Los medios Kirchneristas implosionaron antes de que el PRO termine de acomodarse en el poder, cuando ni siquiera se conoce cuál será la política sobre medios a largo plazo.
Como en una mesa de saldos de una librería de la calle Corrientes, Sergio Szpolski liquidó diario, radio y canal de televisión a los mejores postores. El empresario no aguantó dos meses sin el abrigo protector del Estado.
Esta turbulencia en la industria periodística genera incertidumbre entre los profesionales que allí se desempeñan, quienes temen por el futuro de su fuente de trabajo. Pero también afecta a la opinión pública, que desea saber en manos de quién caen estos medios.
Uno de los “salvadores” es Cristóbal López, cuya conducta es un tanto extraña para cualquier empresario: adquirir medios exitosos y hacerlos naufragar. El otro es Mariano Martínez Rojas, de dudosa solvencia y explicaciones insuficientes, tal como quedó demostrado en la entrevista con Noticias, el 30 de enero. Y como vuelve a quedar de manifiesto tras la denuncia de Claudio Belizan, quien acusa al empresario de ser poco más que un creador de empresas fantasma.
La implosión del paquete Szpolski demuestra el fracaso de la democratización del sistema de medios que planteaba el kirchnerismo.
En definitiva, el resultado fue que para destruir al monopolio de Clarín (objetivo fallido) crearon otro, el de López, aunque el público no acompañe.
Pero sobre todas las cosas, deja en evidencia la necesidad de tener medios de comunicación genuinamente sustentables, para que haya una dinámica de opinión pública sana. Que la pauta oficial, la publicidad privada y los consumidores hagan viable y equilibrado a este modelo de negocio. En provecho de todos.
Fuente: Revista Noticias