La periodista rusa más famosa del mundo explica por qué dejó RT y cuenta que aprendió español por Natalia Oreiro. Habla de la guerra y afirma que mantiene sus ideales antimperialistas, antibelicistas y de izquierda
Por Leandro Grille
Inna Afinogenova cuenta que aprendió español por Natalia Oreiro, opina sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, afirma que mantiene sus ideales antiimperialistas, antibelicistas y de izquierda y sentencia: “No me fui de Peñarol para fichar en Nacional, me fui de un medio y busqué trabajo en medios que comulgaban con la idea que yo tengo sobre el periodismo y sobre la vida”.
Inna, en América Latina te hiciste famosa por tus videos sobre política latinoamericana para RT en español desde Rusia. ¿Cómo surge tu interés por nuestra región?
Empecé a aprender español a los 12 años, luego de interesarme primero por España y luego por Latinoamérica, por una compatriota tuya, Natalia Oreiro, que en aquel momento salía todos los días en la televisión rusa en la telenovela Muñeca brava. Ha sido un auténtico fenómeno en Rusia y en el espacio postsoviético, teníamos cuadernos, afiches, pegatinas con ‘Mili’ (así se llamaba su personaje). Me busqué una profesora de español yo sola, poniendo un anuncio en un periódico local y me llamó una señora argentina que llevaba 40 años en Rusia. Empecé a tomar clases con ella y así seguí unos años, hasta entrar en la universidad y empezar a viajar. Pasé una temporada en Buenos Aires y cuando volví a Rusia, me incorporé a RT en Español, que acababa de inaugurarse. De ahí surgió ya un interés más profesional por la historia de la región, las corrientes políticas y su permanente lucha por mantener la soberanía.
Más allá de la calidad de los videos de Ahí les va, ¿no te parece rarísimo el impacto que han tenido considerando que eran videos protagonizados por una periodista rusa desde Moscú? ¿A qué lo atribuyes?
Era un trabajo en equipo y el equipo era muy bueno. De hecho, siguen haciendo Ahí les va y lo hacen igual de bien que cuando estaba yo. Mirko Casale era fundamental, por la chispa, el humor y los conocimientos que tiene. Yo, por lo exigente a la hora de verificar la información y buscar las maneras más atractivas de difundirla. Más allá de eso, sí que me parece paradójico que un proyecto tan exitoso en Latinoamérica y para Latinoamérica haya surgido en Moscú. En parte lo atribuiría a los recursos que teníamos (se trataba de un canal de noticias internacional muy importante, aunque no fuéramos mucha gente trabajando solo en ese proyecto), y al mismo tiempo a las similitudes que encuentro entre la idiosincrasia rusa y la latinoamericana.
Renunciaste de RT por tu desacuerdo con la guerra, pero siempre habías adjudicado a la OTAN y al gobierno ucraniano la responsabilidad sobre la escalada del conflicto. ¿Mantienes esa posición? ¿Crees que Rusia tenía espacio para otros caminos antes de la intervención militar?
No sé si siempre he adjudicado la responsabilidad a la OTAN o a Ucrania, aunque tengo claro que la OTAN tiene una parte de responsabilidad importante y que Ucrania ha sido un pelele en manos de agentes externos que la han sabido llevar por donde han querido. Y les ha salido bien. Y con respecto a las opciones de Rusia, está claro que tenía más opciones. Es una potencia nuclear y reaccionó a una provocación atacando, creo que eso poca gente lo puede negar (aunque habrá y hay quien lo niegue). Si hubiera respondido a un ataque, creo que la cosa sería distinta, pero a fin de cuentas, en respuesta a lo que sea y más allá de las provocaciones, terminó iniciando una guerra que es algo que a nosotras en la escuela nos han enseñado que Rusia no hace (que no digo que sea verdad, digo que es lo que se da en las escuelas). Y eso es que Rusia no ataca: Rusia se defiende. Pues en este caso, esa máxima se rompió. No me sirve el “los otros iban a atacar”, porque eso nunca lo sabremos. Tampoco me sirve lo de que había que defender el Donbás, porque el Donbás estaba siendo menos atacado que tres o cuatro años atrás y en aquel entonces no se hizo nada. Rusia tiene sus razones y eso es innegable. Pero yo puedo no estar de acuerdo con ellas, como es el caso.
¿Es cierto que la población mayoritariamente rusoparlante en las repúblicas populares del Donbás estaba siendo atacada permanentemente por fuerzas ucranianas?
Desde 2014, cuando han buscado un referéndum de independencia por no estar de acuerdo con el golpe de Estado organizado con mediación de EEUU y la UE. Es cierto que los años más sangrientos han sido al inicio: 2014, 2015. Los 8 años de guerra dejaron un saldo de unas 14.000 víctimas entre militares de Ucrania, autodefensas del Donbás y civiles de ambos lados de la línea del frente. En 2015 se firmaron los denominados Acuerdos de Minsk entre Ucrania y las repúblicas rebeldes del Donbás con mediación de Bielorrusia, Rusia, Francia y Alemania. Contemplaban la reintegración de esos territorios en Ucrania bajo la condición de disfrutar de una amplia autonomía. Pero Kiev ha incumplido los acuerdos desde el día uno. Y no lo digo yo: el expresidente ucraniano Piotr Poroshenko, que firmó esos acuerdos, reconoció la semana pasada que no tenían intención alguna de cumplirlos, sino que los había rubricado para ganar tiempo.
Ahora te sumaste a La Base, el programa de Pablo Iglesias en España, e inicias Macondo, tu primer programa desde América Latina. ¿Qué te seduce de estos proyectos?
Bueno, me sumé a Público, un diario digital, matriz de La Base, con el que tenemos la ilusión de hacer cosas en común para encontrar alguna voz alternativa a los medios dominantes en español. No va a ser fácil, pero vamos a dar la pelea, como siempre hemos intentado. Para mí no es solo un placer trabajar con Pablo y el resto de compañeros de La Base (Sara, Manu, Lolo, que son los fijos), sino que además es una oportunidad inimaginable hace tan solo unas semanas, cuando todavía estaba buscando mi lugar fuera de Rusia. Y más que pensar en qué me seduce, me costaría encontrar lo que no me seduce. Son un equipo impresionante, de un talento y una erudición desbordantes… hasta tal punto que yo no sé si desentono un poco en un grupo tan brillante. Pero más allá de eso, hay una afinidad ideológica y profesional, tanto con ellas como con todo el grupo de Público, que es complicado encontrar ahora mismo en el panorama mediático en español. Y respecto a Macondo, pues bastante parecido. Una gente estupenda que contacta conmigo para hacer un proyecto digital porque valoran mi trabajo, pero resulta que son unos profesionales con años de experiencia y de lucha en los medios para sacar adelante proyectos comunicativos contrahegemónicos, de ese tipo que solo salen a fuerza de remar y remar. Y esa gente con ese talento y esa experiencia, contacta conmigo para sacar adelante un proyecto en el que, otra vez, la pieza discordante voy a ser yo por no poder compararme a ellos en sabiduría, experiencia y saber hacer. No sé, me siento muy honrada por el mero hecho de que equipos tan brillantes hayan querido contar con mi colaboración.
Hay gente en América Latina que se pregunta si sigues siendo la misma Inna Afinogenova, con una mirada contrahegemónica y progresista, o si la salida de RT significa un cambio de bando. ¿Qué le dirías al público latinoamericano que tiene estas interrogantes?
Bueno, mi opinión es que yo salí de RT para no verme obligada a “cambiar de bando”. Me parece que cualquier debate al respecto o bien desconoce mi trabajo o bien desconoce la realidad política actual tanto de Rusia como del resto del planeta. Ahora mismo me encuentro en una situación paradójica: una parte de la gente que me seguía piensa que me he borrado y todos los que me atacaban aseguran que sigo siendo la misma mierda (porque siempre han dicho que era una mierda, aunque con otras palabras). De estos últimos me lo esperaba, no dan para más. Mentían cuando estaba en RT, mienten ahora y seguirán mintiendo mañana y pasado mañana, no se les puede exigir más (hoy, sin ir más lejos, un “experto analista” sin nombre, por supuesto, me otorgaba en un digital ultraderechista español el cargo nada menos que de “subdirectora de RT” y “mano derecha de Margarita Simonian). Los primeros ya son otra historia. En teoría son gente que me han seguido en el discurso antimperialista, antibelicista, izquierdista… no entiendo qué ha cambiado de todo eso que ahora les irrita tanto. No entiendo que nadie de izquierda pueda defender esta invasión bajo ningún pretexto, la verdad. Igual que no entiendo que nadie de izquierda pueda defender bajo ningún pretexto que se arme a Ucrania, y mira que he oído a gente de izquierda argumentándolo; sigo sin entenderlo. No entiendo qué les molesta. Hablan de patriotismo, de “abandonar a la patria en el peor momento” y a la vez dicen que Rusia está arrasando, pues entonces no será su “peor momento”, al final va a resultar que me fui en su mejor momento. Yo nunca abandoné mi patria, solo mostré mi desacuerdo con una decisión tomada por su gobierno, igual que he hecho otras veces, aunque ahora cualquier iletrado que escriba sobre mí diga que “nunca cuestioné nada”. Esta decisión era más grave y no veía la forma de seguir desarrollando mi trabajo desde la misma perspectiva, manteniendo los mismos planteamientos, así que tomé la decisión de dejar mi empresa. ¿Y cuántas empresas más hay en Rusia para seguir desarrollando mi trabajo en español como siempre he hecho? Pues ninguna que no sea estatal. No tenía sentido buscar trabajo en Moscú. Y al final esto que fue una decisión puramente laboral, se ha sacado de quicio y se ha elevado al nivel de “traición” por una panda de imbéciles que no saben ni de lo que hablan y que una tiene que soportar todo el día en las redes. Parece que me fui de Peñarol y fiché por Nacional o algo parecido, pero no es así, esto no es un partido de fútbol. Me fui de un medio y busqué trabajo en medios que comulgaban con la idea que yo tengo sobre el periodismo y sobre la vida en general y tuve la suerte de que hubo un par que me llamaron y quisieron contar conmigo y en eso estamos.
Fuente: Caras y Caretas