sábado, 26 de febrero de 2022

El Streaming enfrenta su nueva realidad

Ha comenzado un año decisivo para la industria de contenidos: a once años del lanzamiento mundial de Netflix y en medio de un creciente conflicto con los cableoperadores y las telcos, los OTT ya instalados se encuentran con que cae el número de nuevos suscriptores, y aumentan sus inversiones en nueva programación y a la volatilidad de los suscriptores existentes: el llamado "churn".

Son problemas fáciles de enunciar y difíciles de solucionar. Y la situación se complica porque varias de las empresas –con Netflix a la cabeza pero también los dueños de los estudios de Hollywood— cotizan en Wall Street y son muy sensibles a las variaciones del precio de sus acciones; de ellas depende su capacidad de pedir créditos a los bancos. Con todo, la deuda conjunta para los próximos años crece exponencialmente.

La actual situación detonó cuando Netflix anunció un nivel de crecimiento menor que el anteriormente estimado para el último trimestre de 2021 y el primero de 2022: pronosticósólo 2,5 millones de nuevos clientes para este enero-marzo, cuando se esperaba entre 4 y 8 millones. Sus acciones bajaron 20% en un día, el 21 de enero, representando una pérdida de cerca de 45.000 millones de dólares en su valor de mercado, pese a sus recientes éxitos durante la pandemia y en el último trimestre del año pasado.

Los analistas pusieron sus ojos de inmediato en el resto de la industria, y sacaron a relucir otros problemas: por ejemplo, que el mercado de Estados Unidos y Canadá se está saturando y habrá menos suscriptores nuevos en los próximos años; que se está generalizando la práctica de suscribirse a un OTT para ver lo que tiene de atractivo, y después pasarse a otro (los "hoppers", ‘saltarines’); que crece fuertemente la competencia por parte de los servicios gratuitos con publicidad (AVOD o FAST son sus siglas) y también se hacen notar los vMPVD, contenidos de TV por internet ofrecidos a menor costo por empresas que ‘empaquetan’ canales de aire, económicos o gratuitos.

A esto se agrega que la expansión futura estará centrada en mercados de menor poder adquisitivo, como la India, por su que su influencia en el equilibrio financiero de los OTT será escaso. Allí, Netflix debió bajar sus precios para poder seguir compitiendo; y esto puede repetirse en más mercados.
Ver también: Disney, Netflix, Apple: ¿alguien está ganando la guerra del streaming?
Frente a 2021, se han fortalecido la competencia planteada porDisney, Amazon –que utiliza su Amazon Prime como complemento de su inmensa maquinaria de venta de productos y servicios por Internet—y en menor medida HBO Max y Apple, que apuntan a usuarios de mayor poder adquisitivo con contenidos menos masivos. Se agregó ParamountPlus a la competencia;su productora ViacomCBS, que también tiene el canal AVOD PlutoTV, cambió su denominación a Paramount, el estudio de Hollywood que controla.

Habría que equilibrar las fastuosas inversiones en contenidos: según The Guardian, Netflix planea invertir este año 19.000 millones de dólares en programación, más 23.000 millones previstos para los años siguientes y 14.800 millones en ‘deuda de largo plazo’. Disney, de acuerdo a la misma fuente, invertirá este año 33.000 millones. En conjunto, los OTTs ligados a los estudios de Hollywood y Discovery (que se fusionará con WarnerMedia) prevén invertir 140.000 millones este año. De acuerdo a la consultora Ampere Analysis , la inversión global excederá los 240.000 millones de dólares.

También debiera cambiar la relación con los suscriptores. Con el sistema actual, muchos se suscriben a un OTT para ver el gran éxito que tiene en ese momento, para cancelar poco después y pasarse a un competidor, etc. Esto fuerza las inversiones ya mencionadas, y no es sustentable. Una solución sería implementar un sistema de "tokens" en dólares vía Blockchain (no Bitcoin) que le permita al usuario sintonizar un contenido en cualquiera de los servicios de streaming afiliados, sin trámites. Para ello, es necesaria una organización independiente que maneje el sistema, porque la legislación estadounidense prohíbe este tipo de acuerdos por temor a los monopolios.Y, sería un acuerdo complejo por los miles de abogados involucrados en todo el mundo.
Fuente: Prensario Internacional