viernes, 24 de noviembre de 2017

La noticia en televisión es el relato de la imagen

El último monitoreo realizado por la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual relevó que los canales construyen noticias cada vez más breves, con menos fuentes y con más uso de datos que se viralizaron a través de Twitter y Facebook. Se marca además el predominio de las noticias policiales
La corrupción es un escándalo espectacularizado. La protesta social obstruye la vía pública. La violencia de género es dramática. La educación no es relevante. Los migrantes son una amenaza. Las personas mayores son víctimas, la juventud está asociada a hechos policiales y en Argentina,
prácticamente no existen los pueblos originarios. Estos son sólo algunos de los títulos que surgen de los resultados del monitoreo que realizó la Defensoría del Público durante 2016. Y todo, construido casi sin fuentes de información y con una creciente utilización de contenidos de redes sociales en las rutinas de producción. Hoy, para la televisión abierta la noticia es la imagen y no el hecho.

Por cuarto año consecutivo, la Defensoría del Público realizó un monitoreo de programas noticiosos de canales de aire de la ciudad de Buenos Aires para recoger información cuantitativa y cualitativa sobre qué es noticia para los noticieros.

En cada mes par de 2016 se relevaron los cinco días hábiles de la primera semana completa de manera exhaustiva. Se incluyeron todos los programas noticiosos emitidos en las cuatro franjas horarias por los cinco canales de aire de gestión pública y privada. En total, se visionaron 17.197
noticias con una duración de casi 558 horas.

Del resultado, se observa la policialización de la agenda informativa, que se registra tanto por el lugar relevante que ocupan las noticias policiales como por el cruce de lo policial con temas como política, género, niñez y adolescencia.

Desde esta perspectiva, la política fue la temática que más tiempo ocupó en los noticieros y basó su predominancia en la información judicial referida a presuntos hechos de corrupción, especialmente los imputados a ex funcionarios y empresarios ligados al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

La construcción espectacularizada de los hechos relacionados a la corrupción política se cimentó en la exhibición repetitiva y musicalizada de imágenes. La captación de la atención se buscó mediante el uso de planos cortos y zoom-in sobre esposas, cascos y chalecos antibalas como si aquello que se quisiera mostrar estuviera vedado al espacio público. En algunos casos, sumándole comentarios irónicos publicados en redes sociales y datos de “color” que no aportaron al hecho pero que sumaron al abordaje escandaloso. En este marco, fueron minoría -además de breves- las noticias sobre políticas públicas.

Casi la mitad de las noticias no presentan fuente. El 82% de las 17.197 noticias analizadas presentó una o ninguna fuente de información.

El 35% de las 4.024 noticias policiales no tiene fuente y fueron las que exhibieron una mayor cantidad de vulneraciones de derechos de las audiencias y/o de las personas involucradas.

Algunas “modalidades” delictivas se mostraron como novedosas pese a que tuvieron coberturas en ediciones anteriores, y se construyeron en base a neologismos. Una de las operaciones recurrentes fue la serialización, la recurrencia a las cámaras de seguridad (presentadas como fuentes de
información policial y única fuente), mientras que se reforzó la territorialización de la delincuencia en barrios periféricos o villas, asociando la criminalidad (en este caso particular, especialmente el narcotráfico) a la pobreza.

En 2016 se registró un incremento en las noticias referidas a hechos de violencia institucional ejercida por fuerzas de seguridad, sobre todo aquellos cuyas imágenes se viralizaron en las redes sociales y permearon los medios. En este sentido, cabe resaltar el impacto de estas redes, que cada vez adquieren mayor incidencia en las dinámicas de producción de la información.

La protesta social tuvo un aumento con respecto a su cobertura durante el 2015, en particular el reclamo de gremios docentes por aumento salarial. Hubo casos en que los gremialistas recibieron cuestionamientos en vivo por parte de los conductores y en los canales de gestión privada se criticó el corte de calles como modalidad de protesta.

Los niños y niñas fueron noticias en tanto estuvieron involucrados en un suceso policial, ya sea como víctimas o victimarios. Cuando fueron victimarios, se advirtió una fuerte editorialización de la noticia vinculada al debate social sobre la necesidad o no de bajar la edad de imputabilidad.

Los temas de género se redujeron a noticias sobre violencia contra las mujeres pero hubo una escasa presencia de noticias sobre diversidad sexual. Al reportar sobre femicidios, abundaron los detalles escabrosos que apelaron a la construcción dramática sin enmarcarla en la problemática social de la violencia de género.

En ese sentido, las repercusiones en el ámbito político de las movilizaciones del colectivo Ni una menos tuvieron una importante pero breve cobertura, tras lo cual los noticieros volvieron a incurrir en sus clásicas formas de sexualización y criminalización de las mujeres que fueron víctimas de violencia.

Una vez más, se observó una creciente tendencia a la criminalización de las personas migrantes regionales aludiendo a la necesidad de “revisar” (eufemismo de “endurecer”) la política migratoria local. Las mismas fueron presentadas como objeto de rechazo y amenaza, y su presencia se vinculó a sucesos policiales, sobre todo narcotráfico. Como contrapartida, se buscó conmover con imágenes y relatos sobre el proceso migratorio que se vive en Europa, donde las personas fueron representadas como víctimas.

La representación de las personas mayores se redujo a su rol jubilatorio, fueron asociadas a la pasividad y a la victimización en hechos policiales. Fueron escasas las notas que recrearon sus estilos de vida, reforzando una visión sesgada y poco deseable sobre la vejez. La cobertura que los noticieros hicieron sobre esta franja de la población estuvo muy lejos de lo que se reclama en ámbitos locales e internacionales.

Un vez más, los pueblos originarios no fueron noticia. La marginalidad se evidenció en que fue el tema con menos adjudicaciones en el monitoreo 2016. Y aunque hubo un pequeño incremento en la cantidad de noticias respecto a años anteriores, el aumento se debió a la lectura de portadas de
diarios provinciales, es decir, noticias cortas sin ningún tipo de profundización.

La educación no es un tema de relevancia para los noticieros de la TV abierta. La información se limitó, en su mayoría, a reclamos gremiales o a la participación en pruebas internacionales, cuyo resultado puso el foco sobre las implicancias políticas del hecho.

En 2016, se observó una serie de cambios que ya se habían registrado en monitoreos anteriores de modo gradual sobre el protagonismo que adquieren, día a día, las redes sociales en la producción de noticias.

El noticiero se hace eco de las denuncias que se viralizaron a través de Twitter y Facebook, entre otras. Se interpela a las audiencias con consignas fomentando su participación a través de las redes.

El antiguo espectador se convierte gradualmente en productor de contenido, desdibujando el concepto de fuente de información.

El tratamiento de estas temáticas estuvo marcado por un factor no menor: el porcentaje de noticias con fuente se ubicó entre el 50% y el 54% del total. Es decir, que entre el 46% y el 50% de las noticias no tuvo ni una fuente. Al igual que en el estudio realizado en 2015, se observó que la cantidad de noticias decrece a medida que se suman fuentes. Sólo el 17,9% de las noticias que tienen fuentes presentan dos o más.

Y todo esto debe ser contado en un minuto con 56 segundos. Es decir, cada vez en forma más breve, ya que la duración de la noticia bajó, en promedio, 20 segundos con respecto a 2015.

El informe completo: