Lo dice Juan Villoro al recibir Premio Gabo a la Excelencia. El escritor y periodista mexicano alertó que en México se "mata a quienes buscan la verdad"
El escritor y periodista mexicano Juan Villoro recibió este viernes en Bogotá el Premio Gabo a la Excelencia en una ceremonia en la que llamó la atención sobre la violencia que se registra en su país en contra de los periodistas, 15 de los cuales han sido asesinados este año.
Hoy México, sostuvo ante periodistas de varios países de América Latina, "mata a quienes buscan la verdad", y dijo que destinará el dinero asociado al premio (unos siete mil dólares) al laboratorio de investigación periodística Quinto Elemento, que apoya a reporteros "en zonas silenciadas y de alta peligrosidad".
Villoro, quien recibió el Premio Gabo a la Excelencia 2022 de manos del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, sostuvo que recibir un reconocimiento asociado al Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez representa un compromiso que el escritor colombiano llamaría "del carajo".
Sobre todo, añadió, porque "el periodista que cree que merece galardones no es un buen periodista".
"La realidad siempre es más importante que nosotros. Conviene recordarlo en tiempos de periodismo selfie en el que sobran los cronistas que se reportean a sí mismos", dijo el escritor mexicano, a quien Sergio Ramírez definió como "un chilango florentino" que ha incursionado "con estilo magistral" en todos los géneros periodísticos y literarios, desde el cuento hasta la dramaturgia, pasando por la novela y la traducción.
El premio a Villoro se lo entregó el Consejo Rector de la Fundación Gabo, creada por García Márquez en 1994 como Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), al considerar que escritor nacido en la Ciudad de México hace 66 años "representa parte de lo que era Gabo: un periodista y escritor completo, espléndido y versátil".
Además, "por el brillante e inspirador conjunto de su obra y trayectoria" y por su "rigurosidad, ética y talento ejemplares".
La ceremonia de reconocimiento se realizó en el auditorio del Gimnasio Moderno de Bogotá, un lugar que, al escucharlo por primera vez, a Villoro le pareció un asunto "de realismo mágico". En realidad, es un colegio que sirve de sede al 10º Festival Gabo, que se desarrolla por primera vez en la capital colombiana y que finalizará este domingo.
Villoro habló de Colombia, de México, de la soberbia nacionalista mexicana, de la violencia que ha azotado a los dos países y de la literatura que los une.
Dijo que en los 50, García Márquez señaló que el problema de la novela de la violencia estaba en que se ocupaba más de los cadáveres que del miedo de los vivos.
"Costó trabajo entender que la noticia no es la sangre, sino la vida que se pierde con la sangre", dijo el escritor mexicano.
Recordó que hace más de una década, en México se decía, "con imperdonable soberbia", que el país se estaba "colombianizado", pero que desde entonces Colombia ha hecho mucho para recuperar su tejido social "después de tanta sangre derramada, y el periodismo ha sido fundamental para esta tarea".
Recordó que, en 2008, escribió en su columna del diario Reforma que la frase "nos estamos colombianizando" había cambiado de signo y que se había convertido en "motivo de esperanza".
Los mexicanos, añadió, "debemos abandonar una comparación que tranquiliza en forma equivoca" porque "el dolor sólo tiene una patria: la tuya".
De acuerdo con el homenajeado, desde finales del siglo XX periodistas colombianos insistieron en que lo más importante de las notas de sangre no son los perpetradores sino las víctimas.
"Tuvieron que pasar al menos 10 años para que en México se pensara del mismo modo", aseguró.
Y dijo que fue así como en México surgió lentamente un periodismo de las víctimas que valoró "algo intangible y, sin embargo, decisivo: la ausencia", los desaparecidos en medio del estallido de violencia.
"Esta tarea fue fundamentalmente emprendida por mujeres. Las madres de los desaparecidos se convirtieron en buscadoras que hacen la labor que debería hacer el ministerio público, y destacadas periodistas emprendieron la insólita tarea de escuchar a los demás", dijo, y mencionó a periodistas y escritoras como Elena Poniatowska, Carmen Aristegui, Marcela Turati, Daniela Rea y Laura Castellanos.
Villoro relató que su interés "relativo" por el periodismo comenzó en su niñez, cuando escribía una columna de chismes de colegio en un diario escolar, pero al presenciar a los 14 años el incendio del edificio Aristos, donde tomaba clases de guitarra, se fraguó su vocación.
"Pertenezco, pues, a la legión de los que se encandilan con el fuego y buscan explicaciones en las cenizas", sostuvo.
El escritor mexicano habló de una lección de periodista de García Márquez, cuando éste y el novelista Carlos Fuentes cenaron en Washington en los 90 con el entonces presidente William Clinton.
A Fuentes le pareció memorable que Clinton haya recitado de memoria una página de "El sonido y la furia", de William Faulkner, mientras que García Márquez reparó en un detalle: el mandatario estadunidense había hablado sin parar sin probar un bocado de la cena.
Pero minutos antes de la despedida, Clinton se levantó de la mesa, García Márquez lo siguió y por la puerta entreabierta de la cocina vio al hombre más poderoso de la tierra devorar un trozo de pan.
"Así atrapó una imagen de perfecta elocuencia: la cena del presidente fue un mendrugo. Mientras más grande es el poder, más infame es su salario", señalo Villoro, a quien le contó esa anécdota Sergio Ramírez.
Esa fue, indicó, "otra lección del maestro García Márquez, el periodista que no puede ser rectificado".
Sergio Ramírez destacó que, a Villoro, como escritor y cronista, nada de lo humano le es ajeno, según el proverbio latino de Publio Terencio Africano. "Es el novelista que escribe crónicas y el cronista que estribe novelas", señaló, y destacó su habilidad para "repartir las cartas" a la hora de escribir y sus múltiples facetas como creador y periodista cuyo epicentro es la Ciudad de México, "aquella ciudad monstruosa donde son posibles todos los delirios".
Condenan asesinato del periodista Rafael Emiro Moreno
El director general de la Fundación Gabo, Jaime Avello, lamentó el asesinato del periodista Rafael Emiro Moreno el pasado domingo 16 en la ciudad colombiana de Montelíbano, tras años de denunciar la corrupción política, la incidencia del narcotráfico y la minería ilegal en esa región del noroccidente de Colombia.
Avello señaló que este Festival Gabo es especial porque este mes se cumplen 40 años de que García Márquez ganara el Premio Nobel de Literatura.
Recordó que el escritor colombiano, quien falleció en la Ciudad de México el 17 de abril de 2014, dijo en una entrevista radial, tras recibir el Nobel, que no quería que lo recordaran por su novela Cien años de soledad, o por su literatura, sino por sus trabajos periodísticos.
"Nací periodista y hoy me siento más reportero que nunca", aseguró el Nobel en ese entonces, cuando él pensaba dedicar parte del dinero que recibió por ese premio a crear un periódico.
El proyecto se frustró, pero de acuerdo con Avello, hay una conexión entre esa idea y la Fundación Gabo, que promueve y premia el buen periodismo y, en el marco de la entrega de reconocimiento realiza el Festival Gabo, que en esta ocasión se realiza por primera vez en Bogotá e incluye conferencias, exposiciones, conciertos y charlas con periodistas.
Los ganadores del Premio Gabo 2022 fueron, además de Villoro por su trayectoria, el argentino Ricardo Robins, del diario digital Rosario3, en la categoría de texto, por la crónica "El polizón y el capitán"; el portugués Joao Porfirio y un equipo de videógrafos en la categoría de imagen, por un trabajo multimedia sobre la ocupación rusa en una aldea ucraniana; y en cobertura, "No fue el fuego", de la Agencia Ocote de Guatemala.
Además, en la categoría de audio ganó el podcast "La segunda muerte del Dios Punk", elaborado por un equipo argentino encabezado por Nicolás Maggi, y en fotografía, el argentino Rodrigo Abd por su cobertura de la guerra en Ucrania para la agencia AP.
Fuente: Revista Proceso