lunes, 14 de diciembre de 2015

Matías Reggiardo: Mi experiencia con #678

Por: Matías Reggiardo
En estos días varios periodistas cuentan experiencias concretas de mentiras y ediciones maliciosas hechas por el programa ultraoficialista que luego derivó en hechos concretos de repudio público por parte de sus seguidores tanto en redes sociales como en la calle. Lamentablemente tengo mi caso personal y es esa experiencia lo que quiero relatar. En el mes de Agosto de 2013 Abuelas de Plaza de Mayo encuentra al Nieto 109 y Estela de Carlotto, la líder de las abuelas asistió al programa, mi hermano mellizo Gonzalo Reggiardo asistió en aquella ocasión a la conferencia de prensa que abuelas. En aquella ocasión Gonzalo le dijo a Pablo (el nieto recuperado que no estaba presente) que se animara a dar el paso de reconstruir su identidad, y el programa reproduciría en parte esas palabras. Al hablar del hecho, la periodista Mariana Moyano dijo que “uno de los mellizos todavía dice Miara”, y luego de hablar del tema, varios panelistas ponían dudas sobre mi posición personal acerca de mi propia apropiación, claro está ignorando todas mis participaciones en abuelas en los últimos años, apariciones públicas e infinidad de entrevistas, incluyendo documentales para el canal Encuentro y la TV Pública. Estela se encargó amablemente de aclarar que yo me encontraba en perfecta sintonía con mi verdadera identidad, mi familia biológica y con el compromiso de ayudar a que aparezcan los que faltan, y dijo que mi lejanía por vivir en Rosario me impedía asistir a eventos organizados por Abuelas. El día sábado el envío de la misma productora, TVR en un informe corta maliciosamente la aclaración de Estela y deja claramente la duda de cual era mi posición con respecto a mi apropiación y a mis apropiadores.

A lo largo de los últimos años muchas veces he hecho pública mi posición claramente opositora al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y he encontrado en cierta militancia la crueldad abierta e indolente de jugar con chicanas que tenían que ver con mi historia. Jamás destaque lo que he vivido como hecho importante que refrendara o diera mas valor a mis posiciones políticas, jamás he sacado mi historia a la luz con extraños en las redes sociales al hablar de política, pero se me recriminaba permanentemente y en reiteradas ocasiones que mi manera de pensar era “Contraria a lo que querían mis padres”. Si así como suena, aparentemente quienes construyeron el relato épico también se apropiaron de lo que pensarían los desaparecidos hoy en día y según ellos sin dudas serían kirchneristas. No solo eso, además se me acusaba de oponerme a algunos aspectos del gobierno de Cristina por “Seguir bajo la influencia de mis apropiadores” de hecho se me ha dicho “Desapropiate” alguna vez, por alguien que comparte mi misma historia. Es decir no somos adultos pensantes con capacidad propia de decisión, ideología propia y gustos políticos, somos soldados obligados a defender el relato de un gobierno que en su propia construcción de la realidad se autoreivindica y erige como únicos y legítimos continuadores de la generación de mis padres, y ante esa realidad, levantar una voz disidente era innegablemente una traición imperdonable.

Lo relatado sobre lo ocurrido en 678 y luego en TVR, junto con una nuevo interés de mi hermano en la política y su militancia en la agrupación liderada por Alicia Kirchner “Kolina” llevó a muchos a creen en una “Grieta” fraterna entre mi hermano y yo, y la militancia que creía ciegamente en lo que esas usinas del relato decían llegaron rápido a la conclusión “El nieto que fue a abuelas, el que reivindica a Cristina, se reconcilió con su identidad, el otro sigue apropiado”.

Demás está aclarar que intenté comunicarme de todas las formas posibles con periodistas del programa y con la producción pidiendo que se me otorgara alguna suerte de derecho a réplica, ofreciendo inclusive no hablar para nada de política ni mencionar las diferencias abiertas que tenía con el programa a cambio de que se me dejara aclarar cual era mi postura hoy, pero nada de eso fue fructífero y varios de esos periodistas fueron bloqueandome en las redes sociales por no poder dar respuesta a mis requisitorias.

Me toco verificar personalmente esa narrativa al momento de asistir al juicio que se llevó a cabo en la Plata para condenar a los genocidas que torturaron y asesinaron a mis padres. Al momento de oír el testimonio de mi hermano, elegí mezclarme entre el público en general que asistió al lugar que era un teatro y casi sin querer pude oír conversaciones de extraños, en algunas de esas conversaciones se preguntaban “Cual es el que sigue reivindicando a los apropiadores?”, increíblemente lo hacían después de las cosas que yo había manifestado en el juicio. La idea ya estaba instalada, ya estaba estigmatizado, si seguía manifestando mis objeciones a las formas de conducir el país yo seguía “apropiado”. Inclusive a pesar de que muchos eligieron el silencio ante cuestiones irritantes y urticantes como la cuestión Milani y la ley antiterrorista, todas eran decisiones tácticas que había que tomar en pos del bien común.

No es mi objetivo victimizarme al enumerar estos hechos pero si mostrar a cara descubierta hasta que punto el gobierno utilizó nuestras historias en su narrativa pero eligió invisibilizar a quienes no estábamos de acuerdo con muchas cosas que se hacían, a quienes no creíamos que fuera legítimo hacer una utilización política de los logros en materia de Derechos Humanos que innegablemente se hicieron.
Fuente: matiasreggiardo.com