sábado, 23 de enero de 2021

Vivendi reordena el mapa de los medios en España, Francia e Italia

En plena debacle publicitaria por la crisis del coronavirus y cuando los medios tradicionales pelean por no perder su presencia frente a Internet y las grandes plataformas, la batalla por su control arrecia en Europa
Por: Ingrid Gutiérrez
En plena debacle de la publicidad por la crisis generada por el coronavirus y cuando los medios de comunicación tradicionales pelean por no perder su presencia frente a Internet y las grandes plataformas, la batalla por su control arrecia en Europa con España, Francia e Italia como escenarios... y con un magnate francés como pieza clave en todos los movimientos. Es Vicent Bolloré, presidente y CEO del grupo de inversión Bolloré, un multimillonario con nexo histórico en Sogecable (Prisa TV), magnate de las telecomunicaciones, y que no esconde sus planes de crear un gran impero de comunicación (más grande aún). Para llevar a cabo esta tarea ha encontrado un aliado en el 'hedge fund' neoyorquino Amber Capital.

Prisa ha sido la última pieza de toda esa estrategia... y probablemente no sea la última. Bolloré -al que Forbes atribuye una fortuna de 5.900 millones de euros- dirige un conglomerado cuyo origen se remonta a 1822, cuando fabricaba papel para envoltorios de cigarrillos y biblias. Después de un breve periplo por el banco Edmond de Rothschild, Vicent Bolloré tomó el control del grupo a principios de los 80, en un momento en el que atravesaba por dificultades económicas, y lo convirtió en un gigante mundial con negocios en medios, publicidad, transporte, construcción y logística.

Actualmente es el principal accionista de Vivendi (27%), otra de las piezas clave de este puzzle mediático transnacional. El grupo galo (con Bolloré detrás) ha reforzado su alianza con Amber Capital a través de su última jugada en Prisa. Lo ha hecho tras adquirirle un 7,6% del capital al banco británico HSBC, que ha salido de la editora de El País y la Cadena Ser mediante una colocación acelerada de la participación del 7,89% que poseía en ésta. El fondo de cobertura fundado por Joseph Oughourlian es actualmente el accionista mayoritario de Prisa con un 29,9%.

No es la primera vez que Bollore y Oughourlian se alían para derrotar a un enemigo común. De hecho, el movimiento del 'hedge fund' en Prisa es similar al que los dos trataron de ejecutar para hacerse con el control por las bravas de Lagardère, el conglomerado francés de medios dueño de revistas como Paris Match, de emisoras como Europe 1 o de las editoriales Stock y Larousse. Léase: convocar junta de accionistas extraordinaria y tratar de tumbar al consejo de turno para hacerse con el control de la compañía.
 
Un culebrón mediático con implicaciones en el Elíseo
Todo empezó en abril del año pasado cuando Vivendi (dueña de Canal +) tomó una participación del 10,6% en Lagardère. Su adquisición retumbó como una explosión en el Elíseo, donde el presidente Emmanuel Macron y su entorno temieron que Bollore pudiera emplear la popular Europe 1 (una de las emisoras con más oyentes de Francia) como altavoz de las ideas del Frente Nacional de Marine Le Pen -al que se le considera afín- de cara a las elecciones de 2022. Cuentan que Macron trasladó personalmente esos temores a Bernard Arnault, dueño del gigante del lujo LVMH, hombre más rico de Francia... y partidario del presidente.

Sólo unos meses después, en agosto, el magnate tomó una participación del 25% en el holding personal de Arnaud Lagardère, nieto heredero del fundador (por su estructura societaria controlaba el grupo con apenas un 7% del capital), para tratar de aliviar su delicada situación financiera. Ese mismo mes, Bollore anunciaba un acuerdo con Amber Capital para ganar peso en la gobernanza del consorcio y, de paso, lanzar una estocada a su rival, Arnault. Con un 47% del capital y alrededor del 40% de los derechos de voto, Vivendi y Amber pretendían convocar con carácter urgente una junta de accionistas para tumbar a su consejo de administración y tomar el control de la empresa. El Tribunal de Comercio de París rechazó su demanda y les impidió sacar adelante su plan.

La jugada en Prisa ha sido similar, aunque en esta ocasión sí permitió al 'hedge fund' tumbar al consejo y desencadenar el cese por sorpresa del anterior presidente, Javier Monzón. Fue durante la última Junta de Accionistas, en diciembre. Amber Capital, presente en el consejo desde 2015, sedujo a Telefónica (9,4%) para ejecutar el golpe en Prisa y contó con el apoyo de uno de los bajistas más temidos en el Ibex, Melqart (4,6%). La alianza de la operadora y los hedge funds contó con un amplio rechazo, pero fue insuficiente para frenar el cambio en la cúpula.
Una junta de Prisa 'movida'

Votaron en contra Santander (4,1%), Rucandio (7,6%), la sociedad que agrupa a las antiguas familias fundadoras del grupo como los Polanco y Pérez, el jeque catarí Al Thani (5,1%) y los tres millonarios mexicanos que cuentan con porcentajes significativos de Prisa: Carlos Fernández (4%), Roberto Alcántara Rojas (5%) y Carlos Slim (4,3%). HSBC, el vendedor del paquete adquirido ahora por Vivendi, se mantuvo al margen de la propuesta de Amber y no hizo efectiva su posición accionarial en la Junta de Prisa.

España, Francia... pero también Italia. Allí la sombra de la disputa entre Mediaset y Vivendi, su segundo mayor accionista (29%) por detrás de la familia Berlusconi, es alargada. El origen de la batalla está en 2016. Cuando Vivendi lanzó una campaña hostil de adquisición de acciones de Mediaset, firma italiana del mismo sector controlada por el grupo Fininvest (propiedad de la familia del que fuera primer ministro). Con ella, Vivendi llegó a adquirir el 28,8% del capital social de Mediaset, equivalente al 29,94% de sus derechos de voto. La italiana denunció entonces a Vivendi ante la autoridad reguladora de las comunicaciones de su país, acusándola de haber violado la legislación italiana que pretende salvaguardar el pluralismo informativo.

Sin embargo, Vivendi ha recibido el respaldo de la Justicia europea, que falló a principios de septiembre en contra de la legislación transalpina que limita al grupo audiovisual francés y le impide adquirir ese 28% del capital de Mediaset. Según el Tribunal Superior de Justicia esta ley era contraria al Derecho europeo y "constituye un obstáculo prohibido a la libertad de establecimiento, puesto que no permite alcanzar el objetivo de protección del pluralismo informativo".
Fuente: La Información