En la foto: Pablo Casey, sobrino de Magnetto y la hija Marcia Magnetto junto a su padre en Nueva York |
A simple vista, ganó Clarín. Y el “ogro” Héctor Magnetto, al fin, pudo volver a sonreír. A fuerza de decretazos, Mauricio Macri se habría sacado de encima a Martín Sabbatella –el “Aníbal Fernández de los medios K”– y a la AFSCA misma, la supuesta autoridad de aplicación de una ley de medios sólo degustada por el anterior paladar “cristinista”.
En realidad, se trató más bien de escenificar la batalla final de una “guerra” pasada: Miguel de Godoy, el titular del nuevo Ente Nacional de Comunicación (ENaCom), le había pedido a Sabbatella: “Andáte puteándome a mí y al gobierno de Macri si querés, pero andáte”. El mártir de la causa le hizo caso y aguantó el show hasta el filo de la Nochebuena. Quedó, en todo caso, un eslabón perdido para el futuro: los senadores de La Cámpora no están dispuestos a respaldar en febrero el pliego de Carlos Rosenkrantz –uno de los nominados por Macri a la Corte Suprema– porque es abogado del Grupo Clarín. El estudio jurídico Rosenkrantz-Bouzat tiene entre sus principales clientes a Clarín y a Cablevisión.
Imposible no relacionar en ese contexto el pacífico mensaje político que pretendió transmitir el macrismo tras la “resistencia” de Sabbatella –“La guerra terminó”– con el tardío sobreseimiento de la jueza Arroyo Salgado a Ernestina Laura Herrera de Noble en la causa iniciada por las Abuelas de Plaza de Mayo hace 15 años por la presunta apropiación de hijos de desaparecidos y las pruebas de ADN ya aportadas en el 2011, incluso luego de hechos escandalosos como la extracción compulsiva de sangre y hasta la detención de la directora de Clarín (ver recuadro). Más que la viabilidad de un imaginario pacto Macri-Clarín, el Gobierno intentó abrir con una decisión audaz un espacio de tiempo para que los distintos actores de las ya desactualizadas ley de Medios y Argentina Digital reacomoden sus cargas. Marcos Peña lo dijo con grandilocuencia: “Hoy termina la guerra contra el periodismo en la Argentina”.
Alto impacto. Por ahora, priorizarán, más modestamente, la unificación administrativa de las ya disueltas autoridades regulatorias en el nuevo ENaCom. Pero el DNU comunicacional de Macri significó algo más que una tregua política. Establece una estrategia general de convergencia de plataformas tecnológicas, nuevas condiciones de competencia en el mercado para desarrollar el triple y cuádruple play y libertad para que los cables puedan ofrecer telefonía y las telefónicas, televisión.
Una verdadera competencia entre dos o más redes de fibra óptica, por ejemplo, podría mejorar la velocidad y el ancho de banda de Internet, bajar los precios de los paquetes mixtos y contar con más opciones en telefonía móvil. Pero para tomar sólo una de las nuevas reglas de juego, el plazo de 2 o 3 años para que las telcos puedan dar cable, es ya cuestionado como demasiado corto por los operadores más chicos. Argumentan que en los países desarrollados –en el Reino Unido, por ejemplo– el plazo es de 10 años. Y en otros, como Chile y México, se estableció un market share de telefonía a alcanzar por los cables – 20% por ejemplo– antes de autorizar a las telcos a ofrecer televisión. A Clarín le hace ruido el desembarco de las telefónicas porque se siente seis o siete veces más chico que ellas. Magnetto mira hacia afuera y hacia adentro y hace su juego.
En el último encuentro gerencial del Grupo, profetizó: “Las organizaciones periodísticas profesionales seguirán siendo relevantes si asumen proactivamente su propia transformación, reinventándose todo el tiempo para sostener su vinculación con los ciudadanos y su identificación con las comunidades y sectores”. En eso está: la Corpo se renueva internamente, después de la guerra y exhaustos sus soldados, lo suyo será “producción y distribución de contenidos”. Cuentan incluso que allí mismo, de cara a sus accionistas y empleados, acompañó con sus labios “Tirá para arriba” de Miguel Mateos.
Los competidores. Ahora bien, ¿qué cambiaría en el sistema de medios en la Argentina y cómo afectaría a los distintos grupos según el DNU 267? Desde ya, aunque por ahora sea un mero ejercicio lúdico, algunos se verían beneficiados, otros blanqueados y un tercer grupo desprotegido. Telefónica de España, por caso, no tendrá ahora ninguna limitación para seguir operando el canal abierto Telefe –pese a la polémica por su carácter de empresa multinacional extranjera o local–, mantener sus otros 8 canales en el interior y vender servicio de cable en 2 o 3 años. Claramente, mejora su situación previa a la ley de medios del 2009. El Grupo Clarín, el otro caso paradigmático, tampoco tendrá que vender sus licencias de cable y aire, antes excesivas, y podrá seguir adelante o no con su plan de adecuación a la ley anterior, la subdivisión en 6 unidades de negocios. O sea, mantiene su situación previa al 2009, pero con un futuro más que condicionado: tendrá la competencia de las telefónicas que antes no tenía.
El Grupo Vila Manzano y el Grupo Indalo de Cristóbal López, cada uno a su modo, aumentarían el valor de sus activos: en el primer caso, podrá mantener sus licencias de cable y aire e incluso vender Supercanal al megamillonario mexicano Carlos Slim si avanzan las negociaciones. O blanquear, en el caso de López, la compra de las licencias de Daniel Hadad –antes prohibida– y eludir las incompatibilidades de controlar medios con la propiedad simultánea de empresas de energía –“servicio público”– y juegos de azar, restricciones promovidas por sectores internos del macrismo, luego eliminadas. Están, por otro lado, unas 700 pequeñas, medianas y grandes empresas que ofrecen TV a más de 6 millones de hogares a través de 600 señales y 2,7 millones de accesos a banda ancha que emplean en conjunto a unos 25.000 trabajadores.
En el entorno de Macri, se cuida al extremo la relación con el Grupo. Habría un tiempo compartido de idilio y favores mutuos y otro conflictivo, siempre posible, si es que Magnetto quiere sobrevivir no sólo al kirchnerismo sino a las telefónicas. El poder no perdona el descuido.
Hijos de Noble. Fallo Oportuno
La propia titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto –que había dicho “ojalá uno de ellos sea hijo de desaparecidos”– reconoció en el 2011 que la causa por la identidad de Marcela y Felipe Noble Herrera había quedado resuelta: “Nosotros pasamos a otros casos porque este quedó por ley resuelto”. En el 2010, había tomado el caso la jueza Sandra Arroyo Salgado, la que ahora dictó el sobreseimiento de la directora de Clarín Ernestina Herrera de Noble. En su momento, la magistrada llegó a ordenar que la policía siguiese a los jóvenes al salir del juzgado. Tras una breve persecución, empleados judiciales, testigos y personal técnico ingresaron a la casa de la viuda de Noble y obligaron a Marcela y Felipe a desvestirse y entregar la ropa que tenían puesta. El examen realizado en el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó que los jóvenes no eran hijos de las dos familias querellantes, Miranda-Lanoscou y García Gualdero.
Fuente: Revista Noticias