Por: Violeta Molina Gallardo
La revista 5W quiere ser una mirada internacional de largo aliento que explique no sólo la complejidad, sino el "olor, el tacto y la piel" del mundo con crónicas y fotografías que huyen del paternalismo y el eurocentrismo.
"Es un intento de regreso a las raíces del periodismo. (...) De plantear preguntas más profundas que interrogan no sólo al presente continuo sino a la propia esencia del ser humano", subraya en una entrevista con Efe su director, Agus Morales (Barcelona, 1983).
5W es una rara avis: idea de un grupo de "periodistas ambulantes con ganas de pensar", esta revista anual nació de un "crowdfunding" en 2015, cuando el periodismo internacional estaba maltrecho, y sobrevive sin publicidad gracias a sus socios y lectores.
Morales sostiene que en esta sociedad efervescente y vertiginosa, "mucha gente necesita piel" y 5W pretende analizar la realidad en el lugar en que sucede y con la delicadeza de un orfebre: el periodista se convierte en artesano para presentar cada crónica como si fuera "un juguete hecho a mano".
¿Qué es 5W?
Es una publicación de crónica y fotografía internacional. La formamos un grupo de reporteros y fotógrafos en 2015 y nuestra intención era crear un medio de comunicación en español que se centrara sobre todo en lo internacional, y no necesariamente en la actualidad, sino en temas en profundidad y con una mirada que no fuera eurocéntrica. Hablamos de Europa o de América Latina, pero nos centramos sobre todo en África, Asia y Oriente Medio.
Nace con el espíritu de muchas personas que son "freelance" y que están en muchísimas partes del mundo, que muchas veces no han contado con el apoyo de los medios o que han tenido que malvender sus crónicas.
Su propio título es una declaración de intenciones
Sí, son las 5W del periodismo (who -quién-, what -qué-, when -cuándo-, where -dónde-, why -por qué-), cinco preguntas que no admiten ni un sí ni un no, te obligan a desarrollar la respuesta y son fundamentales para contar una buena historia. Y lo que había detrás del título es sobre todo ese intento de regreso a las raíces del periodismo.
¿Se ha dejado el periodismo esas 5w por el camino?
Puede ser, sobre todo la quinta, el porqué. Es la más difícil de responder, seguramente muchas veces no tiene respuesta pero al menos el intento siempre tiene que estar. Muchas veces lo que nos encontramos son nuevas preguntas.
Echo de menos eso de intentar plantear preguntas más profundas que interrogan no sólo al presente continuo sino a la propia esencia del ser humano.
Se definen como un grupo de periodistas ambulantes con ganas de pensar, algo que contrasta con el ruido mediático y la inmediatez imperantes
Hemos intentado desde el principio huir del ruido y eso hace que de alguna forma sea también difícil dar más promoción a la revista, en el sentido de que algunas fórmulas que funcionan tienen que ver con hacer uso de la demagogia o ruido. Por ejemplo, no hemos publicado ninguna pieza de opinión, porque es lo que más excita las pasiones de la gente.
Lo que hemos subrayado es la presencia del reportero en el lugar de los hechos: puede ser en Baluchistán, en México, en Uganda, donde sea. Sobre todo queremos subrayar la importancia del olor, del tacto, de la piel y eso se transmite sólo cuando el reportero no sólo está allí y luego se va, sino cuando está allí y se queda.
¿Por qué el periodismo internacional pasa por tan mal momento, justo cuando hay tanta confusión en el mundo?
Hay diferentes motivos, el primero es obviamente económico. Cuando un medio de comunicación tiene que decidir qué sección va a sufrir más es una opción obvia porque es la más cara.
Desde algunos lugares se percibe también una falta de interés del público, pero eso tiene que ver con la forma en la cual hemos transmitido la información internacional: con periodismo declarativo y hecho desde las grandes capitales occidentales. Nuestra intención es renovar ese paradigma.
Sostiene que la xenofobia y el paternalismo son los dos grandes problemas del periodismo internacional. ¿Por qué?
La xenofobia por motivos obvios, porque cuando se está informando de lugares tan diversos en todos los sentidos -político, religioso, social, etcétera- es un riesgo evidente caer en la xenofobia, crear esa frontera entre el uno y el otro, o entre nosotros y vosotros. Esto se hace muchísimo y es antiperiodístico.
Por otro lado el paternalismo, porque en muchas ocasiones tenemos que informar sobre poblaciones cuyos derechos humanos están siendo violados y nos dedicamos a presentar a esas personas como víctimas, en lugar de como personas.
Plàcid Garcia-Planas lo llama patetismo de raíz romántica, que es presentar todo como una realidad apocalíptica. Nosotros queremos huir de eso.
5W no es sólo una revista, ¿en qué consiste el proyecto?
Desde el principio teníamos claro que queríamos tener diferentes formatos y explotar lo mejor de cada uno. Tenemos la revista en papel anual, una revista libro, una especie de antología periodística monográfica -la última, sobre la diversión-. Llevamos tres números. Es el buque insignia, donde empleamos más recursos.
Después tenemos la colección 5W, que es un libro que publicamos también anualmente, un diálogo intergeneracional e intercultural. Llevamos dos números: el primero fue de Miquel Ayestarán y Ramón Lobo y el segundo, de Maruja Torres y Mónica García Prieto.
Evidentemente la web, donde el ritmo es otro: semanal. Y después el podcast, que es mensual.
Todo eso es lo que conforma 5W y lo que estamos intentando que convenza al público para que se haga socio y sostenga el proyecto.
¿Cómo van las cosas?
Bien. Nacimos en septiembre de 2015 y tenemos cerca de 2.300 socios, así que el crecimiento ha sido importante para un medio en el que somos nueve fundadores. No hay ninguna empresa detrás: ha sido todo a partir del "crowfunding" que hicimos.
Los ingresos son de suscriptores y lectores. Es muy importante para nosotros poder hacer el periodismo que hacemos sin depender de los ingresos de grandes empresas. Es un modelo que queremos mantener, lo estamos consiguiendo poco a poco.
¿A qué se refieren cuando expresan el deseo de que su revista sea "música"?
Eso tiene que ver con el periodismo narrativo, el periodismo literario, la no ficción, como se le quiera llamar.
El periodismo tiene que estar preparado para recurrir a todos los mecanismos de la literatura para ser más efectivo y para llegar al público. Eso no tiene nada que ver con el uso del rigor periodístico, el rigor periodístico siempre tiene que estar ahí, pero el ritmo, todos los recursos de la poesía también tienen que estar. Una buena narración tiene que ser música. Nos esforzamos mucho por que los textos no sólo estén bien escritos sino que vayan más allá de la corrección y se adentren en el terreno literario.
¿Cómo convive ese periodismo sosegado con el frenesí magnificado por las redes sociales?
Siempre hablamos de que estamos en una sociedad efervescente, pendiente de las "breaking news" o de las "fake news", pero después yo veo -y es una cosa que intentamos capitalizar- la reacción opuesta: frente a eso, mucha gente necesita piel, necesita realidad, necesita tocar las cosas.
Para nacer nosotros confiamos cien por cien en las redes sociales, sin ellas 5W no sería posible, y hacemos un uso intensivo de ellas. Pero estamos al margen de todo lo relacionado con la viralidad, intentamos jugar a otra cosa, que es volver al periodista como si fuera un artesano y presentar cada crónica como un juguete que se ha hecho a mano.
¿Información no sólo para ampliar horizontes, sino como fórmula para serenar ansiedades?
Sí. El mundo no es ese lugar acelerado, lleno de gente buena y malvada que puede presentar las redes sociales, lleno de ansiedad. Hay de todo: calma, sosiego, también ansiedad. Queremos intentar ser el espejo más fiel de eso, si algo queríamos aportar era esa mirada más de larga distancia, en el terreno del largo aliento.
Fuente: Agencia EFE