2.- El periodismo es objeto y sujeto a la reputación y hay una mirada polarizante respecto a su credibilidad.
3.- Hay una percepción, y esto quizá explique el punto dos, que el periodismo fomenta la grieta. Y esto no lo piensa un pedacito de la población, dos terceras partes de la población ratifica esta idea.
4.- Hay una saturación y este número realmente es significativo: prácticamente el 80 por ciento de los argentinos y las argentinas están cansados, saturados. Si se quiere aflora lo que se denomina el efecto hastío respecto a la información del coronavirus, la cuarentena o todo lo que tiene que ver con esta pandemia.
5.- Es mayoritaria la percepción de que los medios también contribuyen a la desinformación.
6.- De de alguna manera hay una percepción de que los medios transmiten mucho más lo que a ellos les interesa, que tiene que ver con el sesgo, con el rating, con el clickbait.
7.- Es una puja que aparece en dos preguntas muy significativas, a pesar de que existe la percepción de que en la Argentina uno puede decir lo que quiere, es decir, hay libertad de expresión, también si se quiere hay por otro lado una variable, realista pero por otro lado tensiona la libertad de expresión, porque aparece claramente la dependencia editorial donde el periodista necesariamente debe respetar la línea editorial del medio en el que trabaja.
¿Por qué creemos cosas que son obviamente falsas? Porque en verdad, pocas cosas en este mundo son realmente obvias. La gran mayoría de nuestras certezas están mediadas por nuestros amigos y mis amigas, maestras y maestros, compañeras y compañeros de trabajo, es decir por comunidades e instituciones en las que confiamos.
En los resultados que observamos del estudio de la consultora Surban, Córdoba y Asociados vemos que un 49% de las personas afirma haber avisado a otras u otros contactos sobre la falsedad de una información y ese número aumenta en el caso de los votantes macristas. Mientras un 44% no avisó a sus contactos sobre la falsedad una información.
Más grande aún es la brecha entre los votantes que asumen haber sido alertados sobre la falsedad de una noticia.
Podemos entender estos resultados si asumimos que, como personas tenemos a buscar información que sea consistente con nuestras creencias previas, que por eso interactuamos con contenido qué es congruente con nuestros prejuicios además. Por lo tanto podríamos afirmar que conjeturar que aquella información falsa, que se ajusta a nuestras creencias, va a tener una mayor probabilidad de ser compartida por nosotros y nuestros contactos, porque es obviamente correcta o por lo menos cognitivamente correcta, por cuanto es innecesario que la verifiquemos, en cambio no compartiríamos información que no se ajuste a nuestras creencias porque es posible, y tal vez cognitivamente conveniente, que no sea cierta.
La encuesta señala a los medios de Buenos Aires como los mayores emisores de mensajes violentos
Por: Isabel Carrera es Periodista y Lic. en Comunicación Social. Posgrado en Comunicación Política e Institucional. Maestranda en Comunicación Política (UA). Directora de la Consultora Bienteveo
Fuente: Zuban Cordoba