Hacia fines de 2018, recibimos la noticia de que Cablevisión había sacado de su paquete de abono básico a Pakapaka, el primer canal infantil público de Argentina y América Latina. Las luchas y los reclamos del Estado hacia el grupo Clarín durante más de cuatro años no alcanzaron para resguardar un derecho que tanto había costado conquistar: la presencia de una señal infantil pública, educativa, gratuita y de calidad en la grilla de programación del cableoperador más importante del país.
Si bien la información fue impactante, no causó grandes sorpresas. Como se sabe, desde fines de 2015, la situación de los medios públicos en Argentina, en general, y la de Pakapaka, en particular, es bastante delicada. La primera medida que posiciona al canal infantil en un escenario de incertidumbre es la promulgación del decreto 1222/16, a partir del cual se formaliza el cambio de dependencia de las señales educativas y culturales impulsadas por el Estado Nacional, entre ellas, Pakapaka, Encuentro, DeporTV, BACUA, ACUA Mayor y ACUA Federal. Las mencionadas señales, que anteriormente pertenecían al Ministerio de Educación y a Educ.ar, se trasladaron a la empresa “Contenidos Públicos Sociedad del Estado”, en la actualidad dependiente del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la Jefatura de Gabinete, quedando bajo la órbita de Hernán Lombardi.
La disminución presupuestaria, el ofrecimiento de retiros voluntarios, el empobrecimiento de la producción, la falta de actualización en la página web, la reducción de la planta de trabajadores, el congelamiento de las tareas, la conflictividad gremial, la indeterminación de los objetivos educativos, la eliminación de los contratos fijos y los cambios en la grilla de programación llevaron a una coyuntura de desmantelamiento político y económico que instaló a Pakapaka en una situación de extrema inseguridad, en la cual, por supuesto, peligra su continuidad.
Los datos empíricos arrojados por la periodista Tamara Smerling reflejan el lugar de precariedad en el que el canal se encuentra. La investigadora expresa que entre 2015 y 2018, la producción de la señal infantil disminuyó hasta un 75 %: esto significa que de 87,60 horas de producción propias (entre las que se destacan 19 series y 7 microprogramas en 2016), en 2017 se pasó a menos de la mitad, es decir, 37,55 hs (incluyendo 8 emisiones, 5 micros y una app). Hasta el momento, la cifra es de ocho producciones propias (seis series y dos microprogramas), con un total de 22,75 de horas. Incluso, si se observa la grilla de manera diacrónica, puede advertirse un desplazamiento de temáticas en las que predominan matices políticos, hacia otras en las que sobresalen mecanismos discursivos ligados con el orden del entretenimiento. Hoy nos encontramos ante la presencia de un nuevo tipo de enunciador que, lejos de exaltar la soberanía nacional y latinoamericana, apunta a la configuración de un niño “deslocalizado”, que no tiene una ubicación geográfica específica y que aprende contenidos relacionados con la autoconfianza, el autoconocimiento y la regulación de su autoestima.
OOMM – Yoga para chicos (Pakapaka)
En la actualidad, los temas que sobresalen en la grilla se asocian con narrativas en las que el niño siente curiosidad por la realización de experimentos en ámbitos cerrados y lúgubres, inquietud por la lectura de géneros fantásticos y atracción por la práctica del yoga, y sufre algunos conflictos internos en los que se entrecruzan el temor a la integración social, la narcolepsia, el estrés y la aparición de fobias. La puesta en juego de todos estos tópicos contribuye a generar un efecto de sentido en el cual la fantasía, lo mágico y lo exótico se constituyen como posibles herramientas para la resolución de problemas, problemas que no se experimentan como el resultado de un trabajo colectivo, sino como el producto de una actividad individual, personal y superpoderosa.Nos encontramos ante la presencia de un nuevo tipo de enunciador que, lejos de exaltar la soberanía nacional y latinoamericana, apunta a la configuración de un niño “deslocalizado”, que no tiene una ubicación geográfica específica y que aprende contenidos relacionados con la autoconfianza, el autoconocimiento y la regulación de su autoestima.En sus comienzos, Pakapaka se difundió en una franja infantil del Canal Encuentro; posteriormente, el 17 de septiembre de 2010 se consolidó como una señal autónoma, en ese entonces, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación. La señal pública surgió al calor de la implementación de la Televisión Digital Terrestre (TDT) en el territorio argentino y de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual N° 25.522 en 2009 que, en su artículo N° 17, crea el Consejo Asesor de la Comunicación Audiovisual y la Infancia, integrado por diferentes personas y organizaciones sociales especializadas en temáticas vinculadas con los niños, las niñas y los adolescentes. Entre los diferentes objetivos que el Consejo Asesor persigue, y que se explicitan en el mencionado artículo, se destacan: la elaboración de propuestas que incrementen la calidad de las programaciones destinadas a niños, niñas y adolescentes, el establecimiento de criterios y diagnósticos de contenidos prioritarios, la generación de condiciones de igualdad que contribuyan a la reducción de la brecha digital, el acceso igualitario a los medios y la formación de análisis crítico en los niños a los que se concibe como ciudadanos y sujetos de derecho. Debemos señalar también que parte del trabajo de investigación, promoción y capacitación destinado al análisis de los derechos de las audiencias infantiles y juveniles también es realizado por la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, creada por la LSCA en el año 2012 e intervenida de manera irregular el 3 de octubre de 2018 a partir de la designación del actual Defensor Emilio Alonso.
La programación del canal –que apela habitualmente a las técnicas de animación y se compone de contenidos que remiten a géneros comúnmente asociados con “lo infantil” como la fábula y la comedia musical para niños– es visualizada por varios investigadores como un espacio que articula “educación” con “entretenimiento”. Pero además, Pakapaka surge en un momento socio histórico en el que la relación entre el dispositivo televisivo y los niños ha cambiado. Esta transformación se debe, en parte, al hecho de que los nuevos programas representan a los niños asumiendo roles proactivos y protagónicos, lo que los hace tomar cierta distancia de las directivas del mundo adulto. La nueva concepción del “niño-audiencia” se constituye a partir de la valoración del tono emocional en la pantalla, la presencia de voces adultas cálidas y afectuosas, la búsqueda de interactividad, la imaginación lúdica, la exploración y la curiosidad.
En un contexto en el cual el mercado es el principal productor de la subjetividad de niños y niñas y en el que, como consecuencia de la escasa oferta televisiva de productos infantiles en las señales de aire, las audiencias infantiles comienzan a migrar a las señales privadas, Pakapaka emergió como una propuesta televisiva política y pedagógica que apuntaba a visibilizar la diversidad de culturas, a fortalecer el derecho a la comunicación y a incentivar la libertad de expresión en la infancia, la cual, lejos de ser percibida como homogénea, es entendida como una cultura en la que conviven mixturas y contrastes. Es por esta razón que, en sus comienzos, la señal infantil buscó construir una estética audiovisual diferenciada, tendiente a la reivindicación de los aspectos culturales del territorio argentino y latinoamericano, a través de la presencia de diferentes elementos técnicos y lingüísticos que estimaban desarrollar una “nueva mirada televisiva”. La mencionada estética llevó, también, a la elaboración de distintas estrategias audiovisuales educativas que facilitaron los procesos de enseñanza y aprendizaje e incitaron una modalidad de recepción “atenta” o de primer plano, una modalidad abocada a la observación de las capacidades perceptivas, cognitivas y afectivas en cada franja etaria.
Amigos II (Pakapaka)
Desde su surgimiento hasta fines de 2015, Pakapaka expresaba un modelo alternativo de niñez, alejado de los típicos estímulos de la industria comercial. La puesta en circulación de una iconicidad nacional y latinoamericana contribuyó a diseñar la imagen de un sujeto interesado por elementos como la ciudadanía, la vocación científica, el ejercicio político, la flora y la fauna argentina y las costumbres de las poblaciones indígenas. En este sentido, a la vez que se tomaban en consideración las cualidades y los obstáculos prototípicos de la infancia, también se preparaba al niño para la etapa actual y futura, con el criterio de diseñar una pedagogía atenta a la formación de ciudadanos comprometidos con la realidad social. Sin embargo, en el pasaje de la gestión kirchnerista a la macrista, esa iconicidad fue adquiriendo matices globalizados y desterritorializados, en los cuales progresivamente, los más pequeños fueron perdiendo el protagonismo político que los caracterizaba.¿Para qué preservar una señal infantil pública?
En términos generales, el relato ficcional infantil televisivo pone en juego una serie de rasgos positivos que a continuación detallamos:
1.- La adecuación a las características psicológicas y afectivas de los espectadores.
En el último tiempo, el conocimiento de las capacidades de aprendizaje de las audiencias ha llevado a un perfeccionamiento en el diseño de los productos televisivos. Esto facilita, como señalamos, un modelo de atención de “primer plano” que consiste en un consumo atento y más personalizado, diferente del consumo background o “de fondo” que los niños no interpretan ni disfrutan. Así, en la primera infancia, los niños pueden identificar figuras simples, narraciones lineales, colores “planos” y algunos acercamientos y movimientos de cámara como el zoomy el paneo, mientras que recursos como el flashback o el flashforward no pueden percibirlos con facilidad. Algo que también facilita la comprensión en la primera infancia es la existencia de elementos como la repetición musical, la presencia de aliteraciones, la inclusión de efectos sonoros y la puesta en escena de voces “carismáticas” que generen cierta identificación con el público. Por su parte, los programas destinados a la “segunda infancia” tienden a propiciar un mejoramiento en la capacidad analítica, lógica y reflexiva de los niños, junto a la habilidad para solucionar problemas y efectuar procesos cognitivos relacionados con la clasificación, la asociación y la incipiente articulación de ideas. Por eso, es muy común que en los programas orientados a la primera infancia se destaque la “narración”, mientras que en los que se orientan a la segunda o a la adolescencia, predomine la “explicación”.
Sin embargo, en el pasaje de la gestión kirchnerista a la macrista, esa iconicidad fue adquiriendo matices globalizados y desterritorializados, en los cuales progresivamente, los más pequeños fueron perdiendo el protagonismo político que los caracterizaba.2.- La utilización de recursos narrativos que hacen de la enseñanza un proceso atractivo.
Los programas de Pakapaka reconocen la existencia de un destinatario multimediático. Además de la presencia de relatos ficcionales –que producen situaciones de “equilibrio” y situaciones de “desequilibrio” y ubican al espectador en variadas instancias de intriga–, existen también otros recursos audiovisuales que hacen de la narración un ámbito fértil para la existencia de múltiples pantallas. El enunciador recurre a la puesta en juego de una diversidad de separadores didácticos, escenografías, musicalizaciones y personajes “divulgadores” que estimulan el aprendizaje del niño a través de mecanismos entretenidos. Así, el empleo de escenografías lúdicas y mediáticas sirven para cautivar la atención del destinatario, por lo que varias de estas pueden interpretarse como videojuegos, programas de concursos televisivos, videoclips, discotecas o conciertos musicales. Pero además, las escenografías son útiles para realizar “mensajes aclaratorios” por parte del enunciador cuya finalidad es la de obligar al espectador a efectuar un ejercicio de contextualización ante la narración desplegada.
3.- El desplazamiento de la figura adulta y la adquisición de protagonismo en la infancia.
Entre los diferentes principios que rigen los programas de Pakapaka, sobresalen aquellos que construyen la imagen de un niño “autónomo”. Como explica Fuenzalida, los nuevos modos de producir televisión para chicos están mutando hacia formas en las que se estimula la participación de las audiencias y en las que, por ejemplo, se superan los viejos esquemas de animación infantil, esquemas en donde los adultos ocupaban un lugar de protagonismo y los niños pasaban a un segundo plano. En estos nuevos programas, los adultos asumen roles desdibujados o periféricos, mientras que los pequeños experimentan una independencia relativa, generalmente ayudados por la presencia de otros personajes que potencian la curiosidad y la motivación hacia la develación de misterios. A su vez, dado que los tiempos posmodernos se ven marcados, entre otras cuestiones, por el “borramiento” de las fronteras entre chicos y grandes, en la actualidad existe consenso entre los diferentes investigadores en reconocer a las producciones animadas como pertenecientes al universo del kidult. Ésto coadyuva no solo a la presencia de un consumo más personalizado, sino también a una modalidad de recepción “compartida” en la que los chicos y los grandes pueden hacer un “uso común” de los espacios de goce, educación y entretenimiento.
4.- La televisión infantil educativa como una extensión de la escuela.
A partir de la realización de diferentes estudios en recepción, y como consecuencia de la desigualdad de oportunidades en los diferentes estratos sociales, se ha constatado que los sectores medios y populares depositan mayores niveles de confiabilidad en la dimensión pedagógica de la televisión, mientras que por el contrario, los estratos más altos presentan menores demandas “educativas” y mayores exigencias de “entretenimiento”. Pakapaka incentiva la capacidad de imaginación, la exploración lúdica y el cuestionamiento de prácticas comunes en la infancia que no siempre son relevantes para el mundo adulto. Por eso, siguiendo a Rincón, entre los desafíos que la televisión pública “debería” perseguir, se destacan aquellos que propician la desgubernamentalización del medio televisivo y la presencia de una política de Estado continua que tenga como finalidad el perfeccionamiento, la expansión y la actualización de productos mediáticos y digitales destinados a la infancia.
Dado que la escuela se encuentra descentrada en tiempo y en espacio, es necesaria y urgente la presencia de otros medios pedagógicos que reemplacen las falencias de los dispositivos modernos de alfabetización, dispositivos que a pesar de la creciente convergencia mediática, continúan adjudicándole a la escritura y a la lectura un lugar de supremacía, mientras que los medios audiovisuales y digitales sólo son un “pasatiempo”. No se trata, por supuesto, de “sentar al niño frente al televisor” o de “darle una tablet para jugar”con el objetivo de resolver definitivamente los problemas de la educación, sino de propiciar el despliegue de una batería de artefactos mediáticos, tecnológicos y pedagógicos que hagan de la infancia, de todas las infancias, un proceso memorable, significativo y a largo plazo.
*Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Profesora de Enseñanza Media y Superior en Ciencias de la Comunicación (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires). Maestranda en Comunicación y Cultura (FSOC-UBA) y Doctoranda en Ciencias Sociales (FSOC-UBA). Becaria UBACyT bajo la dirección de la Prof. María Rosa del Coto. Docente de Semiótica de los Medios II (FSOC-UBA).
Fuente: Revista Zigurat