domingo, 9 de abril de 2023

Medios, odio y género: Suma repudios los dichos de Viviana Canosa y Laura Di Marco en LN+

María O'Donnell, Romina Manguel, Cynthia García, Daniela Ballester, Natalia Volosin, Mariana Lestelle y Analía Argento se manifestaron, con diferentes enfoques, contra la intromisión en la vida privada de Florencia Kirchner y advirtieron sobre el peligro de desinformar en temas de salud
Por: Romina Calderaro

Si en la interacción cotidiana con otro el acuerdo tácito es que no se puede decir cualquier cosa, la responsabilidad para los comunicadores y comunicadoras, cuyo mensaje por su esencia está destinado a amplificarse, debería ser mucho mayor.

Y cuando alguien se pasa de la raya que divide lo aceptable de lo inaceptable es necesario repasar los límites para que no se naturalice el vale todo independientemente de los nombres propios: es el concepto de lo humano lo que está en juego.

Por eso, un grupo heterogéneo de comunicadoras con distinta formación, procedencia y cosmovisión salió a cuestionar el hecho de que en el programa de Viviana Canosa por La Nación+, ella y la periodista Laura Di Marco hayan decidido inmiscuirse con la salud de Florencia, la hija de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, al punto de asegurar -sin ningún respado probatorio ni licencia médica- que la joven padece una "anorexia nerviosa galopante" cuyo origen sería la relación con la dos veces expresidenta.

Al respecto, la periodista María O´Donnell usó su cuenta de Twitter para sentar una postura muy clara sobre lo que ocurrió: "Con la salud no se jode".

"Creo que los periodistas nos merecemos un debate respecto al tratamiento de muchos temas sin que esto sea coartar la libertad de prensa. Invito a tener ese debate, lo hemos tenido en casos de secuestros, en hechos policiales cuando se difunden fotos de la víctima y se vulnera la identidad. Sería sano y productivo que saquemos los nombres propios, que saltemos la grieta y nos convoquemnos a charlar determinados temas para ser cuidadosos", dijo a TelAm a su vez la periodista Analía Argento.
Cyntia García, por su parte, consideró que lo que ocurrió excede ampliamente a las dos periodistas de LN+ que hablaron sobre Florencia Kirchner.

“A mi me parece que es un discurso de odio más. Más allá del reproche a las periodistas, hay una construcción sistemática de discurso odiante. Están generando un modelo comunicacional que construye odio. Lo que tenemos que advertir es que no podemos ser parte de un modelo comunicacional con esas características. Esto supera cualquier planteo diferencial. Es es otra cosa, te corre la vara democrática y es muy peligroso”.
La abogada y comunicadora Natalia Volosin definió el hecho con dos adjetivos: irresponsabilidad y crueldad.

“Me parece irresponsable que una persona sin tener licencia médica haga aseveraciones sobre una enfermedad que afecta a un montón de jóvenes y tampoco tiene sustento vincular esa enfermedad con la falta de madre. Lo que dijeron es falso en términos médicos. Y me parece cruel porque es una enfermedad muy difícil", dijo a TelAm Volosin.
La médica internista Mariana Lestelle, que desde hace muchos años es consultada en televisión y otros medios para informar sobre distintos temas de salud, sintió la necesidad de salir a explicar que la anorexia nerviosa y la relación con la madre no están vinculadas de un modo tan obtuso como se planteó en el programa de Canosa y abrió un hilo en Twitter para explicar lo que sabe del tema.

“Yo di una opinión médica. No importa de quién hables, no hay un sesgo político en mi mirada médica. Muchos de los televidentes deben sufrir esa patología y decir que la causante es la madre es tan grave como decir que si un chico es adicto la culpa la tiene la madre. Es tan bizarro. Cuando uno habla de un tema de salud tiene que tener un conocimiento, te estoy hablando de un tema serio. Argentina está después de Japón en el ranking de países con mayores problemas alimentarios y es un trastorno policausal", comentó a Télam.

La periodista Daniela Ballester definió el episodio como "televisión vergüenza".

“Me parece que esta discusión no se trata de la grieta. Cuando fue la enfermedad de Esteban Bullrich Cristina fue la primera en llamarlo y el periodismo no hizo lo mismo. Hay un solo lado de la grieta que ataca con esto. Hay periodistas que tienen límite y otros que no. Hacer diagnósticos médicos sobre algo que no se conoce no corresponde. No me pareció que fuera la charla de dos periodistas profesionales. Son dos personas que se dedican a esto”, dijo Ballester a esta agencia.

Romina Manguel, en tanto, publicó en su cuenta de Twitter una crítica muy clara a lo que sucedió. "¿Para dar diagnósticos en los medios cual profesional de la salud no había que tener matrícula y exhibirla? ¿O vale sentarnos a decir pelotudeces que además de infundadas y delirantes confunden sobre temas sensibles?

Curiosamente -o no-, el exabrupto de la dupla Canosa-Di Marco no figura en la home del diario La Nación. A confesión de partes...

Más repudios a los dichos de Canosa y Di Marco sobre la salud de Florencia Kirchner: tendría derivaciones judiciales
Canosa y Di Marco se refirieron a una supuesta "anorexia nerviosa galopante" de la hija de Cristina Fernández. Desde distíntos ámbitos se sumaron mensajes de rechazo a lo ocurrido en el canal del diario La Nación

La socióloga, ensayista, investigadora y docente, María Pia López, también opinó sobre lo ocurrido en LN+:
No quiero escribir sobre Flor K. Me alcanza con leerla, en algunas redes sociales, leer su preciosa insistencia en la literatura, su arrojo poético. Ella ha dicho que lograron enfermarla pero no que odie su nombre. Todo se encierra allí. El ataque canallesco, de quienes usan los escenarios mediáticos como si fueran plataformas bélicas, donde la palabra científica es reducida a mera palabrería sin sustento. No es menos falso un análisis médico en boca de Di Marco que los cuadernos caligrafiados a destiempo. Todos misiles, granadas de mano. Pero si ese ataque es una cara -la más brutal-, la otra es la consideración, echada a correr esta semana, de los fondos destinados a los canales públicos, como déficit. Porque está en juego, en esos canales, la elaboración de un modo de tratar los problemas, de una narrativa, de una apuesta a la imaginación, que son lo opuesto a esa destrucción sistemática de la razón y de la posibilidad de convivencia que encarnan hoy los medios dominantes.
El presidente de la Nación, Alberto Fernández, también se refirió a lo ocurrido en sus redes sociales:
A través de su cuenta de Twitter, la Defensoría adelantó anoche que a solicitud de las audiencias sus equipos técnicos ya estaban trabajando "en reclamos referidos a las afirmaciones emitidas en un medio de comunicación sobre la Vicepresidenta y la salud de su hija", en alusión al programa de Canosa del último jueves, y manifestó que "en breve" se expedirá sobre el tema.

Desde las direcciones de Monitoreo y de Protección de la Defensoría, organismo creado por ley y que tiene al frente a la periodista Miriam Lewin, no descartan que las manifestaciones de la conductora de LN+ y de su invitada hayan incurrido en las prácticas de "discriminación", "violencia política contra la mujer" y "odio".

Además, recordaron que la Convención Interamericana de Derechos Humanos establece para la legislación argentina la obligación -con rango constitucional- de prevenir la discriminación y proteger a quienes sufren actos de ese tipo (artículo 3).
Por otro lado, especialistas en comunicación analizaron el contenido del programa de Canosa y sus potenciales derivaciones en materia judicial, un aspecto sobre el cual puso el foco el investigador del Conicet Martín Becerra, para quien "el discurso odiante, agraviante y ofensivo" difundido este jueves desde LN+ "presenta todos los elementos como para que sea motivo de una demanda (civil) por el derecho al honor y la privacidad, porque la cuestión de la salud remite a un tema muy sensible como, eventualmente, una enfermedad".

En diálogo con TelAm, Becerra consideró que en el hipotético caso de que las dos afectadas (Cristina Kirchner y su hija) decidieran interponer una demanda civil, "muy probablemente haya elementos para que la emisora y también los responsables de la producción de ese programa sean solidarios o partícipes de la responsabilidad, porque hay responsabilidades ulteriores en los agravios, la violación del derecho al honor, la intimidad, el buen nombre, la reputación y la privacidad".

Por otro lado, el docente de la UBA y la Universidad de Quilmes planteó también que en su opinión las palabras vertidas por Canosa y Di Marco no podrían ser definidas como "discurso de odio en términos técnicos", ya que según los parámetros de la ONU y la Convención Interamericana de DDHH ese tipo de mensajes requieren "básicamente de que el discurso incite directamente a la violencia, por lo cual tengo que probar que quien lo pronuncia está llamando a cometer un acto violento contra una persona o grupo de personas".

Desde otra impronta del análisis, el sociólogo especializado en medios Daniel Rosso evaluó que "Canosa y Di Marco atravesaron un límite" para la práctica periodística que, a su juicio, consiste en "atribuir cuadros clínicos utilizando categorías psicológicas sin el mínimo rigor", "sin citar una sola fuente" y "usurpando saberes", en lo que configura un caso extremo "de ignorancia profunda y manipulación", describió.

Para Rosso, el objetivo de este tipo de posicionamiento editorial -que se basa en la circulación de discursos "sumamente precarios, sin rigor y sin verdad"- es "movilizar sentimientos de odio e irritación" contra la dirigencia que busca "construir la representación de los sectores populares", para lo cual pretenden "aislarlos del resto de la sociedad" a través de "un odio creciente que, por su acumulación, puede producir agresiones, lesiones o hasta muertes".
No es falta de nutrición materna, es violencia comunicacional
Desde el Colegio de Psicólogas y Psicólogos de Santa Fe 2da Circ. expresamos nuestro repudio frente a los dichos de la periodista Laura Di Marco, quien se refirió a la situación de la hija de la vicepresidenta de la nación mediante términos y expresiones que no sólo carecen de fundamento científico respecto a los padecimientos subjetivos en general y a los llamados trastornos de la alimentación en particular, sino que además están dirigidos a continuar y profundizar la escalada de odio y violencia con fines políticos. En un acto de absoluta irresponsabilidad comunicacional, la mencionada se refirió a la anorexia en los siguientes términos: “Quienes estudian la enfermedad de la anorexia es falta de madre (SIC), es falta de nutrición materna”.

Semejantes expresiones, utilizadas con el objetivo de promover el odio político, de manera expresa transmiten de un modo totalmente equivocado nociones e ideas que afectan directamente a personas con éstos padecimientos. Según datos del Centro especializado en la prevención, investigación y tratamiento de bulimia, anorexia y sobrepeso (BACE), en la Argentina entre el 12% y el 15% de los adolescentes padecen de anorexia o bulimia nerviosa, siendo el 90% de los afectados mujeres y el 10% varones. Estamos hablando de alrededor de 1.500.000 personas y sus familias afectadas.

No es la primera vez que desde determinados medios de comunicación se utiliza, y se ataca, la salud de una persona por sus vínculos con una dirigente política, con el fin de dañarla directa o indirectamente.
Como planteara la psicoanalista Nora Merlín, "los medios de comunicación desempeñan un rol crucial, configuran la realidad y operan sobre las subjetividades manipulando significaciones. Producen e imponen sentidos y saberes que funcionan como verdades y que, por efecto identificatorio, se transforman en comunes formando la opinión pública". Resulta por ello fundamental para nuestra democracia y para la salud en nuestro país, que este tipo de conductas en los medios, que vulneran los derechos de las personas con padecimiento y sus familias, sean sancionadas.

La salud mental también se defiende en los modos en los que se transmiten y se construyen socialmente sus significados.
Fuentes: Quiroga, Susana (marzo 2009). Prevalencia e incidencia en la actualidad: Trastornos de la conducta alimentaria; IOMA. Cifra de los adolescentes en el mundo; Merlín, Nora (2022). La salud mental y los medios de comunicación. Página 12.

Consideraciones acerca de la salud mental vertidas por la periodista Laura Di Marco en una conversación televisiva con Viviana Canosa
¿Qué puede inducir a una periodista a pronunciar con certeza especulaciones acerca de psicología, psiquiatría, psicoanálisis, conjeturas acerca de la etiología de los trastornos mentales, afirmaciones acerca de diagnósticos y enlaces causales entre los diferentes elementos que se ponen en escena cuando se intenta abordar la complejidad de un padecimiento mental?

Como profesionales de la salud mental consideramos que la potencia discursiva que contienen determinadas opiniones emitidas en espacios públicos con una notable difusión, debiera obligar a quienes hacen uso de ellos a realizar una profunda reflexión para poner en escala las consecuencias de sus manifestaciones. 

¿Se autorizaría si mismx un/a profesional de salud mental a afirmar la monocausalidad de cuadros como la anorexia nerviosa, la psicopatía, la adicción? ¿Y an más, a reducir esa monocausalidad exclusivamente al vínculo materno, obviando la complejidad del funcionamiento del aparato psíquico, la complejidad de su historia constitutiva, las variables culturales e históricas que contribuyen a modelar el psiquismo, las marcas transgeneracionales, las investigaciones que desarrollan las neurociencias? Difícilmente. 

Si algo hemos aprendido a lo largo de décadas de estudio es a ser prudentes, humildes frente a lo que puede permanecer como pregunta o interpelación a nuestro conocimiento, moderar nuestras certezas, no hacer afirmaciones temerarias, universales, absolutas sobre un territorio que ofrece tantos desafíos epistemológicos, clínicos y terapéuticos.

La periodista Laura Di Marco -en un diálogo con una complaciente Viviana Canosa- emitió al menos siete afirmaciones diagnósticas y etiológicas: adicción, abuso, anorexia nerviosa, psicopatía, narcisismo patológico, bipolaridad, intento de suicidio. Cada una de estas clasificaciones, ya sea de índole diagnóstica o por hechos acontecidos, en manos de un/a profesional de salud mental, sería el resultado de un trabajo minucioso, de la utilización de una batería de elementos diagnósticos (múltiples entrevistas o herramientas variadas de psicodiagnóstico) y formulada después de un lapso variable de tiempo de estudio y análisis hasta llegar a conclusiones, siempre provisorias y en continua revisión. La ligereza con la cual se han realizado estas afirmaciones en el diálogo televisivo citado nos resulta peligrosamente problemática por múltiples motivos.
1) Banaliza el ejercicio de las profesiones vinculadas con la salud mental sugiriendo que en esta disciplina son posibles las afirmaciones concluyentes y "autorizadas" por parte de cualquier persona, aun cuando no haya tenido nunca en su vida un acercamiento ni una práctica que justifique la emisión de una opinión propia al respecto. Probablemente la misma persona que opina al respecto públicamente, se abstendría de hacer afirmaciones tan contundentes si se tratara de diagnósticos pertenecientes a otras disciplinas de salud no apropiables por el sentido común, que en ocasiones (ésta, una de ellas) resulta tan alejado del pensamiento científico.

2) Estigmatiza al sufrimiento mental sentenciando a quienes lo padecen: adicciones, anorexia, narcisismo, etc. todo planteado con un nivel de reduccionismo y simplismo casi infantil asegurando que estos padecimientos son inhabilitantes y constituyen una mácula para quien los padece, como si padecerlos fuera vergonzante.

3) Ofrece una explicación causal acerca de fenómenos de una enorme complejidad, inferencias que sólo pueden ofrecerse desde una profunda ignorancia acerca de la etiología de fenómenos mentales que constituyen un desafío clínico para los profesionales aun cuando tengan decenas de años de formación.

4) Da a entender a la población que el sufrimiento mental tiene una culpable, la madre, consideración que desde hace mucho tiempo es revisada por un amplio espectro de profesionales y que resulta añeja si nos proponemos revisar con seriedad, insistimos, la enorme complejidad etiológica del sufrimiento mental y especialmente la histórica responsabilización que las mujeres (¿locas?) tienen en la "locura" de lxs hijxs

5) Pretende hablar en defensa de quienes padecen a sus madres, pero paradójicamente (o no) se violenta a las mismas personas de cuyo sufrimiento o de cuyo diagnóstico se habla públicamente. Violencia estigmatizante y permanente ejercida sobre esos seres sufrientes, tanto o más peligrosa que la que cada una de las historias personales pueda haber padecido, en tanto su banalización en espacios mediáticos se constituye en un presente imprescriptible de señalamiento social.
La Asociación Colegio de Psicoanalistas y los profesionales de salud mental que la constituyen llamamos a la reflexión a lxs comunicadorxs sociales. En ningún caso debiera justificarse la indelicadeza de juzgar y exponer públicamente consideraciones acerca de la salud mental de un oponente político ni de ninguna persona. Se atraviesan límites que trascienden la intencionalidad de quien opina y pueden ser tremendamente peligrosos en sus consecuencias. Consideramos que la amplia difusión de la palabra de estxs comunicadorxs tiene efectos materiales y produce consecuencias irreversibles, hiriendo y dañando a una importante porción de la población y a sus familias que, precisamente por su vulnerabilidad, debieran ser protegidas por la comunidad toda.
Asociación Colegio de Psicoanalistas

Asociación Argentina de Salud Mental
La Asociación Argentina de Salud Mental (AASM) expresa su más enérgico repudio por las expresiones vertidas por la periodista Laura Di Marco en un programa de televisión que se emite por canal LN+, en relación a la supuesta enfermedad que, según ella, padece la hija de la vicepresidenta de la Nación.

En efecto, en ese programa, la periodista no solo se dirigió en forma ofensiva, violenta, inadecuada y desafortunada en relación al estado de salud de una persona, sino que realizó por televisión un diagnostico en forma ilegal, afirmando que la hija de la vicepresidenta padece una “Anorexia nerviosa galopante” y, además, describió con conceptos falsos, incoherentes y absurdos la supuesta causa de ese padecimiento, aseverando que la misma, es producto de “la falta de madre”.

En este contexto, el trato mediático inadecuado, en este caso, evidenció la violación total del derecho a la intimidad de una persona, la ausencia de las más elementales normas éticas, pero fundamentalmente, el desconocimiento de las normas vigentes en relación al trato que los medios se encuentran obligados a cumplir según la ley.

Los temas de salud deben ser tratados por profesionales de la salud y no por comentadores o periodistas, que muchas veces lo hacen desde el odio, el amarillismo, el morbo y las opiniones desacertadas y malintencionadas, que solo logran estigmatizar y violar los derechos de las personas con padecimiento mental y desinformar y confundir a la sociedad.

Para finalizar, nos solidarizamos con todas las personas y las familias que están atravesando esta gravísima problemática, e instamos a los periodistas a tratar con seriedad los temas de salud y a las autoridades a tomar las medidas necesarias para sancionar esta miserable actitud que nada tiene que ver con el periodismo.
Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM)

Cuando los discursos odiantes no se detienen ante nada
La Facultad de Periodismo y comunicación social repudia fuertemente las expresiones de las conductoras televisivas Viviana Canosa y Laura Di Marco que involucran a la ex presidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner y a su hija Forencia Kirchner.

Ambas conductoras son reconocidas figuras macristas y realizaron sus expresiones odiantes desde el canal cuyo dueño es el ex presidente.

Esta Facultad quiere repudiar el uso desaprensivo y avieso de lenguaje pseudo-médico y pseudo sicológico sin ningún correlato con opinión profesional alguna, guiándose, como dijeran las propias conductoras, por “lo que vemos en la cuenta de instagram”. En realidad se trata de una nueva modalidad de discursividad odiante contra Cristina Kirchner buscando atacarla políticamente en la utilización más perversa del periodismo “político”: agredir a los hijos/as de personas de relevancia pública.

Cuando el periodismo se pervierte en la búsqueda de la aprobación y/o el apoyo de los grupos del poder real, comete estos atropellos crueles contra los/as liderezas/eres del campo nacional y popular y sus familias.

No está muy lejos de las modalidades perversas de la última Dictadura Militar con su política de agresión y daño hacia los niños/as y familiares de las/os militantes políticos perseguidos de aquella época.

La Facultad de Periodismo y Comunicación Social se solidariza con la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner (quien además ha sufrido hace pocos meses un atentado contra su vida) y con su hija Florencia Kirchner y aboga por una reglamentación que –como en varios países del mundo- sancione legalmente los discursos odiantes que no sólo dañan a las personas (lo que de por sí debiera ser en nuestra profesión, intolerable) sino que –al constituirse en la antesala de acciones directas y violentas – ponen en entredicho la misma vida democrática.

La libertad de expresión tiene un límite
Oscar Blando, doctor en Derecho, profesor de Derecho Político, de Derecho Constitucional, Derecho Electoral y Derecho Parlamentario, publicó en su cuenta de Twitter: *Foto captura de Twitter
Fuentes: TelAm, Señales