El jardín de bronce es la próxima ficción generada por la argentina Pol-Ka que pondrá en su prime time la señal HBO |
Las productoras argentinas se pusieron al frente de una de las grandes discusiones que trae la nueva ley de comunicaciones. Inspiradas en la legislación brasileña, buscan establecer una cuota de pantalla de cuatro horas de estreno semanales (en Brasil son 3,5) para aire y cable en horario prime time. Además, de ese número, la mitad debe ser de concepción independiente. Este reclamo dispara debates y lobbies en momentos en que la industria televisiva se encuentra en crisis, con serias dificultades para realizar y exportar formatos. La caída del número de televidentes (cerca de un millón en los últimos diez años) impulsó el abaratamiento de costos por parte de las señales locales, que se fueron volcando decididamente a latas que llegan de países vecinos o mercados exóticos como Turquía o Corea, invirtiendo hasta 25 veces menos por capítulo.
Si los canales autóctonos le escapan a la generación, los extranjeros ni siquiera se plantean la producción en Argentina como política permanente, algo que sí sucede en el gigante continental. Roberto Ríos, vicepresidente de contenidos de HBO Latin America, daba cuenta de ello en 2015: “Duplicamos nuestro trabajo porque las leyes brasileñas de incentivo audiovisual obligaban a coproducir con empresas locales y así fue como surgieron series y documentales”. En su grilla actual hay 15 producciones originales brasileñas, como O homem da sua vida (versión de la serie de Juan José Campanella y Guillermo Francella), entre otras.
Eduardo Bagnato, coordinador general de la Cámara Argentina de Productoras Independientes (CAPIT), dice que el pedido para las señales internacionales “es lo que permite ponernos de vuelta en primera plana y desarrollar talento argentino. Si no forzás un poco la cosa, es muy difícil competir contra productos que vienen amortizados en sus mercados de origen y llegan completamente subsidiados”. Gonzalo Armendares, gerente general de Underground, explica: “¿Qué lográs con la cuota en prime time? Sencillo: si HBO tiene que programar algo, no va a poner una porquería. Si no, para cumplir ponen un programa a las 6.30, que cuesta dos mangos y no lo ve nadie. Ningún canal como la gente va a comprometer horario central”. La productora de Sebastián Ortega es una de las que saben lo que es generar contenidos para una multinacional. Tanto es así que TNT se quedó con la emisión de Un gallo para Esculapio desde México para abajo, de la misma manera en que Netflix ofrece El marginal. Sin embargo, lo que parece un claro indicador de prosperidad a futuro concentra discusiones económicas y filosóficas. Silvana Giudici, coordinadora de la comisión redactora de la nueva ley, se muestra a favor de iniciar un debate sobre las obligaciones de catálogo para empresas como Netflix, aunque admite que el pedido de las productoras es rechazado por las entidades que agrupan a las señales de cable: “Nunca van a aceptar la cuota de pantalla, pero también hay otras cosas para trabajar, desde el orden fiscal hasta los segundos de publicidad. Hay muchas cosas que impactan indirectamente en la industria y que mejorarían la producción nacional. El Estado no tiene que subsidiar, tiene que recomponer con acciones muy simples al sector, para generar mayor productividad, empleo y ficciones de calidad, así se puede exportar”.
Si se le pide una opinión, Giudici coincide con la que Miguel de Godoy, titular del Enacom, le manifestó a la revista Noticias en enero. “Me parece que hay una confusión entre cuota de pantalla y cuota de producción. Nosotros lo que queremos incentivar es esto último, que las señales y las OTT tengan que producir en el país. Generar asociativismo que impulse la producción”, argumenta, y agrega que personalmente no está a favor de regular el prime time: “Creo que intervenir en la programación es como hacerlo en la diagramación de la tapa de un diario. Para mí afecta la libertad de expresión, porque vos podés poner una regulación que imponga determinadas cuotas de producción, pero fijar un horario me parece que va en contra de lo que queremos promover”. En línea con este argumento, se expresaron la Cámara de Productores y Programadores de Señales Audiovisuales y la Asociación de Programadores de Latinoamérica. Para Miguel Brailovsky, vicepresidente de programación y producción para A&E Networks Latin America, “en Brasil encontraron esa fórmula que sin duda reactivó el mercado. Pero en un canal como A&E, la principal característica que la gente aprecia es el espíritu internacional. No nos ven como un canal brasileño en Brasil o uno argentino aquí. Creemos que en cualquier lugar el valor de algunos canales es ése”. Por eso cree que “es una mejor dirección la que hoy está aplicando el Incaa, al financiar proyectos que cuenten con una casa productora y un canal de TV dispuesto a emitir ese contenido, antes que cumplir con una cuota determinada. Creo que la activación de la industria se puede lograr sin forzar un número de horas que tal vez no encaje”.
Mariano Chihade, dueño de Mandarina, productora que hace El diario de Mariana y que en breve sumará Las puertitas del señor López entre otros contenidos, no coincide con esa mirada. “Si la cuota de pantalla fuera del ciento por ciento, tendrían razón. Sólo del prime time (el resto lo manejan como quieran) le debieran destinar cuatro horas por semana. ¿Pedir un 20% de tu programación prime time para operar en Argentina y generar más laburo local es cortar libertad de expresión? Mi respuesta es no. Si no, ¿cómo te protegés un poco? Hay más de cien canales, encima algunos no tributan en Argentina. En Brasil, Australia y Canadá funcionó muy bien. Las cableras hicieron el lobby, pero después se adaptaron y fueron todos felices. Nadie se fue. No entiendo lo que dice Silvana Giudici. Estoy completamente en contra. Los que damos laburo somos nosotros”. Y se pregunta: “Vos, como Estado, ¿no querés generar empleo? ¿Pol-ka no puede producir para HBO, Underground no puede generar para TNT, no puedo hacerlo con E! Entertainment?”.
En Brasil, la cuota de pantalla establecida en 2011 generó una industria audiovisual pujante.
Por: Diego Guebel
Llamame Bruna, la miniserie brasileña que emite la señal Fox en su pantalla cumpliendo con la cuota de tres horas y media semanales |
La ley segmentó la obligación de cuota de pantalla por franjas horarias para que las señales tuvieran que emitir contenidos brasileños en el horario central, que es el momento en que se registra el mayor encendido. Esto genera un círculo virtuoso entre el público y los programas de calidad en su propio idioma gracias al cual las señales producen mucho más que lo dispuesto por los cupos obligatorios. La normativa también exige que las empresas de televisión paga incluyan en sus paquetes una señal brasileña por cada tres internacionales, es decir que el 25% de las señales de cable (exceptuando los canales de noticias) deben ser de origen brasileño.
Por otra parte, existe el Fondo Sectorial Audiovisual, conformado por aportes del Tesoro Nacional y parte del Fondo de Fiscalización de las Telecomunicaciones y gestionado por la Agencia Nacional do Cinema (Ancine). Actualmente ronda los 400 millones de dólares aplicados al fomento de la producción y distribución de contenidos audiovisuales brasileños.
Gracias a esta firme estrategia protectora de la industria local, señales como Sony, Cinemax, AXN y HBO producen ficciones en Brasil, en idioma portugués y con actores, técnicos, autores y productores brasileños. La importancia de esta política debe mensurarse no sólo por el fuerte impulso económico local que genera sino, fundamentalmente, por el impacto que tiene la producción simbólica propia en la cultura local. Por eso las cuotas de pantalla existen en países tan diversos como Australia, España, Francia, Inglaterra, Malasia, Pakistán y Canadá, entre otros.
*Director de Contenidos y Programación del Grupo Bandeirantes y presidente de la Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (CAPIT)
Fuente: Diario Perfil