domingo, 6 de noviembre de 2016

Persecución ideológica en la Universidad de Rosario a Damián Verzeñassi por denunciar los agroquímicos y transgénicos

La semana pasada la oficina donde trabaja el médico y su equipo -donde se archivan 96.800 historias clínicas de vecinos de 27 pueblos de la región- fue clausurada con cadenas y candados
El médico Damián Verseñassi fue despojado de la oficina que ocupaba en la Facultad de Ciencia Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), su equipo de investigación de campo reducido, y la amenaza cierta de dejarlo al margen de los campamentos sanitarios y los relevamientos en distintos pueblos de Entre Ríos y Santa Fe para determinar la incidencia del glifosato sobre la prevalencia de casos de cáncer.

Durante su reciente viaje a La Haya, donde expuso en un tribunal internacional contra la multinacional Monsanto, cuenta Verseñassi a Entre Ríos Ahora, el decano de Ciencias Médicas, Ricardo Nidd, “corrió de los cargos de gestión a dos compañeros nuestros, uno es el profesor adjunto de la práctica final, con quien compartimos la responsabilidad de los campamentos; y la otra es la corresponsable de la materia salud socioambiental. Luego de eso, pusieron cadenas y candados en la puerta de la oficina donde tenemos guardadas las encuestas de los campamentos realizados, impidiendo que podamos acceder a ello. Y ahora nos amenazan con no renovar las designaciones del resto del equipo, correrme de los campamentos y poner en ese lugar a un hombre cercano al gobierno provincial”.

Cuando la noticia se conoció, las redes empezaron a reflejar el malestar.

Durante 2015, uno de esos campamentos sanitarios se realizó en la ciudad de San Salvador, y al cabo de una evaluación de los datos recogidos se llegó a una conclusión inquietante: se corroboró que el polvillo de la localidad está contaminado por cuatro clases de pesticidas y que los mayores inconvenientes en materia de salud se reducen a enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón.

Y que una incidencia clave tiene el uso de pesticidas en la producción agraria en la zona.

El decano Nidd dice que la divulgación de esos resultados pone a la Facutad de Ciencias Médicas ante una situación riesgosa, y frente a eventuales demandas judiciales, y por eso decidió reducir el equipo de investigadores, amenazar con continuar los recortes y despojar a los investigadores de su material. De un modo brutal, la oficina que ocupaban fue cerrada con cadena y candado.

“Lo de las cadenas fue muy fuerte, porque la oficina que mandó a encadenar es justamente el anexo de extensión universitaria –afirma Verzeñassi–. Nos preocupa que deje sin financiamiento a los campamentos que faltan”

Desde la Multisectorial Paren de Fumigarnos, censuraron la decisión de las autoridades de la Facultad de Ciencias Médicas, y lo consideraron como un “golpe institucional en la Universidad Nacional de Rosario”.

“A pocos días de una nueva decisión judicial en la provincia de Santa Fe que trajo algo de alivio a las poblaciones que padecen fumigaciones alejándolas de las personas por el riesgo que implican, uno de los pilares en demostrar relación estadística entre enfermedades y modelo agrario está siendo objeto de una nueva persecución”, dijeron en una declaración pública.

“El médico a cargo de los Campamentos Sanitarios, Dr. Damián Verzeñassi, cuyo equipo relevó cerca de 30 localidades de la región haciendo público lo que todas las comunidades y médicos advertían que estaba sucediendo es impedido por la fuerza de acceder a sus valiosos estudios”, agregaron.










Persecución ideológica en la Universidad de Rosario por denunciar los agroquímicos y transgénicos
El decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, Ricardo Nidd, inició una persecución ideológica y académica contra el equipo de docentes, graduados y alumnos que sostienen las materias Salud Socioambiental y Práctica Final, reconocidos espacios que acompañan a pueblos y familias víctimas del modelo agropecuario dominante (con transgénicos y agroquímicos). Detrás del Decano aparecen funcionarios provinciales y empresas del agronegocio.

El equipo de docentes coordinado por Damián Verzeñassi, de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, desarrolla desde hace 6 años un experiencia inédita para las universidades de Argentina: campamentos sanitarios que relevan la situación de pueblos y ciudades (cientos de estudiantes se instalan durante una semana en los lugares y censan a la población). Estos campamentos (que ya van 27) se han transformado en una prueba académica-científica contundente sobre las consecuencias del modelo agropecuario. Esto molesta a sectores políticos, transnacionales del agro y, vaya contradicción, autoridades de universidades públicas.

Desde hace algunos meses el equipo de Salud Socioambiental y Práctica Final (coordinados por Verzeñassi) sufre presiones por parte del decano, Ricardo Nidd. La escalada tuvo su pico la semana pasada, cuando echó de su cargo de Secretario de Extensión Universitaria de la facultad, al profesor adjunto de la Práctica Final, Gastón Palacios, quien días antes había difundido en medios de comunicación resultados de los campamentos sanitarios. Y también echó de la Subsecretaría de Bienestar estudiantil, a la co-responsable de la materia Salud Socioambiental (desde donde se garantiza la inclusión de estos temas en la currícula médica), Giovana Bonisoli. En este caso, el decano incluyó agravios misóginos y machistas.

Estos hechos generaron la renuncia de otros miembros del Gabinete de la Facultad, que no aceptaron semejante persecución.

Otro hecho que ilustra el accionar del decano Nidd: mandó a cerrar con cadenas y candados el ingreso a la oficina donde está toda la información de los campamentos sanitarios (prueba muy valiosa sobre la situación sanitaria de 27 pueblos y ciudades de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires). Se impidió el acceso a todo docente de las materias a cargo del campamento.

Esta escalada de persecución académica se dio mientras Verzeñassi participaba del histórico Tribunal Internacional Monsanto, en la ciudad de La Haya, Holanda (para lo cual debió hacer uso, para viajar, de su licencia anual ordinaria adeudada).

El decano Nidd mantuvo reuniones con sectores vinculados al gobierno provincial y les habría ofrecido la coordinación de la materia Práctica Final y con ello de los campamentos sanitarios. Tememos que el próximo paso del Decano sea echar a más docentes, no renovando sus designaciones a fin de año, y pretender desmantelar el Instituto de Salud Socioambiental y los campamentos sanitarios.

Desde el Instituto de Salud Socioambiental, y las materias Salud Socioambiental y Práctica Final trabajamos en un proyecto de universidad abierta, democrática, con excelencia académica y, por sobre todo, al servicio del pueblo, dentro del cual los campamentos Sanitarios se han transformado en una herramienta muy importante y de reconocimiento internacional. Los datos recolectados en los campamentos sanitarios han logrado evidenciar los cambios en los perfiles de morbimortalidad de nuestra región, desde hace veinte años sometida a un proceso de envenenamiento constante a partir de la incorporación de los organismos genéticamente modificados (OGM -transgénicos-). Se logró evidenciar el impacto de semejante proceso en los ciclos vitales de los vecinos expuestos al agronegocio.

Los docentes, graduados y estudiantes no tenemos dudas sobre el rol de la universidad pública: estar al servicio del pueblo, libre de presiones del poder político y/o de las corporaciones. Lamentablemente, esta manera de defender la universidad pública, de construir datos epidemiológicos desde y con las comunidades, de difundir los resultados que son propiedad de la gente y de nadie más, ha puesto en crisis muchos intereses empresarios y políticos. Y las presiones han recrudecido en los últimos meses. Somos testigos de autoridades provinciales que se incomodan con nuestro trabajo y sugieren que lo ideal para la Facultad es que silenciemos los resultados de los campamentos sanitarios. Lo mismo han hecho representantes de la agroindustria. Y funcionales han sido actores internos de la política universitaria, que se dicen “revolucionarios” y actúan con las entidades patronales del agronegocio.

Se nos acusa de hacer públicos los resultados de los campamentos. Se nos acusa de viajar (aun cuando lo hacemos en nuestro período de licencia ordinaria) con el objetivo de difundir la situación sanitaria de nuestros territorios en otros países. Se nos acusa de ser coherentes con los principios de la Reforma Universitaria.

Ante la rápida, genuina y masiva respuesta de solidaridad, llegada desde todos los rincones del país y de América Latina, en estos momentos las cadenas de la oficina han sido retiradas. No obstante lo cual se sigue sin poder acceder con la libertad que un ámbito universitario lo requiere.

Nos preocupa el futuro de los Campamentos Sanitarios, la posible intervención del Decano contra el Instituto de Salud Socioambiental, así como la continuidad en sus cargos de nuestros docentes.

Las muestras de solidaridad recibidas nos fortalecen y confirman nuestras convicciones.

Seguiremos trabajando con el horizonte puesto en el cuidado de la salud de nuestros ecosistemas.

Seguiremos luchando por una universidad democrática al servicio del pueblo y no de las corporaciones ni de los gobiernos.

Hoy, como ayer, “los dolores que quedan son las libertades que faltan”.
Integrantes del equipo del Instituto y Materia Salud Socioambiental y de la Práctica Final de la Carrera de Medicina de la Facultad de Cs Médicas de la UNR.

Fuentes: Entre Ríos Ahora, Señales