"Los grandes medios están en crisis (...) Como esos grandes medios todavía tienen cierto poder nos han convencido de que su crisis es la crisis del periodismo. El periodismo no está en crisis, es un proceso de reconversión, de búsqueda", aseguró a Efe este viernes en la ciudad argentina de Córdoba, donde participa en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE).
Cuando habla sobre la profesión que todavía ejerce, ahora en España, se muestra optimista y asegura que es un momento "súper interesante", ya que la era digital ha brindado "muchas más opciones para buscar la información".
"Eso a veces tiene un resultado desfavorable porque la gente se mete en lugares poco fiables", agregó para luego matizar que la gente en este punto debe sentirse "privilegiada" porque dispone de "una pluralidad de voces sobre cada asunto que antes era muy difícil".
Lo que Caparrós tiene claro es que el periodismo necesita alejarse del modelo tradicional "de grandes diarios de papel que son los portadores de la verdad" y buscar un cambio sustentado en nuevos formatos que huyan de la inmediatez del periodismo clásico.
"Yo creo que es obvio que ya no tenemos el monopolio de la información inmediata, me entero de las informaciones más inmediatas en Twitter. Eso creo que ya está llevando a alguna gente a reflexionar sobre que hacemos con los medios de prensa. (...) Por un lado está esa posibilidad de trabajar el análisis, la reflexión y por otro lado el relato, la crónica, el reportaje", agregó.
Una de ellas es la pobreza y "el hambre", que da título a la obra que publicó en 2014 en la que analizaba como este fenómeno afecta de manera diferente en varias partes del mundo.
Tanto en sus libros como en sus artículos siempre ha sido muy rotundo en este aspecto, y es que la pobreza y el hambre que trae consigo se relacionan "con la forma en que esta sociedad está organizada, con quienes concentran la riqueza".
"No hay distribución justa de la riqueza, del trabajo y de las oportunidades, de casi ninguna de las cosas que hacen que la sociedad funcione", subrayó, sin titubear al afirmar que esto es una crítica directa al "capitalismo", a la "forma en que están organizados los sistemas en los que vivimos".
Afincado desde hace varios años en España, donde actualmente se encuentra escribiendo una serie de crónicas "sobre las grandes ciudades latinoamericanas", Caparrós visita con frecuencia su Argentina natal, un país que cerró 2018 con una tasa de inflación superior al 47 % y con un índice de pobreza del 32 %, según datos publicados ayer.
"En esta visita me he encontrado, y además he trabajado sobre ello, que los comedores donde se da comida, en general en villamiserias (poblado de chabolas) o en sitios marginales, a chicos que no tienen suficiente, están desbordados. Hay una demanda enorme de comida mucho mayor", valoró.
Después de un momento de reflexión afirma que el paradigma en Argentina está cambiando, pasando de ser un país, como él lo definía, de "tiovivo", en el que "siempre están volviendo al mismo sitio y dando vueltas y vueltas"; hacia un país de "tobogán, porque la gente tiene la sensación de que están cayendo y nunca se detiene la caída ".
En esta ocasión la visita se debe al CILE que desde el pasado miércoles se celebra en Córdoba, en el que Caparrós participa en debates sobre el periodismo y su vertiente digital y, en general, sobre el uso de un idioma que para él es "incontrolable" y no respeta ni a las Academias que intentan regirlo.
"Lo mejor que tiene una lengua es que es incontrolable, más que le pese a sus Academias y a sus satélites. La lengua no le pide permiso y no espera para seguir reproduciéndose y recreándose todo el tiempo", declaró.
La relación que tiene Caparrós con la palabra es sin duda especial por su cercanía, ya que se pasa la vida "eligiendo palabras", por lo que sus vínculos con estas cambian en función "del momento de la frase, aunque asegura que, si "hoy, ahora", tuviera que elegir una palabra favorita esta sería "tremebundo", por ser "disparatada, una palabra excesiva, innecesaria".
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Fuente: Agencia EFE