Cristina Fernández de Kirchner fue condecorada en Quito, Ecuador, con la medalla Manuela Sanz, conocida en ese país como la "Libertadora del Libertador" Simón Bolívar, de manos de la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadaneira. La expresidenta de Argentina acusó a la derecha conservadora que "intentó para mí un final similar al de Dilma Rouseff. Estoy absolutamente convencida que el proyecto era destituirme". En otra parte de su discurso sorprendió con una autocrítica sobre la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sin nombrarla.
Fernández de Kirchner, refiriéndose al "fenómeno contemporáneo de lo comunicacional de las redes sociales, de la articulación en los medios concentrados y hegemónicos de comunicación. Que tampoco, y pese a haber aprobado por una mayoría muy diversa en el parlamento, y de ser la ley (Audiovisual), más democrática que se haya tenido en la República Argentina, se discutió en asambleas a lo largo y a lo ancho del país. No logramos ponerla nunca en su totalidad en marcha en lo que hace a los medios concentrados de comunicación, esa fue una batalla perdida", lanzó en referencia al impedimento que tuvo para aplicar de lleno la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
También responsabilizó a los "medios hegemónicos" y a "un sector del Poder Judicial que persiguen a los líderes populares de la región" y a los empresarios que después de haber logrado grandes ganancias durante su gobierno "terminan reventando la incipiente industria nacional a partir de la apropiación del sentido común".
La condecoración se entrega como reconocimiento de la Asamblea Nacional de Ecuador a las jefas y exjefas de Estado, presidentas y expresidentas de Parlamentos, por su liderazgo, labor política y convicción social en favor de las sociedades contemporáneas.