miércoles, 31 de mayo de 2017

#BajoRating: Despidieron a Gustavo Yankelevich de Monte Carlo TV

El argentino había sido contratado por la emisora hace un año para gerenciar la programación
El productor argentino Gustavo Yankelevich fue despedido de Monte Carlo TV como programador de la emisora, un año después de haber sido contratado, informaron a El Observador fuentes de la empresa, en medio de bajos resultados en el rating del canal.

Yankelevich, quien estuvo al frente del exitoso canal argentino Telefe en la década de 1990, dirigía la programación de canal 4 desde el exterior, y tenía en Uruguay una empleada de su confianza, la también argentina Mercedes Guinle, como gerenta de programación.

Las autoridades del canal estaban disconformes con su desempeño, dijeron los informantes. La medida, que se concretó a comienzos de mayo, terminará de ejecutarse dentro de tres meses, cuando Guinle abandone el cargo, añadieron.

Desde su desembarco en la emisora uruguaya el 16 de mayo del año pasado, Yankelevich continuó con la línea de las telenovelas turcas en la grilla, incorporó el programa de chimentos Intrusos y este año las producciones nacionales Todas las voces y Es su sentido. Continuó, sin embargo, emitiendo numerosos programas de Telefe, canal con el que Monte Carlo TV tiene un acuerdo desde hace décadas.
Gustavo Yankelevich había sido contratado por canal 4 hace un año, el 16 de mayo de 2016, apoyado en su vasta trayectoria en medios de comunicación en Argentina
En una entrevista con El Observador a fines de abril, Yankelevich había anunciado que estaba trabajando para tener más producción local, con ficción y programas de humor, y en "poner operativamente el canal en condiciones para producir" los programas que quería tener al aire.

Un aviso publicado por Canal 10 semanas atrás daba cuenta de que Monte Carlo TV logró captar en los primeros cuatro meses del año a 28% de la audiencia de televisión abierta privada entre las 8 y las 0 horas, y ninguno de sus programas se ubicó entre los diez más vistos en ese período.

El informativo Telenoche, por ejemplo, midió en promedio 5,28 puntos en el lapso considerado, el reality show Despedida de Solteros obtuvo 3,46 puntos y el concurso Maybelline Model 2017, 2,44 puntos.

Yankelevich es presidente de la productora RGB Entertainment, creadora de programas televisivos como Popstars, Floricienta y Casi ángeles. En su época al mando de Telefe creó Videomatch, Grande pá, se llevó a Susana Giménez a su canal y logró innumerables éxitos.

El realizador viene de una familia vinculada a los medios. Su abuelo, Jaime Yankelevich, fue pionero de la radio y la televisión en Argentina. Su padre, Samuel, también productor de televisión. Sus hijos también se vincularon a los medios: Romina Yan (1974-2010) fue una actriz con una prolífica trayectoria en televisión, y su hermano Tomás estuvo al frente de la programación de Telefe entre 2011 y este año, cuando fue nombrado vicepresidente de Turner Latin America.
Fuente: El Observador

Amenaza de diputado del FpV a periodista: “No vaya a ser que pase lo de Cabezas”

Repudio del SETPyC por las amenazas de Allende
El Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación (SETPyC) repudia las amenazas vertidas por el diputado y gremialista José Ángel Allende (Frente para la Victoria) contra el periodista Martín Carboni, director del sitio web Noticia Uno.

Este martes, en una entrevista radial, Allende lanzó una velada amenaza al periodista Carboni advirtiéndole que si persistían las publicaciones donde se daba cuenta de las irregularidades en el Ministerio de Salud podría pasarle como a José Luis Cabezas, el reportero gráfico asesinado en 1997. “Vos viste que Yabrán no se suicida porque él lo mató a Cabezas. Yabrán se suicida porque los alcahuetes de Yabrán, queriendo quedar bien, lo apretaron a Cabezas y se les fue la mano y lo mataron. Acá no vaya a ser que le pase al gobernador que algunos alcahuetes que tiene alrededor tomen ese tipo de actitud y terminen perjudicándolo”, dijo Allende en una referencia concreta a Carboni.

Desde el SETPyC manifiestamos nuestra preocupación por lo ocurrido y solicitamos a las autoridades extremar los recaudos para salvaguardar el ejercicio del periodismo, a la vez que instamos al Gobierno provincial, a la Cámara de Diputados y a las fuerzas políticas a que manifiesten claramente su repudio por esta actitud patoteril del diputado, a la vez que instamos al legislador a respetar la pluralidad de voces y la libertad de prensa.

La libertad de expresión es un pilar fundamental de la democracia, por lo que, como periodistas y comunicadores no vamos a tolerar atropellos de ningún poder que pretenda cercenar el ejercicio pleno de la libertad de prensa.
Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación

La amenaza y la clara actitud intimidatoria del diputado provincial y titular de UPCN, José Allende, no es sólo una amenaza a un periodista o a un medio de prensa. Este hecho resulta una ofensa al periodismo crítico y un verdadero escándalo que evidencia que en plena democracia hay todavía una dirigencia política capaz de recurrir a tretas mafiosas que revelan el grado de impunidad del que gozan -aún-, tras atornillarse a una banca y a un gremio, lugar desde los cuales se ponen y se sacan funcionarios y trabajadores y se amenaza a periodistas que ponen al descubierto su accionar y sus verdaderos intereses.
Fuente: NoticiaUno

Amenazan a periodista en Entre Ríos
La Fundación LED (Libertad de Expresión + Democracia) manifiesta preocupación a raíz de las amenazas vertidas por el diputado provincial de Entre Ríos, José Allende, al periodista del sitio NoticiaUno, Martín Carboni, luego de que éste lo denunciara por corrupción.

Según indican distintos medios, el diputado efectuó una grave amenaza en diálogo radial, luego de que el portal publicara notas de investigación y denuncias de corrupción y malversación de fondos contra José Ángel Allende y el Ministro de Salud de Entre Ríos Ariel De La Rosa.

En sus dichos públicos, Allende apeló al caso Cabezas, uno de los crímenes más emblemáticos desde el retorno de la democracia, que acabó en el asesinato del periodista. En palabras del diputado: “Yabrán no se suicida porque él lo mató a Cabezas. Yabrán se suicida porque los alcahuetes de Yabrán, queriendo quedar bien, lo apretaron a Cabezas y se les fue la mano y lo mataron. Acá no vaya a ser que le pase al gobernador que algunos alcahuetes que tiene alrededor tomen ese tipo de actitud y terminen perjudicándolo”.

LED sostuvo en reiteradas oportunidades que las amenazas, intimidaciones, los ataques y hasta el asesinato de periodistas a raíz de investigaciones vinculadas a irregularidades en el ejercicio de la función pública, son un fenómeno que se registra de manera creciente en nuestra región y que resulta inaceptable en un Estado de derecho.

Ante estos hechos, resulta importante recordar que la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la OEA establece taxativamente que “el asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión”.

La Fundación LED seguirá con atención este caso y continuará trabajando para hacer públicas todas aquellas situaciones en las cuales se vea restringido el ejercicio de la libertad de expresión y de prensa contemplado en nuestra Constitución Nacional y en los Tratados Internacionales que la integran.

FoPeA también rechaza y repudia
El Foro de Periodismo Argentino (FoPeA) rechaza y repudia las amenazas vertidas por el diputado provincial del PJ de Entre Ríos y titular del gremio UPCN de esa provincia, José Allende, contra el periodista Martín Carbone, a quien advirtió “que se deje de joder” con las denuncias contra el ministro de Salud de la Provincia Ariel de la Rosa advirtiéndole que “algún alcahuete tomará medidas como las que tomaron los alcahuetes de Yabrán” en una clara alusión al caso que terminó en la muerte del fotógrafo de la revista Noticias José Luis Cabezas.

La amenaza de Allende, que ya registra antecedentes de amenazas a periodistas, se dio en el marco de una entrevista radial luego de que el portal Noticiauno de Carbone publicara una nota titulada “La Justicia investiga los contratos de funcionarios amigos de De la Rosa” .

Allende consultado por una emisora por las publicaciones de este medio y luego de descalificar las publicaciones y a Carbone, se despachó con una velada amenaza apelando al crimen mas emblemático y terrible de la democracia como atentado a la libertad de expresión, la muerte del fotógrafo José Luis Cabezas a mano de custodios del empresario Alfredo Yabrán.

“Vos viste que Yabrán no se suicida porque él lo mató a Cabezas. Yabrán se suicida porque los alcahuetes de Yabrán, queriendo quedar bien lo apretaron a Cabezas y se les fue la mano y lo mataron. Acá no vaya a ser que le pase al gobernador que algunos alcahuetes que tiene alrededor tomen este tipo de actitud y terminen perjudicándolo” dijo Allende involucrando además al gobernador de esa provincia Gustavo Bordet.

FoPeA reclama a las autoridades judiciales y políticas tomen cartas en el asunto garantizando la libertad de expresión y el libre trabajo de la prensa en Entre Ríos, provincia donde en las últimas horas también fue amenazada y presionada insinuándole la posibilidad de despido a la periodista de Canal 9, Belén Bustamante durante la cobertura de una conferencia de prensa.

martes, 30 de mayo de 2017

Repudian agresiones a periodista

El Círculo de Mujeres Periodistas y el Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación (SETPyC - adheridos a FATPren) repudia las agresiones que sufriera la periodista de Canal 9, Belén Bustamante, en el pleno ejercicio de su tarea y mientras cubría una conferencia de prensa brindada por autoridades de la Municipalidad de Paraná.

Advertimos que el Javier Tenca no es la primera vez que actúa de manera misógina, y en este caso ejerció violencia simbólica a través de amenazas e intimidaciones que insinuaron la posibilidad de despido de la periodista, lo cual representa un grave hecho institucional por ser éste funcionario del gobierno municipal, además de ejercer una presión amenazante para el ejercicio periodístico cuando la profesional fue a cubrir una conferencia con fines propagandísticos destinados a promover la imagen y actividad del Municipio de Paraná.
Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación

Espectacular portada de 'The New Yorker' en 360 grados

La obra se llama 'El Bosque Encantado' y el autor es Christophe Niemann
Por: Álvaro Palazón
La revista estadounidense The New Yorker es una de las publicaciones más respetadas del mundo del periodismo. Sus portadas son aplaudidas entre los espectadores por su originalidad y su brillantez.
Su última creación, El Bosque Encantado, de Christophe Niemann estará presente en la edición del lunes 29 de mayo y tiene una particularidad: está elaborada en 360 grados.

Los usuarios de la revista pueden acceder de forma interactiva a esta obra de Niemann y recorrer todos los confines de la imagen.

"La lectura puede llevarte a otro mundo", dice el autor sobre la portada que ha creado para la revista. Esta imagen puede verse en a través del navegador o con unas gafas de realidad virtual.

"Me gusta usar la tecnología para resolver problemas analógicos, como mostrar lo que hay alrededor de un dibujo. Por mucho que use mi teléfono todo el tiempo, siempre pensé que una de sus características más fantásticas era la linterna", dice Niemann.

En la imagen puede verse a una mujer usando un móvil para iluminar un libro. Además, el autor ha escondido cinco enigmas visuales dentro de los árboles que forman la imagen.

Desde la revista aseguran que es necesario leer los textos de la sección On the Job para encontrar las referencias ocultas en la foto.

Ojo, desde The New Yorker advierten: las pistas no son literales.

Christophe Niemann es el autor de al menos 25 portadas de The New Yorker, entre las más conocidas está el gif animado del 29 de septiembre de 2014: un taxi neoyorkino con el Empire State al fondo tras unas gotas de lluvia que se deslizan a través de la pantalla.

Puedes ver el resto de portadas de Niemann en este enlace.
Fuente: El Huffington Post

lunes, 29 de mayo de 2017

Denuncian una guerra encubierta contra el periodismo en América Latina

En los últimos cinco años al menos 187 periodistas de América Latina fueron asesinados, la mayoría de México, Brasil y Honduras
Según reveló el chileno Ernesto Carmona, secretario ejecutivo de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP) de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), se registra hoy "una mortífera guerra encubierta del poder político corrupto contra comunicadores de la prensa, fotógrafos y locutores".

Se trata de una guerra sucia donde solo mueren miembros del sector más vulnerable, los trabajadores de la prensa, agregó.

“Hay muertos de primera y segunda clase, los periodistas asesinados América Latina no llegan a las noticias”, añadió el investigador en la sesión de este sábado del XII Congreso de la Federación Latinoamericana de Periodistas.

Son como los muertos que atraviesan el Mediterráneo intentando llegar a Europa, añadió.

En el informe, presentado en el XII Congreso de la FELAP que concluyó ayer en esta capital, se conoció esa impactante cifra de profesionales asesinados en la región desde el 2012 hasta el 31 de diciembre del 2016.

Estas muertes no causan ninguna conmoción mediática, salvo entre los compañeros y las futuras víctimas y los medios donde laboran. Al final, estas víctimas no viven en países desarrollados ni tampoco existe ninguna guerra en esta región del mundo, reveló.

Asimismo resaltó que el promedio regional anual ascendió a 37,6 casos, incluido cuatro colegas mujeres. En el 2016 todas tenían una edad promedio de 41 años.

Entretanto, el Premio Nobel de la Paz el argentino Adolfo Pérez Esquivel, exhortó aquí a los profesionales de la prensa a hacer caminar la palabra para la liberación de nuestros pueblos.

Preocupado por la situación que atraviesa el continente, el destacado defensor por los derechos humanos dijo que se avanzó en América Latina y ahora la quieren destruir. "Hay que unirse", añadió, citado por la agencia Prensa Latina.

Ustedes son los voceros. Hay que avanzar hacia los caminos de la liberación, esos que nos marcaron Fidel Castro, Hugo Chávez, José Martí, hacia allá, apuntó, tenemos que ir, no olvidar el mensaje que nos legaron.
Foto: Jorge Ávila
Fuente: Prensa Latina

Destinan fondo de $ 10.600 millones a ampliar cobertura de Internet

El plan busca mejorar la calidad del servicio, considerada mala. Y llegar a localidades sin cobertura o con acceso restringido. También a escuelas públicas y bibliotecas nacionales
Por: Andrés Sanguinetti asanguinetti@cronista.com
Tomando como base y antecedente el plan nacional de telecomunicaciones ‘Argentina Conectada’ creado durante la gestión de la ex presidenta Cristina Kirchner, el Gobierno implementa un plan para universalizar Internet y avanzar en la inclusión digital, en especial en localidades más alejadas y sectores de menores recursos. Bajo la operatividad del Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom), se creó un proyecto para usar fondos que aportan al Estado nacional las mayores operadoras de telecomunicaciones y así financiar el mejoramiento y ampliación de la infraestructura y calidad del servicio de Internet. El plan se llevará a cabo en varias etapas entre este año y 2019 y necesita de fondos por $ 10.600 millones que aportará el Fondo Fiduciario del Servicio Universal.

El fondo se nutre del aporte del 1% de la facturación anual de las grandes empresas tecnológicas y tiene como finalidad la de garantizar los servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), “asegurando su acceso en condiciones de calidad y a precios justos y razonables, con independencia de su localización geográfica, ingreso o capacidades”.

El dinero no se usará como financiamiento sino a modo de subsidio no retornable. Es decir, las empresas elegidas para el proyecto no tendrán que devolver los fondos. En el ente que dirige Miguel De Godoy crearon un Plan Trianual del Servicio Universal para extender el tendido de Internet, en mayor parte a localidades con menor acceso a la red. Un esquema parecido al del gobierno kirchnerista pero que, según fuentes oficiales, no terminó de cumplirse. El nuevo programa tiene tres ejes fundamentales: mayorista, minorista y de estímulo de la demanda.

El primero ya se encuentra en ejecución y es liderado por la empresa satelital estatal ArSat. Contempla el uso de $ 1329 millones para duplicar la red federal de fibra óptica y para iluminar los 12 nodos de la red con el fin de hacerla operativa. Para cumplir con los objetivos del segundo eje, se usarán $ 350 millones para actualizar y extender la cobertura en localidades de hasta 2500 habitantes. Se va a actualizar la infraestructura y extender las redes. Ya existe un concurso para elegir prestadores y licenciatarios que podrán acceder a una o mas de una localidad y con un tope de proyectos por $ 3 millones. Se les financia el 80% del proyecto. mas que nada a cooperativas y pymes para que actualicen la infraestructura y migren el servicio a fibra óptica. En un mes y medio se lanzará otro concurso similar para localidades con más de 5000 habitantes. En el caso de las poblaciones más grandes, se buscará extender la cobertura en localidades periféricas o con infraestructura marginal.

En lo que respecta al tercer eje, se armaron programas para la cobertura de red en 18.000 establecimientos educativos nacionales, a través de la sociedad Educ.ar y el Ministerio de Educación. Son $ 2300 millones para interconectar y ofrecer contenido a todas las escuelas.

Además, se reactivará una iniciativa para conectar 2500 bibliotecas. Hay también programas adicionales, siempre con el eje puesto en el mejoramiento de la infraestructura y la calidad del servicio de conexiones.

Según Agustín Garzón, director Nacional de Fomento y Desarrollo del ENaCom, la premisa es resolver inequidades que sufre hoy la Argentina. Según el funcionario, hay 21 millones de personas conectadas a Internet pero con graves problemas de servicio y de calidad. “Para ellos se apuntan los planes con el eje mayorista. mejorar las redes troncales y la fibra al hogar”, explicó. También agregó que existen 15 millones de pobladores sin conexión pero con servicios de banda ancha disponibles en sus localidades. “Es un problema de oferta, faltante de cobertura, calidad de servicio y de demanda insuficiente”, señaló. Luego, se refirió a otras 6 millones de personas sin servicios de banda ancha. “En esto se observan problemas de sostenibilidad del negocio y falta de poder adquisitivo”, aseguró. Y consideró que el país tiene un servicio de Internet “malo, deficitario y caro”. El retraso es alto.

El 82% de las localidades de hasta 10.000 habitantes tiene menos de 6 megas de conexión. El 67% de los que viven en ciudades de más de 10.000 habitantes llegan a los 6 megas. Y el 34% de los que viven en las mismas ciudades más de 6 megas, mas que nada en el GBA”, dijo. Como ejemplo de la ineficiencia citó a la localidad jujeña de Humahuaca, donde un mega llega a costar u$s 300. “La idea es que baje a u$s 18 con la red federal”, anticipó. “Nuestra premisa es que, además de mejorar el servicio, los usuarios tengan la percepción de que esto es así. Que no noten, que sientan que se los mejoramos”, agregó.
Fuente: El Cronista

domingo, 28 de mayo de 2017

Martín Caparrós: La culpa es de nuestra generación

La primera credencial de prensa de Martín Caparrós a los 16 años, en 1974, en el diario Noticias, donde trabajaban Rodolfo Walsh, Juan Gelman y Miguel Bonasso, entre otros
Por: Martín Caparrós
Mañana, 29 de mayo, voy a cumplir 60 años. Me insisten en que no es grave, que los 60 son los nuevos 40 o 25 o 37 y medio, pero lo cierto es que a menudo se sienten —y se viven— como los viejos 60. Mañana voy a cumplir 60 años y me llena de sorpresa, esa perplejidad que te causa saber que ya lo has hecho: que todavía podrás introducir algún detalle pero lo grueso es lo que hiciste. Envejecer es descubrir que ya no serás otro.

Hay algo raro, perentorio en la palabra cumplir, que también me incomoda. No me parece que haya cumplido mucho. Pero no se trata, aquí y ahora, de mí y yo mismo y mi persona; lo que me molesta es que no me parece que nosotros hayamos cumplido casi nada.

Digo nosotros porque digo yo; digo yo porque digo nosotros: argentinos, sesentones argentinos, mis coetáneos, mis compañeros de generación, los míos. Quizá ya sea la hora de preguntarnos cómo, cuándo, quizá incluso qué y por qué: hora, en síntesis, de ir haciéndonos cargo.

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Es difícil definir una generación: caprichoso, impreciso. Digamos, entonces, por decir: los que nacieron un poco antes y después que yo, los que tuvimos 20 años en la Argentina de los años sesenta y setenta. El general Perón hablaba, entonces, de “esta juventud maravillosa” y, ahora, es fácil pensar que todos éramos jóvenes inquietos, preocupados por los destinos de la patria, dispuestos a vivir —y a morir— para ella.
El presidente argentino, Juan Domingo Perón, junto a Eva Duarte, su esposa, saludan desde el balcón de la Casa Rosada, en Buenos Aires, el 17 de octubre de 1950. Associated Press
Se instaló un mito: si digo mi generación muchos piensan en militancia y muertos y desapariciones y torturas. Los hubo, pero hubo tantos más que no hicieron nada de eso. Los que gobiernan ahora, sin ir más lejos, son parte de mi generación y no hicieron nada de eso. En esos días estaban —Mauricio Macri, Daniel Scioli, Cristina Fernández, Elisa Carrió y demás promujeres y prohombres— preparándose para ganar más plata. Y millones miraban sin saber qué decir o gritaban goles de Kempes o tarareaban canciones de Spinetta.

Los que sí decidimos hacer esas cosas tuvimos —tenemos— un lugar excesivo cuando se habla de mi generación. Es cierto que la historia no se escribe con los miles y miles que el 25 de mayo de 1810 se quedaron en sus casas sino con los doscientos o trescientos que se reunieron en la Plaza. ¿Los que definen una generación son los pocos que actúan, no los muchos que no? Es probable, y es fácil para todos los demás. En cualquier caso, el mito sirve para cosas. Por ejemplo, un truco fácil: hablar de lo que algunos hicimos en los años setenta es un modo de no hablar de lo que hicimos todos en los cuarenta años siguientes.

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Y, sin embargo, empiezo por hablar de aquello: fueron años, como todos, raros. Empezamos nuestras vidas en un mundo convulsionado, esperanzado: todo debía cambiar, todo estaba cambiando. Cualquier muchacho más o menos decente sabía que aquel orden social era injusto y que había otros que debían reemplazarlo; la discusión no era si la sociedad debía cambiar; era cómo, por qué medios, hacia dónde. Se supone que, de formas varias, muchos lo intentamos. Perdimos. Brutalmente perdimos, pero lo intentamos.

Aquella Argentina estaba llena de infamias. La manejaban generales que golpeaban en cuanto detectaban cualquier amenaza al poder de una burguesía rica que poseía sus enormes campos y sus medianas industrias, que explotaba a obreros y peones, que se alineaba con los imperios contra sus colonias, que controlaba la nación y su Estado para su beneficio. Decidimos, con razones, luchar contra eso. Pero en 1970 uno de cada 30 argentinos estaba “bajo la línea de pobreza” y ahora es uno de cada tres: diez veces más. Y aquella pobreza, solía suponerse, era un estado transitorio hacia una situación mejor, un puesto en una fábrica que permitiera hacerse una casita, mandar a los chicos a la escuela, ganar un poco más, ser mejor explotado, “progresar”.

El mito de la movilidad social seguía imperando. Era un país con una clase media amplia y más o menos educada, que nos desesperaba: un obstáculo para cualquier intento de cambio revolucionario. Una clase media que se forjaba en la escuela pública pensada como una herramienta para homogeneizar, para implantar ciertas bases comunes; donde aprendíamos todos los que no éramos ni exageradamente ricos ni exageradamente chupacirios ni exageradamente tontos. La diferencia argentina podía sintetizarse en sus escuelas del Estado: si lo privado siempre fue una característica de las sociedades latinoamericanas, Argentina era el país de lo público. Ya no. Hace 50 años solo uno de cada diez chicos iba a la escuela privada; ahora, tres de cada diez. Es otro dato decisivo.

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Algunos quisimos cambiar aquel país, otros no; entre todos lo cambiamos para mal. Somos la generación de la caída. Ahora, 50 años después, ese tercio pobre de la población se ha congelado: viven en algún margen, en viviendas precarias, con empleos ilegales o sin ningún empleo, dependientes del Estado y sus limosnas, completamente afuera y sin expectativas de volver: a la intemperie. No tienen futuro. Y los demás, en general, tampoco creen en eso.

Hace 50 años el producto bruto per cápita argentino era la mitad del de Estados Unidos; ahora es menos de un cuarto. Hace 50 años un 10 por ciento de inflación era un peligro; ahora sería un logro extraordinario. Que nunca conseguimos. Hace 50 años la Argentina tenía 40.000 kilómetros de vías férreas que armaban un país; ahora no tiene 4000 y la mayoría no funciona. Hace 50 años la Argentina se autoabastecía en petróleo, gas y electricidad; ahora se endeuda para importarlos. Hace 50 años la Argentina fabricaba aviones y coches de diseño propio; ahora desequilibra su balanza de pagos para comprar autopartes y juntarlas. Hace 50 años los hospitales públicos atendían a la mayoría de la población; ahora solo atienden a los que no tienen más remedio. Hace 50 años se jugaban partidos de fútbol y las hinchadas se gritaban cosas; ahora, en cambio, poner dos hinchadas en la misma cancha es peligroso. Hace 50 años no hablábamos de inseguridad; ahora hablamos poco de otras cosas. Hace 50 años los crímenes eran tan escasos que salían en los diarios; ahora son tantos que salen en los diarios. Hace 50 años los políticos argentinos eran personajes incapaces de alinear un cuarto de idea detrás de otro cuarto; ahora también. Hace 50 años creíamos que la Argentina era el país del futuro; ahora nos preguntamos por qué decíamos esas tonterías.

No son solo los datos; lo brutal es que la vida de cada día se nos ha vuelto cada día más incómoda, más hecha de encontronazos que de encuentros, más disgustos que gustos, más impaciencia e impotencia que alegrías y satisfacciones. Y conseguimos un raro grado de violencia cotidiana. No en los asaltos, no en las palizas; en las relaciones entre las personas, llenas de malos tratos, de insultos, de odios, de rencores. Parece tonto dicho así, pero en el mundo hay lugares donde las personas en la calle se sonríen, se tratan como si no se detestaran. A nosotros vivir nos parece muy a menudo una batalla. Porque lo convertimos en batalla.

(Hace seis meses una familia de refugiados de Alepo, la ciudad siria destruida por la guerra, llegó a Córdoba, la segunda ciudad argentina. Eran cuatro: un padre lisiado, la esposa, sus dos hijas. Les habían prometido alojamiento, ayudas, algún trabajo, y no. Todo les resultaba caro, tan difícil; después los asaltaron. Hace unos días se volvieron a Alepo: “Allí tiran bombas y esas cosas, pero no hay tanta inseguridad y la vida es mucho más barata”, dijo el pater familias sirio).

Es obvio que la Argentina no cumplió con su promesa y se arruinó hasta un grado que nadie supo imaginar. Lo sabemos. Lo que no queremos saber es que fuimos nosotros.

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Cristina Fernández, expresidenta, dijo, hace unos días, en Bruselas, que su partido perdió las elecciones porque “ahora la sociedad no está capacitada para leer lo que pasa detrás de las noticias; a los de nuestra generación nos decían algo y sabíamos distinguir lo que había detrás de lo que nos decían y lo que estaba pasando, porque estábamos instruidos intelectualmente”. Nuestra generación —la suya, la mía, la tan instruida— hizo esta Argentina. Y todavía algunos de sus miembros tienen la desvergüenza de suponer culpas ajenas.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su esposo, el expresidente Néstor Kirchner, saludan a sus simpatizantes durante un acto oficialista en enero de 2008. Eduardo Di Baia / AP
Siempre es fácil echar culpas a los otros; siempre es difícil encontrar las propias. Pero si algo puede servir para algo es buscarlas: tratar de pensar cómo y por qué la Argentina actual es nuestra culpa. Saber qué hicimos para llegar a esto es el primer movimiento —ineludible— para tratar de llegar a otra cosa. Yo no lo sé, pero sospecho algunas pistas.

Está, para empezar, la excusa heroica: aquellas muertes. Nos asesinaron a varios miles y nos hemos consolado pensando que el problema es que “mataron a los mejores”. Que quedamos los peores pero la culpa no es nuestra, sino de aquellos asesinos. Ni los mejores ni los peores: murieron los que tuvieron más insistencia, menos suerte, más coherencia, menos imaginación, más valor, menos cuidado; los que estaban en el lugar preciso en el momento justo, los que no estaban en el lugar preciso en el momento justo. Nos mataron a muchos y fue una tragedia. Pero el problema central no fue la falta de los que mataron; fue, más que nada, el efecto que produjeron esas muertes en los vivos. Fueron pedagógicas: nos demostraron que “ser realistas y buscar lo imposible” podía ser tan costoso que después preferimos no arriesgar y aceptar lo posible. Que siempre era un desastre.

Tratamos de acomodarnos: nos gustó cada imbécil que nos dijo un versito, los fuimos eligiendo. Dos o tres frases apropiadas, una sonrisa turbia, y caíamos en las fauces de bobos que, pocos años después, odiábamos con saña. Los odiábamos, supongo, porque nos odiábamos por haberlos amado, con perdón. Y nunca quisimos o supimos, en estos 40 años, armar las condiciones para proponerle al país que discuta qué quiere ser, cómo quiere ser, qué se imagina para conseguirlo.

Así que la Argentina volvió a ser ese granero que había intentado dejar atrás un siglo atrás, cuando algunos pensaron que no alcanzaba con exportar carne y trigo y decidieron impulsar industrias; ahora, soja mediante, somos de nuevo un campo grande y festejamos que sí podremos vender unos limones. Esa reconversión —esta vuelta atrás— es la decisión más importante que se tomó en todos estos años, y no la discutimos nunca, nunca la decidimos. Total, teníamos democracia.

Sin ideas, sin debate, sin futuros, la Argentina, en nuestros años, se volvió un país reaccionario: un país donde cada gobierno hace tantos desastres que el siguiente asume para deshacerlos. El gobierno de Alfonsín llegó para deshacer el entramado asesino de la dictadura; el gobierno de Menem, para deshacer el caos económico de la hiperinflación alfonsinista; el gobierno de de la Rúa, para deshacer la corruptela menemista; el gobierno de Kirchner, para deshacer el desastre neoliberal antiestatista menemisto-delarruísta; el gobierno de Macri, para deshacer el tinglado corrupto-clientelar del kirchnerismo. Y seguirán las firmas: el gobierno actual ya está haciendo sus méritos. Porque el problema empieza cuando se les acaba la reacción: cuando empiezan a aplicar sus propias recetas preparan, con sus desastres, la reacción siguiente. Un país reaccionario es un país sin proyecto, hecho a manotazos, deshecho a manotazos, un país calesita; el nuestro.

***

Somos, más allá de las máscaras políticas, venales. Ávidos somos, afanosos. Nos gustan demasiado ciertos placeres chicos, la tele más grande, el coche más brishoso, el viaje de envidiar. Y nos subimos a cualquier carro que nos ofrezca esos caramelitos. Ya no nos gusta imaginar a largo plazo, fijarnos metas, buscar. Quizá porque vimos que cuando buscamos no encontramos, entonces no buscamos, entonces no encontramos, entonces no buscamos. La cuestión es que nos hemos vuelto un país de protestones sin consecuencia: parece como si nos comiéramos a los niños crudos, como si estuviéramos llenos de sacrosanto honor y orgullo que nos impulsan a rechazar todo lo que no condice con vaya a saber qué. Y nos pasamos la vida aceptando cualquier cosa.

Cada vez más conductas anormales nos parecen normales: nos parece normal que tantos coman poco, que tantos vivan mal, que tantos mueran antes, que la violencia —verbal o física— sea nuestra manera; nos parece normal que nos engañen. Hace un mes, en una tribuna de fútbol, un muchacho reconoció al señor que, al volante de un coche a toda máquina, había matado a su hermano. Lo interpeló; el homicida, para sacárselo de encima, gritó que el muchacho era hincha del equipo contrario y se lanzó a pegarle. Se le unieron muchos. Emanuel Balbo trató de escaparse pero no lo consiguió: se cayó, se mató. Ya muerto, derramado en el suelo, hinchas seguían insultándolo por ser, decían, del equipo contrario. Y alguno le robó las zapatillas.

Y entonces dos o tres dijeron que era intolerable, y todos toleramos. Avanzamos por el camino de la rana: nos metieron en el agua tibia y nos la fueron calentando poco a poco y, con el tiempo, nos acostumbramos a vivir en un país que hierve; o casi hierve, porque tampoco es que haya suficiente gas.

Somos la rana acostumbrada; somos, al fin y al cabo, gente que resopla. (Resoplar, decía el otro, solo sirve si después se sopla. Si no, se queda en el berrinche; y el berrinche es la costumbre más argenta). Resoplamos, y nos armamos un país a imagen del resoplo: un país que se grita cosas para sacarse el malhumor pero que está tan pagado de sí mismo, tan engañado de sí mismo que le pudo creer a aquella presidenta que dijo que tenía menos pobreza que Alemania. Un país que sigue imaginando que tiene un lugar en el mundo. Un país que trata de no ver lo que es. Nos ayuda, si acaso, ese mérito que no nos abandona: seguimos poniendo caras en la camiseta universal. Si antes fueron Ernesto Guevara o Eva Perón, después Borges o Maradona, ahora es Jorge Bergoglio: la proporción de personajes globales que produce la Argentina no tiene relación con su papel en la cultura y la economía del mundo. Aunque ahí hay algo que quizá nos defina: ser grandes de la máscara.

O mejor llamarlo por su nombre: la careta. Es difícil, por ejemplo, negar que los más exitosos de nuestra generación son esos dos cincuentones que el 90 por ciento de los argentinos votó, hace año y medio, para que nos mandaran. Es difícil soportar que nuestros jefes sean un señor que no habla cuando habla y otro que miente incluso cuando calla: dos señores de tan pocas luces. Y que otros estandartes sean un exfutbolista que fue extraordinario y se convirtió en un jubilado triste, y un músico que fue extraordinario y se convirtió en un jubilado triste. Mauri, Daniel, Diegote, Charly. Máscaras, lo nuestro son las máscaras. Y, cada vez más, los jubilados tristes.
El presidente Mauricio Macri frente a una imagen del presidente Juan Domingo Perón durante una celebración del día de los trabajadores, el 1 de mayo de 2017. Marcos Brindicci/Reuters
***

Somos muy mediocres. O, por lo menos: nuestras acciones públicas son tan mediocres, producen resultados tan mediocres.

En algunos años, algunos libros contarán —si es que hay libros todavía, si es que hay una Argentina todavía— que la nuestra fue la generación más fracasada de la historia del país. Que fuimos nosotros —no harán diferencias, hablarán de todos nosotros— los que lo llevamos a este punto. Por supuesto, la generación siguiente puede disputarnos la corona, pero creo que nos reconocerán la importancia de haber hecho camino. Y nuestra marca: la Argentina donde empezamos a vivir era tanto mejor que ésta donde vamos terminando.

Alguno me dirá que es fácil hablar desde lejos, que me calle (en su manera más argenta: “Calláte, puto, cerrá el orto”); ya me lo han dicho muchas veces. No sé si es fácil o difícil; sé, sí, que la distancia es condición de muchos. Y eso no me consuela. Pero es cierto que muchos dejamos la Argentina en estos años: desde los que salimos en el 76 por el terror hasta los que se fueron en 2002 por el desastre. Muchos aprovechamos que la Argentina es un país reciente —que nuestros padres o abuelos nacieron en otros— para poder decirnos que volvíamos a sus lugares previos. Yo, en todo caso, me fui obligado —a Francia— en el 76, volví entusiasta en el 83, me volví a ir —a España— en 2013. Esta vez fue distinto: nadie me forzó. No sé bien por qué me fui: me dije que el mundo era demasiado grande e interesante como para rechazar la tentación de cambiar ángulos, pero sé que también fue porque estaba cansado. Harto de esa vida de agresión, de choque; harto de un discurso mentiroso que se había apoderado de la discusión, en la que ya había dicho y escrito todo lo que podía decir y escribir; harto, por anticipado, de que la única alternativa a ese discurso falso sería uno en vías de falsificación. Harto de esa conciencia de que no había salida.

Tomé la mía, me escapé. Y también me siento responsable.

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Hemos pasado: vivimos cuarenta, cincuenta años argentinos y no dejamos nada que valga la pena recordar (más que un país en ruinas, su eterna calesita, sus reacciones pobres). Debe haber logros, pero no logro verlos; vale la pena discutirlo. Es cierto que en algunos aspectos la vida es más libre que hace 50 años. Pero muchas de esas libertades que no existían entonces —sexuales, sobre todo— llegaron de otras culturas y nos limitamos a adoptarlas, ni siquiera del todo: el aborto, por ejemplo, sigue siendo ilegal gracias a la sumisión de nuestras autoridades al autoritarismo sin autoridad de la iglesia católica. Y el resto de los cambios viene de técnicas que inventan los norteamericanos y los chinos fabrican.

Nosotros, mientras, la cagamos; es tan fácil saber que la cagamos. ¿Y qué se puede hacer cuando queda tan claro? ¿Mirar para otro lado, buscar a quién echarle culpas, negar todo, disimular o incluso convencernos de que la cosa no es tan grave? Ninguna de esas reacciones sirve para empezar a arreglar nada. Aunque, quizá, la idea de que los que la cagamos podamos arreglarla es otra forma de escaparnos. Quizá sea hora de que nos demos por vencidos —por nosotros mismos— y nos retiremos, dejemos el espacio a otros que, probablemente, lo puedan hacer aún peor. Pero es difícil: nadie se retira a los 60, a los nuevos 40 o 25 o 37 y medio.

¿Entonces? ¿Decidir que vamos a ser distintos, como se deciden cosas el día de fin de año, el día del cumpleaños? ¿Decidir que quizá no podamos ser distintos pero sí actuar distinto, buscar otras maneras? ¿Decidir que vale la pena dejar de lado estupideces y fanfarrias y hacerse cargo del desastre, sabiendo que construimos con barro, sabiendo que no se puede construir con barro si uno pretende que es cemento? ¿Aceptar que ya perdimos nuestra oportunidad, que si acaso, en esa construcción, ya serán otros los que lleven el ritmo, los que manden, pero aún así valdría la pena colaborar en lo posible? ¿Aceptar que deberíamos ayudar en una búsqueda cuyos resultados, si los hay, nunca vamos a ver?

Hay un país, lo reventamos. Negarlo es la manera más segura de seguir haciéndolo. Un país, pese a todo. Quizá valga la pena discutirlo, resignarse a pensarlo: reinventarlo.

Martín Caparrós es periodista y novelista argentino. Vive en España. Sus libros más recientes son "El hambre" y "Echeverría".

Fuente: The New York Times

Jorge Fontevecchia analiza el blindaje mediático al gobierno

No es una posición cómoda porque se reciben críticas de ambos lados de la grieta
Por: Jorge Fontevecchia
“Desde que asumió este gobierno estoy en carne viva, y particularmente sensible a todo intento de borrar los logros del pasado para justificar el desastre del presente, y me entristece la hipocresía con la que los medios cubren de lodo el pasado para que el barro del presente parezca oro”, me escribió un profesor de la universidad pública hace unos días criticando a Perfil.

Casi al mismo tiempo, el feriado del 25 de Mayo, Luis Majul publicó en La Nación una columna criticando a quienes –como Perfil, entre otros– no aceptamos ser arrastrados por el discurso de moda de esta época. En sus palabras: “Sólo están ocupados en que no se los etiquete. No quieren que se los confunda con el periodismo militante K. Y tampoco desean que se suponga que están de acuerdo con un gobierno ‘de derecha’. (...) Entonces un día fuerzan un argumento anti K y al siguiente sobreactúan una crítica al Presidente. Se presentan a sí mismos como neutrales, pero en el fondo son dogmáticos. Hay una broma para identificar su equidistancia de ‘mentirita’. Se dice de ellos que no pertenecen ni a Corea del Norte ni a Corea del Sur, sino a un país que no existe: Corea del Centro”.

El concepto de Schmitt amigo-enemigo, que el kirchnerismo, potenció lo continúa el macrismo en el plano electoral

No es una posición cómoda la de ser “Corea del Centro” porque se reciben críticas de ambos lados de la grieta, pero es la manera en que Perfil entiende que puede cumplir su mandato de ser contracíclico para sumar al debate público siempre aquello que falta. Ser anticíclico fue criticar al kirchnerismo cuando nadie lo hacía durante los primeros cinco años. Y ser anticíclico hoy no sólo es criticar a Macri, porque, a diferencia de lo que sucedió con el kirchnerismo, los principales medios también le hacen críticas a Macri a pesar de que lo apoyan, sino también animarse a reconocer aquello bueno que hizo el kirchnerismo cuando la mayoría de la audiencia de los grandes medios pide reducir el período 2003-2015 sólo a casos de corrupción. Animarse a incomodar los prejuicios de nuestra audiencia (y también los nuestros) para contribuir a su progreso.

Claro que mejora a los grandes medios que ahora haya críticas a Macri desde el comienzo y los diferencia de PáginaI12, donde no hay críticas al kirchnerismo. Pero debemos reconocer que no tenemos suficiente polifonía de voces sino que unas predominan sobre las otras. Usando el ejemplo del diario donde escribe Majul, las investigaciones de Hugo Alconada Mon o algunas columnas críticas de Carlos Pagni no impiden ver que la línea general del diario aprueba como legítimo el relato del actual gobierno. Lo mismo le cabe a PERFIL, donde el hecho de que escriban regularmente Artemio López o Bernarda Llorente y Claudio Villarruel, por ejemplo, no alcanza a equilibrar la línea crítica del kirchnerismo.

Puesto en perspectiva antagónica con la prensa profesional de los grandes medios, se podría argumentar que PáginaI12 asume su papel de prensa militante seria con honestidad, mientras que nosotros tratamos de disimularlo. Y un reclamo que se nos hace siempre es que asumamos el lugar desde donde escribimos haciendo pública nuestra preferencia política como lo hacen los grandes diarios de Estados Unidos, que recomiendan en su editorial votar por tal o cual partido antes de cada elección. Pero que un medio que haga verdadero periodismo explicite su preferencia electoral no implica que omitirá las críticas a su sector de afinidad. Ni siquiera en los medios más asociados, que cubren la política en forma de espectáculo, como podría ser Fox News, se omiten críticas a Trump, como lo demuestra el gráfico de esta columna.

Majul se queja de que les damos relevancia comparable a los bolsos de José López y al caso de las acusaciones al director de la AFI, Gustavo Arribas, de haber recibido 800 mil dólares por la misma ruta del dinero con la que Odebrecht pagaba sus coimas. Y remarca la abrumadora mayor magnitud de los casos de corrupción del kirchnerismo, entre ellos el reciente procesamiento de Hebe de Bonafini por la estafa en la construcción de viviendas sociales, que son incomparables con los de este gobierno. Tiene razón, pero a los casos de corrupción, como a cualquier noticia, se les aplica el criterio de proximidad, en este caso temporal: se pondera más lo que sucede ahora (Panamá Papers, Arribas, Iecsa, etc., aún sin comprobación) que lo que sucedió hace años, por eso fue más valioso periodísticamente denunciar cómo se usaba el prestigio de las Madres de Plaza de Mayo para otros fines en 2007, como hicieron este diario y la revista Noticias, cuando atreverse a criticar a las organizaciones de defensa de los derechos humanos generaba un repudio generalizado.

A las diez reflexiones del maestro de periodismo Ryszard Kapuscinski, quien decía que para ser buen periodista primero había que ser una buena persona, se podría sumar que para ser un buen periodista hay que rebelarse al cómodo monologuismo del discurso dominante, que sólo retroalimenta el cambiante humor social de cada época. En la Argentina actual, la posición contracíclica en periodismo es justamente ser “Corea del Centro”. Esta sola metáfora que peyorativamente indica como únicos lugares verdaderos a Corea el Norte y Corea del Sur (no hay un pueblo más dividido y enfrentado que las dos Coreas) demuestra cómo se intenta mantener y profundizar la grieta.

Kim Jong-un, como el kirchnerismo, y Cambiemos, como Corea del Sur, son el paroxismo de la grieta

En lo contrario, contribuir a la reducción de la grieta, es en lo que PERFIL continuará perseverando. Esta semana, con pocas horas de diferencia, me tocó como invitado dar la misma clase sobre “Subjetividad en periodismo” en la Universidad de La Matanza y en la de San Andrés. La Matanza, quinta mayor universidad del país, con 50 mil alumnos, es el símbolo de las universidades populares del Conurbano, donde el 90% de los padres de sus alumnos no fueron universitarios. San Andrés, con poco más de 2 mil alumnos, es el símbolo de la más exclusiva de las universidades privadas, cuyo rector, Carlos Rosenkrantz, pasó a integrar la Corte Suprema.

No hubo ninguna diferencia en las preguntas que me hicieron los alumnos de ambas universidades, quienes además mostraron el mismo interés por un periodismo alejado de los extremos. Es que el lugar del periodismo es, justamente, ese no lugar de “Corea del Centro”.

Blindaje mediático
El periodismo amigo o enemigo es el problema. Los partidarios de Macri aplauden el periodismo de investigación sobre Lázaro Báez u Hotesur pero se irritan con lo que afecte al Gobierno
El mismo superjueves político en que Massa hizo el lanzamiento de su alianza con Stolbizer, Cristina Kirchner amenazó con su candidatura a Randazzo desde C5N y Marcos Peña les respondió a ambos desde América TV, se publicó la columna titulada La falsa grieta de la prensa argentina (Majul, en La Nación) criticando a los periodistas que eligen ser parte de “Corea del Centro”, metáfora pretendidamente peyorativa cuando debería ser un elogio.

La crítica a los medios de “Corea del Centro” fue por dar similar despliegue a las acusaciones sobre actos de corrupción del macrismo no confirmados que a los del kirchnerismo consumados y ya en juzgamiento. La crítica no tuvo en cuenta que a quien está en el poder se le invierte el orden de la prueba y debe demostrar su inocencia y no los demás su culpabilidad.

En la Argentina fue habitual que los gobiernos, al comenzar, contaran con un blindaje mediático mientras atravesaran el período de luna de miel con la sociedad, o más permanentemente cuando sus políticas coincidían con los intereses de los medios, o cuando directamente los compraban.

Una combinación de la primera y segunda situación puede explicar el blindaje mediático del que goza el jefe de Gabinete, Marcos Peña, porque a lo largo de toda la semana ninguno de los grades medios reprodujo la noticia que dio a conocer Perfil.com el lunes, informando que su padre, Félix Peña, no solamente había sido subsecretario en el área económica de la Cancillería durante la presidencia de Menem sino también durante la de Galtieri, algo que la biografía pública había omitido.

Ningún hijo tiene responsabilidades sobre lo que haya hecho su padre ni tampoco haber sido funcionario de la dictadura, según en qué áreas y bajo qué circunstancias, por sí solo descalifica a una persona. Pero resulta contradictorio que los medios destaquemos a cualquier funcionario kirchnerista que fue juez, diplomático o funcionario ministerial durante la dictadura y no lo hagamos si se trata del padre del jefe de Gabinete, siendo una noticia interesante porque además fue el encargado de pensar la defensa económica del país en el exterior durante la Guerra de las Malvinas.

A la reina Máxima de Holanda le costó que su padre no pudiera participar de su boda por haber sido ministro de Agricultura al comienzo de la dictadura. Nuevamente, no hay en esta columna crítica a Félix Peña o a Marcos Peña sino a los medios cuando no medimos con la misma vara los mismos hechos si vienen de representantes de Corea del Norte o de Corea del Sur.

En el reportaje a Marcos Peña que le realizó Fantino en su programa de América TV, Animales sueltos, no sólo no hubo ninguna mención al tema sino que el propio entrevistador felicitaba al jefe de Gabinete por lo bien que respondía compitiendo en el género blindaje mediático, aunque un escalón debajo, con el reportaje a Cristina Kirchner de ese mismo día en C5N. En la entrevista a la ex presidenta faltaron tantas preguntas imprescindibles que hasta terminó destacándose el hipersesgado Roberto Navarro por algunas preguntas que incomodaron a Cristina cuando atribuía la derrota del Frente para la Victoria en 2015 a la propaganda de los medios, y le recordó que Trump ganó las elecciones con todos los medios en contra y que ella entregó su gobierno ya con problemas económicos.

La presentación en sociedad de la alianza de Massa con Stolbizer, al no ser un reportaje periodístico sino un acto puro de campaña, terminó siendo más honesta. Y al que hicieron brillar por ausencia fue a Randazzo, quien cree que la ex presidenta busca excusas para no presentarse echándole la culpa a él por querer arrastrarla a unas PASO que rehúye. Randazzo. al igual que Massa, tampoco apeló a medios o periodistas que lo blindaran sino al misterio con videos, exprofeso, caseros.

La estética de la comunicación de Randazzo fue la de las redes sociales; la de Massa, de un mitin norteamericano transmitido con protocolo de televisión broadcasting, mientras que las de Marcos Peña y Cristina, la del periodismo amigo. El periodismo amigo o enemigo es el problema.

El último informe del Pew Research Center sobre periodismo y medios en Estados Unidos demuestra que cada vez más los demócratas y los republicanos ponen su confianza en diferentes fuentes de información y están en desacuerdo más que nunca sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad. El periodismo del tipo “perro guardián” (watchdog) es visto hoy por los demócratas cumpliendo la función de impedir que los políticos hagan lo que no deben, mientras que para los republicanos la presión del periodismo sobre la opinión pública impide que los políticos hagan lo que deben (romper con lo políticamente correcto, según los partidarios de Trump). Para unos, mantener a los líderes en línea es una ventaja; para otros, un freno al cambio. El Pew Research Center recuerda que siempre hubo una predisposición a valorar mejor el papel del periodismo de vigilancia a los políticos entre quienes estaban en la oposición: cuando gobernaban los demócratas, los republicanos valoraban esa función del periodismo más que ahora. No somos distintos: también los partidarios de Macri aplauden el periodismo de investigación sobre Lázaro Báez u Hotesur pero se irritan con lo que afecte al Gobierno.
Fuente: Diario Perfil

Actualizan la grilla de la TDA: prioridad para canales públicos y de noticias

El cambio busca optimizar el espacio disponible y garantizar la pluralidad de voces

Con el fin de optimizar el espacio disponible y garantizar la pluralidad de voces, el Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos anuncia un plan de actualización de la grilla de los canales administrados por Radio Televisión Argentina (RTA).

Las dos etapas del plan de actualización de la grilla de los canales administrados por Radio Televisión Argentina (RTA), con prioridad para los canales públicos y de noticias nacionales, fue presentado por Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, y cuenta con la inclusión de la señal LN + del diario La Nación, ya disponible con alcance nacional.

El programa prevé desarrollar una primera etapa en la reorganización de espacios de los canales en la grilla entre junio y octubre, y en noviembre se llamará a concursos públicos para asegurar la pluralidad informativa, donde "cualquiera se puede presentar y se realizará durante ese mes, para evitar cualquier suspicacia de pensar que la misma está relacionada con el proyecto electoral", afirmó Lombardi en diálogo con TelAm.

"Estamos muy conformes -continuó- con la nueva grilla que se concentra en dos grandes aspectos, el primero de ellos en los canales públicos: Televisión Pública Argentina (TPVA), Canal Encuentro, Paka Paka y Deportv, y el segundo implica la apertura a los los canales de noticias, ya que el pluralismo resulta esencial para la construcción de más vida republicana, por eso invitamos a todos los canales argentinos a propalarse a través de la TDA".

En esa línea, hoy se rubricó el acuerdo con la señal LN+ que había comenzado a emitirse por el canal 25.3. y, una vez superado el período de pruebas técnicas, ya se encuentra disponible para todo el país, mientras que en las próximas semanas otros canales de noticias se irán incorporando a la programación del sistema, una cuestión que según Lombardi implica "garantizar una mayor apertura de acceso a la TDA, una forma de vigorizarla".

Jorge Sigal, secretario de Medios Públicos, Gabriel Ricardes, secretaria de Contenidos Públicos, y Guillermo Rivaben, gerente general de La Nación, estuvieron presentes en el encuentro.

Qué es la TDA
La Televisión Digital Abierta es el sistema de distribución de contenidos de televisión en formato digital que se ofrece libre y gratuitamente por aire. La disponibilidad de este sistema representa un avance tecnológico significativo para nuestro país ya que permite, entre otras cosas, mejorar la calidad de transmisión de los contenidos y optimizar el uso del espacio radioeléctrico.

El Estado Nacional, a través del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, tiene bajo su órbita la asignación de espacios de aquellas señales, públicas y privadas, comprendidas entre las frecuencias/canales 22, 23, 24 y 25 de la TDA, administrados por Radio Televisión Argentina (RTA).

Las cuatro frecuencias, con sus respectivos dividendos digitales, constituyen hoy una plataforma de 16 señales que se distribuyen en todo el territorio nacional y entre ellas están las señales públicas Televisión Pública Argentina (TPVA), Canal Encuentro, Paka Paka y Deportv.
Fuente: Agencia TelAm

Cambian nombres en emisora del Grupo Vila - Manzano

Llegan cambios a La Ocho, la emisora del Grupo América en Rosario. Gaspar Gutierrez, es el flamante coordinador de Contenidos de La Ocho y La Red Rosario. Mantienen los bloques horarios, pero cambian los nombres de los programas. Desde ahora llevarán como título el apellido del conductor acompañado por el número de la frecuencia: 830. Adelantan que con las modificaciones profundizarán el contenido periodístico y una mayor cobertura de temas locales
Pablo Procopio, actual director de Radio Nacional Rosario, dejará su puesto en la emisora pública. En breve anunciará el nombre de su sucesor. Se menciona al periodista Javier Trifiró, que trabaja en la emisora y en Radio 2.

Con la vuelta de Marcelo Tinelli, no cesan los despidos en Ideas del Sur

A horas del inicio de una nueva temporada de ShowMatch, el ciclo que conduce Marcelo Tinelli, la productora del programa, fundada por el animador y propiedad del Grupo Indalo de Cristóbal López y Fabián de Souza, realizó nuevos despidos como parte del plan de vaciamiento que vienen realizando en la empresa
Los despidos en Ideas del Sur a aquellos trabajadores que no habían aceptado las sucesivas ofertas de retiros voluntarios abren una nueva etapa en un derrotero que lleva ya casi 5 meses.

La movilización del aparato del sindicato a las puertas de La Corte, donde opera ahora lo que queda de la productora Ideas del Sur, sonó a comedia.

Para empezar, el viernes a las 16 horas ya no se encontraba casi nadie en las instalaciones debido a la suspensión de los ensayos, y como decían los pocos compañeros presentes, el día debió haber sido el lunes cuando se estrene el Bailando.

Pese que a en su página el SATSAID advierte de que esto es parte de un proceso de vaciamiento que ellos vienen denunciando, no sacaron una sola nota al respecto y desde que adelantaron compulsivamente las vacaciones a todo el personal en enero para luego extenderlas durante casi 3 meses, y luego abrir la oferta de los retiros por los que se fueron cerca de 100 compañeros, la directiva de la Azul y Blanca se llamó a silencio durante todo el proceso.

Como decíamos hace 2 meses:
“La ausencia del sindicato en todo este proceso fue total. Con los trabajadores en sus casas durante todo este tiempo, los delegados se limitaron a informar que las licencias se extendían y que la oferta de los retiros voluntarios era algo legal y que mientras no haya despidos ellos no pueden hacer nada.”

“En vez de utilizar estos cuatro meses para preparar la resistencia al vaciamiento de la empresa y reagrupar a los trabajadores del Grupo Indalo para llegado el momento dar una respuesta de conjunto, la directiva del SATSAID preparó el terreno para facilitar la tarea a la patronal.”

Por lo tanto reclamábamos desde La Naranja de Televisión “poner en funciones un Comité permanente de control, integrado por trabajadores elegidos en asamblea de cada una de las empresas del Grupo Indalo; proponiendo que este Comité delibere públicamente e informe periódicamente acerca de la situación de las empresas del Grupo y exija la apertura de los libros para que se hagan públicos los datos contables de la compañía.”

Sin embargo, el SATSAID bloqueó sistemáticamente esta salida.

Los trabajadores y trabajadoras de televisión debemos sacar nuestras conclusiones. Urge la necesidad de recuperar nuestro sindicato y poner al gremio de pie.

No a los despidos en Ideas del Sur.
Que se abran los libros de la empresa.
Plan de lucha y defensa de todos los puestos de trabajo, por comité de control integrado por trabajadores elegidos en asamblea.
Abajo el impuesto al salario.
Por un salario mínimo igual a la canasta familiar hoy en 25.000 pesos.
La Naranja TV
En tanto, el Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID), también exige la inmediata reincorporación de los compañeros y ya realizó la denuncia correspondiente ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, que hasta el momento no se ha pronunciado.

Jorge Lanata, en su nuevo libro, 56, habla de Gelman, La Tablada y Verbitsky

Jorge Lanata cuenta su origen y sus cuatro décadas de periodista. Nuevo libro: "56. Cuarenta años de periodismo y algo de vida personal", editado por Sudamericana

Juan Gelman, en busca de su hijo. Un porteño del cine del cuarenta. Eso parecía Juan Gelman; un personaje de Amadori o de Moglia Barth, de esos que se vestían con corbata para ir al trabajo: pelo engominado, camisa blanca demasiado usada, corbata oscura. Era bastante alto, de modales suaves y su voz no tenía relación alguna con su cuerpo; su tono de voz, en verdad: hablaba muy despacio y con cierta ternura. Era difícil adivinar en él al oficial montonero que, en plena dictadura, aún usaba el uniforme para reunirse en París con un igual. Ya era, cuando lo conocí, el poeta vivo más importante de la Argentina a la que no podía volver. Ahora se discute, como si fuera una cucarda revolucionaria un poco trasnochada, quién lo trajo al país. Un profesor de la Facultad de Periodismo de La Plata, Alberto Moya —que en su blog se define como “el mejor de Berazategui” y reproduce una serie de notas en las que aparece citado—, planteó una polémica con respecto a si Gelman había vuelto al país gracias a Verbitsky o a mí, y que Horacio le había dado trabajo a Juan en el diario. Es difícil de creer que Horacio, un columnista, haya tenido el poder de tomar esa decisión, o que hubiera autorizado las decenas de solicitadas gratuitas que el diario publicó durante años en pos de la vuelta de Gelman, o que hubiera tenido la representación para adherir en nombre de Página/12. En cualquier caso, el diario hizo todo lo posible por el retorno de Gelman.

Gelman volvió, se le cubrieron sus necesidades económicas poniéndolo a cargo del suplemento de Cultura y se lo apoyó activamente en el reclamo por la aparición con vida de su hijo Marcelo, detenido y trasladado durante la dictadura a Automotores Orletti. En 1989 el cuerpo de Marcelo fue encontrado dentro de un tambor de doscientos litros relleno de cemento y de arena, exhumado por el Equipo Argentino de Antropología Forense. La noticia había trascendido a mitad de la semana pero aún no era oficial. Llamé a Juan para confirmarla y pedirle, a la vez, un texto para la contratapa de aquel domingo, cuando el cuerpo sería enterrado. Sin mucha explicación, me dijo que no quería escribir. Llamé entonces a Verbitsky, su amigo, para que lo convenciera. Fue en vano. Era inverosímil que, después de toda nuestra historia común, Juan se negara. A la vez, el diario no podía ocultar la noticia ni dejar de darle despliegue. Volví a rogarle que lo hiciera y entonces me contó la verdad: iba a dar, el lunes, una conferencia de prensa para corresponsales extranjeros.

—No quiero quemar la primicia —me dijo. No podía creer lo que escuchaba. Escribí entonces la contratapa de aquel domingo 7 de enero de 1990. Mi enojo era tal que en ningún momento menciono a Juan. Algo difícil, porque era su hijo al que enterraban. En un párrafo me refiero al “padre de Marcelo”, sin nombrarlo.

¿Cómo es Verbitsky? Realmente no sé cómo es Horacio Verbitsky, y lo conozco hace más de treinta años. Siempre lo vi más como un político que como un periodista. En nombre de la concordia, era Ernesto quien mantenía el diálogo cotidiano con él para su nota del fin de semana. Pequeño truco de director: no ser nunca la única y última instancia, siempre es mejor que otro actúe como colchón ante una dificultad. Mis diálogos con Verbitsky siempre fueron ásperos y calculados; una vez —en nombre del Lector, lo juro— le planteé que la extensión de sus notas conspiraba contra la lectura del común: —¿Por qué no agregás un par de recuadros? Lo haría más llevadero.

—Porque yo no escribo para la gente —soltó, de golpe.

—No te entiendo.

—Claro, yo escribo para un grupo de gente que me sigue, serán doscientas o mil personas, no sé.

Horacio seguía escribiendo para la “orga”, para sus militantes. Una lástima: sus crónicas del Juicio a las Juntas publicadas en El Periodista fueron de lo mejor que leí en mi vida. Nunca las publicó. Prefirió hacer best sellers olvidables como Robo para la Corona. “Ese es un libro que ilustra el sobaco”, me dijeron una vez. “Nadie lo leyó, pero todo el mundo lo compró porque queda bien tenerlo.” Como era de esperarse, Horacio no tenía en el diario compañeros sino “acólitos”, un pequeño grupo —que en la redacción llamaban “Los chicos Diez”— lo rodeaba adulándolo y se encontraban, semanalmente, para ver, grabadas, las participaciones de Horacio en la televisión.

La pantalla lo revelaba: Horacio aparecía increíblemente calculador, estudiaba cada palabra antes de que saliera de su boca, con la frialdad de alguien que todos los viernes podría ir a cenar con su amante y el esposo, y divertirse con ambos.

¿Trabajó para la Fuerza Aérea? Sé que sí, tengo el libro dedicado al brigadier Güiraldes y él mismo lo reconoce. He visto algunos recibos de sueldo publicados por Levinas en Doble agente. Recuerdo artículos suyos y de Soriano en la campaña Menem-Angeloz elogiando al riojano (acudan, por favor, al archivo) y en la pantalla de Día D admirando a Rodríguez Saá. Su conversión al kirchnerismo no fue nueva; hizo equilibrio por toda la cuerda floja del peronismo. Era lógico que frente a un resonante hecho de censura en Página/12 reaccionara como lo hizo.

A fines de 2004, Página/12 decidió censurar el panorama económico de los sábados firmado por Julio Nudler durante más de diez años. La nota de referencia denunciaba la designación de Claudio Moroni al frente de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y sus vínculos irregulares con el entonces jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, Alberto Fernández. El escándalo se potenció porque varios miembros del diario lo eran a la vez de la Asociación Periodistas por la Libertad de Expresión. Tiffenberg, Verbitsky y Martín Granovsky (luego presidente de Télam denunciado por corrupción), por ejemplo, estaban en esos dos lados del mostrador. El propio Nudler publicó entonces en las redes (en 2004, a un año de la asunción del kirchnerismo): “Personalmente apoyo diversos aspectos de la política de este gobierno, pero veo que su corrupción va en aumento (la designación de Martín Pérez Redrado y Miguel Pesce al frente del Banco Central ha sido otro hecho muy preocupante, además de las exacciones que cometen a diario los ministerios de Roberto Lavagna y Julio de Vido, con total impunidad) […]

Los fraudes cometidos por Fernández y Moroni son alevosos, y ya pueden imaginarse para qué se designa a un delincuente al frente de la SIGEN, donde por otro lado permanece la mujer de De Vido, carente de toda idoneidad […] Así como no quiero perjudicar a este gobierno sino evitar, con mi modesto aporte, que se suicide, tampoco quiero afectar al diario, que también se está suicidando. No le adjudico al director ni a nadie el derecho a censurar mis notas, aunque él lo haga cada tanto y yo no pueda evitarlo y no pienso negociar nada al respecto”. La timorata reacción de Tiffenberg fue previsible: se consideró —escribió— que “las afirmaciones de Nudler merecían mayores explicaciones antes de ser publicadas”, y lo acusó de haber iniciado negociaciones laborales con Szpolski, que en ese momento adquiría la revista Veintitrés, y de “haber entregado la nota tarde”. Verbitsky y Granovsky apoyaron la censura basándose en argumentos alambicados, desde falta de confirmación de fuentes hasta necesidad de pagar los salarios en el diario, ergo necesidad de recursos publicitarios estatales. La polémica fue vergonzosa. “La extensa nota del comisario político Horacio Verbitsky en la edición dominical de Página/12 confirma, lamentablemente, su degradación moral, ya tal vez sin redención posible —escribió Nudler—. ¡Demasiados años de enjuagar ropa sucia y publicar aguas servidas!” Aquel escándalo implotó en Periodistas. Julio murió al poco tiempo.

La relación de Página y La Tablada. Lo que recuerdo de aquel día es el viento, y el ruido del árbol. Y después la radio, que hablaba de un ataque terrorista al regimiento de La Tablada. “Hay mujeres”, dijo alguien en la radio. Tomaban ese dato como la confirmación de que no era una de las tantas crisis militares de Alfonsín. Después comenzaron a aparecer nombres conocidos: un grupo del MTP había intentado tomar el cuartel. Entre los atacantes había un cadete del diario. Hasta ese momento la relación del MTP y el diario era básicamente financiera; cada tanto el abogado Jorge Baños o el sacerdote Puigjané escribían alguna columna. Nunca, en aquel año, discutí periodismo o política con ellos. Varios ex integrantes del ERP estaban en la empresa: Hugo Soriani, un ex vendedor de camisas Chemea que manejaba la administración con Alberto Elizalde —aquel que se apropió de la marca-, Julio Mogordoy, en la distribución. Un abogado de trayectoria mediocre que con los años se creyó William Randolph Hearst, Jorge Prim, había entrado al directorio por amistad con Francisco Pancho Provenzano y luego el propio Sokolowicz, entre todos -básicamente Soriani y Prim- manejaban los aportes. Nadie pensó que algo así podía pasar. Escribí el 24 de enero, al día siguiente, lo que aún sigue siendo mi hipótesis de lo que en realidad pasó: o locura autónoma del grupo o una operación de inteligencia del Ejército, al que le servía reavivar viejos fantasmas. El Informador Público y otros medios vinculados a los servicios comenzaron a publicar notas en las que se nos adjudicaba la “autoría ideológica” del hecho. Aquellas noches fueron una sola: Sokolowicz y yo nos mudábamos de hotel en hotel. Alberto Dearriba, nuestro cronista en el Congreso, me citó entonces en La Biela con un mensaje: el Ejército nos quería ver.

—Mañana, en La Plata —dijo. A Fernando y a mí. “Pero me dicen que si tienen una sola mancha no vengan, porque no salen”. A la mañana siguiente Juan Carlos “El Chueco” Mazzón, un operador político de Manzano, nos llevó hasta una base de inteligencia militar. Nos atendió un coronel de apellido italiano. Sokolowicz y yo frente al escritorio del coronel, Mazzón detrás de nosotros. En esos momentos de tensión, por increíble que parezca, mantengo la tranquilidad: era como un juego de inteligencia. El coronel bromeaba. “Debe ser un amigo torturador que tengo”, decía, antes de atender una llamada. Tenía un sobre con decenas de fotos de La Tablada, me las exhibía preguntándome a quiénes conocía. La mayoría eran fotos de cadáveres irreconocibles. Cuando reconocía a alguien, el diálogo seguía: —¿Y cómo se conocieron? Y así. Sokolowicz estaba enmudecido. Estuvimos allí poco más de una hora. En un momento el coronel se levantó y nos acompañó hasta la puerta del despacho: “Esta no es una confesión en la que yo soy un cura que los absuelve”, me dijo, estirando la mano para saludar. “Por otro lado, Lanata, usted sabe que la institución le ha hecho la cruz”.
Fuente: Diario Clarín

sábado, 27 de mayo de 2017

Diarios y Comunicadores Cooperativos celebraron su asamblea anual en La Rioja

Con la presencia de un buen número de sus cooperativas asociadas, la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (FADiCCRA) aprobó su memoria y balance, renovó sus autoridades e inauguró sede
El día 22 de mayo en horas de la tarde los asociados de la Federación de los medios cooperativos de comunicación celebraron el acto democrático anual en su sede de 9 de Julio 395 de la capital riojana.

La asamblea de su 8vo. ejercicio contó con la participación de las cooperativas de Trabajo Copegraf (La Rioja), La Masa (Rosario, Santa Fe), Estrategias de Comunicación (Santa Rosa, Mendoza), Comunicar (Villa María, Córdoba), Pucará (General Rodríguez, Buenos Aires), EME Contenidos (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), La Ambulancia Creativa (Tafí Viejo, Tucumán), La Qilqa (Ituzaingó, Buenos Aires), La Prensa (Resistencia, Chaco), La Posta del Noroeste (Lincoln, Buenos Aires) y Ecomedios (Bahía Blanca, Buenos Aires).

Como en años anteriores, la Dirección General de Asociativismo y Cooperativismo de la Provincia de La Rioja dispuso la presencia del coordinador de Cooperativas, Horacio Niz, para fiscalizar el acto asambleario.

Amén de la aprobación de memoria y balance, se procedió a la elección de un consejero, por vencimiento de mandato. El nuevo Consejo de Administración quedó conformado entonces por las cooperativas Copegraf, EME Contenidos, Comunicar, Ecomedios y La Masa.

Por la mañana, había tenido lugar la inauguración del local propio que FADiCCRA tiene ahora en La Rioja, marcando su carácter de federación nacional y federal.

Tiempos difíciles
El análisis presentado a los asociados en la memoria refleja las dificultades que se viven en el campo económico por las decisiones emitidas desde el gobierno nacional, que han cercenado las garantías constitucionales de los ciudadanos en su derecho a informarse, entre otras cosas.

De hecho, “la primera acción de gobierno de Mauricio Macri, que ha abundado en decretos de Necesidad y Urgencia, ha sido la virtual derogación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuyos fundamentos fueron pacientemente diseñados por el sector cooperativo, entre otros, y que ha tenido a muchos compañeros y compañeras del cooperativismo de trabajo entre sus constructores, en el andamiaje teórico y desde una práctica de comunicación popular”, reza la memoria en su introducción.

Se saludó la actividad desarrollada en el período comprendido en 2016, que se vio reflejada en la web institucional, así como la iniciativa del portal Trabajo Cooperativo.

Asimismo, se destacó la participación de la Federación -en la persona de su presidente Julio Delgado- en la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión del Honorable Senado de la Nación, cuando la discusión de los anteproyectos de Ley de Régimen de Publicidad Oficial, que cuenta con media sanción desde noviembre de 2016.

Justamente, la memoria finaliza con las palabras pronunciadas por Delgado en el Senado de la Nación: “Somos medios en los que los trabajadores encontraron su salida ante las crisis. Sentimos, y sabemos, que somos parte de la solución. Únicamente pedimos que nos dejen seguir siendo parte de la solución”.
Fuente: FADiCCRA

viernes, 26 de mayo de 2017

Martín Sabbatella: “Nos procesa el juez Bonadío a pedido de Magnetto”

El extitular de AFSCA había sido denunciado por intentar que el Grupo Clarín cumpla con la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La justicia lo llama "delito de abuso de autoridad". Se trata de una investigación por haberle dado desde el AFSCA al Grupo Clarín un trámite diferencial en relación con los expedientes de adecuación de otras empresas. También procesó a otros siete imputados
“Esta causa no se tramitó en Tribunales sino en el Grupo Clarín. Es un invento con el que Magnetto, a través del juez Bonadío, pretende aleccionar a la dirigencia política para que nadie se atreva a tocar sus privilegios; para que a nadie se le ocurra nunca más cuestionar su dominio. Es una causa nacida y criada en el seno de la corporación mediática que hoy gobierna la Argentina junto a Macri”, opinó Martín Sabbatella tras ser procesado y embargado por el juez federal Claudio Bonadío a raíz de la adecuación de oficio del multimedios.

“Descubrimos las trampas que Clarín le quería hacer a la ley de medios y actuamos de acuerdo a derecho, iniciando el proceso de adecuación tal como estaba establecido en la norma. Lo que ocurre es que en la Argentina donde hoy gobierna un tramposo, que esconde cuentas y sociedades offshore y que se enriquece a costa del dinero público, actuar de acuerdo a la ley es sancionado por jueces cómplices como Bonadío”, subrayó y recordó que “cuando el juez me citó a indagatoria, no me hizo ni una sola pregunta. Fue lógico; nunca le interesó la verdad, porque la causa no se basa en lo que efectivamente pasó sino en las necesidades que tienen Magnetto y Macri. Bonadío trabaja para ellos”.

El titular del Juzgado Federal N° 11 Claudio Bonadío procesó a Sabbatella, así como a otros 4 miembros del Directorio de AFSCA -Claudio Schifer, Ignacio Saavedra, Néstor Avalle y Eduardo Rinesi- y los directores del organismo Sergio Zurano y Lorena De Filippo. La causa fue iniciada por el Grupo Clarín, luego de que se resolviera el inicio de la adecuación de oficio del multimedios, que se resistía a vender voluntariamente las licencias que excedían los límites establecidos en la ley 26.522.

Sabbatella consideró que “la decisión de Bonadío se enmarca en la persecución política, mediática y judicial contra el kirchnerismo”. “La intención es mentir, mentir y mentir, para perseguir a los opositores, para proscribirnos y para esconder lo que hacen los verdaderos delincuentes que son quienes hoy gobiernan el país”, expresó el dirigente kirchnerista y agregó: “Este caso es solo un capítulo más del show mediático, judicial y político de persecución que montaron para saquear la Argentina, como lo hicieron en la dictadura y en los ’90”.

Respecto a la causa judicial, Sabbatella recordó que “desde 2009, en que se sancionó la nueva regulación para los servicios audiovisuales, Clarín se estuvo burlando de la ley 26.522, excediendo los límites fijados, con la complicidad de algunos jueces federales. Cuando la Corte Suprema avaló la constitucionalidad total de la llamada ley de medios, le exigimos al Grupo que se desprendiera de las licencias excedentes como lo estaban haciendo las otras empresas grandes. Después de muchos años de resistencia y aprietes públicos de parte de Clarín, logramos que presentaran un plan de adecuación voluntaria, en el que proponían dividirse en seis partes independientes. Desde AFSCA, aprobamos ese esquema porque estaba dentro de lo establecido en la ley, pero cuando trajeron los nombres de los integrantes de las nuevas sociedades, descubrimos que querían hacer trampas: las ventas eran ficticias y las supuestas partes independientes estaban todas conectadas entre sí, a través de sociedades en Panamá, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Argentina. Es decir: decían que vendían pero no vendían, decían que se dividían pero tampoco lo hacían. Fue entonces cuando decidimos, como establecía la ley, comenzar el proceso previsto para adecuar de oficio a quien se resiste a hacerlo en forma voluntaria”. “Por ese motivo, Bonadío nos procesa y embarga. Por hacer cumplir la ley”, concluyó.
Fuente: Nuevo Encuentro

Andrés Luis Percivale 1939 - 2017

Tenía 77 años y tenía cáncer de pulmón que le fue diagnosticado en 2011. Hace tiempo se había alejado de los medios. Con solo 29 años cubrió al guerra de Vietnam, realizó al transmisión de la llegada del hombre a la Luna y fue testigo del Mayo Francés
El reconocido periodista y conductor Andrés Percivale murió hoy a los 77 años. Conductor de programas como Telenoche y ganador de 5 Martín Fierro, fue el primer compañero de noticiero de Mónica Cahen D'Anvers.

Percivale había nacido el 23 de julio de 1939 en Buenos Aires y tenía dos hermanas, mayores que él, y su fallecimiento fue confirmado por una amiga.

A fines de 1967 'con solo 29 años' viajó como corresponsal a la guerra de Vietnam. A la vuelta, en París, cubrió el Mayo Francés (mayo de 1968). En los últimos días de mayo de 1969 fue el único periodista de Buenos Aires que cubrió el Cordobazo

De enorme trayectoria, en 2011 confesó que tenía cáncer. Antes había sido diagnosticado con EPOC y se alejó de los medios para dedicarse a la meditación y al yoga. Fue muy apreciado en el ambiente, mantuvo un bajo perfil en su vida privada, de la que solo se hizo público su fugaz casamiento con la actriz Perla Caron.

Si bien se convirtió en uno de los más famosos y prestigiosos de Argentina, cuando dejó la tele dijo: “La televisión es una actividad muy cruel. Porque nos debemos al público y dependemos siempre de el. Nos tenemos que conducir de cierta manera y la competencia, los deseos y la angustia por determinados logros nos ubica en posiciones para nada deseables”.
Junto a Mónica Cahen D´Anvers fueron los encargados de dar inicio -el 3 de enero de 1966- a Telenoche, un noticiero que lleva más de 50 años al aire. En ese momento la emisión era semanal, a las 23, y estaba auspiciado por IKA (Industrias Kaiser Argentina). Luego se sumó Tomás Eloy Martínez.
Andrés Percivale, fue corresponsal de guerra en Vietnam a fines de 1967, en un informe desde un sector de la base militar donde comenta: "La vida en Vietnam no significa absolutamente nada, nada, absolutamente nada. Hoy es 29 de mayo, son las 11:10 de la mañana. Hará 1 hora y media que estamos aquí, ya estamos un poco más habituados al ruido, a los estruendos, a los helicópteros, a los aviones, a la muerte. Es un día que no podré olvidar nunca en mi vida. Finalmente han tenido que bombardear todo el barrio de Phung Phang. En este momento aviones y helicópteros están sobrevolando la zona. Cuantas casas destruidas; cuantas heridos; cuantos muertos; no se sabe, solo se sabe que es un desastre. Todo arde, los árboles están quemados, las calles están vacías. Esta por llover en esta ciudad, increíblemente peligrosa y misteriosa como es Saigon. Las armas escupen fuego. Todo ruge y a la vez todo es enormemente silencioso. Hemos corrido hasta aquí a refugiarnos. No entendemos a los soldados; los soldados corren también delante de nosotros y creemos que hay vietcong cerca. Ahora lo que tenemos que hacer es irnos para mostrarles a ustedes. El chofer del coche que alquilamos aquí en Saigon escapo, de manera que ahora para llegar al centro de la ciudad tenemos que correr y caminar. Este es el chofer que nos abandono porque había tantos vietcong y tantos tiros que tuvo miedo. La aventura termino por hoy, hemos escapado y ya llueve como todos los días en Saigon, torrencialmente. Los ruidos de la tormenta se confunden con los ruidos de las bombas y de los rockets. Nosotros estamos bien, ya de vuelta acá, pero allá siguen peleando. Esta por sonar la hora de queda. Hay obligatoriamente que retirarse de las calles. -Otra casa en llamas, así es el vietcong, así es el enemigo con quien se lucha. Vietnam es un infierno. Alguien dijo un infierno con muchos círculos. Ayer estuvimos en uno de esos círculos, en la batalla, en la pelea, en el tiroteo de los barrios de Saigon. Otro círculo de ese infierno es el Hospital de Saigon. Este es el resultado, parte de ese resultado del tiroteo", describía Andrés.
Como parte de sus trabajos más destacados cubrió el Mayo Francés en 1968, transmitió la llegada del primer hombre a la Luna en 1969, y el mismo año fue el único periodista de Buenos Aires en reportar desde el lugar de los hechos el Cordobazo.
El periodista fue distinguido con varios premios Martín Fierro durante su carrera: en 1970, cuando recibió dos, por Conducción y Conducción en Programa Periodístico, en 1972, 1973 y 1975.

Percivale condujo varios programas de televisión, entre ellos "Mónica presenta" junto a Cahen D'Anvers, el noticiero de Canal 13, "Graciela & Andrés", "Los retratos de Andrés", "Loft" y "Yo amo a la TV".

También participó en algunas películas de cine, como "Un elefante color ilusión", "Juan Manuel de Rosas", "Olga, la hija de aquella princesa rusa", "Así es la vida" y "La mamá de la novia".
Percivale estudió arquitectura pero abandonó al poco tiempo y decidió convertirse en periodista. Fue famoso por sus entrevistas a grandes personajes.

El 6 de agosto de 1991, ATC emite un programa especial en ocasión del lanzamiento de su nueva programación bajo el slogan “Ahora También Competimos”. Conducido por Graciela Alfano y Andrés Percivale
En los 80 el periodista se alejó de los medios de comunicación, abrió una agencia de publicidad y se dedicó al yoga, disciplina en la que fue discípulo de Mataji Indra Devi.

Hace unos años, en diálogo con La Nación, el periodista habló muy francamente sobre su enfermedad: "En cada órgano del cuerpo se aloja una emoción. Así como la ira se aloja en el hígado o la codicia se aloja en el intestino grueso, la pena y el duelo se alojan en el pulmón. Yo fui preguntando, porque no pierdo esa cosa periodística de hacer mis propias estadísticas. Y descubrí que siempre hay un duelo mal elaborado o la reiteración de un episodio muy doloroso", dijo. "En mi caso, es el haber descubierto que mi madre nunca me quiso, e incluso el haberlo conversado con ella, algo que le tengo que agradecer muchísimo", reveló. Tras superar la primera etapa de tratamiento, el periodista siguió muy activo en la escena local y en 2012 estrenó una obra.

Sobre su lucha contra cáncer, el periodista dijo: “Tuve mucha suerte porque al mismo tiempo que yo, hubo cuatro o cinco amigos muy queridos, que sufrieron el mismo mal y el único sobreviviente soy yo, por ese motivo nunca quise mencionar al oncólogo por si me moría, pero ahora lo digo, el doctor Specterman, que me ayudó muchísimo en un tratamiento que es feroz”.

“Gracias a Dios, con las técnicas del yoga, la meditación, con lo que controlás la angustia, la ansiedad pude seguir adelante y no perder las ganas de vivir”, agregó.

En cuanto a su cambio espiritual, Percivale afirmó que “viene de manera casual, que son el lenguaje de Dios. Yo estaba en televisión, le hice una nota a Mátaji Indra Devi que me dijo 'usted tiene que hacer yoga porque está ,uy estresado'. No le hice caso, empecé a enfermarme y un médico me dijo 'hacé yoga'. Empecé, desconfiado como todo periodista. Me fui a la India, con ella que tenía 87 años para conocer a su maestro, que tenía 100 años. De a poco fui entrando en esta sabiduría que es fantástica”.

“Enseño y me enseñan porque uno nunca termina de aprender”, destacó sobre el yoga y también sobre el periodismo.
El cáncer marcó a Percivale, para siempre: “A mi edad, te pone muy cerca de la muerte y tenés que decidir. En ese momento leí una frase que decía 'la única prueba racional objetiva, concreta de que Dios es existe es la voluntad de vivir'. Y es cierto, llega un momento en que tenés tales dolores que tenés ganas de tirar la toalla y hay una luz, una voz, una pequeña energía que te dice 'hay que seguir' y eso es Dios”.

“Dios o la fuente o la sabiduría, o como quieras llamarlo, está dentro de uno. Es esa fuerza que está más allá de lo visible. Es muy bueno esto de ir percibiéndolo. La conciencia es percepción... ampliar la conciencia es el trabajo verdadero de una vida”, destacó ante Canal 26.

Como parte de esa actividad publicó los libros "Manual de yoga contemporáneo", "Recuperar el Paraíso, el cuerpo es el piano y el sonido es el espíritu", "El yoga de las cuatro estaciones, calendario yoga" y "Quien es feliz tiene razón".
"Lo había visto hace 10 días. Estoy mal, hacía tanto que estaba aguantando este cáncer, uno tenía la equivocada idea de que podría seguir mucho más, pero lamentablemente no, así que estoy muy muy triste; espero que no haya sufrido, ha sido un compañero sensacional durante muchos años", manifestó Mónica en una entrevista en La Once Diez, Radio de la Ciudad.

"Era un fenómeno, un maestro. Tenía un programa justo antes de empezar Telenoche, un programa que tenía que ver con los estudios, tenía que ver con impartir, dar, ayudar, estudiar, que sepamos, que leamos, a lo contrario de hoy, que apretamos botones y creemos que ya está todo listo.  Se ha perdido una manera de vivir, de pensar, de todo y me preocupan los más chicos", cerró la periodista.
Fuentes: DyN, La Nación, La Once Diez