lunes, 17 de agosto de 2020

Julián Usandizaga 1932 - 2020

Julián Usandizaga nació en Juncal, Santa Fe, pero desde los 14 años vivió en Rosario. Egresó con la especialidad Pintura de la entonces Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional del Litoral, para luego especializarse, como becario en Barcelona, en grabado.

Usandizaga hizo su bachillerato en la Dante Alighieri de donde se iba "a las diez de la mañana a los cafés a charlar y a estar libre", y de donde lo "expulsaron tres veces". Luego probó en la carrera de "arquitectura como mal alumno tres años" y después se metió en Bellas Artes. A su vez se recibió de Profesor nacional superior de pintura egresado de la Universidad Nacional del Litoral.

Artista egresado en pintura en la Universidad Nacional del Litoral, se formó tomando clases con el maestro Juan Grela y con Marcelo Dasso, aprendió grabado, técnica que perfeccionó en su formación en Barcelona, España a fines de los sesenta y principios de los setenta.
Durante los años sesenta abrió su propio taller de dibujo y entre 1963 y 1989 fue profesor en la Escuela Provincial de Artes Visuales de Rosario y profesor titular de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario de 1984 a 1989.

Desde 1960 expuso sus obras tanto en muestras individuales como colectivas en el país y en el exterior. Así, entre otros lugares, mostró su trabajo en la Casa de las Américas, en La Habana, Cuba, en 1992; en el Museo Municipal de Arte Decorativo "Firma y Odilo Estévez", en 1987 y 1992; en el Museo Provincial de Bellas Artes "Pedro E. Martínez", en Paraná, en 1994; en el Centro Cultural "Bernardino Rivadavia" de nuestra ciudad, en 1998, y también en Rosario en el Centro Cultural Parque de España/AECI, en 2003.

Entre otros, ha obtenido el segundo premio de grabado para ex-libris en el Concurso Paría-Mencheta-Barcelona, en 1970; el primer premio en la sección dibujo en el Salón Bianual del Litoral y Centro-Santa Fe, en 1971; el primer premio de grabado en el XLIII Salón de Rosario, en 1972; el primero en el Salón Bianual del Litoral y Centro-Santa Fe, en 1974; el tercero en el Salón Nacional de Grabado "Sergio Sergi", en Mendoza, en 1977, y el segundo de dibujo en el XVIII Salón de Rosario, en 1982.

Recibió en 1999 la mención especial del jurado del Premio Adquisición Alberto J. Trabuco, al que nuevamente fue invitado en el 2001.
Fue asimismo invitado a la III Bienal Americana de Artes Gráficas de Cali, Colombia, en 1975, y a la Bienal de Grabado de América de Maracaibo, Venezuela, en 1977.

En el año 2018 expuso su muestra Testimonio (1976-2005) en el Museo de la Memoria de la ciudad de Rosario. Los dibujos dan cuenta de su basto recorrido estético y ético que aborda la crítica a las instituciones religiosas, militares y el terrorismo de Estado en Argentina (1976/1983).
"Las ideas también migran, y no siempre para arraigar… a veces son enviadas para desarraigar y enajenar", Julián Usandizaga
"No me propuse nada, sólo me dejé llevar por esas primeras impresiones originales, sobre las que echan raíz la identidad y la propia ideología, la necesidad de sentir, de percibir y de pensar, y el propio e intransferible deseo de ser", dijo Usandizaga, en relación a su obra.

"No me digan maestro, yo soy alumno de la vida, y cada vez entiendo menos", pedía Julián Usandizaga. "No soy artista porque el arte está podrido; no soy plástico, soy protoplasmático, y lo de distinguido, no sé, pero me dan los pendorchos", dijo cuando el Concejo Deliberante de Rosario lo declaró Artista Plástico Distinguido.

En 2005, la Universidad Nacional del Litoral, lo nominó como Profesor Honorario por su labor como artista plástico con mérito sobresaliente en el ámbito académico y cultural. Participó en el Congreso de las Lenguas (2004) exhibiendo sus obras.
"Rosario es un medio favorable para mi genética migrante, heredada de un abuelo vasco, uno yugoeslavo y un bisabuelo genovés. No sabría dónde ubicarme en la fiesta de colectividades" ironizó Usandizaga; y marcó: "Yo soy de acá".

"Tenía mala ortografía, quizás es por eso que se me dio por dibujar. Además la palabra casa se escribe «casa», y para dibujarla hay que construirla. Hay que hacer una puerta, después una ventana, e imaginar algo adentro y algo afuera. El lápiz pone, la goma saca y uno la deja como quiere (…) Las ideas también migran, y no siempre para arraigar. A veces son enviadas para hacer desarraigar y enajenar. Cuando me sentí muy confundido, retomé mis lápices y colorines de 6¼ grado y abandoné mis hábitos «artísticos». En realidad no me propuse nada, sólo me dejé llevar por esas primeras impresiones originales, sobre las que echan raíz la identidad y la propia ideología, la necesidad de sentir, de percibir y de pensar, y el propio e intransferible deseo de ser".
"Grela a mí me hizo taaanto bien, me gustaría verlo un ratito aunque sea, y a su familia eh. Yo creo que los padres dejan sellos, dejan intencionalidad en los hijos, aunque uno les lleve la contra o se porte mal, porque portarse mal no es cualquiera, es contra eso. Él me enseño a ver pero gráficamente". Y cuenta una anécdota: "Una vez me hizo dibujar una botella, entonces vino y me dice, "mire, la botella le salió bien, pero qué va a hacer con todo ese papel que le sobró". Qué desgraciado! me sacó la nariz de la botella y me la puso en el dibujo".

"No podés andar corriendo detrás de la última moda"
El hombre que desde 1960 expone en museos del país y del exterior cuenta en otro momento de la entrevista que después de la Segundo Guerra Mundial, –"que no la gana nadie (a la guerra) sino que la pierde todo el mundo"–, cuando el epicentro del arte cambia de Paris a Nueva York, él se encontraba en la facultad de Bellas Artes y fue allí a donde empezó a recibir los discursos estéticos que se sucedían una vez entronizada Norteamérica como eje mundial del arte y la cultura.

"Se desarrollan dos cosas; el arte y los deportes. En arte aparece una secuencia que la tengo acá anotada, la leo (avisa y arremete con su hoja de anotaciones); pop art, lanp art, objet art, happening, concept-art, ready made, Environmental, parece una clase de inglés –se ríe–, asamblage, body art…si esto no es colonización yo me llamo Julieta", dice Usandizaga riendo. "Se propagó por todo el mundo, y no podés andar corriendo detrás de la última moda, porque yo soy un tipo maniático, cuando termino una ya están en otra, entonces me dediqué a dibujar como en sexto grado".
"Soy maniático, todo lo hago calculando, despacito", dice. "El dibujo te encuentra a vos, vos no encontrás al dibujo. Yo no necesito una anécdota, la anécdota está basada en un estrago emocional, una homologación a los sueños y los juegos, y uno no puede soñar el sueño del vecino porque te convertís en el vecino, vas encontrando tu dibujo como podés, a tirones, hasta que aparece lo que te parece mejor".

"La vida artística del dibujante y profesor santafesino oscila entre dos fuerzas: la reflexiva y la mágica, entre el ser y no ser, en la materia devenida espíritu. Su mirada pone de manifiesto mundos diversos: el de una América invadida pero no descubierta; el sórdido de las agresiones sociales impuestas por la política de la muerte; el de la naturaleza de los signos. De allí surgen sus obras, sus presupuestos plásticos que impulsan asombro y compromiso. Su dibujo se constituye en proceso de reparación", se dijo en ocasión de la presentación de su libro: Julián Uzandizaga, dibujos.

Como señala José María Taverna Irigoyen: "Generosamente, su obra está en museos y repositorios de todo el país y cruzó los mares y fue valorada por ojos de otras culturas. Generosamente, también él nos da una obra que permanece. Es decir, una obra que siempre es actual, diferente, que se renueva como un testimonio vivo, vital hasta sus más recónditos segmentos".

En palabras de Julián Usandizaga: "Mostrar lo que se hace no es el objetivo, es sólo un medio. El primer observador curioso de lo suyo es el autor, que queda por fin solo frente a su producto. El otro autor posible, si coincide y se detiene, es el contemplador, quien allí se apropia, re-construye y se re-recrea en la expresión de su propia historia reparada".

"En el año 93 tuve la oportunidad de conocer Cuba, la directora de la editorial Pablo de la Torriente me dijo: "que suerte es tener un rosarino por acá, le podes alcanzar una encomienda al maestro Julian Usandizaga?". Confieso que conocía a otro vasco y no a él. Ahí me enteré de quien era y como lo valoraban allá. Llegué conseguí su teléfono y le conté que tenía un paquete para él y no quiso que fuera a su casa. Usted ya hizo bastante con traerme ese envío (era un libro donde se hablaba de su trayectoria y trabajo). Cuando vino a casa, le dije que me privó de conocer como era su taller y conocer su obra: No sabía nada de usted, perdón, me contaron allá!. Hasta siempre maestro!", Claudio Andrés De Luca
Fuentes: Señales, La canción del país, Espacio Santafesino