domingo, 30 de junio de 2019

Guillermo Mordillo Menéndez 1932 - 2019

Guillermo Mordillo Meléndez, dibujante humorístico, ha conquistado el mundo entero con sus personajes desde los años 60, a través de sus tiras de humor mudo, falleció este sábado en Mallorca, donde tenía una casa y pasaba largas temporadas
El célebre dibujante argentino de tiras cómicas Guillermo Mordillo Menéndez ha muerto a los 86 años en Mallorca, donde tenía una casa y pasaba largas temporadas, según han informado fuentes próximas a su familia. El humorista, que continuaba trabajando cada día de manera activa, murió en la noche de este sábado tras encontrarse indispuesto mientras cenaba con su familia en un restaurante próximo a su piso de la localidad turística de Palmanova.

Guillermo Mordillo y Meléndez nació en Buenos Aires el 4 de agosto de 1932, como hijo de inmigrantes españoles, padre extremeño y madre asturiana. Cuando era apenas un niño, decidió convertirse en dibujante. A la edad de 14 años, se graduó de la escuela, luego obtuvo su maestría e ilustró libros infantiles a la edad de 18 años. Estaba casado con Amparo Camarasa y tenía dos hijos, Sebastién y Cécile. Residía en Mallorca y en el Principado de Mónaco. Según fuentes consultadas, el dibujante pasaba muchos meses en Mallorca y se encontraba en plena actividad; se levantaba por la mañana temprano para trabajar y estaba involucrado en un "montón de proyectos interesantísimos".

Entre los galardones recibidos a lo lago de su extensa carrera figuran el Premio Phoenix de Humor (1973), el Premio Yellow Kid (1974), el Premio Nakanoki (1977), el Cartoonist of the Year del Montreal International Salon of Cartoons (1977) y la Palma de Oro de San Remo.
“Me di cuenta de que había encontrado una forma de expresión muy buena. Yo publico en todos los países del mundo. Hasta en China tengo siete libros publicados. ¿Por qué? Porque no hay nada que traducir. Creo que hasta los esquimales podrían entender lo que hago. Y no lo hice a propósito. No hubo premeditación, sino un concurso de circunstancias”, relató en 2009 en una entrevista con PáginaI12
La infancia de Mordillo transcurrió en el modesto barrio bonaerense de Villa Pueyrredón. Sus principales aficiones eran el dibujo y el fútbol, y sentía una gran admiración por dos personajes: Buster Keaton y Walt Disney. Se formó en la Escuela de Dibujantes, llamada hoy Escuela del Cómic, una de las pocas existentes en el mundo. Allí estudió las tradiciones española e italiana del humor.

A los 23 años se trasladó a Perú, donde permaneció durante cinco años. Después se fue a Nueva York, donde obtuvo trabajo en los estudios Paramount como dibujante de películas de Popeye. En los años sesenta desembarcó en Algeciras. Tras pasar algunas semanas en España, se trasladó a París, donde vivió 17 años de la venta de sus tarjetas humorísticas. Entró en el mundo de los periódicos a través de un dibujo publicado en la revista Paris Match en 1966. Como no dominaba el francés, optó por hacer un humor mudo. Esa falta de texto terminó caracterizando a toda su obra. A lo largo de su carrera, ha hecho muy pocos dibujos con diálogo y, de éstos, muchos son onomatopeicos.
Su humor mudo dio la vuelta al mundo y lo convirtió en una de las máximas personalidades del humor gráfico internacional. Las múltiples interpretaciones que pueden darse a sus viñetas le permitieron llegar a públicos tan disímiles como el alemán, el chino y el japonés. Y las narices gordas le permitieron armar personajes “que no fuesen ni muy masculinos ni muy femeninos”. Mordillo aseguraba que en su obra hay mucha influencia del burlesco del cine mudo, Buster Keaton y Charles Chaplin.
Su fama internacional la consiguió durante su estancia en París. La universalidad de sus dibujos humorísticos le hicieron ser apreciado en cuatro continentes. Según contó en varias entrevistas, su proceso de creación era intuitivo. En su obra aparecen con frecuencia dos de sus aficiones: el fútbol y los animales, y llegó a hacer más de 2.000 dibujos sin palabras, con un promedio de 60 anuales.

A lo largo de su carrera, solo realizó tres exposiciones: una en París a finales de los sesenta; otra en Barcelona; y la última en Palma de Mallorca en noviembre de 1989, cuyos fondos obtenidos se destinaron al tratamiento de niños autistas en la isla mallorquina, donde residía temporalmente desde 1980. Mordillo, aficionado al golf, fue presidente de la Asociación Internacional de Autores de Comics y Cartoons.

En la actualidad, lejos de pensar en retirarse, trabaja en el proyecto del largometraje “Crazy Island, inspired by Mordillo” y en una serie de televisión, a cargo de una productora europea.

Humordillo
La búsqueda de la pasión: Después de trabajar en una película de animación, en calidad de director de arte de una agencia de publicidad, Mordillo diseñó figuras para tarjetas de felicitación. Figuras que fueron predecesoras de sus famosos personajes, con los que el argentino logró un gran éxito en la década de 1960 en Francia.
Cuando no se habla francés, es mejor callar: Después de vivir en Lima y Nueva York, Mordillo se fue a París en 1963, sin hablar francés. Por eso sus figuras se quedaron mudas. Sus motivos no tienen fronteras lingüísticas y, por lo tanto, son universales. Su primera caricatura apareció en la revista "Pèlerin" en 1966. A partir de entonces, las narices grandes se convirtieron en la marca registrada del dibujante.
Ni nombre ni orejas: Las figuras de Mordillo también comparten otras características: no tienen nombre ni orejas y usan peinados idénticos, a menudo tienen los ojos abiertos y su boca sólo es visible cuando está abierta. El artista lo describe como "simbólico para el ser humano".
Inspirado en los 7 enanitos: Mordillo se inspiró en el cine. Cuando era niño vio a "Blancanieves" y quedó tan impresionado por las narices de los siete enanitos que luego las adoptó en su trabajo.
Animales grandes: El repertorio del argentino incluye también animales grandes, preferentemente vacas y jirafas. Mordillo utiliza acuarelas, tinta, pastel y acrílico en sus obras.
Sin salida: Las figuras de Mordillo se encuentran a menudo en situaciones aparentemente sin salida, pero, a pesar de todo, se comportan con dignidad. El artista combina la ternura, la esperanza y el deseo de sacar lo mejor del momento, por dramático que sea.
Basta una mirada: Mientras sus figuras son incoloras, están rodeadas de fuertes colores en la mayoría de sus obras. Los momentos se reducen a lo esencial: una mirada es suficiente para transportar la atmósfera en la que se mueven sus héroes.
Más difícil de lo que parece: Guillermo Mordillo fue invitado a la Feria del Libro de Frankfurt en 2012. Allí dibujó y pintó una jirafa con la típica nariz. "Nada en mis caricaturas es espontáneo, trabajo milímetro por milímetro, y necesito mucho tiempo", dice.
Originales bajo llave: La comercialización de sus productos es interminable: además de caricaturas hay libros, calendarios, carteles, animales de tela y rompecabezas con figuras de Mordillo para comprar. El artista no vende sus originales, los conserva en una caja fuerte del banco.
Fuentes: Agencias EFE y DPA