No nos cerramos a eso. Tenemos un espacio para los auspicios. Ahora estamos comunicando la propuesta. Y, a medida que lo podamos sostener, yo creo que vamos a ir hacia allí. Por lo menos así lo espero.