jueves, 8 de diciembre de 2022

Lidia Elsa Pinky Satragno 1935 - 2022

Este jueves por el mediodía se confirmó la triste noticia de la muerte de Lidia Satragno, conocida popularmente como Pinky. Tenía 87 años de edad y una destacada trayectoria en televisión, cine, el modelaje e incluso en la política, ya que ocupó una banca como diputada nacional entre 2007 y 2011 por la provincia de Buenos Aires. Satragno recibió su apodo de la actriz Trudy Tinky Tomis, quien la empezó a llamar "Pinky" debido a su piel rosada.

La noticia de su fallecimiento fue confirmada por personal de la Comisaría Vecinal 14A de la Ciudad de Buenos Aires, que se trasladó este mediodía hasta un departamento ubicado en República Árabe Siria al 2800, tras ser alertados sobre la presencia de una "persona con bajos signos vitales". Al arribar al lugar, los agentes verificaron que se trataba de Lidia Elsa Satragno, la reconocida periodista, política, modelo y conductora de televisión. La mujer fue hallada recostada en su cama, sin signos vitales, por su hijo. Momentos después, el SAME constató su fallecimiento. La familia emitió un comunicado:
Pinky, nació en el 11 de noviembre de 1935 en San Justo y debutó en televisión en 1956, luego de un recorrido como modelo de comerciales. Dos años más tarde ya estaba conduciendo su propio programa, Buenos días Pinky. Como actriz, fue dirigida por Alejandra Boero en "Prisioneros de la ciudad" y en el film "La caída" de Torre Nilsson, entre otros trabajos. Sus aptitudes fueron destacadas por Lola Membrives. Tomó clases de actuación con Lito Cruz, Carlos Gandolfo y Augusto Fernandes.

Su carrera en medios comenzó en 1958 cuando hizo la conducción de Buenos días, Pinky. Luego estuvo en Club de tejedoras, Modas modos y modistos, Nosotros, Reunión de mujeres, Don Camilo en Rusia, Pinkypátikas, Buenas Noches Pinky, Miss Broadway, Nosotros, Incomunicados, Teleonce Informa, El Pueblo quiere saber, A la noche Pinky, Feminísima, Con sabor a Pinky, Pinky y la noticia, A los ingleses con humor, Pinky y Fontana en persona, La Argentina del 2000, La década del 60, La década del 70, La década del 80, Pinky y el arte, Teledos Informa, Telepinky, Parece que fue ayer y La conversación.
"La señora televisión", como le decían por ostentar el récord de horas frente a las cámaras de televisión, tuvo varios momentos destacados a lo largo de su carrera pero será siempre recordada por ser la elegida para, el 1 de mayo de 1980, hacer el traspaso de la televisión en blanco y negro a la televisión en color en Argentina, cuando se inauguró televisión color en Canal 13.

Minutos antes de la medianoche, la presentadora comenzó a transmitir en blanco y negro y, a las 12 en punto, la primera imagen en color transmitida resultó la Bandera Nacional, para luego proseguir con Pinky, esta vez en colores, aunque luciendo un vestido negro. "Me querían matar los técnicos de Canal 13", contó.

"Hoy terminan las pruebas y dentro de unos instantes se hará realidad la televisión color. Y qué imagen verá usted ahora en color y aunque los va a reconocer enseguida, yo quiero decirlo ¿cuáles son los colores más hermosos que tiene la Argentina? Esos son, esos que creó mi amado Belgrano, estos, los de la bandera nacional", expresó Pinky mirando una flamante cámara color RCA TK47 antes de fundir la pantalla y que una bandera celeste y blanca flameara sobre los compases de Aurora y ella retomara la palabra y la imagen (ya no más en blanco y negro) para decir: "Señoras y señores he aquí la televisión en color".

La TV color había llegado para el Mundial de Argentina '78, pero tardó un par de años de desembarcar en los hogares.
En plena dictadura militar, recibió amenazas del general Ramón Camps, tras negarse a hacer una serie de programas favorables a ese régimen. "Me dijo que me iba a tirar a un zanjón. Una vez me vinieron a buscar y me salvó el doberman. Al final, como siempre dije que no, me echaron. Creí que me iba a mi casa para no volver", llegó a decir. Ese silencio duró varios años, contó Marcelo Stiletano en La Nación.

Pero volvió. Y lo hizo nada menos que al frente de aquella controvertida maratón televisiva de 24 horas en tiempos de la ocupación de las Malvinas, entre el 8 y el 9 de mayo de 1982, junto a Jorge Fontana. "Ese programa lo hice muy enferma y medicada, a pedido de mis dos hijos Leonardo y Gastón, porque la clase de uno de ellos estaba convocada. Después no pude dormir por varios días. Igual no me arrepiento", se justificó más tarde.

Antes le tocó vivir la contracara de aquella experiencia. Fue la protagonista estelar de otro momento que también pasó a la historia de la televisión, pero por motivos muchísimo más gratos. Había sido convocada para conducir la ceremonia de despedida de la televisión en blanco y negro, que dejaba su lugar a la primera transmisión en color. Vestida de gala, enjoyada y más bella que nunca, dejó en ese 1° de mayo de 1980 una frase memorable con una sonrisa que parecía escapar de su cuerpo: "¿Y cómo hago para dominar la emoción si estoy aquí para despedir a una vieja amiga?".

Muchos creen que aquella ingrata experiencia con Las 24 horas de Malvinas selló el final de una etapa y el comienzo de otra muy distinta en la carrera profesional y en la vida de Pinky. Había quedado atrás ese tiempo de reinado indiscutible de la "señora televisión" y desde ese momento comenzaba otro, en el que la dedicación todavía plena al mundo que la vio triunfar alternó con largas etapas de voluntario alejamiento o refugio silencioso en su bello departamento con vista al Jardín Botánico o en su amada Punta del Este, donde encontraba reparo, espacio y tiempo para recuperar su precaria salud.
Su última incursión en la televisión fue con "Memorias desordenadas", emitido por la TV Pública a instancias de su sobrina Kari Araujo, una de las personas más cercanas a Pinky en el tramo final de su vida. Allí se la vio a veces dispersa, a veces ajena a todo lo que ocurría, lejos de la chispa que siempre la caracterizó. Y en otras ocasiones volvía a encenderse.

Con todo, el recuerdo final de la vida televisiva de Pinky no fue el más feliz: la pantalla más indiscreta se regodeó a finales de ese año con un video en la que se la veía en apariencia acomodándose en un sillón y dormitando en pleno programa. Para algunos era la muestra más contundente de una fragilidad física y mental irreversible. "Me duele verla así. Le hubiese recomendado que no hiciera el programa", se lamentó Raúl Lavié frente al episodio. 

La noche en la que Paul Newman salvó la vida de Pinky
Pinky era una gran estrella de la Argentina cuando conoció a Paul Newman en el Festival de Cine de Mar del Plata
Se sabe que varias mujeres argentinas conmovieron el corazón de actores de Hollywood. Warren Beatty se enamoró de la inigualable Graciela Borges cuando ella tenía 18 años: la llamaba todas las noches al hotel, pero nunca lo atendió. A sus 20 años Esther Goris se negó a tomar un café con Robert De Niro, algo de lo que todavía se arrepiente. Robert Duvall se enamoró de Luciana Pedraza mientras filmaba Assassination tango: no importó que él andaba por los 65 años y ella, por los 24; desde 1997 están juntos. Matt Damon, huyendo del acoso de unos fans, se refugió en un bar. Allí trabajaba la salteña Luciana Barroso, que le preguntó: "¿Qué hacés acá?", y con su sonrisa lo enamoró.

Otros amores que no prosperaron pero que encandilaron fueron los que vivieron Lucila Polak con Al Pacino, Dolores Fonzi con Gael García Bernal (con Natalie Portman en el medio) y Soledad Fandiño con René Pérez.

Pero si de historias increíbles se trata, la que merece "aplauso, medalla y beso" es la que vivió Pinky con Paul Newman. Fue en el Festival de Cine de Mar del Plata cuando ella era la mujer más conocida de la Argentina y él, el hombre más conocido y hermoso del mundo. Ella lo protegió de sus fans. Él… él le salvó la vida.

Corría 1962. Con sus 27 años, una belleza magnética y una inteligencia no impostada, Pinky era una de las figuras más célebres de la Argentina. Había sido consagrada Mujer del año, presentado espectáculos en el Lincoln Center y el Carnegie Hall, protagonizado obras teatrales, pero sobre todo, había logrado el cetro de la dama de la televisión.

Paul Newman tenía 37 años y su belleza era tal que al contemplarlo los demás mortales sentían deseos de llorar o de morirse. Como dice la canción, era "tan lindo que parece que le duele la cara". Pero además, de su belleza Newman era culto, seductor, gracioso, sensible y talentoso.

Ese año se celebraba el 5° Festival de Cine de Mar del Plata y el protagonista de La gata sobre el tejado de zinc era el invitado de honor. Llegó para representar la película El Buscavidas. El canal donde Pinky trabajaba la envió a cubrir el evento. "Yo estaba más rayada que un plumero y Canal 9 tenía una inversión muy grande en mí, estaban desesperados. El gerente venía a mi casa a darme de comer en la boca. El canal me mandó a Mar del Plata para que me distrajera", le contó Pinky a Mariana Fabbiani, más de cinco décadas después.

Viajó con Micú, una amiga, pero apenas llegaron les informaron que el "microlin" -el cable que se necesitaba para transmitir- no funcionaba. Sin desarmar la valija, Pinky decidió volver a Buenos Aires, pero la amiga la convenció para quedarse. Es que la posibilidad de estar junto a grandes figuras, ver buenas películas y asistir a eventos, tentarían a cualquier, pero no a Pinky, que lo único que deseaba era estar en su casa, sola y tranquila.

Ese mediodía se realizaba un almuerzo en el Golf Club, y Micú le propuso un trato: "Vamos, y después nos volvemos". Pinky accedió. Al llegar intentó pasar desapercibida. Aunque parezca insólito a veces los famosos necesitan dejar de serlo al menos por un momento. Se escurrió al fondo del salón, alguien de la organización la descubrió y comenzó a llamarla a los gritos para que se sentara en la cabecera de la gran mesa. Se ubicó donde le pedían y comenzó a charlar con su amiga. Y de pronto el silencio. Micú dejó de hablar, se calló, no parpadeó, no se movió. Se quedó muda como si hubiera visto algo sobrenatural. Y vaya si lo vio: era el mismísimo Paul Newman que pedía sentarse junto a ellas. Imagine el lector ese momento. Y si le cuesta imaginarlo, mire por un momento estas imágenes y pregúntese qué hubiera hecho usted en caso de que este señor le pregunta si puede sentarse a su lado…
La mayor estrella de Hollywood se ubicó junto a la gran estrella argentina. Charlaron como dos desconocidos que se conocen. Hablaron de cine, de política, de la vida. En un gesto más de humildad que de vanidad, Pinky pidió la ayuda de un traductor; ella dominaba el inglés pero no quería dejar su acento al descubierto. Siguieron la charla en la terraza, les sacaron unas fotos. Salieron a caminar, Newman le pidió que asistiera a una exhibición que daría a la noche, Pinky le dijo que no, que se volvía a Buenos Aires. Pero su amiga le pateó el tobillo y le ordenó al oído: "Aceptá, no seas maleducada". Pinky aceptó. No sabía que su sí sería la entrada a 15 días que no solo jamás olvidaría; además, le salvarían la vida.

A partir de ese instante Newman fue a todos los eventos acompañado por la periodista. Esa misma noche, Pinky comprendió por qué el actor la había elegido: él le contó que cuando aparecía con ella, todos abrían paso y, fundamentalmente, nadie se le arrojaba encima. Es que bellos, exitosos y famosos, juntos, más que pasión, despertaban reverencia. Como reyes medievales. O esos seres talentosos que a su paso nos despiertan la contemplación más que la admiración.

Newman, como las verdaderas estrellas, era amable en el trato con todos, simpático, y si bien le gustaba el trato con la gente, no le gustaba que lo atosigaran. Pinky resultaba una guardaespaldas genial.

La prensa pronto habló de romance. "Era un ser delicioso. Si hubo o no amor, no lo voy a contar porque él significó mucho en mi vida. Fue como mi ángel salvador", diría Pinky en una nota autobiográfica de 2008. Ese ángel salvador apareció la última noche que pasaron juntos. El Festival había terminado y el actor esperaba por su vuelo a Nueva York. A modo de despedida, con un grupo de amigos decidieron ir a una disco. Fue en la oscuridad de la noche que el hombre con ojos de cielo descubrió el gran secreto de la mujer que lo cautivaba.

Al intentar cruzar una calle, un auto se les fue encima. Para evitar que atropellaran a Pinky, Paul la tomó del brazo, asió con fuerzas sus muñecas, la empujó y comprendió que a esa muchacha, vivir le costaba la vida. "Estaba pasando un momento tan malo que unas semanas antes había intentado quitarme la vida, y por eso vivía cubriéndome las muñecas usando mangas largas y guantes. Paul se dio cuenta que algo andaba mal conmigo", revelaría Pinky muchos años, y muchas lágrimas después.

La llevó bajó un farol. Él preguntó, ella calló. Él les pidió a los demás que se fueran, que él la llevaría a su casa. Los demás sonrieron, imaginaron lo imaginable, pero no el inimaginable horror que vivía esa muchacha que parecía tenerlo todo. Paul y Pinky se subieron a un auto, él le pidió al chofer que los llevara a dar una vuelta grande por esa ciudad tan desconocida pero que subyugaba e -intuía- sanaba.

Sentados en el asiento trasero, él habló, ella escuchó, porque aún desesperados siempre queda lugar para la esperanza. Paul le dijo que eso que ella sentía y no podía controlar era la sensación extraña que se siente al pasar del aplauso, el halago y el reconocimiento a la más profunda soledad. A ese hueco en el alma que nos hace sentir más en carne viva que vivos lo llamó "el salto al vacío".

No se quedó en el diagnóstico. Le dijo que la salida a esa sensación no era el alcohol, la droga, ni el suicidio, sino plantearse frente a esa realidad y preguntarse si uno puede y está dispuesto a soportarla o no. Le aseguró que esa soledad solo aparecía de a ratos. Pinky supo que él lo sabía porque también lo sentía y no porque se la habían contado.

Callaron, el auto dio algunas vueltas más, la dejó en su hotel. "Nunca imaginé que una persona que venía de la otra punta del mundo me iba a cambiar tan rotundamente la forma de entender y sobrellevar los altibajos de la fama. Fue como si alguien de algún modo hubiese querido sacarme de la locura que estaba viviendo. Si fue así, no me podrían haber mandado alguien más atractivo".

Nunca más se volvieron a ver. "Él me dio todos sus números de teléfono, el de Hollywood, el de Nueva York, el de Los Ángeles, pero yo no los usé nunca. Ese era el acuerdo que teníamos. Nos dijimos que una aventura era algo que empezaba y terminaba, y era perfecto y no se tocaba. Yo era asquerosamente famosa y él, él ni hablemos: era el hombre más famoso del mundo".

A veces se mandaban mensajes a través de una amiga en común, pero nada más. Pinky se quedó con "las ganas de decirle que le debía la vida". Cierta vez que ella fue a Nueva York, él se enteró y la buscó en el hotel. Ella no estaba; quiso llamarlo, no se atrevió. Es que Newman ya estaba en pareja con Joanna Woodward, y ya sabemos que cuando jugamos con fuego y bailamos entre las cenizas, al final solo terminamos curándonos las heridas.

Pinky siguió brillando en todo lo que emprendió. Más de una vez le tocó conducir algún programa de televisión y ver una tanda donde se promocionaba una película del actor. En esos momentos, todos veían que el rostro de la gran dama de la televisión se llenaba de sonrisas. Más de uno pensaría: "Y claro, si estuviste con Paul Newman, ¿cómo no vas a sonreír?". Lo que pocos sabían es que ella no recordaba al actor, a la la estrella famosa ni al dios humano de belleza apabullante. Ella solo recordaba al hombre que en una oscura noche le iluminó la vida para siempre.

Pinky y Raul Lavié
En 1964, Pinky se casó con Raul Lavié y mantuvieron un vínculo intacto y respetuoso que permaneció así durante un poco más de una década. Además, en 1966 fueron presentados en la radio como “la pareja del año” y se sembró así un amor que perduró en el tiempo.
La pareja tuvo la oportunidad de unir sus pasiones: trabajaron juntos en 1969 en un espectáculo de música y poesía donde también participó el bandoneonista Rodolfo Cholo Montironi. Con esta obra, viajaron por varias puntos de la Argentina como Rosario, Santa Fe y Córdoba.

Pinky y Raúl Lavié tuvieron dos hijos: primero nació Leonardo y luego Gastón. Ellos siguieron con el legado vinculado al mundo artístico. El Signo y el Ultratango fue el proyecto musical que ambos crearon juntos para compartir sus pasiones musicales.

Uno de los momentos más trágicos que atravesaron Pinky y Lavié, varios años después de su separación, fue la muerte de su hijo mayor a causa de un cáncer de intestino. En ese duro y triste momento, la pareja recibió cientos de mensajes de apoyo de grandes personalidades del espectáculo.

Meses atrás, el cantante contó a Mitre Live (Radio Mitre) que la emblemática conductora no estaba saliendo de su casa por encontrarse frágil y con mal ánimo. “Ella está en su mundo, pienso que está bien, porque cuando la gente de pronto está pensando en otras cosas, no piensa en la realidad sino en ese pasado. No sé qué pasará por su cabecita”, había relatado su exesposo sobre el estado anímico de la periodista.

Daniel Hadad tuvo con ella una actitud grotesca
En febrero de 2007, la "Señora Televisión" fue despedida de Radio 10 sin explicación, a pesar de que el dueño, Daniel Hadad, la había felicitado y confirmado. Inició trámites legales, se dio por despedida y espera la conciliación obligatoria. Pide como indemnización una suma importante. En su horario está Alejandro Dolina, que no la llamó para solidarizarse.

Es tarde? 
Para vos, nunca es tarde. 
¿Cómo sabés quién habla? 
¿No sos el que canta? 

Inconfundible, Sandro fue uno de los pocos "famosos" que llamó a Lidia Elsa Satragno, desde hace medio siglo conocida como "Pinky", para solidarizarse por su despido en Radio 10, adonde trabajó cuatro años hasta diciembre pasado. En cambio, recibió multitud de mensajes de la gente que la seguía de lunes a viernes de 24 a 2 en la AM 710, la emisora perteneciente a la empresa Votionis S.A., cuyo principal accionista es Daniel Hadad. 

Fue por el diario que supo que en 2007 su programa Siempre Pinky iría de 21 a 24, espacio que conducía Esteban Mirol, recién mudado a Mitre. Aunque ella prefería un horario más temprano, no le gustó enterarse antes de que se lo comunicara José Luis Rodríguez Pagano, director de la radio. 

Pero la cuestión no iba a terminar ahí. "Con Pagano habíamos arreglado que, por tratarse de una hora más de programa, me aumentaban la cifra (de dinero) y me daban, aparte, dos aperturas y un PNT para que yo los vendiera como quisiera. Quedamos en reunirnos con el equipo nuevo el martes (26 de diciembre). Me llaman que se pasaba para el miércoles y que me avisaban a mediodía a qué hora. Nunca volvieron a llamar. Intenté un llamado y no me atendieron. Me da tanta tristeza", dice la "Señora Televisión" quien, inmediatamente, decidió buscar asesoramiento legal. 

Contrato. Semioscuro y ocre, el living de su departamento está cubierto por fotos, retratos, pinturas y recuerdos. En contraste, dos cubitos de hielo con la forma y el color de las frutillas flotan en cada vaso de agua sobre la mesa ratona y se emparentan con el rojo furioso de la flor prendida en su hombro –tan Pinky– y el tono del lápiz labial. A su lado, Marisa Delellis, su abogada junto a Ernesto Martorell, fuma mentolados. 

¿Cómo era su contrato? 
Nunca tuve contrato. Pero mejor que hable la doctora. 

"No tener un contrato escrito no implica que no exista la relación laboral porque el contrato puede ser verbal. Durante 4 años Pinky estuvo al margen del orden público laboral: facturaba sus honorarios en lugar de cobrar un sueldo, no tenía aportes previsionales, no le reconocieron el Estatuto del Periodista, no tenía vacaciones pagas ni aguinaldo. Antes de fin de año, mandamos telegramas tanto a Daniel Hadad como a Votionis, intimando a que regularicen la situación, retroactivo a la fecha de ingreso y con el plazo que marca la ley", detalla Delellis. 

En respuesta, negaron la relación laboral y que sea periodista, a pesar de que Pinky ganó en 2006 el Martín Fierro por "Labor periodística en radio". "Por lo tanto –continúa– se dio por despedida. Pedimos las audiencias en el Ministerio de Trabajo para negociar la indemnización. Es una cifra muy importante pero no podemos revelarla. Si la conciliación no es posible –estamos dispuestos a escuchar ofertas- tendremos que ir al terreno judicial, es decir, juicio. De eso dependerá que esto tenga fin en pocos meses o en dos o tres años." 

¿Cómo se sentía en la 10? 
Como yo iba tarde me salvaba de muchas cosas pero no siempre la he pasado bien. Por ejemplo, agarraba un productor, lo entrenaba, le pasaba todo lo que yo sé y se lo mandaban a otro y me ponían uno nuevo. Esas cosas son faltas de respeto. Cuando estaba en el aire, era feliz pero fuera de eso, no. Probablemente, una de las razones por las que me enfermé haya tenido que ver con esto. 

Además del bajón anímico, Pinky está en rehabilitación y mejorándose de una neuropatía autoinmune desmielinizante, afección que la asustó mucho a pesar de haber superado ya tres veces el cáncer. 

Era amiga de Hadad? 
Creo que debutó conmigo, era movilero de mi noticiero cuando el Canal 2 era de (Héctor Ricardo) García. No estoy segura, creo que fue lo primero que hizo en televisión. El trato era excelente. En la fiesta de la radio, el 22 de diciembre, en el escenario él dijo que a partir del 2 de enero iba de 21 a 24, brindamos y me elogió mucho ante 2.500 personas. Sé que está de viaje. Realmente, no puedo creer que él haya tenido que ver con esta actitud tan grotesca. 

Pinky la política
La conductora también tuvo un importante paso por la política. De la mano de Rodolfo Terragno, quien presidía la Unión Cívica Radical, se postuló por la Alianza como candidata a intendenta de La Matanza en 1999.
Aunque hizo una muy buena elección, la misma quedó opacada cuando se adjudicó la victoria antes de que se diera a conocer el escrutinio final: "Me siento espléndidamente bien, todo parece indicar que soy la nueva intendente de La Matanza".

Pero a la horas esa alegría se apagó cuando debió aceptar la derrota y el triunfo del peronista Alberto Balestrini. El blooper de la emblemática conductora de medios quedó en la historia política pero pudo continuar con su carrera.

Luego, durante el mandato de Fernando de la Rúa (1999-2001), fue secretaria de Promoción y Acción Social. Y para 2007, como integrante del partido Unión Pro, asumió una banca como diputada nacional por la prov incia de Buenos Aires, posición que mantuvo hasta 2011.

Pese a que tuvo una amplia trayectoria en dicho espacio no volvió a candidatearse. "Me sentí muy frustrada. No quiero saber más nada con la política”, había asegurado Pinky en una entrevista al sostener que el Congrreso le había hecho "mucho daño".

"Soy la más vieja de este recinto. He conocido grandes estrellas de la radio, del cine, de la televisión escondiéndose. Este voto se lo dedico a ellos. Mi voto es a favor", Lidia Satragno en la votación por matrimonio igualitario en Cámara de Diputados, mayo 2010.

Su salud motivo de una gran preocupación
El año pasado Gastón Satragno, el hijo que la conductora tuvo durante su relación con Raúl Lavié, reveló que su mamá atravesaba un delicado momento de salud, que generaba mucha preocupación. “Como le ha pasado a la gran mayoría de los ancianos de nuestro país, la pandemia les hizo muy mal. Mamá, antes de la pandemia, todavía caminaba no mucho, pero caminaba… y ahora no”, lamentó Gastón. “Fue por una cuestión de que no la podían atender. Está lúcida y de buen ánimo, pero por las afecciones que ella tiene está postrada y dudo que pueda recuperarse”.

Satragno había dado mayores precisiones sobre como encontraba la conductora en esos momentos. “Está en cama desde hace tiempo y sabe lo que tiene. Cuido a mi mamá desde hace años y no tengo ayuda de ningún tipo, salvo determinados amigos y la familia misma. Yo no cuento absolutamente con nadie siendo mi mamá Pinky. Ni me quiero imaginar la gente que no es Pinky como la debe estar pasando”, sentenció.

Desde su salida de los medios, Lidia Satragno fue consumiendo los ahorros que había logrado ganar durante su extensa carrera, cuando supo ser la cara de los programas más importantes de la televisión, como la primera transmisión a color en la Argentina. Gastón también reveló que Pinky no tenía otro ingreso que una jubilación mínima y que siempre rechazó de plano cualquier ingreso derivado de su paso por el Congreso. "Le parecía incoherente porque había sido una de las que votó en contra de la jubilación de privilegio". "Por suerte pude resolver muchos problemas económicos que tenía y que incidían en la atención que yo podía darle", destacó Gastón, apenado por la situación que atravesaba su madre.
Pinky por Pinky
¡Uf, si tengo mal caracter...! La ineficiencia, la injusticia, el dolor me sacan de las casillas. A veces me dan ganas de hacer juticia por mi propia mano cuando veo gente viviendo en condiciones infrahumanas. La gente debería rener salud, educación, tiempo de descanso y un mínimo de bienestar como piso básico. 

¿Y qué piensa con respecto al aborto? 
Es un tema difícil. Si me preguntan si estoy de acuerdo con que haya una ley que apruebe el aborto, te diría que estoy de.acuerdo porque pienso que hay que legislar frente a la realidad. Lo apruebe o no. Sabemos que hay en la Argentina cientos de millares de abortos, con resultados desastrosos. Pero en definitiva. el abono es una solución personal, privativa de cada uno. 

¿Tuvo alguno?
No

¿Natural tampoco?
Si, perdí un hijo en México. Pero volviendo a lo del aborto provocado, creo que hay casos terribles en los que está más que justificado. Además, después de todo, la mujer es dueña de su cuerpo y si no quiere llevar en su seno la vida de otro. es privativo de ella resolver ese conflicto de conciencia.

¿Cómo se imagina que morirá?
Elegante

¿Y por qué cree que se la recordará, si es que cree que la recordarán?
Me van a recordar, porque he amado mucho; hay millones de personas a las que les he dado pedazos de mi vida.

Santo Biasatti se emocionó al despedirse de ella 
"Yo no me puedo arrepentir de esta emoción", admitió entre lagrimas Biasatti, quien luego continuó: "Porque cuando a uno le van mal las cosas, cuando muchos les chupaban las medias a los que gobernaban y nos dejaban sin trabajo, esa mujer se jugaba para que uno lo pudiera hacer y pudiese mantener a su familia con dignidad, sin bajarse los pantalones". 

"Esa grandeza de ser el único ícono serio y cierto que tiene la televisión argentina hoy nos deja materialmente, no con su espíritu de lucha, de trabajo, de inteligencia", expresó Santo y luego concluyó: "Gracias Pinky". 

Cabrona y tremenda profesional
"Una de las personas más profesionales con la que me tocó compartir. Cabrona como todos los de esa generación,pero cabrona desde el absoluto profesionalismo", dijo Jorge Rial en Argenzuela, en C5N. Rial recordó su experiencia de ser el productor de la ex conductora en "El Pueblo quiere saber": "Yo aprendí mucho de ella porque no lo podía creer. Le mandaba 100 preguntas, me rechazaba 50 y elegía 10, pero me decía que eran brillantes". Pero Jorge Rial recordó el motivo por el cual la ex diputada dejó de tener trabajo en televisión: "Una carrera brillante que estuvo empañada vilmente por las 24 horas de Malvinas. Fue vilmente utilizado por la dictadura y eso lo sacó de la cancha".

Héctor Larrea: "Pinky estuvo en los momentos más importantes de la televisión"
El animador Héctor Larrea destacó este jueves que su colega Pinky, fallecida este mediodía a los 87 años, "estuvo en los momentos más importantes de la historia de la televisión argentina".

"Pinky es un personaje especial, no es un personaje más de los medios de comunicación y si se me permite un lugar común, diré que ella es sinónimo de televisión", sostuvo Héctor Larrea a TelAm Radio.

El creador del clásico radial "Rapidísimo", que en diciembre de 2020 puso fin a una notable trayectoria de seis décadas en ese medio, resaltó que Pinky “era una mujer con autoridad para la cámara, y la cámara la amaba y le respondía con esa grandeza que ella le daba a las intervenciones televisivas”.

En el mismo sentido, Héctor Larrea ponderó que Pinky "era una mujer muy responsable profesionalmente que se pulió culturalmente con gran esmero porque ella sabía que tenía que ofrecerle a la gente una solidez de la comunicación y la obtuvo estudiando, leyó mucho y llevó adelante su trabajo con gran dignidad. Era francamente un espectáculo aparte ver a Pinky en la televisión".

El dolor de Fernando Bravo
Fernando Bravo, dijo que Pinky "fue una verdadera piedra basal de lo que ha sido el mundo de la comunicación y el trabajo de los locutores y los conductores de radio y de televisión".

"Pinky ha entregado lo mejor en tantos años de permanencia y ha marcado también un camino. Ha sido un verdadero faro como Cacho (Fontana) y Antonio Carrizo", sintetizó Bravo.
Fuentes: Agencia TelAm, La Nación, TN y Archivo Señales