lunes, 29 de agosto de 2022

La connivencia mediática-judicial no es buena para la democracia

El reciente espectáculo montado en torno al juicio por la causa Vialidad Nacional contra la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner ha puesto de mani esto la comunidad de intereses oscuros que articulan a parte de la Justicia Federal con corporaciones empre- sariales que dominan el mercado de la comunicación. Se trata de un sistema de medios que ha consumado la concentración conglomeral del sector mediante favores políticos y la protección judicial para eludir toda norma que procurase la democracia y el pluralismo informativo en la Argentina.

Esa asociación mediático-judicial reconoce un extenso camino en el país. Así se manifestó con el festival de medidas cautelares que blindaron durante cuatro años al Grupo Clarín para evitar el cumplimiento de la Ley 26.522, primera ley Audiovisual de la democracia para diversi car el sector y fortalecer el pluralismo informativo. Pese al reconocimiento de constitucionalidad de la norma por la propia Corte Suprema (2013), nuevas cautelares protegieron los negocios de esa corporación y posibilitaron que el macrismo en el poder tomara por asalto y mediante decreto los organismos regulatorios del audiovisual y las TIC.

Más tarde, esa asociación volvió a ponerse de mani esto para impedir, en pleno aisla- miento mundial por la pandemia de Covid-19, que el acceso a internet y las comunicacio- nes fueran considerados como un derecho humano y servicios públicos en competencia, tal como lo dispuso el decreto 690/2020 dictado por el presidente Alberto Fernández. Ese atropello a los derechos humanos fue cometido por sendas cautelares, cuya revisión como recurso extraordinario por parte de la Corte Suprema está prolijamente cajoneada.

Se entiende así la connivencia de importantes sectores de la justicia federal con actores políticos y empresariales, disciplinados por un poder mediático sin control, con el n de perseguir a las expresiones políticas de las mayorías populares y conservar los privilegios sectoriales. Incluso legitimando el odio y la represión contra legítimas manifestaciones ciudadanas.

En ese contexto, la Coalición por una Comunicación Democrática se suma al amplio arco político que advierte sobre los usos antidemocráticos de causas judiciales, mani esta su solidaridad con la vicepresidenta de la Nación y reitera que no son los tribunales ni los medios el ámbito donde deban dictarse las políticas de comunicación ni cualquier otra política pública, cuyo ejercicio solo cabe a las autoridades legítimas constituidas mediante el voto popular.
Coalición por una Comunicación Democrática, 29 de agosto de 2022