jueves, 6 de junio de 2019

Raúl Juan Pedro Moneta Lucini 1944 - 2019

El abogado, escribano, banquero y empresario de medios falleció este jueves tras luchar durante largo tiempo contra una grave enfermedad. Cobró notoriedad y poder durante el gobierno del ex presidente Carlos Menen y estuvo implicado en varias causas judiciales de defraudación, entre ellas la caída del Banco Mendoza. había incursionado en el negocio de los medios de comunicación, comprando al grupo mexicano CIE varias emisoras radiales, en sociedad con los empresarios Matías Garfunkel y Marcelo Tinelli
El ex banquero mendocino Raúl Moneta murió este jueves a los 74 años tras una larga enfermedad. Estaba retirado de la vida pública. Moneta, abogado, escribano, banquero y empresario cobró notoriedad y poder durante el gobierno del ex presidente Carlos Menem (1989-1999), estuvo implicado en varias causas judiciales de defraudación, y también en la causa de la imprenta Ciccone, en la que fue condenado el ex vicepresidente Amado Boudou.

Hijo de una familia de escribanos, Moneta había estudiado de pupilo en el exclusivo y tradicional colegio inglés Saint George de Quilmes, donde conoció a Richard Handley con el que después se asociaría en el CEI, el fondo de inversión fundado por unos ex Citibankers que protagonizaría uno de los mayores raids de compras de empresas en los ’90.

En esa década fue un apellido clave para entender la dinámica empresaria durante el menemismo. En 1992 compró el 50% de Citicorp Equity Investment (CEI), el grupo empresario que ya controlaba Telefónica. Vendió sus acciones en 1999.

Su alianza con Citigroup, gracias a Richard Handley, y los Werthein, en lo que fue CEI, que incluyó la propiedad de parte de Telefónica Internacional en los días de Juan Villalonga al frente de la telco, resultó el momento dorado de Moneta. En los años '90, CEI llegó a tener participación importante y simultánea en Multicanal (que lideraba Grupo Clarín) y Cablevisión, Torneos y Competencias, Editorial Atlántida y Telefe.

Y el Banco República llegó a controlar el Banco de Mendoza. Luego comenzó el derrumbe. Los Werthein ya se habían marchado del CEI y Handley se había retirado en Citibank. Llegó el fondo texano Hicks Muse Tate & Furst, que tenía sus propias fragilidades. Moneta multiplicó sus enemigos, tuvo problemas judiciales, ya nada fue igual.

Vaya uno a saber qué hubiera sucedido si en su regreso a escena se mantenía en negocios agropecuarios. Todo había comenzado con el banquero Guido Guelar, dueño de una estancia de 3.000 hectáreas en Luján, provincia de Buenos Aires, llamada “La Chocita”. Antes de profugarse en febrero de 1987, Guelar transfirió la estancia a un abogado de su confianza que se la cedió a Moneta, quién la rebautizó "Estancia Villamaría" y "Estancia La República", donde inició una cabaña ganadera.

Pero Moneta no era de rendirse, y regresó a los media business, donde Clarín lo consideraba archienemigo.

Moneta trabó alianza con Daniel Vila y José Luis Manzano, y Magnetto le arrojó encima a Elisa Carrió, siempre títere del multimedios. Resultaron jornadas intensas en las que Moneta peligró de verdad con la creación de la comisión investigadora sobre la banca offshore (Federal Bank) pero Carrió desbarrancó, fue disuelta la comisión (que también integraban Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Scioli).
Según publicó La Nación el grupo Vila-Manzano hizo "inversiones no declaradas o declaradas por montos inferiores", lo que configuraría evasión, según la denuncia de Bernardo Ruti.

La principal firma del grupo, Supercanal SA, dijo Ruti, vendió en 1995 un paquete de acciones al fallecido empresario cubano anticastrista en el exilio Jorge Mas Canosa. Su firma, Mas Tec Inc., pagó 18 millones de dólares, pero declararon, según Ruti, "un precio mucho menor", que no precisó.

"La realidad es que el verdadero accionista es José Luis Manzano y Mas Canosa encubría el lavado de su dinero", sostiene Ruti.

Mas Tec Inc. figuró con el 28,80% de Supercanal Holding SA, consignó Ruti, y nunca tuvo representantes en el directorio. Adelina Dalesio de Viola, ex viceministra de Manzano, figuraba como apoderada de ese grupo.

El directorio de Supercanal estaba compuesto por: Daniel Vila, presidente; Alfredo Vila Santander, vicepresidente, y directores: José Luis Manzano, Neil Bleasdale, Mariano Lucero, Sergio Ceroi, Guillermo Bordallo, José Luis López y Nicolás Becerra (hijo).

Entre 1996 y 1997, precisó Ruti a La Nación , el grupo obtuvo créditos del banco ING Barings para invertir en medios por valor de 500 millones de dólares, con garantía de las acciones de sus empresas.

Ruti afirmó que desde la venida de Manzano se concretaron 46 operaciones de compra, en el orden de los 340 millones de pesos, aunque se declaraban montos inferiores. Para ocultar el origen de los fondos, dijo, se creó un conjunto de sociedades inversoras.

"El reingreso al país del dinero de Manzano y de los fondos depositados en el exterior originados en la evasión fiscal de las empresas del grupo Vila-Manzano lo hacían a través del Citicorp Banco de Inversión SA", explicó Ruti. Se trata, dice, "de una cueva del Citibank NA para esas operaciones.

La relación de Vila-Manzano con el Citibank la estableció, agregó, el banquero Raúl Moneta.
Hubo mas conflicto. Moneta siempre tuvo como consejero a Frank Holder, especialista en inteligencia competitiva -así le llaman en la jerga de Wall Street-, y Magnetto armó su propia 'task force'. Si Carlos Menem hubiera ganado en 2003, la historia hubiese sido diferente pero Néstor Kirchner fue Presidente, y era aliado de Magnetto.
El Banquero, Raúl Moneta, un amigo del poder en la ruta del lavado
Una anécdota de la época dibuja a la perfección el espíritu que animó a los administradores de la Argentina. El día de su designación en el directorio del Banco Nación, un flamante funcionario corrió a ver a un amigo y antiguo empleador. Irrumpió en la oficina y desde la puerta, sacudiendo la cabeza y frotándose las manos, le dijo con irreprimible felicidad: “¡Cómo nos vamos a forrar, gordo! ¡Cómo nos vamos a forrar!”.

Esta historia, que podría ser risible si no fuese uno de los innumerables episodios de una tragedia nacional, empalidece ante la insospechada magnitud y consolidada seriedad del negocio de lavado de dinero. La sociedad argentina se pregunta con desazón y estupor cómo habrán hecho una mediocre entidad mayorista —el República— y su hombre fuerte para convertirse en ejes de una movida financiera de miles de millones.

En las páginas del libro de Susana Viau se devela el misterio de la expansión de Raúl Juan Pedro Moneta en el mundo de las finanzas en los años del menemismo. La sospecha se había transformado en un intríngulis para la justicia, pues nadie contaba con el dedo acusador que significaron las veinticinco cajas de extractos de cuentas, que apuraron y ordenaron la pesquisa iniciada en el Congreso sobre los mecanismos del enriquecimiento y lavado de dinero. Asoman allí nombres significativos que no quieren ser puestos en evidencia ante el gran público —Moneta entre ellos—; para escapar a la justicia esas corporaciones con sus penumbrosos personajes arman una constante y persistente nube de humo delante de ellos.

La prolija investigación de la periodista Susana Viau cumple la necesaria misión de suministrarle una trama a la crisis, de situarla en un relato, de poner nombres y apellidos allí donde no hay sino el concepto genérico de fraude y capital financiero.
Apareció en escena el mexicano David Martínez, de Fintech, enviado por Alberto Fernández, para la fusión entre Multicanal y Cablevisión, un puente de plata a Magnetto para evitar la convocatoria de acreedores pero también a Moneta, que éste no aprovechó.

Fueron los días del semanario El Guardián, de Moneta socio circunstancial de Daniel Haddad y luego de Matías Garfunkel Madanes, acuerdos y enfrentamientos con el abogado Javier Fernández, complicaciones bancarias y remate del edificio República. Pero también de golpes importantes como el castigo a S.A. La Nación, descubriendo la trama de sociedades offshore de los Saguier.

Demoró años Moneta en reubicarse en el escenario, vía Julio De Vido. Tardíamente quedó atrapado en la 'causa Ciccone', tal como lo recordó Amado Boudou. Pero en el ínterin había encontrado una buena veta de negocios en el petróleo, que le permitió recomponer en parte su patrimonio.

Su participación mediática se redujo a acciones en la radio Metro 95.1 y algunos productos digitales como Bacanal, Pulso Urbano y El Federal, que después fueron transferidos a sus hijos.

Trascendidos hablaban de que el ex banquero presentaba trastornos neurológicos que, sumados a un virus que afectaba su médula ósea, lo alejaron de la escena y también de asistir a cualquier juicio en su contra.
Fuentes: Agencia TelAm, Señales, Clarín, U24

Ver anteriores: Raúl Moneta, el inesperado socio de Cristóbal López en Radio 10 y el canal C5N, Las construcciones textuales de Raúl Moneta; De Guardianes y Monetas;