“La salud de la empresaria se había complicado en las últimas tres semanas”, señaló, sin más detalles, el canal TN, que forma parte del Grupo Clarín, al referirse a la muerte de la empresaria.
Fue la primera mujer en hacerse cargo de un diario de venta masiva en Sudamérica. Según señaló hoy el matutino, su objetivo fue identificar a 'Clarín' con el hombre común, "con el argentino y la argentina que pelean a brazo partido para llegar a fin de mes". "También pretendemos humildemente presentarle al país nuestros puntos de vista, nuestra forma de ver el país", explicó Herrera de Noble en una antigua entrevista a la revista 'Somos'
El corresponsal de el Diario El País contó: Vivió lo suficiente para ver a todos sus enemigos derrotados. Ernestina Herrera de Noble, la dueña de Clarín, la mujer más poderosa de Argentina, falleció el miércoles a los 92 años con todas las batallas importantes de su vida ganadas.
Vio caer a su rival más fuerte, Cristina Fernández de Kirchner, que inició con su marido, Néstor, una guerra a muerte con el Grupo Clarín que marcó toda la política argentina y que finalmente ganó sin discusión la empresaria. Vio vencer a su gran aliado, Mauricio Macri, y con él logró que Clarín lograra pasar su última frontera: la telefonía móvil.
El grupo mediático más importante del país, con una influencia capaz de hacer caer gobiernos, ya tenía el principal diario, la televisión más importante, la radio más escuchada, la plataforma de televisión por cable e Internet más popular. Ahora llega el teléfono.
Fue ella la que convirtió el periódico que había heredado de su marido en uno de los mayores emporios mediáticos iberoamericanos. Casi nunca escribía ni firmaba, pero su poder se hacía sentir en toda Argentina. Tras la caída de Kirchner, era la mujer más poderosa de un país en el que hay varias que disputan ese puesto.
Su historia en Clarín
Herrera de Noble era una joven despreocupada que bailaba flamenco –era hija de una pianista valenciana- cuando conoció en un crucero a Roberto Noble (foto), el potentado dueño de Clarín, ya entonces el periódico más leído de Argentina. Se casaron cuando a Noble –que se divorció por ella de su primera esposa- le quedaba poco de vida. Murió menos de dos años después, el 12 de enero 1969 y Ernestina, tras una gran batalla legal con la hija de su marido, se hizo cargo del periódico. Poco después fichó a Héctor Magnetto, el que ha sido durante todos estos años su timonel, tan respetado como odiado en el país austral como representante máximo del poder mediático. Entre los dos lograron sacar al diario de una crisis muy fuerte en esos primeros años.
Argentina empezó una época turbulenta en la que Clarín tendría siempre un gran protagonismo. El periódico ha sido muy criticado por su papel durante la dictadura militar.
“Tras la larga noche de la última dictadura, Clarín retomó su prédica, silenciada como estuvo el resto de la prensa”, escribe el propio diario en el obituario de su editora durante los últimos 40 años.
En esa época turbulenta, en plena dictadura, se produjo una decisión empresarial clave. Clarín y La Nación, el eterno rival periodístico pero aliado en los negocios, compraron Papel Prensa, la compañía que vende todo el papel para los periódicos argentinos, y que era propiedad de David Graiver, un banquero que tenía una estrecha relación con la guerrilla Montoneros. Graiver murió en 1976 en un accidente de avión nunca aclarado y finalmente Clarín y La Nación se hicieron con Papel Prensa.
Los rivales de Herrera de Noble, que la acusaban de aprovecharse de la dictadura, la han perseguido hasta ahora con este asunto pero ella vivió lo suficiente para ver cómo llegaba la absolución final por el caso Papel Prensa, en pasado 24 de mayo. Era la última batalla pendiente, y también la ganó antes de morir.
En casi 40 años de ejercicio del máximo poder de la prensa, Herrera de Noble protagonizó grandes batallas. Pero ninguna fue tan personal y dolorosa como la investigación para saber si sus dos hijos Marcela y Felipe Noble Herrera, adoptados en 1976, eran hijos de desaparecidos. Las Abuelas de Plaza de Mayo estaban convencidas de que eran en realidad hijos de detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico militar (1976-1983), y por eso iniciaron un larguísimo proceso legal que en un momento incluso llevó a la dueña de Clarín a la cárcel durante tres días, en 2002. Ella y sus hijos se negaban a hacerse la prueba de ADN. El juez fue inhabilitado por haberla encarcelado injustamente. "Hay un sector político que quiere ir limpiando el terreno para adueñarse de todo el poder", sostuvo en una carta abierta.
Tras un largo proceso, la Justicia determinó que los ADN de los chicos no coincidían con ninguna muestra del Banco Nacional de Datos Genéticos, y en enero de 2016 fue sobreseída la denuncia.
La batalla siguió, con episodios novelescos como la aparición de la policía en casa de sus hijos para desnudarlos y llevarse muestras de su ropa con restos de ADN. Era 2010, en plena guerra con los Kirchner, que utilizaron este caso para lanzar a sus militantes contra Herrera de Noble. “Clarín, Magnetto, devuelvan a los nietos”, se gritaba en sus mítines.
Finalmente accedieron a las pruebas y se comprobó que no eran hijos de desaparecidos, al menos no de los registrados por las Abuelas de Plaza de mayo. También logró la victoria final recientemente. En enero de 2016, ya con Macri en el poder, la jueza sobreseyó a la editora de este caso que marcó los últimos años de su vida.
Herrera de Noble también sostuvo un litigio en tribunales con Guadalupe Noble, quien peleaba la herencia de su padre Roberto Noble, el empresario que había fundado Clarín en 1945.
El poder de Clarín
Herrera de Noble y su fiel escudero Magnetto protagonizaron el poder argentino en los últimos 40 años, en los que supieron convertir un diario con problemas en un emporio mediático imparable, que incluso enfrentado al poder político siguió creciendo y ahora quiere disputarle la telefonía a la española Telefónica, muy molesta por lo que ven como un respaldo de Macri a Clarín en este asunto. Clarín nunca dejó de ser el periódico más leído de Argentina y los nuevos proyectos de radio y televisión también lograron imponerse. Prácticamente todo lo que tocaban los dirigentes de este grupo triunfaba.
Enfrentarse con ellos ha sido un error para casi todos los gobiernos. De hecho Néstor Kirchner tuvo muy buena relación con el grupo en sus primeros años. Pero después la guerra fue total.
“Hemos construido nuestra fuerza en la fidelidad a la gente. Y eso muchas veces termina molestando al poder de turno”, comentó Herrera de Noble en 2009.
"Son un poder mediático casi mafioso", dijo el líder, fallecido en 2010. “El que no salte es de Clarín”, gritan las masas todavía hoy en los actos de Cristina Fernández de Kirchner.
Un jefe de gabinete de la expresidenta, Jorge Capitanich, llegó incluso a romper una hoja de Clarín en plena rueda de prensa en la Casa Rosada. Herrera de Noble nunca contestó abiertamente, mantuvo siempre un perfil bajo que sin embargo no podía ocultar su inmenso poder. Ella prefería ganar las batallas poco a poco. Y antes de morir venció todas las importantes. Deja un grupo enorme y más poderoso que nunca.
El año pasado, uno de los directivos de Clarín reconoció que durante el kirchnerismo ejercieron un “periodismo de guerra” contra el gobierno.
El Grupo Clarín ganó esa guerra, ya que la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia echó abajo legislaciones que afectaban a un multimedios que, desde entonces, consolidó su poder económico.
La empresaria presidió la Fundación Noble, fue autora de los libros "Compromiso con el país" (1980) y "La Argentina necesaria" (1989). A lo largo de su carrera, Ernestina Herrera de Noble recibió numerosas condecoraciones. Entre ellas la Legión de Honor en grado de oficial por el gobierno francés, la Orden al mérito de la República de Italia, la Real Orden de Isabel la Católica de parte del gobierno español y el Premio al Logro Editorial por la Asociación Mundial de Periódicos.
A su vez, durante su dirección, Clarín fue el diario argentino más premiado en el mundo, con más de 300 distinciones internacionales, entre ellas 6 premios Rey de España, 2 Premios Don Quijote y 4 premios Moors Cabot.
Ernestina Herrera de Noble también fue miembro del Instituto de Prensa Internacional y del Consejo del Museo Internacional de Televisión y Radio. Y fue la primera editora latinoamericana en integrar el Comité Consultivo de la UNESCO para la Libertad de Prensa.
“Despedimos a Ernestina Herrera de Noble, figura clave del periodismo y la defensa de la libertad de prensa. Mis condolencias a su familia”, expresó el presidente Mauricio Macri en su cuenta de Twitter.
“Su compromiso con la libertad de expresión, su reivindicación de la independencia editorial y económica de los medios, y su defensa del periodismo profesional, le valieron logros y reconocimientos en el país y el mundo. Pero al mismo tiempo, le significaron ataques y persecuciones en distintos momentos de su vida”, dijo por su parte el Grupo Clarín en un comunicado.
“Ella jamás defendió la democracia”
Por: Diego Martínez
“Ernestina es la expresión de que cualquiera maneja un medio”, reflexiona Pablo Llonto, autor de La Noble Ernestina, biografía no autorizada de la heredera de Roberto Noble, e impulsor de la investigación de la identidad de las criaturas que adoptó irregularmente en pleno terrorismo de Estado. Redactor de Clarín desde 1978, despedido por su trabajo gremial, Llonto destaca que Herrera de Noble “jamás defendió la democracia” y recuerda que siguen pendientes, en manos de la jueza Sandra Arroyo Salgado, medidas de prueba para conocer el origen de Marcela y Felipe Noble.
¿Qué simboliza Herrera de Noble?
Es la expresión de que cualquiera maneja un medio. Cuando entré a Clarín hasta los desarrollistas se burlaban de su incapacidad. Su actividad pasaba por bajar a la redacción en aniversarios, no tenía ningún rol periodístico. Sí fue cumplidora con la dictadura: estuvo en actos junto a Videla y se conocen los beneficios para Clarín. Pero jamás propuso o cuestionó una nota.
En la necrológica oficial, Clarín afirmó que en los 70 y “con la viuda de Noble al frente, defendió el ejercicio pleno del estado de derecho, se opuso a toda forma de violencia, impulsó el respeto por las libertades individuales y por el sistema democrático”
Ernestina de Noble jamás defendió la democracia. En ninguno de sus discursos entre 1978 y 1983 dijo ni siquiera “estamos en dictadura”. En la fiesta homenaje a los campeones del mundial de fútbol estuvo en el palco con Videla y jamás hizo un pronunciamiento de condena.
En la causa sobre la identidad de Marcela y Felipe Noble se probó que insertó datos falsos sobre su origen y en 2003 admitió “la posibilidad de que pudieran haber sido víctimas de la represión ilegal”. ¿Cree que podrán ahora esas personas nacidas en plena dictadura conocer su identidad?
Mi impresión es que Felipe está más cerrado al tema. En el caso de Marcela no sé si esto le generará algo para adelante, son personas con mucha dificultad para querer saber sobre sus padres. Ojalá eso cambie, para bien de ellos, y sepan de una vez de dónde los trajeron.
¿La causa está paralizada?
Arroyo la archivó pese a que había pruebas por producir. En su libro, Adolfo Scilingo dice que, según Raúl Guglielminetti, “en Orletti había una embarazada que tuvo un bebé y se lo dieron a la dueña de un importante diario”. La jueza debió tomarles declaración. Tampoco investigó quién fue la mujer que aparece entregando a Felipe. Una empleada del juzgado dijo que vio a una señora con ese bebé pero ¿quién era? ¿Una detenida política? ¿Una desaparecida? Arroyo llevó bien la causa hasta los análisis de ADN. Después la mantuvo con alguna medida y, con la muerte de (su ex marido Alberto) Nisman, empezó a aparecer en los canales del Grupo Clarín, dictó el sobreseimiento de Ernestina y ordenó archivar el expediente.
El día que Ernestina tomó el control de Clarín
En Clarín, una historia, Martín Sivak reconstruye cómo la señora de Noble, fallecida esta semana a los 92 años, cortó la influencia del desarrollista Rogelio Frigerio y asumió la dirección del diario, a fines de los años 70. Así comenzaba la “era Magnetto”
Por: Martín Sivak
Un coro estable de noblistas, frigeristas y periodistas profesionales subestimaba a la señora de Noble. Algunas espadas de su marido solían contar lo mal que pronunciaba el apellido Hemingway como si tuviera relevancia para manejar un diario y aun para dictar un curso de literatura norteamericana del siglo XX. Los frigeristas que concedían poderes desconocidos a su líder pensaron que el Tapir la había convertido al desarrollismo. Los periodistas profesionales comentaban maliciosamente sus lagunas en historia universal y los más narcisistas se sentían heridos porque no registraba sus costuritas o les repetía “encantada de conocerlo” cada vez que los cruzaba en actos de la empresa.
Algunos de sus caprichos gotearon a la Cuadra: el veto a un médico con el que hizo un tratamiento fallido, la presunción de que el horóscopo de la revista dominical era siempre optimista con su signo del zodíaco, el veto a Oscar Camilión. Si a Noble se le festejaba su poligamia, la vida amorosa de la directora fue estigmatizada por frigeristas, profesionales y espadas de su marido.
La calle Córdoba le diagnosticó una tendencia al aislamiento y a la soledad. Desde la pelea feroz por el reparto de la herencia de Noble, que terminó con el diario para ella y con el resto de la fortuna para la hija del fundador, se desentendió de la vida de Lupita y perdió ese reducido espacio familiar (...)
Volver a ser Noble
A fines de la década de 1970, la directora dedicó tiempo a la crianza de sus hijos, con quienes compartió largos viajes. Pasaban temporadas en su departamento neoyorquino de la Quinta Avenida y la Calle 82, en el Upper East Side. Para que perfeccionaran su inglés, los anotó en el curso intensivo de una escuela a la que asistían los hijos de los reyes de Arabia Saudita. Fascinada por la directora de la escuela, una hongkonesa de unos 40 años, le ofreció mudarse a Buenos Aires y convertirse en institutriz a cambio de un sueldo equiparable a un secretario de redacción. En el primer viaje, le puso un chofer a su disposición; organizó comidas en el Hotel Alvear, viajes a Mar del Plata y a Bariloche; más adelante le compraría un departamento.
Un frondi-frigerista le sugirió, a través de Magnetto, que contratara una institutriz americana o inglesa, pero ella prefirió una oriental porque, opinaba, así evitaría que los niños se encariñaran. Ante el periodista de Clarín que oficiaba de chaperón, la profesora de inglés se sinceró: sospechó que al poco tiempo pasaría a comer en la cocina y decidió regresar a Nueva York. El inglés quedó.
Marcela y Felipe dibujaron en una cartulina “Happy Birthday Daddy” y la depositaron en la bóveda Herrera-Noble del cementerio de Recoleta. Ernestina había mudado allí los restos de Noble: antes descansaban en la bóveda de mármol que Roberto llamaba “La tumba del Faraón”.
Ante la siempre traumática tarea de consignar un origen, la directora había elegido para sus hijos el del fundador de Clarín. En una visita a la Recoleta, Lupita se encontró con la cartulina. Así lo hizo saber en una presentación judicial de 1994 donde demandó a la directora por privación del derecho a la identidad: la acusaba de haberle quitado la herencia, de haberse apropiado del cadáver de su padre, de haberla borrado de la cobertura de eventos públicos ligados al diario, de no darle ningún espacio en las páginas de Clarín y de usar a piacere la marca Roberto Noble.
En enero de 1979, Noble recuperó su lugar estelar en Clarín durante las evocaciones por los diez años de su muerte. El diario pretendió universalizar el reconocimiento. “Todos los sectores evocaron a Noble”, tituló en tapa el viernes 13. Se consignaron las adhesiones del cardenal Raúl Primatesta, de las Fuerzas Armadas, del ministro del Interior Harguindeguy y de otros. Videla mandó un mensaje en el que definió a Noble como un hombre público.
Misas, ofrendas florales en Recoleta, un minuto de silencio en el diario y la colocación de un nuevo busto en la redacción consumaron la beatificación. En la Comisión de Homenaje militaban personalidades diversas, como el director de cine Fernando Ayala, el intelectual comunista Héctor P. Agosti, el cardenal Antonio Caggiano, los actores Jorge Porcel y Soledad Silveyra, el profesor Natalio Botana, el general Juan Enrique Guglialmelli, y los dirigentes políticos Vicente Solano Lima y Rogelio Frigerio. “Luchó contra la dependencia”, dijo Eduardo Busso, presidente de la Comisión de Homenaje y cuñado de Noble. Por su condición de ministro de la Libertadora no entraba en el mapeo de los aliados de Frigerio.
Clarín entregó a Luis Sciutto el primer premio en el Concurso sobre la vida y el pensamiento del doctor Noble. En junio de 1979 se publicó Roberto Noble, un gran argentino, continuación de su inicial Boceto para una biografía: un hombre excepcional y una obra excepcional (1961). En diciembre de 1978, Clarín y la Fundación Noble habían publicado Vida, obra y doctrina de Roberto Noble, de Luis Alberto Murray, que todavía trabajaba en el diario. Ambos libros omiten la existencia de la hija de Noble, un dato relevante por tratarse de biografías. Sciutto y Murray cortejan a la directora por haber garantizado la continuidad de Clarín, “Opera Summa del fundador” en palabras de Sciutto, y soslayan la participación de Frigerio. Sciutto ensalza el trabajo de Magnetto, Aranda y Pagliaro: “Han hecho de Clarín lo que Roberto Noble soñó: una empresa primera en todo” .
El frigerismo había empezado a disputar, muy sutilmente, la canonización del director y fundador. Frigerio protestó ante Guillermo Ariza por una nota en la que Noble ocupaba un lugar exagerado. “Lo que usted escribió confunde: nosotros le pasamos las ideas”, le recordó. Cuando el 10 de octubre de 1977 murió José Fioravanti, el jefe de Información General Mario Diament utilizó como ilustración el busto de Noble que presidía la redacción (pudo haber usado los monumentos de Roque Sáenz Peña, Nicolás Avellaneda o Simón Bolívar), pero le pidieron cambiarla antes de entrar al taller. Eran las pequeños acciones directas del frigerismo para demorar la beatificación de Noble.
La directora empezó a molestarse por la sobrepresencia del MID en sus páginas y por la idea, cada vez más extendida en los círculos del poder, del diario como instrumento de Frigerio. La viuda de Noble asumió mayor protagonismo y restituyó a su esposo en el lugar de ideólogo del matutino. Reclutaría entre frigeristas en crisis existencial y periodistas ambiciosos los cuadros para desplazar al frigerismo.
Anfitriona para el gran acto del 35º aniversario del diario, las fotos de Clarín la mostraban tomada de la mano con el nuncio apostólico Pío Laghi y en animada conversación con el ex presidente Lanusse. Asistieron el intendente Cacciatore; los secretarios generales de las tres armas de las Fuerzas Armadas vestidos de civil, general Reynaldo Bignone, almirante Jorge Casas, brigadier Basilio Lami Dozo; el almirante retirado Emilio Massera (en la foto con su amigo Horacio Rioja). Políticos y sindicalistas retornaron a las páginas del diario, como Deolindo Bittel y Jorge Triaca; también los que nunca se fueron, como Frondizi y Frigerio. Por el crecimiento de Deportes y de Espectáculos, el diario destinó dos páginas de la cobertura a celebridades como Pinky, el Conejo Tarantini, Mirtha Legrand, Juan Carlos Calabró y Osvaldo Pugliese.
El diario también dio publicidad al encuentro de la directora con Harguindeguy, el mismo día que el ministro conversó con Peralta Ramos y Laiño de La Razón y Héctor García y Ricardo Gangeme de Crónica. En la foto, la señora de Noble movía las manos, como señalándole algo importante a un contemplativo Harguindeguy.
En abril de 1980, la directora firmó tres editoriales con una volanta común: “A propósito del diálogo”. Ponderó la actitud de promover el diálogo y reclamó renovación a los impacientes partidos políticos. No faltó la cita de Noble ni el elogio al fin de la subversión. Cerró con una idea de Nación que se parecía a ella: “Pensada en grande, como madre fuerte y cariñosa que protege y asegura el porvenir de sus hijos”.
Para conocer más sobre Ernestina Herrera de Noble y Clarín, se recomienda leer: La Noble Ernestina, de Pablo Llonto, y Clarín, una historia, de Martín Sivak. Ver más momentos
Fuentes: El País, Clarín, Notimex, PáginaI12, Perfil y Señales