viernes, 3 de junio de 2016

Silvia Martínez Cassina: Disciplinar también es violencia

Por: Flor Monfort
El perfil público de la periodista Silvia Martínez Cassina es el de una conductora clásica, que siempre bordea la corrección política y de estilo al frente del noticiero del mediodía de Canal 13. Esta semana estuvo ella en el centro de las noticias: un pequeño diálogo sobre Juana de Arco con su coequiper Luis Otero que terminó con un comentario de ella, “que siga la lucha”, derivó en una amenaza del diario Clarín, que en tono jocoso recogió el intercambio y le advirtió “mirá que esa Juana de la que hablan terminó quemada en la hoguera”. A partir de la respuesta de ella y de la de miles que replicaron la pequeña nota en las redes sociales, repudiándola o señalando su misoginia y violencia, se supo que Martínez Cassina participa activamente de las asambleas de Artear, que apoya la lucha de los y las trabajadoras del grupo del que forma parte y que su compromiso con las cuestiones de género y derechos humanos es fuerte, a contramano de lo que su imagen puede destilar desde la pantalla lavada del 13.

Hecha la aclaración sobre el prejuicio, el mensaje a Martínez Cassina no es inocente. Mucho se ha dicho sobre el autor de esa sección, algún pasante que se pasó de listo, algo que no fue chequeado debidamente o editado por quien corresponde. De disculpas o retractación ni hablar. Lo cierto es que en la semana en que se arenga a tomar las calles de todo el país bajo el grito de NiUnaMenos y que el diario Clarín (y éste) salieron sin firmas en sus ediciones de miércoles y jueves como parte del reclamo salarial del que Martínez Cassina forma parte, lo escrito solo puede leerse como un intento de disciplinamiento, de puesta en su lugar de alguien que intentó salirse de un libreto parejo y monocorde. Tal y como ocurrió hace pocos meses cuando la cronista Valeria Sampedro le retrucó a su compañero de piso, Guillermo Lobo, que hubiera gendarmes heridos en una protesta de los trabajadores de Cresta Roja en Ezeiza, ante la insistencia de él que insinuaba que habían atacado a los policías, que se veían en cuadro muy protegidos y con carros hidrantes a la orden. Martínez Cassina escribió: “Se publicó el apriete más obsceno, impune y misógino que haya recibido en mi vida (...) Repudio que la empresa para la cual trabajo no se presente a paritarias y otorgue aumentos salariales a gusto y piacere, (de ellos, claro) que castigue a compañeros con congelamientos y amenazas, e incentive a otros con regalos y oportunidades discrecionales, marcando diferencias y generando bandos y enemistades. Critico, reclamo, cuestiono absolutamente todo, empezando por mi propio trabajo hasta el producto final del noticiero en el que me desempeño desde hace 19 años. (…) La única lucha que se pierde, es la que se abandona. Por muchas Juanas más” y desató la solidaridad de decenas de colegas y espectadores, que resaltan su interés e insistencia en casos de violencia machista, que en otra época trataba junto a la periodista especializada Liliana Hendel. Participó en la radio abierta de Radio América, en todas las movidas que se realizaron en contra del vaciamiento de Tiempo Argentino y cultiva un perfil bajo, sin farandulizar las noticias, tratando de ponerlas en contexto y con el tratamiento que necesitan, por eso habla de femicidios, de violencia obstétrica y visibiliza, cada vez que puede, el lugar de la mujer en los medios, la exigencia permanente por mostrarse jóvenes e impecables. A propósito del documental La mujer mediatizada. Presencia femenina en los medios argentinos, en el marco del Festival de Cine y Derechos Humanos, dijo en 2009: “Todavía nos piden que seamos lindas. Es más, cuando ofrecemos el CV de una colega lo primero que nos preguntan es: ¿Qué tal está? ¿Qué edad tiene? ¿Cómo está? Si se trata de un hombre, la pregunta es: ¿Dónde trabajó?”.

Por esa pequeña resistencia cotidiana que realiza desde un canal dominado por los intereses políticos de un magnate alineado con el macrismo, a quien el periodismo le importa poco y nada, por el acompañamiento en la lucha y por negar el divismo típico de quienes están en pantalla, poniéndose del lado de lxs trabajadores: por muchas Silvias más.
Fuente: Las12

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