Alexandre de Maio dibuja para expresar con más fuerza las historias que quiere contar, como si las palabras no fueran suficientes para narrar el crimen, la violencia o la explotación sexual en Brasil
Alexandre de Maio es uno de los pioneros en hacer reportajes ilustrados en un país donde la realidad
suele estar varios pasos más adelante que la ficción. Imagenes: alexandredemaio en Instagram
Alexandre de Maio dibuja para expresar con más fuerza las historias que quiere contar, como si las palabras no fueran suficientes para narrar el crimen, la violencia o la explotación sexual en Brasil.
Nació en Sao Paulo en 1978 y nunca estudió periodismo ni ilustración, pero editó durante una década una revista sobre la cultura hip hop que se convirtió en referencia cuando internet aún no era la avalancha de información que es hoy.
Y es además uno de los pioneros de esta forma de hacer reportajes ilustrados en un país donde la realidad suele estar varios pasos más adelante que la ficción.
"El periodismo en cómic tiene la fuerza del dibujo, nos activa la memoria. Se pueden hacer temas muy complejos con ilustraciones que nos traen distintas referencias, por lo que tiene un impacto más rápido", asegura en una entrevista con la AFP.
Está sentado en la terraza de su apartamento en un barrio antiguo de la zona norte de Sao Paulo, Casa Verde, al otro lado del río Tietê. A lo lejos se ven los grandes edificios del centro de la metrópoli.
"Cuando son temas peligrosos se puede preservar mejor la identidad de las personas, reconstituir escenas que no fueron registradas", añade.
A partir de 2010 De Maio ha publicado reportajes sobre temas indígenas, cárceles o violencia policial. También ha abordado la vida en las favelas o el deporte, así como el "poliamor", éste último para la edición brasileña de Playboy.
En 2013 obtuvo apoyo del Premio Tim Lopes de Periodismo de Investigación para viajar a Fortaleza, en el noreste, para realizar un reportaje sobre tráfico y explotación sexual de niñas en vista del Mundial de Fútbol de 2014. Trabajó ese proyecto junto a una reportera de la Agencia Pública, un reconocido medio de comunicación alternativo.
También ha colaborado para otros sitios como Catraca Livre o grandes diarios como Estado o Folha de S.Paulo.
Superpoderes
En 2016 lanzó en Francia las versiones de sus libros "Desterro" -publicado años antes con el escritor paulistano Ferréz- y "Geração Favela" (Generación Favela), sobre jóvenes de los suburbios. Junto a dos corresponsales francesas que trabajan en Brasil presentó "Je suis Rio" (Yo soy Rio), sobre saraos de poesía en barrios marginales.
"Con la revista yo hacía periodismo en la calle. Iba a las periferias, viajaba por todo Brasil, hacía contactos. Y eso me dio una experiencia y visión del país muy importante que me ayudó mucho para mis proyectos futuros", cuenta De Maio.
De la revista "Rap" se publicaron 180 ediciones entre 1999 y 2009, con miles de ejemplares cada una. Esta música ya se estaba masificando a fines de la década del 90 cuando el grupo Racionais, de la periferia de Sao Paulo, marcó un hito con más de un millón de copias vendidas de su disco "Sobreviviendo en el Infierno" en el que protestan contra una ciudad violenta y excluyente.
Eran los mismos temas que le interesaban a él, que también nació en los márgenes de la ciudad. Y donde sigue viviendo.
"El rap hablaba de todo eso que yo vivía. Ya dibujaba de toda la vida pero no quería hacer historias de superhéroes, aunque me encantaban, sino de la vida real", cuenta De Maio, casado y padre de tres hijas.
"Y quise usar la fuerza del dibujo para destacar lo que había que mostrar", enfatiza.
Entre sus mayores referencias figuran el trabajo del maltés Joe Sacco, autor de "Palestina", así como el de Art Spiegelman y su monumental novela gráfica "Maus" sobre el Holocausto, premiada con el Pulitzer de periodismo.
Las primeras ediciones de "Rap" traían textos e historietas, pero a poco andar dejó el dibujo para retomarlo años después cuando Ferréz lo invitó a participar del cómic "Desterro", que terminó de publicarse por completo en 2013.
De Maio dice que el cómic brasileño pasa por un buen momento y destaca el trabajo de Robson Vilalba y su libro sobre la dictadura militar "Notas de un tiempo silenciado" o de Marcello Quintanilha, que hace poco ganó un premio en el importante festival de Angulema en Francia.
"Cuando empecé no había prácticamente nadie haciendo algo parecido al periodismo en cómic. Ahora hay más iniciativas", comenta.
Ahora prepara una historia sobre bandas dedicadas a los delitos con tarjetas de crédito. Él mismo investiga y hace entrevistas, prepara el guión y decide cómo se distribuirá la información.
"El dibujo se junta con el texto y todo eso es muy poderoso. Se puede llamar la atención hacia grandes temas", reflexiona. "Pero grandes poderes conllevan grandes responsabilidades, como se dice en el Hombre Araña", añade riendo.
Fuente: Agence France-Presse