lunes, 10 de abril de 2017

El estigma de los habitantes perseguidos en “las zonas calientes” de Rosario

Barrio Toba es una zona caliente. Muy caliente. Sobre todo en verano, cuando hace 45 grados a la sombra. Cuando la basura que no se levanta se putrefacta y es manjar de moscas y roedores. Es muy caliente Barrio Toba, sobre todo porque falta agua y una canilla comunitaria en medio de barro y mierda no suele alcanzar. Y no, no tenemos plata para comprar agua potable. Ese es un lujo que se dan los que no fueron condenados a vivir en la exclusión, tratados como mierda por el Estado.
Barrio Toba queda en la ciudad y puede visitarse y hablar con sus médicos y maestros, para complementar los datos del Ministerio de Seguridad que llenan dos páginas enteras de un diario dominical. Y si se tiene valor, hasta puede hablarse con un integrante de la comunidad para saber de primera mano cómo se vive vivir ahí. Al menos si no es por ética periodística, por curiosidad personal. Seguramente se puede ir acompañado de algún oficial que custodia la zona y que en alguna razzia de rutina se topa con un fugado.

El 8,1 de los recapturados se han encontrado en barrio toba durante el 2016 dice el Ministerio que dirige Maximiliano Pullaro. Fueron 1260 en total. Pero hablan de “prevención del delito”. ¿Qué pasó que no los encontraban? ¿Se fugaron? ¿Cómo lo han hecho? ¿Por qué van a “esconderse” a Barrio Toba? ¿Qué suicida prófugo va a refugiarse a una zona saturada de policías que lo buscan? ¿De dónde salen las armas que dieron motivo a las 236 denuncias que el área de seguridad dice llegaron de esa zona? Eso parece no merecer ni un editorial, ni un análisis, ni siquiera una mención.

Prevenir el delito es una tarea compleja y amplia. Sobre todo cuando la fuerza encargada en prevenirlo opera con métodos delictivos que no respetan los procedimientos elementales para evitar abusos, también muy comunes y sobre los que el Ministerio de Seguridad no tiene estadísticas, o no las da a conocer, o no te llenan dos páginas de un diario un domingo.

¿Es festejable encontrar a un prófugo de casualidad? ¿Es atendible catalogar de “arma blanca” un cuchillo encontrado en una cocina de una casa improcedentemente ocupada y destruida por personal policial? ¿No merece un análisis el hecho de la sustracción de materiales del Programa Nueva Oportunidad que la misma Provincia financia para la pibada vulnerable?

De tipificación de violencias se trata. No hay problemas con la vara o el cristal con el que los relatores de realidades definen contarlas. El problema es cuando se confunde la opinología con el periodismo. El espacio pago por una agencia del gobierno con una nota. No es lo mismo. Sí es legal, es parte de la estructura de construcción de las noticias en un sistema que las vende como choripanes. Sí, como choripanes aceitosos, cargados de grasa que taponan las arterias del razonamiento y el buen sentido.
Tuberculosis, chagas. Enfermedades que están acá nomas, a sesenta cuadras del radio transitable para una parte de quienes se autoproclaman periodistas (para lo que se necesita más que sólo un título). Enfermedades que promediadas en la población están controladas. Pero hay un problema: se concentran y explotan en las zonas del mapa del calor de la desigualdad. Ahí, en las zonas donde la hoguera del sistema se come a sus hijos descartables. Ahí, donde no hay ni agua. Ahí donde se huele mierda. Ahí donde de 15 detenidos irregularmente (porque el pibe de 14 que tiraron en el descampado y volvió con un hombro dislocado, sin piezas dentales y meado del miedo, también fue detenido y estuvo desaparecido una hora y media) 4 tiene antecedentes o son prófugos. Pero esos 4 son justificación para detener a los otros diez, pese a que a los ex reos ni siquiera los encontraron: se los chocaron de suerte.

Caliente se siente el cuerpo y la cabeza de los docentes y trabajadores de la salud de la zona, que siempre tienen que responder con la infraestructura que hay, que nunca alcanza por más esfuerzo que se le ponga. Seis horas llega a tardar una ambulancia, pero en pocos minutos llegan los patrulleros para dar refuerzos y meter palos. Enfermarse los fines de semana no es una buena idea cuando el hospital más cercano queda muy lejos de la urgencia y la rapidez.

Calor es lo que sobra en las almas de Barrio Toba. El calor del alma de los pibes ninguneados tratados como extranjeros en sus propias tierras, que pelean por salir adelante. Se pueden consultar los datos del Ministerio de Educación para hacer un suplemento dominical. Las escuelas de la zona están colmadas de alumnos, no alcanzan las salas del nivel inicial y la escuela empieza a transformarse en el preciado refugio donde los pibes pueden ser pibes y encontrarse. La proporción sociopolítica de esa realidad cotejada con la proporción del presupuesto de Educación a esas áreas también nos hace calentar, por eso nos organizamos en vez de entrar a romper las oficinas oficiales y esgrimir lapiceras de funcionarios como armas de planificación de la miseria.

Barrio Toba es una sola caliente. Muy caliente. Quema el estómago de hambre porque la mayoría está desocupada, changuea y no alcanza para el pan. Queman las balas de goma y de plomo. No sabés cómo. Ni te cuento el esófago al ver pasar en ataúdes a pibes menores de 25 años, y a los demás también. No te das una idea como quema la piel con la tuberculosis y la cama cuando esperas morirte de chagas. No te das una idea qué caliente es Barrio Toba. Mirándolo desde un mapa realizado en una oficina del centro con información de un tipo trajeado que nos conoce detrás de uniformes polarizados, seguro, no tenés ni idea.

La Multisectorial de zona Sudoeste marchará junto a los pueblos originarios el miércoles 12 de abril, con el siguiente recorrido: 9.00 horas salimos desde el barrio de Rouillón, hacia la Comisaría 19°. Luego, nos dirigiremos a Tribunales y, por último, a Casa de Gobierno frente a Plaza San Martín. Esperamos a todas y todos los que no quieren mirar para otro lado.
Multisectorial de Zona Sudoeste de Rosario
Secretaría de Prensa y Difusión CTA Regional Rosario


Ver también: La deconstrucción del relato de La Capital sobre el barrio Toba