sábado, 26 de diciembre de 2015

Buscamos a Clara Anahí: Todos queremos historias con final feliz

Nadie quiere ver que las cosas terminan mal, sobre todo si vemos de cerca a sus protagonistas sufrir tanto
Por: Roberto Bottacin, abogado de María Elena Wehrli
Desde hace unos años y en razón de un hermoso mural que pintó Silvina Zamit en la plaza de calle Lardizabal y Pedro Lino Funes, ha quedado incorporado al sentir popular como la plaza de la memoria y allí realizamos los encuentros últimos cada 24 de Marzo.

Una de esas reuniones donde concurrimos los mismos “5 gatos locos” de siempre, en nuestra plaza de la memoria, aparece una chica distinta al resto, una nueva y como todos los que vamos allí nos conocemos de años, le preguntamos si le interesaba el tema, pero la respuesta fue totalmente inesperada: “Creo que soy hija de desaparecidos y estoy buscando mi identidad”.

Su lucha había comenzado hace muchos años atrás pero para nosotros ese día nos sumamos, para que estuviera menos sola. Empezamos a ayudarla como podíamos. Lo primero fue recurrir a Abuelas de plaza de mayo de Córdoba, y escuchar como debía armarse la carpeta para presentar en la comisión de derechos humanos.

Fue buscar sentencia de adopción, partida de nacimiento y cuanto datos se pudiera aportar a la espera que le den visto bueno. Una vez en carrera, esperar que el banco de datos genéticos vaya por Córdoba para acudir en busca del sueño.

El día llegó por finales de Mayo y la toma de la muestra de sangre era el comienzo de un anhelo increíble.- Por finales de junio llega lo noticia que no quería y no pude estar para contenerla ante la triste novedad, recibiendo el Whatsapp lapidario “negativo”.

Me contó luego que tuvo mucho tiempo encerrada y triste porque sentía que se había terminado el camino y no sabía como seguir.

Quienes están en esta búsqueda, cualquier indicio les genera expectativa y de la mano del famoso google encontró una noticia cómplice de que Chicha Mariani desconfiaba del manejo del banco de Datos Genéticos y confiada en la autoridad de la palabra, recomenzó la búsqueda.

Esta vez eran las fotos de los padres de chicos apropiados, tratando de sentirse parecida a alguno de ellos, hasta que encontró a Diana Terruggi con quien su parecido es asombroso y al cotejar con Poski y tener rasgos comunes, ya no paró en su sentimiento.

Recuerdo como si fuera hoy cuando me llamó a mirar esas fotos y sin dudas no podía decirle otra cosa que tenía razón en la semejanza, pero si ocultarle que eso no le otorgaría lo que buscaba y que con esas personas ya tenía la negativa segura del banco.

Era el negativo, el contrera, el mala onda y cuantas cosas se le ocurría, pero igual decidió (en julio de 2015) mandar mail a Asociación Anahí con un texto más o menos así:
Hola: Mi nombre es Maria Elena xxxx, estoy en búsqueda de mi identidad.
Estoy registrada en octubre de 1977 en ciudad de Córdoba.
Dada en adopción a una familia de la cual adquirí ese apellido.
Ajunto una serie de fotografías haciendo una comparativa.
Me pueden contactar a través de este email o a mi celular xxxxxxxx
Agradeciendo una respuesta.
Saludo atentamente.
Maria Elena
La respuesta no se demoró, con invitación a concurrir a La Plata, donde partió Mary con poco equipaje, pero muchos sueños.

Allí estuvo varios días compartiendo con Chicha largas charlas y hasta un primer análisis (hisopado) que dió un resultado relativo y raro, pero dejó abiertas las puertas para otro, de mejor calidad.

La cuestión era como, cuando y donde hacerlo, así que Mary consultó (sola) una bioquímica de la ciudad que se conectó con un genetista de Córdoba, quien le remitió desde la ciudad capital los elementos para tomar la muestra, para lacrar y guardar las mismas, conservadas en frío y así transportar.

Esta incansable mujer emprendió así su segundo viaje a la capital de Buenos Aires, persiguiendo nuevamente su sueño. Con las muestras a cuestas volvió a sus pagos, entregó a la bioquímica y esta envió al genetista y a esperar.

Hace unos días recibo un Whatsapp que a diferencia de aquel que me entristeció, este me paralizó. Sin contestar me fui a su encuentro para escucharlo de su boca y no el frío “positivo” que leí en la pantalla del celular.

La alegría era mucha, pero contenida hasta esperar verla en un papel. Fue al día siguiente y de la bioquímica que estaba el estudio (con los nombres en seudónimos para que quien haga el análisis no supiera la identidad), arrojando el clásico 99,99 %.

Lo que siguió fueron cruces de comunicaciones entre La Plata y Córdoba Capital, hasta escuchar la conformidad de los platenses y el pedido que urgente viaje.

El encuentro fue en horas de la mañana del día 24 de diciembre, como esperando la navidad. Nosotros de acá de lejos buscando el mensaje de llegada, del encuentro y de cada cosa que pasaba.

En esa incertidumbre recibo de Mary la foto con Chicha, que me transmite una profunda tranquilidad y me emociona hasta las lágrimas. Era en vano las llamadas, no me contestaba, estaba en otra dimensión.

Pasado el mediodía se publica el comunicado oficial de la fundación reconociendo el encuentro entre Chicha y Clara Anahí, fue recién ahí cuando me animé a dar la noticia de la siguiente forma: “Ya lo podemos decir. Clara Anahi Mariani, la nieta de Chicha Mariani se reencontró con su abuela después de 39 años. Y estaba tan cerca de todos nosotros”, preservando la identidad.

Pero de nada sirvió, porque a las 14:27 sale publicada una foto que le tomé a Mary junto con la bioquimica y otra persona, generando un revuelo inusitado. El pié de página dice entre otras cosas: "Gracias XXX por tu apoyo legal y a XXX por el sostén emocional a tan importante momento". poniendo de relieve a quienes la contuvieron al momento de saber la noticia.

A esa altura de los acontecimientos los comentarios sobre la veracidad o mentira de lo que sucedía era mayúsculo y por eso decido que la misma tranquilidad que recibí cuando ví la foto, la tengan todos aquellos que la conocen.

A esos momentos era el final feliz del cuento de la cenicienta y de miles de cuentos juntos, pero duró poco y lo que fue el cielo, se transformó en el infierno.

Conozco la historia de Mary y siempre digo que se necesitarían varios cuerpos para poner el sufrimiento que lleva acumulado encima en esta corta vida.

Decido escribir esto, esperando que muchos de los que están creyendo que ella es parte de una complicidad, para ir contra el banco de datos genéticos o de las conquistas de la lucha de derechos humanos, se equivocan. Es una víctima más.

La gente que rodea a Chicha le pasó igual que a mi y a otros tantos, de ver un estudio con todas las formalidades y seguridades posibles, que sabiendo de la forma que se obtuvieron las muestras, nos dejó con la paz suficiente de la buena fe.

No sé aún dónde se falló, pero debemos todos respetar la palabra oficial, para llevar tranquilidad y seguridad a todos los que comulgamos con estos reclamos.

Lo único que se me ocurre pensar, es cómo estará Mary, a quien desde que fue parte de, la onda expansiva de la explosión primero y luego de la implosión, se convirtió en segundos de inmensamente amada a sospechada.

Quienes la vimos sufrir, nos entristece este final y nos ponemos en la cabeza que cada 24 de diciembre será una fecha tortuosa más.

Fuerza Mary, sigo creyendo en vos y en tu lucha. Fuerza Chicha y haga de cuenta que ayer le enviaron un anticipo de amor.
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