miércoles, 27 de abril de 2016

El periodismo de la filtración amenaza con ahogar el de investigación

Los Panamá Papers marcan un nuevo desafío a los medios por el volumen casi inmanejable de documentos
La filtración a los medios de las cuentas bancarias en paraísos fiscales gestionadas desde Panamá constituye la mayor avalancha de información, obtenida fuera de los circuitos institucionales y volcadas en los medios de comunicación. Los llamados “Panamá Papers” guardan similitudes con las otras dos grandes filtraciones aireadas por la prensa mundial -los llamados casos de “Wikileaks” y “Luxleaks”- aunque todos tengan características propias. La más importante, quizá, el volumen cada vez mayor de documentos filtrados. En el caso de Panamá, once millones y medio, una circunstancia que hace temer a muchos que ya no se trata del clásico “periodismo de investigación” sino del de gestión de un volumen casi inmanejable de datos.

Wikileaks
La organización creada por Julian Assange -hoy refugiado en la embajada de Ecuador en Londres- es un sitio web que, haciendo un uso intensivo de internet, se ha convertido en una fuente adicional de preocupación para gobiernos, corporaciones o todo aquel que tenga interés en mantener cosas ocultas, a través de la filtración anónima de documentos con contenido sensible en materia corporativa o gubernamental. Cuando WikiLeaks apareció en internet en 2007 muchos lo consideraron el heraldo del nuevo periodismo investigativo, mientras que otros lo vieron como un experimento muy arriesgado.

El 28 de noviembre de 2010 Wikileaks inició la publicación de 251,287 cables diplomáticos de Estados Unidos, el “paquete” más grande de documentos confidenciales que jamás se había puesto a disposición del dominio público.

Los cables, que comprenden un período que abarca desde 1966 hasta febrero de ese año, contienen comunicaciones confidenciales entre 274 Embajadas ubicadas en casi todos los países alrededor del mundo y el Departamento de Estado en Washington D.C. Hay 15,652 cables clasificados.

Luxleaks
A finales de 2014 estalló el segundo gran escándalo de filtración de documentos secretos a la prensa. Casi 350 multinacionales, entre ellas Pepsi, Ikea, AIG, Fiat, Amazon, JP Morgan, Heinz, Burberry, PIMCO o Deutsche Bank, habrían firmado acuerdos secretos con Luxemburgo para rebajar sus impuestos, de acuerdo con documentos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). El escándalo afectó directamente a Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, que era primer ministro y ministro de Finanzas de Luxemburgo cuando se firmaron los acuerdos.

La auditora PricewaterhouseCoopers habría ayudado a las compañías a obtener al menos 548 decisiones fiscales vigentes en Luxemburgo desde 2002 y 2010 para beneficiarse de "estructuras fiscales complejas diseñadas para crear reducciones drásticas en los impuestos", indicó el ICIJ. Algunas compañías consiguieron, incluso, impuestos de sociedades de tan sólo el 1% sobre los beneficios que llevaron a Luxemburgo. Una dirección popular, el número 5 de la calle Guillaume Kroll albergaba a más de 1.600 compañías, según los documentos revelados.

Panamá Papers
Son la filtración de más de 11,5 millones de documentos (2,6 TB) robados en 2015 de los servidores de Mossack Fonseca, un bufete de abogados panameño dedicado principalmente a la gestión de sociedades offshore. Aunque la oficina principal es panameña, se trata de una firma internacional en la que trabajan más de 600 personas en delegaciones para 42 países.

Los Panamá Papers han revelado que entre los clientes de Mossack Fonseca hay 143 políticos, sus familiares o asociados. Entre esos políticos hay ya 12 presidentes de gobierno tan conocidos como Vladimir Putin. Junto a Putin aparecen nombres como Nawaz Sharif, primer ministro de Pakistán; Ayad Allawi, antiguo vicepresidente de Irak; Petro Poroshenko, presidente de Ucrania; Alaa Mubarak, hijo del antiguo presidente de Egipto, o el primer ministro de Islandia, Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, el único que ha dimitido hasta ahora. Figuran también innumerables deportistas, y personajes públicos de todo el mundo.

La elaboración de esta inmensa información, suministrada en último término por la ICIJ, término final del camino de la filtración, se solapa con los procedimientos abiertos por muchos gobiernos para estudiar posibles delitos de evasión fiscal, un proceso que será muy largo y casi imposible de concluir sin la colaboración de las autoridades panameñas.

Solo ellas pueden ayudar a conocer a qué actividades se dedicaron las empresas implicadas. Pero, como ocurrió con los Luxleaks, el gobierno panameño como el luxemburgués se apoya en la “contaminación de la prueba” por proceder de una filtración, de suyo delito, para negarse a colaborar. El supuesto “periodismo de investigación” en torno a los 11,5 millones de documentos se presenta, en ese contexto, casi como una contradicción en los términos. Sin investigación real, el nuevo fenómeno de filtración solo puede lograr la devastación de prestigios, sometidos a la picota pública.
Foto: Rodrigo Arangua - AFPFuente: Diario ABC