viernes, 12 de mayo de 2017

Un mar de pañuelos

La masiva convocatoria dejó una postal impactante con la plaza teñida con el símbolo de la lucha de las Madres y Abuelas; cómo se gestó esta acción que quedó inmortalizada a través del lente de Eitan Abramovich
La imagen es tan grande que emociona. Una Plaza de Mayo repleta de gente, pintada de blanco por los pañuelos en alto de las 500 mil personas que asistieron al acto en repudio al fallo de la Corte Suprema de Justicia que habilitó el beneficio del 2 x 1 en casos de lesa humanidad.

Los pañuelos blancos son el símbolo de la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. En los días previos a la concentración, en las redes sociales surgió la idea de asistir con ellos. A algunos no les pareció correcto porque les pertenecen a sus integrantes. Ante la insistencia, se les consultó a ellas y dieron el visto bueno.

“Las Madres dijimos, ¿por qué no? El pañuelo es además el símbolo de los 30 mil, y acá estamos todos juntos reunidos con ese pañuelo blanco, que es la lucha que no afloja”, dijo explicó Taty Almeida dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

"Hay poco o mucho que decir sobre esta manifestación multitudinaria", expresó a los medios tras el acto y visiblemente emocionada Taty, quien subrayó que la manifestación no nació de "ningún tipo de partidismo", sino del repudio popular a la "barbaridad que se mandó la Corte Suprema".

"Fue un pedido de las redes sociales, que comenzaron a preguntar si podían llevar hoy el pañuelo blanco", aclaró Almeida sobre la elección del uso de esta prenda, con la que desde abril de 1977 llevan reclamando por sus hijos desaparecidos durante la dictadura.

Entre los asistentes hubo quienes llevaron los suyos. Otros fueron entregados por la Defensoría del Pueblo. Otros pertenecían a una empresa textil que decidió donar 30 mil.

Cerca del final del acto, Almeyda pidió a todos que levanten los pañuelos, dejando una postal impactante e imborrable tomada por el fotógrafo de la agencia AFP Eitan Abramovich.
Otra imagen de Abramovich en la marcha:

El día en que los varones fueron madres
Llegué temprano a la plaza y empecé a verlos. Jóvenes, con piercings y tatuajes y su pañuelo blanco al cuello. Oficinistas de traje y corbata y su pañuelo blanco al cuello. Abuelos canosos de la mano de sus nietos y su pañuelo blanco al cuello. Señores de camperas elegantes, obreros con su pechera de sindicatos y su pañuelo blanco al cuello. Amantes que se besaban y uno le arreglaba al otro su pañuelo blanco al cuello. Tomando mate o empinando una cerveza, con mochilas de estudiantes y su pañuelo blanco al cuello. Con ojos claros y tez blanca, con rostros cetrinos y su pañuelo blanco al cuello. Sin pelos en la cabeza, rapados, con largos rulos, y su pañuelo blanco al cuello. Altos, bajos, gordos, delgados, con y sin lentes, con abrigos, descamisados, con riñoneras o con bolsas, arrastrando cochecitos o de la mano de una mujer, solos o en grupos, riéndose o serios, repartiendo volantes, levantando banderas, y con sus pañuelos blancos al cuello. Sacando fotos con celulares y cargando cámaras profesionales, y su pañuelo blanco al cuello.

Los vi sentarse en la plaza y los vi caminar por Avenida y por Diagonal, con un pañuelo blanco al cuello.

Vi agitar esos pañuelos cuando Taty habló.

La luna estaba llena y me pareció un pañuelo.
María Isabel Bertone
Fuentes: girabsas.com, María Isabel Bertone, Señales