miércoles, 14 de julio de 2021

Grupo Clarín, de diario a conglomerado convergente

La capacidad adaptativa a los vaivenes políticos y económicos, a los cambios en la lógica del negocio de las comunicaciones y el afán por alcanzar a una audiencia “multitarget” caracterizan el proceso de crecimiento y consolidación de Grupo Clarín como principal conglomerado de medios, telecomunicaciones y TIC en Argentina a lo largo de sus 75 años de historia.

El libro Grupo Clarín. From Argentine Newspaper to Convergent Media Conglomerate (Routledge, 2021), de los investigadores argentinos Guillermo Mastrini, Martín Becerra y Ana Bizberge, propone un estudio en profundidad de este actor central de las comunicaciones en Argentina, prestando atención a las dimensiones histórica, política, económica, cultural y tecnológica.

“Clarín centró su estrategia de crecimiento en base al endeudamiento controlado y reinversión constante dentro de sector de comunicaciones. Asimismo supo adaptarse a los cambios en la lógica del negocio de los medios y desplegó una fuerte estrategia al servicio del crecimiento de redes”, afirman los autores.

Esta dinámica ha tenido repercusiones significativas en los últimos años tanto en las relaciones del Grupo con los gobiernos de turno (más agresiva frente a barreras regulatorias que frenaran su expansión), como en las decisiones de reorganización de ingresos en función de sus intereses corporativos, que redundaron en que el área de contenidos quedara subordinada a la estrategia de expansión de negocios.

En relación al perfil político del Grupo, el libro sostiene que “la política es un tatuaje que está adherido a la piel del principal grupo de comunicaciones de la Argentina”.

Los autores explican que la evolución de Clarín durante el siglo XX se caracterizó por “la vinculación con el estamento político, la orgánica dependencia económica de los diferentes gobiernos para impulsar el crecimiento empresarial en esas etapas, junto con la generación de un mercado masivo de lectores luego complementado con la construcción de audiencias igualmente masivas, amplias, policlasistas e identificadas con el imaginario nacional del desarrollo”.

A partir del cambio de siglo, el Grupo aprovechó la financierización del ecosistema de comunicaciones y la convergencia tecnológica para potenciar su concentración, lo que generó posiciones más agresivas contra eventuales obstáculos gubernamentales que amenacen su dinámica expansiva.

“Ya bien entrado el siglo XXI un conjunto de factores como su inserción en mercados como la televisión de pago e Internet, el enfrentamiento abierto con los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, adoptando posiciones que uno de sus editores jefe denominó “periodismo de guerra”, y la caída de las ventas de los productos audiovisuales y de prensa escrita han generado que el área de contenidos haya perdido influencia en el grupo y quedara subordinada a la estrategia general de expansión de negocios”, explican.

Los autores identifican cuatro grandes momentos en el proceso de crecimiento de grupo Clarín: el primero, entre 1945-1988, de expansión monomedia; el segundo (1989- 2006), multimedios; el tercero (2007- 2015) marcado por la apuesta a la infraestructura y la digitalización; y el último (2016-2020), de convergencia plena, caracterizada primero por la escisión del Grupo (Clarín para los contenidos, por un lado y Cablevisión Holding, para la infraestructura, por el otro) y luego por la fusión Cablevisión-Telecom.

“Esta última etapa, signada por la fusión Cablevisión-Telecom, podría ser, a su vez, el puntapié que le permita conseguir la capitalización necesaria para la expansión internacional del grupo, cuya estrategia en estos 75 años estuvo centrada principalmente en el ámbito nacional… Si en la etapa de expansión multimedia la masa de abonados en el cable fue lo que le permitió obtener financiamiento en el mercado de valores, los niveles de crecimiento luego de la escisión y la fusión con Telecom renuevan esas oportunidades. Si bien el volumen de operación hace que los riesgos en esta etapa sean mayores, también puede ser lo que le brinde la escala y audacia necesaria para lanzarse a competir fuera de las fronteras nacionales”, señalan.

El libro también analiza cómo los cambios políticos y económicos tuvieron un correlato en la concepción de cultura que predominó en el diario Clarín. Así se establece una periodización en cinco momentos: entre 1945 y 1969 predomina el liderazgo del fundador Roberto Noble quien sostenía una idea de cultura ágil y popular que era solidaria con el aumento constante de las ventas; entre 1969 y 1982 se impone una idea de cultura impulsada por Rogelio Frigerio, basada en el desarrollo nacional en articulación con una visión geopolítica global; entre 1982 y 2001 predomina una visión de la cultura subordinada a los criterios empresariales que permiten la expansión económica y la consolidación de un grupo culturalmente multitarget; entre 2001 y 2009 el Grupo Clarín debe reconstruir su dañada economía y por lo tanto asumirá un perfil cultural más vinculado al quehacer nacional; finalmente, en los últimos años debido a un fuerte enfrentamiento con los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner se redefine el target de lectores y audiencias.

Los autores concluyen que, en el presente, Grupo Clarín enfrenta dos desafíos, uno vinculado al proceso de convergencia digital y el otro, el recambio generacional de sus accionistas y directivos, principalmente, la figura de su CEO, Héctor Magnetto, cuyo rol en la identificación de prioridades políticas, objetivos de gestión y estrategias de expansión es central.

“En la metamorfosis digital de la economía de los medios y las telecomunicaciones, Clarín cuenta con el privilegio de haber sido el único actor autorizado y dotado de recursos para brindar servicios convergentes en los últimos años, y con las redes físicas y móviles de telecomunicaciones y TIC que consolidó con la fusión Cablevisión Telecom. Si bien sus unidades de medios digitales hasta ahora no fueron rentables, la posesión de infraestructuras y su liderazgo con productos y servicios convergentes lo colocan en buena posición. Sin embargo, el ingreso de conglomerados digitales globales de mucho mayor tamaño con reglas de juego que no define el Estado argentino, siempre tan sensible con Clarín, abre un interrogante acerca de la capacidad de adaptación o resistencia del grupo de Magnetto a esta nueva realidad”, concluye el libro.

Clarín: una historia de claroscuros
Un análisis de las estrategias desarrolladas por una empresa que supo pasar de ser un diario exitoso a un conglomerado mediático, acumulando controversias durante el camino
Por: Guillermo Mastrini, Martín Becerra y Ana Bizberge*
Clarín es un grupo empresarial muy exitoso en lo económico, lo que en un país con los espasmos políticos y económicos que sufrió la Argentina en los 75 años de existencia del conglomerado presupone también la capacidad y el talento de sus sucesivas conducciones corporativas para lidiar con -y aprovechar- las tempestades de la historia contemporánea en el país. La versatilidad de sus relaciones políticas con distintos gobiernos civiles y militares, con elencos constitucionales y con dictaduras, su progreso económico y su consolidación como multimedios primero y luego como conglomerado integrado de telecomunicaciones, TIC y medios a nivel nacional sin casi proyección internacional, así como su perfil de animador cultural policlasista durante décadas revisten interés.

Por ello, el libro que publicamos en Routledge se inserta en una línea de investigaciones sobre el accionar de los grupos infocomunicacionales más allá de las fronteras del Primer Mundo. El libro, que recorre la historia del Grupo Clarín desde la perspectiva de la economía política de la comunicación, indaga sobre su perfil político, económico y cultural.

El Grupo Clarín exhibe, a lo largo de las décadas, muchas manchas oscuras, en varios casos coincidentes con los lapsos más críticos de la historia argentina contemporánea. ¿Se aceptaría que las principales compañías periodísticas del mundo que sean socias del Estado en la producción del insumo crítico de la industria, que las condiciones de venta de ese insumo sean diferentes para sí que para la competencia y que esa sociedad con el Estado se gestara en una dictadura responsable de crímenes de lesa humanidad?

La participación de Clarín en sociedades patronales de prensa a niveles continental y mundial y su intensa actividad de relaciones públicas, lo que incluye premios en diversos órdenes, indican que en los países centrales los medios aceptan comportamientos de sus socios en los países periféricos que no son admisibles en sus propios países. Tal vez la comprensión de los grandes grupos concentrados fuera del epicentro del capitalismo sea menor porque también el conocimiento sobre su historia y sobre su desempeño sea relativamente bajo.

La historia de Clarín tiene marcados claroscuros también en relación a otros grandes grupos de la región. A diferencia de Folha de Sao Paulo, por ejemplo, Clarín nunca realizó una autocrítica por su explícito apoyo a todos los Golpes de Estado y, en particular, a la última dictadura en la Argentina. ¿Está Clarín en condiciones de sostener un discurso de respeto de las instituciones y la democracia con estos antecedentes? Sus máximos directivos de hoy son los mismos de entonces.

Dos personas marcan la historia de Clarín: Roberto Noble y Héctor Magnetto. Durante el cortísimo período en el ninguno de los dos estuvo en la empresa (1969 a 1972), el diario casi desaparece. En efecto, desde la muerte de Noble en 1969 hasta el desembarco de Magnetto y sus amigos y también contadores Héctor Aranda y Lucio Pagliaro (hoy accionistas del grupo con participaciones inferiores a las de Magnetto) en 1972, la compañía profundizó los desarreglos económicos que ya arrastraban desde los tiempos finales de Noble, pero sin un conductor con capacidad de enderezar la nave. Fue Magnetto quien puso las cuentas en orden, lo que también repercutió en una redacción que en aquellos primeros años de la década de 1970 sufrió sus primeros despidos masivos.

Hoy el Grupo Clarín domina las industrias de medios y telecomunicaciones en Argentina. Se destaca porque es el único operador del mercado local con presencia en forma transversal en los mercados de TV abierta, TV paga, radio, diarios, revistas, fabricación de papel, conectividad de banda ancha, telecomunicaciones fijas y móviles. Además, en todos ellos ocupa una posición de liderazgo. Su supremacía se verifica tanto por la amplitud de bienes y servicios ofrecidos, como por sus ingresos, su cobertura territorial y por su impacto en las audiencias y usuarios.

El crecimiento de Clarín como grupo empresarial se inició en la segunda mitad de la década de 1970 cuando el diario comenzó su proceso de expansión vertical, con la creación de la agencia de noticias Diarios y Noticias (DyN) -que finalmente cerró en 2017- y con la sociedad con el Estado -en plena dictadura- y otras dos empresas periodísticas, para integrarla única fábrica productora de papel de diario del país, Papel Prensa.

En la década de 1980, Clarín se diversificó, primero ingresando a la industria radiofónica y luego a la TV abierta. Durante la década de 1990 desplegó una agresiva estrategia de expansión en el mercado de TV paga e Internet, así como también se asoció con productoras de contenido y tuvo una fugaz incursión en el mercado de telefonía móvil.  Fue en esa década cuando Clarín se presentó en sociedad como lo que ya era de facto: un grupo multimedios. Su campaña de lanzamiento resaltaba el carácter nacional de sus capitales para diferenciarse de multimedios y empresas de telecomunicaciones extranjeras.

En la primera década del siglo XXI el conglomerado consolidó su posición en la oferta de servicios paquetizados de cable e Internet y apostó fuertemente hacia la digitalización de sus señales. A partir de 2016, el Grupo Clarín ingresó en el mercado de comunicaciones móviles, primero con la adquisición de Nextel (operación que logró un peculiar “refarming” de licencias de telecomunicaciones) y luego con la megafusión entre Cablevisión (su operadora de TV por cable) con Telecom Argentina, pasando a liderar tanto las comunicaciones móviles como el mercado de conectividad de banda ancha.

Este proceso de consolidación fue impulsado durante distintas etapas de la historia, respaldado por las políticas públicas de gobiernos de distinto signo político, tanto civiles como militares, que propiciaron el crecimiento de Grupo. La principal fortaleza del Grupo Clarín fue la de navegar las turbulencias de la política nacional y mantener la amenaza -por momentos, latente pero en otros casos, explícita- de generar conflictos contra aquello o aquellos que se cruzaran en sus planes.

Con obvios matices según el gobierno del que se trate, es posible afirmar que hasta 2008 los distintos gobiernos fueron receptivos a las demandas del Grupo, pero esa relación encontró un punto de inflexión durante las administraciones de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Una de las expresiones de ese conflicto se materializó en el proceso de discusión y sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009 y en su conflictiva implementación desde entonces y hasta el fin del segundo mandato de Fernández de Kirchner.

Luego, con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri en diciembre de 2015, el Grupo Clarín encontró un importante apoyo representado en la producción de regulaciones a medida que le permitió dar un nuevo y gran salto en su proceso de expansión hacia las telecomunicaciones y cobrar dimensiones inusitadas, incluso superiores a las de otros importantes grupos a nivel regional. Ese dominio en las redes le brinda el poder económico para erigirse en actor clave del mapa de comunicaciones convergentes.

El perfil cultural de Clarín ha variado a lo largo de los años. Sin embargo se aprecian continuidades importantes tras la idea de buscar un público amplio. En las primeras décadas, el renovado compromiso de las clases medias y populares con los productos de Clarín fue fuente del deseo de quienes querían influir políticamente. En la última década enfrenta un doble desafío: la dificultad de sostener la masividad en el entorno digital mientras el Grupo se reconvierte en una prestadora de servicios de telecomunicaciones, relegando a la comunicación y cultura a un segundo plano.

Existen distintos trabajos sobre el Grupo Clarín, así como focalizados en la figura de su histórico CEO y principal accionista, Magnetto. Entre los principales estudios sobre las dimensiones económicas y políticas Grupo Clarín se destacan las investigaciones de Martín Sivak (2013 y 2015), Graciela Mochkovsky (2011), así como el de Julio Ramos (1993), quien -desde la competencia y con el conocimiento de alguien que había trabajado en el diario- analizó la constitución de Clarín como grupo multimedios. También se pueden mencionar las tesis doctorales de Marcelo Borrelli (2011) y Florencia Levín (2009), ambas ubicadas temporalmente en la última dictadura, que trabajan sobre las representaciones del diario, en el primer caso, sobre la política económica en ese período y, en el segundo, sobre el humor gráfico.

Además hay libros que son la voz oficial del grupo y que centraron su atención en la figura de Magnetto (como el de José Ignacio López de 2008 o la entrevista al propio Magnetto publicada en 2017). También hay una biografía no autorizada de Herrera de Noble, la viuda del fundador del diario Clarín, escrita por Pablo Llonto en 2003.

Asimismo, las investigaciones sobre políticas de comunicación y estructura de las industrias culturales han estudiado el proceso de consolidación del Grupo Clarín y son insumo necesario para comprender la evolución y las mutaciones protagonizadas entre 1945 y el presente.

El libro que presentamos aborda ese desarrollo desde la perspectiva de la economía política de la comunicación que permite vincular simultáneamente sus dimensiones políticas, económicas y culturales, así como sus transformaciones tecnológicas. La economía política de las comunicaciones analiza los cambios en la cadena de valor de las industrias culturales, su impacto en los modelos de negocios y las transformaciones en las políticas y normativas, de ahí que brinda herramientas para entender la relación del sistema de medios, con la sociedad y el poder.

Como gran grupo, Clarín tiene la habilidad de influir tanto en la economía como en las configuraciones simbólicas de la sociedad, lo que le otorga relevancia como caso de estudio por su gran poder para incidir en el proceso de elaboración de políticas para el sector de las comunicaciones.

Un aspecto distintivo del Grupo Clarín respecto de otros multimedios gigantes a nivel regional, como Televisa en México, es que carece de afiliaciones políticas directas y participación parlamentaria entre sus propietarios para incidir en la definición de medidas sectoriales. En este sentido, la dinámica de Clarín es más parecida a la del Grupo Globo de Brasil, cuyos dueños trataron de mantenerse cercanos a casi todos los gobiernos a fines de consolidar espacios previos y expandir sus negocios a nuevos horizontes.

Otro rasgo diferencial de Clarín, tanto de Televisa como de Globo, es la velocidad y agresividad con la que logró superar los obstáculos regulatorios, económicos y de definición de mercado para convertirse en el grupo dominante en medios impresos, radiodifusión, TV paga y telecomunicaciones en simultáneo. No hay otro grupo en América Latina con semejante nivel de dominio cruzado.

Como tercer punto distintivo de otros grandes grupos regionales es posible mencionar su composición accionaria. Si bien el Grupo Clarín mantiene las características de grupo familiar propia de los conglomerados latinoamericanos, a diferencia de la línea de sucesión patriarcal, tras la muerte del fundador del diario, Noble, la dirección quedó en manos de su viuda, Ernestina Herrera, y luego de sus hijos adoptivos, Marcela y Felipe. Sin embargo, la conducción de la compañía tanto a nivel ejecutivo como en cuanto a participación accionaria está liderada por Magnetto, ajeno al linaje familiar.

Distintos autores han enfatizado que los cambios tecnológicos en los medios de comunicación deben pensarse insertos en una trama de relaciones sociales y culturales que remiten a una determinada configuración de poder. Así, frente a los cambios políticos, las transformaciones tecnológicas y los desafíos que los actores globales generan para los modelos de negocio de medios tradicionales, el estudio de caso del Grupo Clarín resulta también relevante para entender las estrategias que despliega en un escenario de convergencia digital y cómo inciden esas prácticas corporativas en la sociedad.

La política en la piel
La historia de Clarín, como diario primero y como conglomerado empresarial después, es inescindible de los avatares que vivió la política argentina desde 1945. Los últimos 75 años de la política en el país fueron tan intensos como variopintos, con gobiernos de diferente signo político y muy variadas orientaciones ideológicas (aún si los presidentes pertenecieron al mismo partido), lapso que incluye 18 años a cargo de gobiernos dictatoriales que asumieron el poder a través de Golpes de Estado y el último de los cuales fue especialmente sanguinario. Clarín tuvo acuerdos y logró beneficios con todos ellos, con la excepción de los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner (diciembre 2007-diciembre 2011 y diciembre 2011-diciembre 2015) y con casi todos también tuvo conflictos de importancia e impacto variable en su proyección como líder de un sistema de medios en el que la negociación política de las empresas periodísticas con los gobiernos es una rutina, pues tanto en la Argentina como en el resto de América Latina esa es una condición de acceso y mantenimiento de licencias, publicidad oficial, desgravación o condonación de impuestos, contenidos exclusivos y otras condiciones vitales para la economía del sector. La política es un tatuaje que está adherido a la piel del principal grupo de comunicaciones de la Argentina.

La impronta de su fundador y director hasta su muerte en 1969, Roberto Noble, así como de sus continuadores, refuerza la función de Clarín "actor político", lo que a juicio del investigador Héctor Borrat corresponde a todo periódico. En este caso, coincidente con la tradición de diarios de la Argentina desde el siglo XIX, la motivación y actuación política de Clarín resultan funciones evidentes desde su creación misma.

Zoonpolitikón
El concepto aristotélico de "animal político" para distinguir la especie humana de otros animales es muy apropiado como caracterización de la evolución de Clarín en su historia. Una de sus grandes cualidades a lo largo de décadas de enormes cambios socioculturales, políticos y económicos fue su gran capacidad adaptativa, tanto en los años fundacionales y de consolidación del diario a cargo de Noble, como en la transición no menos traumática conducida tras su muerte por los dirigentes desarrollistas liderados por Rogelio Frigerio y en la posterior -y actual- fase expansiva, multimedios primero y convergente después, acaudillada por Héctor Magnetto.

Para Borrat, el ámbito de actuación de un periódico es el de la influencia, toda vez que "el periódico pone en acción su capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores en un sentido favorable a sus propios intereses: influye sobre el gobierno, pero también sobre los partidos políticos, los grupos de interés, los movimientos sociales, los componentes de su audiencia". Clarín bien puede ser un caso testigo para corroborar la tesis del investigador y la frase atribuida a Noble tras la caída de Frondizi "yo ya no puedo ser presidente, puedo hacer presidentes" abona su planteo.

En efecto, las relaciones entre el Grupo Clarín y los diversos gobiernos argentinos son una clave para la comprensión de su desarrollo a lo largo de las décadas. Si bien el diario estuvo en sus inicios vinculado políticamente al llamado desarrollismo, tuvo la suficiente amplitud editorial como para ser un grupo “oficialista” con muchos otros gobiernos, especialmente al inicio de los diversos mandatos presidenciales. Sólo fue abiertamente confrontativo durante dos períodos: al final del gobierno de Carlos Menem y durante los dos mandatos de Cristina Fernández. Si bien en el primer caso el enfrentamiento fue con un modelo de política económica que afectaba las ventas del grupo, en el segundo tuvo que ver con una guerra política de carácter más general, que llevó al conglomerado regenteado por Magnetto a enfrentar con todas sus fuerzas al gobierno del que se tomaría revancha en la siguiente presidencia, la de Mauricio Macri, que facilitó la expansión del Grupo a niveles inéditos.

La historia política de Clarín presenta, a través de etapas nítidamente discernibles, conectores lógicos comunes. La vinculación con el estamento político, la orgánica dependencia económica de las diferentes gestiones para impulsar el crecimiento empresarial en esas etapas, junto con la generación de un mercado masivo de lectores luego complementado con la construcción de audiencias igualmente masivas, amplias, policlasistas e identificadas con el imaginario nacional del desarrollo, caracterizaron la evolución de Clarín hasta los años finales del siglo XX.

Desde el cambio de siglo, la progresiva financierización del ecosistema de comunicaciones y el inicio de la convergencia tecnológica entre medios, telecomunicaciones e Internet (proceso de carácter global), fueron aprovechados por la conducción del grupo potenciando la concentración multimedia y la reorganización de sus ingresos y, consecuentemente, de sus intereses corporativos, dotando así a sus relaciones con el estamento político un revulsivo que tiñó de modo más definido la línea editorial de sus ya numerosos medios.

Los últimos 20 años muestran, en efecto, posiciones mucho más agresivas contra eventuales obstáculos gubernamentales o contra competidores percibidos como amenazas a la dinámica expansiva del Grupo, a costa de la subordinación del quehacer periodístico a lo que el ex jefe de redacción del diario, Julio Blanck, sinceró como "periodismo de guerra" y que acompañó la pérdida de influencia relativa de los productos periodísticos del grupo en el conjunto de sus ingresos, lo que fue acompañado por el deterioro de su prestigio social y cultural.

Ambivalente con el primer Perón, amistoso con el primer Menem y con Kirchner, militante a favor de Frondizi y de Macri, buen compañero de las dictaduras de Aramburu y Onganía, socio de la dictadura de Videla, distante de Alfonsín e Illia, enemigo de Cristina Fernández y adversario del segundo Menem, Clarín lleva la política adherida a su piel.

La política de Clarín ha sido tan eficaz como atenta a los intensos vaivenes de la política nacional, cuya lógica desentrañó y acompañó con mejores resultados no sólo que otras empresas argentinas, la mayoría de las cuales son competidores pequeños al lado de Clarín al menos desde hace 45 años, sino también que grandes conglomerados internacionales como Telefónica o Claro. En el campeonato de los zoonpolitikón argentinos, Clarín no tiene competencia.

*Investigadores Conicet, y docentes Universidad Nacional de Quilmes y UBA. Fragmento de su libro Grupo Clarín. From Argentine Newspaper to Convergent Media Conglomerate, Routeldge (2021).
Fuentes: Observacom, Perfil, eldiario.ar