sábado, 23 de febrero de 2019

Despídase usted mismo: El drama de los trabajadores y trabajadoras de la Agencia ANSA

De izquierda a derecha: Ezequiel Fernández Moores, Fernando Lorenzo, Alejandro Curotto, Alicia Rinaldi y María Zacco

Desde Roma el encargado de Recursos Humanos de la Agencia Italiana ANSA comunicó a los trabajadores de Buenos Aires que despedirán al 50 por ciento del staff. La propuesta: la decisión de a quién despedir y a quién no la deben tomar los propios periodistas en el plazo de un mes. El contexto: el achicamiento de la empresa, y la mudanza de Buenos Aires a San Pablo para bajar costos y flexibilizar las condiciones de trabajo. Otra escena desde el fin del periodismo entre los despidos en La Nación, Atlántida y la situación de C5N.

A la redactora de la Agencia Italiana de Noticias (Ansa Latina), Alicia Rinaldi, le llamó la atención que les comunicaran que el lunes 11 de febrero iban a tener una videoconferencia con las autoridades de la empresa desde Roma para hablar sobre la “reestructuración” del servicio y la sede. Rinaldi tenía un mal presentimiento. “Nunca había pasado eso”, relata a lavaca. Ese lunes llegó con muchos compañeros aún de vacaciones.

Pero la videoconferencia se transformó en un llamado telefónico desde Italia. De un lado, el responsable de Recursos Humanos de la empresa, Massimo Blasi.

Del otro, trabajadores y trabajadoras a la espera de un anuncio.

Sin poder verse las caras.

Rinaldi: “Nos dijeron que dadas las circunstancias económicas, con un 20 por ciento menos de aporte del Estado italiano a la agencia, se determinaba que había que hacer una reducción en la redacción. Que era muy lamentable. Y que sabían que hace 10 años éramos 37 y hoy somos 17”.

La conexión con la voz italiana era pésima. “No se entendía nada”, dice. Un ex directivo de la agencia, ya jubilado, Franco Baselli, fue el traductor.

Los trabajadores preguntaron a Blasi en qué consistía esa reducción. “Dijo que eran la salida inapelable de dos técnicos y un telefonista, los únicos despidos como tales que hasta hoy tienen nombre apellido. Porque lo que también nos dijeron es que en la redacción, que somos 12, tienen que irse 6”, reconstruye Rinaldi.

El detalle: “Y dijeron que somos nosotros quienes tenemos que resolver quién se va y quién no”. Así, la suerte de una agencia internacional que desde 1952 tiene su cabecera para toda la región en Buenos Aires, entró en una especie de Gran Hermano periodístico.

El periodismo molesta
Ezequiel Fernández Moores es tal vez el mejor periodista especializado en deportes del país. En 2019 está cumpliendo 30 años en la agencia. Ha sido columnista en múltiples medios locales e internacionales, incluyendo a The New York Times, y recibió dos premios Konex.

Cuenta Ezequiel a lavaca: “Se juntan distintas cosas. Por un lado la crisis de la industria periodística, sumada a la crisis específica de las agencias de noticias. DPA cerró sus servicios latinoamericanos (en 2018, 17 despidos), cerraron DyN y Notimex, TelAm tiene problemas. Hay complicaciones desde el punto de vista de la aparición de la web y de cómo se adaptan las agencias a este mundo nuevo”.

“Pero por otro lado este mundo nuevo implica también esto precarizar, echar. No les importa el periodismo sino el negocio. Es más. El periodismo le molesta a los nuevos dueños de los medios. Y no podemos escapar al contexto de este mundo que va dejando tendales de laburantes en el camino. Argentina no es la excepción a una regla de una repartija cada vez más desigual de la torta”.

La bondad y lo perverso
Fernández Moores explica su sensación con respecto a la propuesta de que los propios trabajadores decidan quién se va y quién se queda: “Fue una cosa bien italiana. Una pretensión de bondad, con la que te dicen ‘no queremos decidir nosotros’. Pero en esa pretensión de bondad hay una perversión. Y en realidad es el tute cabrero”, dice en referencia al juego de naipes que enfrenta a todos los que juegan.

“En el grupo se admite que hay una realidad compleja, y estamos viendo cómo resolverla. Es mucho más complejo que hablar de victorias y derrotas. Tenemos una larga tradición de lucha en esta redacción de ANSA que ha incluido tomas de la empresa, conflictos largos. Es una historia de la que siempre nos hemos sentidos muy orgullosos. Y la idea es estar a la altura de esa situación sabiendo que es un momento muy difícil”.

¿Quién paga la crisis argentina?
El subeditor de Deportes de Ansa, Fernando Lorenzo, tuvo que adelantar sus vacaciones cuando sus compañeros lo alertaron de la situación. “Fue una cuestión cínica para desligar a las autoridades”, resume a lavaca Lorenzo, que ingresó a ANSA en 1985 en expedición y luego fue jefe del turno noche en el servicio general. Hoy también es secretario gremial de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA). “Estas amenazas son realmente difíciles de explicar. ANSA es una agencia italiana y los salarios se pagan en pesos: el cambio está más que favorable para ellos. Pero este escenario contribuyó a plantear un achicamiento que redunde en menores costos. Las razones son meramente económicas”.

Lorenzo subraya que la agencia no puede alegar crisis por razones de funcionamiento periodístico, ni redes sociales, ni por los nuevos consumos de información. “Hoy el contexto nacional es bastante fatal. Y muchas empresas están apelando a Procedimientos Preventivos de Crisis”. Tal es el caso de los despidos en Atlántida, como reflejó lavaca (http://www.lavaca.org/notas/atlantida-los-despedidos-por-un-directorio-invisible/).

La situación también se agrava con el cierre de la planta gráfica de La Nación (74 familias en la calle), el embargo de la cuenta sueldo de los trabajadores de C5N (http://www.lavaca.org/notas/la-afip-antes-que-los-trabajadores-el-argumento-para-bloquear-los-sueldos-de-c5n/) y los retiros voluntarios en Clarín, Página/12, Telefé y Canal 9, entre otros.

María Zacco, redactora, 52 años, 19 en la agencia: “La empresa llamó a esta propuesta retiros voluntarios, pero decir que son ‘retiros’ es una maniobra. Acá discutimos preservar las fuentes de trabajo. ¿Cuál es el proyecto o el servicio que vamos a prestar sin la mitad de la gente?”.

Pasaje a Brasil
“Nosotros habíamos tenido un conflicto en 2001”, recuerda Lorenzo. “La opción era sacarnos el convenio colectivo para llevarnos a un contrato individual. Era un contexto económico similar a este pero logramos impedirlo. Desde entonces, la agencia se achicó muchísimo: éramos 70, hoy somos 17. Se cerraron muchas corresponsalías en toda América Latina, se cayeron convenios. Hubo recortes de todo tipo. En la región prácticamente ya desapareció por esas causas”.

Otro dato: “Esta medida la vemos atada a una estrategia de trasladar la cabecera de Buenos Aires a San Pablo”. ¿El motivo?: “Sólo por una cuestión de costos y de mayor precariedad laboral”.

¿Cómo impactó el anuncio entre los propios compañeros y compañeras? “Nos generó una situación interna que no quebró nuestro frente. Acá nadie va a echar a nadie, eso dalo por seguro. Mantuvimos la posición histórica en estas situaciones de pelear cada puesto de trabajo”.

En un punto no existió siquiera pretensión de bondad: “Quieren eliminar a dos técnicos y al telefonista”. Para continuar el absurdo: “Lo que planteaban era que uno de los dos técnicos quedase como tercerizado para seguir manteniendo el sistema. Pero todo les jugó en contra: generó unidad entre nosotros”.

La bomba atómica
¿Cómo se puede trabajar en ese contexto? María Zacco: “Cuesta mucho concentrarse. Acá tenemos que traducir cables que llegan. Los italianos escriben de otra manera, sin cabeza noticiosa, hay que cambiar el estilo, chequear datos, buscar la foto. Lleva mucho trabajo”.

Alejandro Curotto, jefe del turno noche, 60 años, 36 en ANSA: “No es fácil. Esto fue como una bomba atómica: nunca vi algo así en toda mi carrera. Entré en 1982, otra época: buenos salarios y hasta teníamos una indexación por costo de vida, que equivalía casi el doble del sueldo durante hiperinflación. Luego, a fines de los ´90, ya empezó a menguar”.

¿Qué opinan las autoridades locales de este escenario? Lxs trabajadorxs se miran. “No tenemos autoridades acá. Al director lo prejubilaron el 31 de diciembre de 2017. Y no mandaron a nadie nuevo. ¿Ves esa oficina que está ahí? Es la del director de la agencia”.

Miro.

Está vacía.

La imagen actual

Las autoridades dieron, en teoría, el plazo de un mes para que decidan.

La fecha límite sería el 11 de marzo.
Lorenzo: “Nadie garantiza ningún resultado, pero tenemos que dar la pelea nosotros a pesar de la precariedad del contexto. Estamos en asamblea permanente desde entonces porque es una situación muy complicada, con gente aún de vacaciones. Además, la estructura actual es bastante endeble para lo que se necesita una agencia internacional. Por ahora no presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis, que en general viene con un achicamiento brutal de personal y un cambio en las condiciones de trabajo. Pero no nos confiamos”.

Los trabajadores están a la espera de una convocatoria de la Secretaría de Trabajo, y destacan la solidaridad de muchos profesionales de prensa, todos atravesados por situaciones muy similares. “Hoy se habla de ANSA, pero mañana va a ser otro. Y más allá de todo, la definición se da dentro de cada empresa, por eso hay que pelear también adentro”.

Algunas de las imágenes que a Lorenzo se le vinieron a la cabeza después de 34 años de trabajo fueron las noches de guardia donde había compañeros que se peleaban por las computadoras y las sillas, siempre escasas.

-¿Y qué pasa hoy?
-Hoy sobran máquinas y falta gente. Es la imagen de lo que se ha convertido el periodismo argentino hoy.
Fotos: Martina Perosas
Fuente: Revista LaVaca