jueves, 26 de marzo de 2020

Periodismo en tiempos de coronavirus

Por: Josefina Licitra
Recién, mientras almorzaba, tuve la pésima idea de encender el televisor. En la pantalla de Telefe había un ¿informe? ¿qué era eso? titulado “El periodismo en tiempos de coronavirus” en el que se elevaba el oficio periodístico a una categoría proto heroica, acompañando las imágenes de backstage –con noteros, productores y camarógrafos haciendo su trabajo- con una música y una estética que hacían pensar en una corresponsalía en Kosovo.

Me dio tanta vergüenza esta autocelebración, y me dio tanto asco también, que pensé en escribir esto, y acá estoy.

Hace mucho que no veo al periodismo –al menos al que responde a los medios masivos de comunicación- plegarse de modo tan servil al poder político y económico. En cuestión de días, medios y canales que venían en picada, con agendas débiles, con crisis de legitimidad, recuperaron su razón de ser en torno al fogoneo constante y monotemático de noticias sobre la pandemia.

Digo: el coronavirus es un tema muy importante y si el gobierno exige que nos quedemos en casa eso es lo que debemos hacer. ¿Pero hay algo más que pueda hacer el periodismo, por afuera de oficiar de brazo propagandístico del gobierno que sea, incluso cuando ese gobierno esté haciendo –como creo que está haciendo- las cosas bien?

Perdón por machacar con esto, pero lo siento relevante: las epidemias anuales por gripe (no coronavirus) causan un promedio de 4 millones de contagios detectados y un promedio de 470 mil muertes anuales en el mundo. Eso da, en promedio, 1290 muertos por día de gripe común, suponiendo que la gripe no tiene curva y mata siempre la misma cantidad diaria. Por lo tanto, y a modo de sugerencia o de súplica, ¿no se podría hacer pública –con la misma vehemencia que se pone para amplificar noticias sobre la pandemia- la cantidad de gente que se enferma o muere por gripe común, versus la cantidad de gente que lo hace por coronavirus? De ese modo tendríamos una escala, una referencia, una forma de encarar la enfermedad con responsabilidad pero sin entrar en pánico, teniendo en cuenta que venimos de pandemias y epidemias mucho más silenciosas, de las que hemos salido.

No sé bien por qué la cobertura mediática es, en muchos casos, tan berreta. Calculo que todo es cuestión de billetes y de recuperar –eso creen que hacen- algo del bronce perdido.

Pero seamos dignxs. No seamos tan pusilánimes. Hace dos días –otro ejemplo- un programa de noticias interrumpió su transmisión advirtiendo que acababa de llegar “una muy mala noticia”. Acto seguido, en placa roja pusieron “Segundo muerto en Paraguay por coronavirus”. Saqué una foto a la pantalla para no olvidarme de estas cosas. En Paraguay ya hay 46 muertos por dengue, creo que no sacaron placa roja ni por el primero ni por el último, ni por ninguno de los que estaban en el medio.

Después de la noticia sobre Paraguay, en ese programa –no recuerdo cuál, era en América- anunciaron un corte y antes de ir a pausa –llena de publicidades de medicamentos de venta libre- una locutora leyó un aviso del gobierno para prevenirse del coronavirus y lo hizo pronunciando la palabra clave –“coronavirus”- con un tono que me hizo acordar a la entonación publicitaria con la que se dice “Tafirol”, “Ibupirac” o “Matarazzo”.

Entonces, sin desmerecer la gravedad del problema, y recordando siempre que tenemos que permanecer en nuestras casas, ¿no hay forma de hacer periodismo en estos tiempos? ¿Tan fáciles somos? ¿Tan canallas? ¿Por qué hay tan pocas entrevistas a Pablo Goldschmidt, un virólogo muy capo que cuestiona un poco la pasada de rosca que tal vez –tal vez: es solo una posibilidad- nos estemos dando con la enfermedad? ¿Por qué Goldschmidt aparece una vez en un medio y después no lo llaman más, mientras que Belocopitt, presidente de la asociación que aglutina a las prepagas y titular de Swiss Medical, vive de gira mediática como si fuera el nuevo Favaloro, convocado siempre por los mismos programas para decir las mismas cosas todos los santos días? ¿Por qué nadie, en los grandes medios, se pregunta de qué está hecha la Organización Mundial de la Salud, un organismo que NOo es neutral y que tiene relación estrecha con la segunda industria más rentable a nivel mundial –después de la industria de armas-, que es la de los laboratorios?

No digo, insisto, que no debamos cuidarnos ni cuidar a nuestra comunidad. No digo que la pandemia no sea algo real ni grave. No digo que no debamos obedecer la cuarentena. ¿Pero podemos preguntar, o eso tampoco está bien? ¿Desde cuándo el periodismo, como institución, se volvió esta clase de perro faldero?

Sé que muchxs compañerxs de Facebook son periodistas. Probablemente algunos –o muchísimos, no tengo idea- estén cubriendo la pandemia para los medios donde trabajan. Imagino que muchos, o algunos, deben empujar para publicar otras miradas y tal vez se topen con escollos. Si es así, solo pido: empujen. No sean héroes de guerra, no sean próceres: sean periodistas. Presionen para que podamos acceder a información completa y relevante que nos ayude a respetar las normas pero sin pánico. Porque a veces pienso que es el pánico, y no el virus, lo que realmente nos está matando.
Publicado en el perfil de Facebook de la autora