martes, 7 de agosto de 2018

Nahuel Caputto: “Seguiremos interpelando al poder”

Hoy, el diario El Litoral cumple 100 años desde su aparición, el 7 de agosto de 1918. Fundado por Salvador Caputto, el diario se ha identificado con Santa Fe y, a la vez, una amplia región, con el diario. Nahuel Caputto, bisnieto del fundador, preside el directorio del medio que forma parte de los recuerdos de infancia y del máximo nivel de ocupación en la actualidad
Nahuel Caputto, conduce a El Litoral como presidente del directorio.
Por: Guillermo Dozo y Néstor Fenoglio
Nahuel Caputto dirige desde hace años la consultora Arcadia -que es ampliamente reconocida por sus labores de asesoramiento en la provincia de Santa Fe- y actualmente, preside el directorio de El Litoral luego de la compra. En el marco del festejo por “un siglo de periodismo”, el diálogo tiene que ver con la historia, las decisiones, la realidad y el futuro de los medios de comunicación donde, el papel, aún juega un papel fundamental.

“Sin duda que el papel está declinando en una tendencia clara y definida. Pero si es terminal o no, nadie lo sabe”; “ no me imagino a un dirigente o un empresario de fuste que pueda organizar la información que tiene que leer, lo haga desde un teléfono” y, mirando hacia atrás en estos 100 años del papel, sostiene que “han existido valores, grandes títulos que se mantienen. La apuesta a la educación es una que es muy clara y evidente. La apuesta al progreso social, es otra”.

Además de destacar el trabajo de la Redacción como una de las claves de la trayectoria del medio, manifestó que “seguiremos interpelando al poder, a las empresas y, casi como dice el Preámbulo de la Constitución, vamos a propender por el bien común”.

En la compra del diario, seguramente, te hiciste de un montón de información. Alguna ya la disponías pero se habrá agregado otra. Y una cosa son los reportes, los números en los papeles y otra diferente, es la realidad. Lo que encontraste en el diario, ¿fue muy diferente de lo que te imaginabas?
En lo fundamental no fue distinto. Porque lo fundamental es la gente -esto parece una frase hecha pero es la verdad-, así los conocí a ustedes dos y me apoyé mucho en las personas que conocía. Y en otros ámbitos también había gente que yo trataba desde hacía muchísimos años desde distintos lugares, como agencias, como familiares.... y en general no hubo nada que me sorprendiera demasiado. Hubo algunos que tuvieron mejores gestos que los que yo hubiera esperado y otros que estuvieron debajo de la expectativa, sí. Pero nada muy grave. En general, fue mejor de lo que yo hubiese podido esperar, por ejemplo, todos entendieron (la situación) sin que hubiera que tomar medidas ejemplificadoras o drásticas. Fue interesantísimo, eso sí que me sorprendió: nadie sacó los pies del plato y hubo un comportamiento muy maduro, si se quiere, en un ámbito que no se caracteriza por la madurez. Un lugar donde hay librepensadores, donde hay creatividad en los actos, en los gestos... eso sí me sorprendió. Después, los números uno siempre encuentra cosas donde dice: “¡Uy, mirá esto!”, pero también está dentro de la previsión.

De todas maneras, estamos obviando el desarrollo de Arcadia desde 1996 hasta hace un par de años donde te hiciste cargo del diario. Un período donde no sólo conociste el medio El Litoral sino que pudiste conocer los medios, todos, la gente, los circuitos y -a priori- estabas en condiciones de aportarle al diario algo de lo que el diario carecía o estaba un poco débil como lo es la gestión comercial. Vos, a este mundo lo conocías bien y el faltante que mostraba El Litoral lo podías aportar desde tu experiencia anterior.
A ver...

O sea, lo que estamos tratando de indagar -que no lo sabemos tanto- es sobre los mecanismos por los cuales terminas diciendo El Litoral...
Es viable.

Sí, es viable...
(Sonríe) Y me hago cargo...

... y puede ser un negocio. Además, si vos ya tenías tu desarrollo exitoso en Arcadia por qué, entre comillas, te “comprás un problema”. ¿Cómo fue la génesis, cómo viste esa cuestión?
Yo de vez en cuando me lo pregunto...

(Sonríe) Sí, y me lo pregunto porque en Arcadia estaba todo resuelto, en pleno funcionamiento, aceitado y tranquilo. Y en El Litoral, había una situación mucho más compleja. ¿Qué tenía sentido para el diario, qué aportar? No solamente la gestión comercial... el diario siempre se miró mucho el ombligo. A partir de que tenía mucha importancia tomaba decisiones desde la lógica interna del diario. Y en Arcadia, más que conocer otros medios, fue conocer otras industrias: la de la construcción; la farmacológica; de la medicina; de las obras sociales; de los comercios. Nosotros cuando asesoramos, lo hacemos con políticos, con instituciones y tenemos bastante conocimiento sobre cómo funciona el mercado. Y el mercado en varias áreas. Entonces, cuando conocés las necesidades del otro lado del mostrador, te das cuenta de que tenés mucho para hacer, para interactuar, generar sinergia, proyectos juntos... para explicarle a los otros en qué lo podés ayudar desde el diario, o sea, qué proyectos se pueden sinergizar y cómo. El diario tiene la particularidad de que llega, influye o mueve intereses de todas las personas: de los maestros, de las aceiteras, de las automotrices o de los vendedores de pan. De todos. Entonces, si uno entiende el negocio del otro se abren muchísimas oportunidades de generar ganancias que benefician a ambas partes y que exceden a la acción de publicar un aviso. Explorar un mercado, desarrollar un mercado, es más complejo.

Para algunos lo que suena incongruente es que hay un clima de...
... de antipapel.

Sí, de antipapel, de final, de que queda poco tiempo. Sin embargo El Litoral suma una edición matutina; Mirador Provincial pasa de semanario a ser de publicación diaria. Entonces, uno dice: ¿cómo le explico a la gente?
Sí, más Mirador Entre Ríos, más Notife... como dice el dicho: “Los muertos que vos matáis...

... gozan de buena salud”.
Sin duda que el papel está declinando en una tendencia clara y definida. Pero si es terminal o no, nadie lo sabe. En los Estados Unidos, los diarios en papel no desaparecieron y los norteamericanos van, en general, cinco años adelantados a nosotros. O sea, no hay certeza de que vayan a desaparecer y tenemos, al menos, cinco años de sobrevida asegurados. En el ínterin, ¿los diarios perdieron un tercio de su circulación? Sí. Pero aun así, sigue siendo importantísima la circulación de diarios. Perdieron un tercio, que no es un número “loco”. Y en nuestro caso, lo compensamos -y todavía más- con las ediciones que generamos. Hoy, circulan más ediciones nuestras que nunca en la historia. En papel. No estoy hablando todavía de Internet. Con lo cual el que diga: “Esto no funciona”, es una apreciación subjetiva. Está claro que los diarios en papel no tienen la relevancia que tenían antes... No la tienen, es cierto. ¿Van disminuyendo?, sí; que tienen un problema económico importantísimo para revolver, sí. Ahora, que el escenario todavía es relevante para los diarios, sin dudas que sí, es relevante.

El negocio del periodismo, por decirlo así, va mutando hacia las formas más móviles, más portables, la publicidad todavía no lo hizo con la misma velocidad. Es decir que la gente todavía sigue prefiriendo un aviso en papel... ¿qué grado de traslación hay entre uno y otro? Porque las grandes firmas siguen poniendo avisos en los diarios...
Yo no veo que los diarios vayan a tener la misma cantidad y calidad que los avisos en Internet. No veo que ese fenómeno exista. Acá, hay una cosa tremenda que es que una visualización de Internet implica un costo con un periodista, un fotógrafo trabajando durante toda una mañana para lograr una nota que dura un día o dos y que puede recibir muchos menos clics que un jueguito que lo hacen una vez en Silicon Valley, para todo el mundo y lo usan durante años. Entonces, yo estoy convencido de que la cosa no va por ahí. Lo que puede llegar a haber de resultado ahí, es menor. No se van a sustentar los diarios por ese lado. Seguramente, será una pata que va a ayudar a sustentar a los diarios pero no va a ser algo como lo fueron los avisos publicitarios para el papel.

De todos modos, esto cambió siempre. Cuando los diarios arrancaron, el sustento provenía del precio de tapa y recién a fines de la década del ‘50 y en los ‘60 la publicidad pasó a ser importante. Antes no existía. Y recién en los ‘90 pasó a ser dominante la publicidad. Esto fue y volvió muchas veces. Yo no creo que el trasvasamiento de Internet a la publicidad sea influyente.

Y el papel quedará como nicho...
Seguramente. No me imagino a un dirigente o un empresario de fuste que debe organizar la información que tiene que leer, lo haga desde un teléfono. Eso, y permitir que un algoritmo te diga qué leer, es lo mismo que le hacían a Yrigoyen. Yo no quiero que me manden las cinco noticias que tengo que leer en el día... o está bien, mandámelas, pero además de lo que tengo que leer voy a contemplar también esas cinco noticias.

Dijiste cuando se lanzó el Mirador Provincial que preferías la información en papel. Generacionalmente, estarías más conectado a los nuevos medios, sin embargo vos seguís prefiriendo leer el diario....
Depende qué. Yo me acuesto y llevo para leer un libro. Salvo que no consiga la edición impresa entonces leo la versión digital. Lo mismo me pasa con los diarios. Por ejemplo, un domingo prefiero abrir el diario, leerlo y zambullirme en el contenido. Y cuando lo leés en papel le dedicás el triple o el cuádruple de tiempo del que utilizás si lo mirás por el teléfono. Al papel lo leés más y lo disfrutás más, creo que está en cada uno y que cada uno tiene su estilo. Ahora, no cabe duda de que el teléfono es más cómodo ya que, mientras estás esperado en una cola, por ejemplo, lo abrís, mirás y chequeás las noticias y ves lo que está pasando. Y si te aburrís, tenés la información más rápido... pero considero que es un mecanismo complementario.

¿Qué considerás que es el hecho relevante de El Litoral en estos 100 años?, es decir, cuando los diarios no estén más y se cuente que en Santa Fe durante casi todo el siglo XX y gran parte del siglo XXI hubo un diario. ¿Cuál es el legado, qué es lo que dejó el diario?
Yo creo que algo de tanto tiempo, si tuviese un único legado, una única virtud... sería un horror. El diario cuando nació bregaba por ponerle impuestos a las exportaciones de trigo por la cuestión del costo del alimento. Esto arrancó con Salvador Caputto que era anarquista y ése era su pensamiento. Los hechos hoy indican en la economía que prohibir la exportación es una locura. Ya las retenciones son algo que nos hace ruido... Lo que pasa es que el diario está reflejando la sociedad y la sociedad de principios de siglo pasado era una cosa y hoy es algo totalmente distinto.

Pero se te sigue identificando con el productor o como el codificador de noticias....
A ver. Han existido valores, grandes títulos que se mantienen. La apuesta a la educación es una que es muy clara y evidente. La apuesta al progreso social, es otra. Lo que pasa es que el progreso social en un momento puede ser impulsar una ley y, en otra circunstancia, puede ser impulsar todo lo contrario. Pero la intención es la misma. Después, es una cuestión de exploración de la propia sociedad y el diario como parte de la sociedad. Darle voz a distintos actores, es otra, y de las más importantes. En épocas de la posverdad uno dice: “Creo que ésta es la verdad, pero vamos dar voces en disidencia para que todos tengan distintas alternativas”. Es decir, hacer justamente lo contrario de aplicar un algoritmo que te da de comer lo que vos querés ver. Esa intención es la diferencia. Cuando hay una buena intención, se te perdonan los errores, porque seguramente los hubo a patadas. Pero tuviste la intención de contar la verdad, la intención de que progrese la provincia, la región, la ciudad; tuviste la intención de promover el bienestar y la intención de expandir la educación y la cultura en general. El diario ha tenido buenas intenciones...

Este siglo que le ha tocado vivir al diario incluye una cantidad de crisis económicas -la última es la que estamos viviendo ahora-, ¿cómo afecta, cuánto golpea al diario cada una de estas crisis?
Yo viví dos crisis. La del ‘89, la de la hiperinflación, y la del 2001, esta última ya, como empresario, fue tremenda, porque en el camino quedó de todo. Cuando se corta la cadena de pagos incumplen con vos y eso te hace, a la vez, incumplir. La lógica es que uno se enoja con el que te quiere cobrar y te enojás con el que no te paga. Eso se replica en toda la cadena y afecta las relaciones. Las que se tienen con el personal, con los clientes, con los proveedores.... porque estamos todos en falta. Todos. En cierto punto, todos tienen razón, nadie es culpable, pero se genera una tensión que provoca roces, enojos. En la crisis del 2001, perdimos a todas las personas que trabajaban con nosotros en Arcadia, menos una. Todos comprendieron y se produjo (la desvinculación) en buenos términos, pero fue tan desgastante ese momento que se terminaron yendo porque ya estábamos como asfixiados. Y se fueron cuando empezábamos a estar mejor. Es como que habían pasado tantas cosas que necesitaban aire. Y cuando digo “todos” me refiero al personal que estaba conmigo pero también a los proveedores, como una cantidad de clientes quebrados.... lo de ahora no, esto no es una gran crisis, es parte de la economía. Si analizamos, a partir de esto, la Argentina siempre estuvo en crisis. Me parece que nadie teme que esto explote aunque sí hay una dificultad que durará seis meses o un año, pero no es crisis.


Respecto de las perspectivas hemos hablado del angostamiento o del desgranamiento lento, pero progresivo, aparentemente inexorable de los diarios impresos en papel. Nadie tiene la bola de cristal y no sabremos lo que pase de aquí a 50 ó 100 años...
Yo soy optimista.

¿Sos optimista?, ¿de poder vivir 140 años?
Creo en la genética y en la tecnología. (Sonrisas)

¿Cómo visualizás a El Litoral los próximos 10 ó 20 años, aquellos que te planteás como meta?
El valor que tiene El Litoral es la gente que trabaja en El Litoral y el entramado de relaciones que tiene esa gente. En todos los ámbitos. Y no sólo la redacción, porque es más que la redacción, es la administración, el sector comercial -Arcadia tiene un rol importante allí-. Esa gente trabajando, pongamos como título “Redacción”, tiene un valor que excede el formato de la publicación. Ese lugar donde se encuentran los códigos de lo que está pasando y cómo creo que es de verdad. Donde se escuchan las frases “porque te lo digo yo”, “te lo digo a vos que nos conocemos hace 20 años”, “entonces, es cierto”, “publicalo porque es posta”... eso es lo que se va a mantener. No me imagino una sociedad donde no haya un tercero fuera del Estado que pueda interpelarlo y decir algunas cosas que el Estado, de por sí, nunca va a decir. Alguien tiene que cumplir ese rol. Yo creo que la provincia de Santa Fe se puede bancar una o dos redacciones. El Litoral, que está en la capital, va a ser una de esas redacciones que quedan en pie, donde por “X” medios -no sé si serán redes o cuáles- seguiremos interpelando al poder, a las empresas y, casi como dice el Preámbulo de la Constitución, vamos a propender por el bien común, es decir, vamos a seguir instando a que se mejore la educación, la cultura, promover los valores... promover lo que haga falta para que la región esté mejor, y si eso tiene que ver con impulsar una ruta -como puede ser el caso de la Ruta 1- es una posibilidad; a lo mejor habrá que impulsar una escuela o que se recorte el gasto público, o todo lo contrario. No lo sé. Eso va cambiando con el tiempo, con las circunstancias o las ideas que prevalecen en un momento. Ahora, no puede ser que en la sociedad no haya un especialista en ver qué pasa en la Legislatura. Ningún medio se banca eso, porque no es tan rentable, porque no hay tanta gente que mire esa información o tener una persona que analice el presupuesto provincial... cuando se compara, es mucho más negocio sacarle una foto a una vedette por la cantidad de clicks. Es mucho más fácil, más barato y más rentable. Pero no nos podemos permitir como sociedad no tener gente que analice el presupuesto, alguien que cubra el Concejo, alguien que pregunte con propiedad a los ministros, a los funcionarios... yo estoy convencido de esto...

Cualquiera que sea el formato...
O con todos los formatos. Yo veo que los formatos se van debilitando cada uno y hoy no hay uno que sea preponderante. Se debilitan y se multiplican. Pero lo esencial es lo mismo: es la redacción. Eso lo veo con lo que pasa en Santa Fe con una conferencia de prensa. El que pregunta es el periodista del diario, después hay un montón de micrófonos sostenidos alrededor. En la red, pasa lo mismo, webs hay un montón, porque cuando se mira el origen de la noticia, en muchos casos, es letra del diario. Yo creo que esto tiene un valor en sí mismo.
Fuente: El Litoral