domingo, 28 de mayo de 2017

Jorge Fontevecchia analiza el blindaje mediático al gobierno

No es una posición cómoda porque se reciben críticas de ambos lados de la grieta
Por: Jorge Fontevecchia
“Desde que asumió este gobierno estoy en carne viva, y particularmente sensible a todo intento de borrar los logros del pasado para justificar el desastre del presente, y me entristece la hipocresía con la que los medios cubren de lodo el pasado para que el barro del presente parezca oro”, me escribió un profesor de la universidad pública hace unos días criticando a Perfil.

Casi al mismo tiempo, el feriado del 25 de Mayo, Luis Majul publicó en La Nación una columna criticando a quienes –como Perfil, entre otros– no aceptamos ser arrastrados por el discurso de moda de esta época. En sus palabras: “Sólo están ocupados en que no se los etiquete. No quieren que se los confunda con el periodismo militante K. Y tampoco desean que se suponga que están de acuerdo con un gobierno ‘de derecha’. (...) Entonces un día fuerzan un argumento anti K y al siguiente sobreactúan una crítica al Presidente. Se presentan a sí mismos como neutrales, pero en el fondo son dogmáticos. Hay una broma para identificar su equidistancia de ‘mentirita’. Se dice de ellos que no pertenecen ni a Corea del Norte ni a Corea del Sur, sino a un país que no existe: Corea del Centro”.

El concepto de Schmitt amigo-enemigo, que el kirchnerismo, potenció lo continúa el macrismo en el plano electoral

No es una posición cómoda la de ser “Corea del Centro” porque se reciben críticas de ambos lados de la grieta, pero es la manera en que Perfil entiende que puede cumplir su mandato de ser contracíclico para sumar al debate público siempre aquello que falta. Ser anticíclico fue criticar al kirchnerismo cuando nadie lo hacía durante los primeros cinco años. Y ser anticíclico hoy no sólo es criticar a Macri, porque, a diferencia de lo que sucedió con el kirchnerismo, los principales medios también le hacen críticas a Macri a pesar de que lo apoyan, sino también animarse a reconocer aquello bueno que hizo el kirchnerismo cuando la mayoría de la audiencia de los grandes medios pide reducir el período 2003-2015 sólo a casos de corrupción. Animarse a incomodar los prejuicios de nuestra audiencia (y también los nuestros) para contribuir a su progreso.

Claro que mejora a los grandes medios que ahora haya críticas a Macri desde el comienzo y los diferencia de PáginaI12, donde no hay críticas al kirchnerismo. Pero debemos reconocer que no tenemos suficiente polifonía de voces sino que unas predominan sobre las otras. Usando el ejemplo del diario donde escribe Majul, las investigaciones de Hugo Alconada Mon o algunas columnas críticas de Carlos Pagni no impiden ver que la línea general del diario aprueba como legítimo el relato del actual gobierno. Lo mismo le cabe a PERFIL, donde el hecho de que escriban regularmente Artemio López o Bernarda Llorente y Claudio Villarruel, por ejemplo, no alcanza a equilibrar la línea crítica del kirchnerismo.

Puesto en perspectiva antagónica con la prensa profesional de los grandes medios, se podría argumentar que PáginaI12 asume su papel de prensa militante seria con honestidad, mientras que nosotros tratamos de disimularlo. Y un reclamo que se nos hace siempre es que asumamos el lugar desde donde escribimos haciendo pública nuestra preferencia política como lo hacen los grandes diarios de Estados Unidos, que recomiendan en su editorial votar por tal o cual partido antes de cada elección. Pero que un medio que haga verdadero periodismo explicite su preferencia electoral no implica que omitirá las críticas a su sector de afinidad. Ni siquiera en los medios más asociados, que cubren la política en forma de espectáculo, como podría ser Fox News, se omiten críticas a Trump, como lo demuestra el gráfico de esta columna.

Majul se queja de que les damos relevancia comparable a los bolsos de José López y al caso de las acusaciones al director de la AFI, Gustavo Arribas, de haber recibido 800 mil dólares por la misma ruta del dinero con la que Odebrecht pagaba sus coimas. Y remarca la abrumadora mayor magnitud de los casos de corrupción del kirchnerismo, entre ellos el reciente procesamiento de Hebe de Bonafini por la estafa en la construcción de viviendas sociales, que son incomparables con los de este gobierno. Tiene razón, pero a los casos de corrupción, como a cualquier noticia, se les aplica el criterio de proximidad, en este caso temporal: se pondera más lo que sucede ahora (Panamá Papers, Arribas, Iecsa, etc., aún sin comprobación) que lo que sucedió hace años, por eso fue más valioso periodísticamente denunciar cómo se usaba el prestigio de las Madres de Plaza de Mayo para otros fines en 2007, como hicieron este diario y la revista Noticias, cuando atreverse a criticar a las organizaciones de defensa de los derechos humanos generaba un repudio generalizado.

A las diez reflexiones del maestro de periodismo Ryszard Kapuscinski, quien decía que para ser buen periodista primero había que ser una buena persona, se podría sumar que para ser un buen periodista hay que rebelarse al cómodo monologuismo del discurso dominante, que sólo retroalimenta el cambiante humor social de cada época. En la Argentina actual, la posición contracíclica en periodismo es justamente ser “Corea del Centro”. Esta sola metáfora que peyorativamente indica como únicos lugares verdaderos a Corea el Norte y Corea del Sur (no hay un pueblo más dividido y enfrentado que las dos Coreas) demuestra cómo se intenta mantener y profundizar la grieta.

Kim Jong-un, como el kirchnerismo, y Cambiemos, como Corea del Sur, son el paroxismo de la grieta

En lo contrario, contribuir a la reducción de la grieta, es en lo que PERFIL continuará perseverando. Esta semana, con pocas horas de diferencia, me tocó como invitado dar la misma clase sobre “Subjetividad en periodismo” en la Universidad de La Matanza y en la de San Andrés. La Matanza, quinta mayor universidad del país, con 50 mil alumnos, es el símbolo de las universidades populares del Conurbano, donde el 90% de los padres de sus alumnos no fueron universitarios. San Andrés, con poco más de 2 mil alumnos, es el símbolo de la más exclusiva de las universidades privadas, cuyo rector, Carlos Rosenkrantz, pasó a integrar la Corte Suprema.

No hubo ninguna diferencia en las preguntas que me hicieron los alumnos de ambas universidades, quienes además mostraron el mismo interés por un periodismo alejado de los extremos. Es que el lugar del periodismo es, justamente, ese no lugar de “Corea del Centro”.

Blindaje mediático
El periodismo amigo o enemigo es el problema. Los partidarios de Macri aplauden el periodismo de investigación sobre Lázaro Báez u Hotesur pero se irritan con lo que afecte al Gobierno
El mismo superjueves político en que Massa hizo el lanzamiento de su alianza con Stolbizer, Cristina Kirchner amenazó con su candidatura a Randazzo desde C5N y Marcos Peña les respondió a ambos desde América TV, se publicó la columna titulada La falsa grieta de la prensa argentina (Majul, en La Nación) criticando a los periodistas que eligen ser parte de “Corea del Centro”, metáfora pretendidamente peyorativa cuando debería ser un elogio.

La crítica a los medios de “Corea del Centro” fue por dar similar despliegue a las acusaciones sobre actos de corrupción del macrismo no confirmados que a los del kirchnerismo consumados y ya en juzgamiento. La crítica no tuvo en cuenta que a quien está en el poder se le invierte el orden de la prueba y debe demostrar su inocencia y no los demás su culpabilidad.

En la Argentina fue habitual que los gobiernos, al comenzar, contaran con un blindaje mediático mientras atravesaran el período de luna de miel con la sociedad, o más permanentemente cuando sus políticas coincidían con los intereses de los medios, o cuando directamente los compraban.

Una combinación de la primera y segunda situación puede explicar el blindaje mediático del que goza el jefe de Gabinete, Marcos Peña, porque a lo largo de toda la semana ninguno de los grades medios reprodujo la noticia que dio a conocer Perfil.com el lunes, informando que su padre, Félix Peña, no solamente había sido subsecretario en el área económica de la Cancillería durante la presidencia de Menem sino también durante la de Galtieri, algo que la biografía pública había omitido.

Ningún hijo tiene responsabilidades sobre lo que haya hecho su padre ni tampoco haber sido funcionario de la dictadura, según en qué áreas y bajo qué circunstancias, por sí solo descalifica a una persona. Pero resulta contradictorio que los medios destaquemos a cualquier funcionario kirchnerista que fue juez, diplomático o funcionario ministerial durante la dictadura y no lo hagamos si se trata del padre del jefe de Gabinete, siendo una noticia interesante porque además fue el encargado de pensar la defensa económica del país en el exterior durante la Guerra de las Malvinas.

A la reina Máxima de Holanda le costó que su padre no pudiera participar de su boda por haber sido ministro de Agricultura al comienzo de la dictadura. Nuevamente, no hay en esta columna crítica a Félix Peña o a Marcos Peña sino a los medios cuando no medimos con la misma vara los mismos hechos si vienen de representantes de Corea del Norte o de Corea del Sur.

En el reportaje a Marcos Peña que le realizó Fantino en su programa de América TV, Animales sueltos, no sólo no hubo ninguna mención al tema sino que el propio entrevistador felicitaba al jefe de Gabinete por lo bien que respondía compitiendo en el género blindaje mediático, aunque un escalón debajo, con el reportaje a Cristina Kirchner de ese mismo día en C5N. En la entrevista a la ex presidenta faltaron tantas preguntas imprescindibles que hasta terminó destacándose el hipersesgado Roberto Navarro por algunas preguntas que incomodaron a Cristina cuando atribuía la derrota del Frente para la Victoria en 2015 a la propaganda de los medios, y le recordó que Trump ganó las elecciones con todos los medios en contra y que ella entregó su gobierno ya con problemas económicos.

La presentación en sociedad de la alianza de Massa con Stolbizer, al no ser un reportaje periodístico sino un acto puro de campaña, terminó siendo más honesta. Y al que hicieron brillar por ausencia fue a Randazzo, quien cree que la ex presidenta busca excusas para no presentarse echándole la culpa a él por querer arrastrarla a unas PASO que rehúye. Randazzo. al igual que Massa, tampoco apeló a medios o periodistas que lo blindaran sino al misterio con videos, exprofeso, caseros.

La estética de la comunicación de Randazzo fue la de las redes sociales; la de Massa, de un mitin norteamericano transmitido con protocolo de televisión broadcasting, mientras que las de Marcos Peña y Cristina, la del periodismo amigo. El periodismo amigo o enemigo es el problema.

El último informe del Pew Research Center sobre periodismo y medios en Estados Unidos demuestra que cada vez más los demócratas y los republicanos ponen su confianza en diferentes fuentes de información y están en desacuerdo más que nunca sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad. El periodismo del tipo “perro guardián” (watchdog) es visto hoy por los demócratas cumpliendo la función de impedir que los políticos hagan lo que no deben, mientras que para los republicanos la presión del periodismo sobre la opinión pública impide que los políticos hagan lo que deben (romper con lo políticamente correcto, según los partidarios de Trump). Para unos, mantener a los líderes en línea es una ventaja; para otros, un freno al cambio. El Pew Research Center recuerda que siempre hubo una predisposición a valorar mejor el papel del periodismo de vigilancia a los políticos entre quienes estaban en la oposición: cuando gobernaban los demócratas, los republicanos valoraban esa función del periodismo más que ahora. No somos distintos: también los partidarios de Macri aplauden el periodismo de investigación sobre Lázaro Báez u Hotesur pero se irritan con lo que afecte al Gobierno.
Fuente: Diario Perfil