lunes, 24 de abril de 2017

La muerte de un magnate periodístico cómplice civil de la dictadura

Agustín Edwards, dueño del diario El Mercurio de Chile, fue un férreo opositor a Salvador Allende y desde la década del 60 tuvo contactos con la CIA. "Su eventual aporte al periodismo no puede separarse de la vulneración de la democracia y los DDHH", dice el Colegio de Periodistas
Agustín Edwards Eastman, el controvertido dueño de El Mercurio, murió este lunes a los 89 años de edad como uno de los más importantes magnates de la prensa chilena y una figura política clave para entender la historia de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país.

Edwards jugó un rol fundamental como opositor al Gobierno de la Unidad Popular, con el apoyo decidido de Estados Unidos.

"La CIA gastó un millón y medio de dólares para apoyar a 'El Mercurio', el principal periódico del país y el canal más importante de propaganda contra Salvador Allende", labor que operó "en la preparación del escenario para el golpe del 11 de septiembre de 1973", consignó en 1975 el "Informe Church" del Senado norteamericano.

El periodista Víctor Herrero publicó en 2014 el libro "Agustín Edwards Eastman: Una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio", donde definió al empresario como "uno de los personajes más poderosos de Chile", y reveló que sus contactos con la CIA comenzaron en la década del 60, varios años antes del triunfo de la UP.

"Para la elección de 1964, entre Frei Montalva y Allende, él ya estaba en Washington y estaba haciendo lo mismo que en el año 70", explicaba en su momento Herrero a Cooperativa, al destacar que "la profundidad de sus lazos con algunos poderes de Estados Unidos era algo que no se sabía" hasta su investigación biográfica no autorizada.
"Cómplice del complot, partícipe de montajes"
El Mercurio y los otros medios de comunicación del grupo empresarial han sido históricamente la tribuna del pensamiento conservador en Chile, pero después del derrocamiento de Allende sirvieron también para ocultar crímenes de lesa humanidad.

La presidenta del Colegio de Periodistas, Javiera Olivares, señaló esta tarde a Cooperativa que "el diario El Mercurio fue cómplice del complot" contra Allende y que el propio Edwards fue parte de "la desestabilización de un gobierno democráticamente electo".
Luego, ya en dictadura, se hizo "partícipe, a través de montajes comunicacionales, de invisibilizaciones de violaciones a los derechos humanos".

Tristemente célebres son los recordados titulares de La Segunda "Exterminados como ratones" (24/07/1975, vinculado con la "Operación Colombo" de la DINA) y "No hay tales desaparecidos" (09/02/1977).
El 9 de abril de 1987 El Mercurio llevó en su portada las fotografías de dos jóvenes, Iván Barra y Jorge Jaña, acusándolos de haber sido parte de los "violentistas" que participaron en los desmanes en el Parque O'Higgins en medio de la visita del papa Juan Pablo II.

Ambos fueron detenidos y torturados por la CNI, pero tras quedar libres y demostrar su inocencia se querellaron por injurias y calumnias contra Edwards, logrando que fuera declarado reo e, incluso, estuviera encarcelado "por algunas horas", recuerda The Clinic.

La revisión de estos casos provocó que, en abril de 2015, el Colegio de Periodistas decidiera expulsar a Agustín Edwards Eastman por "graves faltas éticas".

Periodismo como "herramienta política"
"Una cosa es dirigir un medio de comunicación y otra cosa es utilizar ese medio -olvidando los preceptos éticos básicos del ejercicio periodístico- como una herramienta política; prestándose para vulnerar derechos de las personas y ocultar violaciones de los derechos humanos", comentó Javiera Olivares.

Desde este punto de vista, "su eventual aporte al periodismo no puede separarse de su nefasta participación en la vulneración de la democracia y los derechos humanos", agregó la dirigente gremial, resaltando que la sanción ética, en definitiva, "fue la única que tuvo en vida" el magnate.

Ver también: Como la CIA financió a el Mercurio de Chile y ... a Agustin Edwards

"Sustento intelectual de la dictadura"
El sociólogo Eugenio Tironi agrega que a Edwards "le tocó toda la radicalización (política) de los años 60 y 70, el golpe de Estado, el periodo de la dictadura militar y toda la transición. O sea, estuvo a la cabeza del diario en un periodo particularmente turbulento de la historia de Chile".

Después de la asonada militar, "él fue muy importante en establecer nexos con la Escuela de Chicago, con el pensamiento neoliberal, que en ese entonces no era para nada predominante en el mundo, y eso fue muy importante como soporte intelectual del nuevo régimen que surge".

Posteriormente, con el triunfo de los gobiernos de la Concertación, "Agustín Edwards y El Mercurio se adaptan y no se enfrentan a esta tendencia. Buscan, claro, incidir con sus ideas, pero no se convierten en un obstáculo al proceso de la transición pacífica hacia la democracia", aseguró Tironi a La Historia es Nuestra.

Para el analista, en definitiva, "El Mercurio ha ocupado un papel intelectual muy importante en el mundo de la derecha económica, política y cultural chilena, y ésa es una cuestión notable, porque más allá de que uno esté o no esté de acuerdo con la filosofía que expresa El Mercurio, ha sido muy consistente y muy perdurable en ese rol, algo que no en todos los países lo hacen periódicos", y menos en América Latina.

Ver también: Censuran “El Diario de Agustín” y renuncia la directora de ARTV

Declaración pública del Colegio de Periodistas de Chile
Ante el fallecimiento del propietario del diario El Mercurio, Agustín Edwards Eastman -y dada la gravitación pública que alcanzó en el devenir del último medio siglo en Chile, así como en el ejercicio periodístico nacional-, el Colegio de Periodistas de Chile expresa:
Quedará en los registros de la historia de Chile el oscuro legado que Agustín Edwards Eastman dejó, tanto por sus acciones personales como por su manejo de las empresas periodísticas que controló, las que fueron el soporte comunicacional de la conspiración contra el sistema democrático al servicio del golpe militar, que ensombreció Chile a partir del 11 de septiembre de 1973 e instauró la dictadura cívico-militar que sobrevino, con su secuela sistemática de violaciones a los derechos humanos y que fuera ampliamente respaldada por El Mercurio y sus medios asociados.

El falseamiento y la desinformación acerca de los crímenes cometidos por los organismos de seguridad de Pinochet, tanto como el lenguaje de permanente menosprecio y sarcasmo que los diarios de Agustín Edwards Eastman emplearon para referirse a los detenidos-desaparecidos, torturados, exiliados, exonerados y, en general, a las víctimas del régimen militar, llevaron al Tribunal Nacional de Ética y Disciplina del Colegio de Periodistas de Chile a aplicarle, en mayo de 2015, la máxima sanción posible prevista en nuestro Estatuto, para quienes infrinjan gravemente los preceptos de la ética periodística: la expulsión.

En tal sentido, el Colegio de Periodistas de Chile es la única institución en el país que tomó una medida sancionatoria de ese nivel contra Agustín Edwards Eastman, como un imperativo moral para reivindicar el ejercicio ético del periodismo en los medios de comunicación y también como una forma de atenuar en algo el daño causado a las víctimas y familiares de tantos chilenos y chilenas.

Como orden profesional comprometida con las libertades de expresión y prensa, y el derecho a la comunicación, así como con el ejercicio ético y responsable del periodismo, creemos que este momento debe servir de reflexión al país para esforzarnos colectivamente en lograr una sociedad más libre, equitativa y consciente, y también un periodismo cada día más comprometido con los genuinos intereses de todos los chilenos y chilenas, en un marco democrático y de respeto a la dignidad de quienes habitamos esta nación.

La muerte de Agustín Edwards Eastman no nos produce satisfacción alguna, y por lo mismo, en contraste a la indiferencia que él mostró frente a los horribles crímenes que sacudieron a Chile, empatizamos con el dolor de sus deudos.
Ver también: Diario El Mercurio: La historia de una colusión

Fuentes: Cooperativa, Colegio de Periodistas