Jorge Lanata, estuvo en Brasil y habló con el diario El País de España. El periodista mencionó que admira "la audacia" de Cristina Fernández. Se refirió a las próxima elección y la oposición que "no mostró una propuesta interesante en Argentina”. También habló sobre la relación crítica del Grupo Clarín con el gobierno y cree que "si gana Scioli o Macri eso va a cambiar". "El periodismo militante es el contrario de la idea del periodismo", mencionó Lanata y sumó "En la televisión, tengo 20 puntos de audiencia, tres millones de personas solo en Buenos Aires. ¿Y cómo explicar que el Kirchnerismo gana las elecciones y yo hago un programa muy crítico? No sé. Las dos cosas pasan, y las dos cosas son verdad"
Por: Flávia Marreiro
En las elecciones presidenciales de este mes en Argentina no es exageración decir que un periodista tiene tanto protagonismo como los principales nombres de la oposición. El argentino Jorge Lanata ha sido, en las últimas dos décadas, el principal azote de la Casa Rosada. Bajo el mandato Kirchner, sin embargo, el fenómeno ha ganado otro nivel. Para beneficio de ambos las partes, Lanata se ha transformado en el enemigo nacional de la presidenta Cristina Fernández y símbolo de su cruzada contra lo que ella considera ataques interesados de la prensa, especialmente desde que él se ha ido al Grupo Clarín. En este papel, Lanata es el más famoso, amado, odiado e influyente nombre de los medios argentinos.
Lanata podría estar solo destilando opiniones ácidas y de impacto contra el Gobierno, como se ha hecho común en la polarizada Argentina y, en cierta medida, en el resto de la región y en el Brasil. Ocurre que el presentador de la Radio Mitre, columnista de Clarín y presentador de televisión en un canal del mismo grupo mantiene una fuerte vena investigativa en su trabajo. Se enorgullece de haber producido reportajes que ayudaron a derrubar por lo menos dos ministros del Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). En 2007, reveló en el Bañogate que la entonces ministra de la Economía Felisa Miceli guardaba cerca de 30.000 dólares en una bolsa en el cuarto de baño del gabinete y nunca pudo justificar su origen. Días después, Miceli caería y, años después, sería condenada.
De ese y otros triunfos para sus reportajes se habló este sábado en São Paulo, cuando Lanata habló en el Festival Piauí GloboNews, un encuentro con nombres globales del periodismo. En la entrevista abajo, hecha por teléfono días antes, Lanata comentó la disputa electoral argentina y de sus nuevos proyectos. Recién recuperado de un complejo trasplante de riñón, con 55 años, Lanata tiene una noticia que puede sonar inquietante para gobernantes de otros países: promete estrenar el año que viene una web americana que abarque de Miami a Buenos Aires, pasando por Brasilia y La Habana.
Por que parece, el candidato apoyado por Cristina Fernández se encamina para ser electo. Más que una victoria de Gobierno, ¿una derrota de la oposición? ¿El peronismo va a estar eternamente en la Casa Rosada?
Creo que en la interpretación que vos decís, pero hay varias cosas. El hecho que se hayan presentado Massa (peronista dissidente) y Macri (de la derecha) por separado es lo que permite al peronismo ganar. Después, el porcentaje de 38% para Scioli es muy alto después de 12 años de Gobierno. En cuanto al peronismo, yo lo compararía más con el rock and roll, que siempre renace de su cenizas. Estoy justo trabajando en un libro para el año que viene cuyo foco es justo preguntarnos qué es lo que tenemos de peronistas los argentinos.
Evidentemente, algo debemos de tener, porque los últimos 60 años de historia argentina se explican por el peronismo o por algo relacionado al peronismo. Yo soy muy crítico, pero ese Gobierno kirchnerista tiene una característica muy buena, y muy difícil de manejar, que es la audacia. Cuanto más arrinconados están, más doblan la apuesta. Y eso es realmente positivo para hacer política, porque te permite crecer de todas maneras. Si vos ves la situación objetiva de Argentina hoy, no es buena. Tenemos una inflación de un 30% por año, el país casi no tiene reservas internacionales, está creciendo de a poco la desocupación, hay un tercio de pobres. Hay un discurso muy fuerte del Gobierno que dice que está todo mejor, pero cuando va a los números concretos no es así.
Pero también es cierto que la oposición no logró articular una propuesta interesante para la gente. Y se ha presentado muy dividida y con discusiones muy miserables, pequeñas, de cargos y de listas. Ningún de los candidatos que se están presentando atacan lo que yo llamaría las deformidades centrales de la Argentina. Solo hablan de cosas de coyuntura. Argentina gasta más de lo que gana. Eso viene pasando hace cien años. Mientras eso siga pasando, los problemas no se van a arreglar. Vamos a endeudarnos ahora, después van a volver las inversiones, vamos a gastar el dinero de las inversiones y en cinco años estaremos con el mismo problema.
¿Qué rol podría tener la ya expresidenta Cristina Fernández en la política argentina, en un Gobierno Scioli?
No entran dos personas en un mismo sillón. La historia ha demostrado que el peronismo es muy verticalista. Para dar un ejemplo reciente, tomemos [el expresidente argentino] Eduardo Duhalde y Kirchner. Cuando Kirchner fue elegido candidato, la pregunta que se hacía era qué espacio tendría Duhalde en un Gobierno Kirchner. Y Duhalde duró diez minutos en el Gobierno Kirchner. Hay una voluntad de Cristina de permanecer el poder, pero creo que ella se va ir se diluyendo en el momento en que gane otro. Nadie que gane va a compartir el Gobierno. Todo mundo era menemista hasta que Menem perdió la elección. Hay una frase en broma que dice: el peronismo siempre acude en auxilio del vencedor.
Publicamos recientemente un reportaje que muestra cómo la crisis en Brasil pone bajo presión a los candidatos argentinos para contestar sobre el futuro económico de Argentina. ¿Podemos esperar un 2016 de ajustes en Argentina como está siendo nuestro 2015 en Brasil?
La recesión en Brasil afecta mucho a Argentina, un país con lo cual no tenemos mucho intercambio. Brasil ya está devaluando [su moneda], y la Argentina va tener que devaluar. Ya nadie discute eso. La discusión entre los candidatos es de qué manera hacerla, si gradual o en shock. Tampoco se discute si va haber un ajuste con esa devaluación. La discusión con respeto al ajuste es la discusión de siempre: sobre quién va a caer el ajuste. El ajuste ha siempre caído sobre los más pobres, históricamente. Lo que a mí me parece más profundo que se llegue a plantearse es hasta dónde el crecimiento, tanto de Brasil como de Argentina, fue ficticio, estuvo basado en premisas que no eran verdaderas. Eran verdaderas durante un tiempo, pero se acabó el dinero y hay que pagar la cuenta.
¿Podemos esperar disputas con sindicatos, protestas?
Depende mucho de quién hace el ajuste. Menem hizo un montón de privatizaciones que ni siquiera los militares se animaron a hacer durante la dictadura. ¿Por qué Menem las pudo hacer? Porque era peronista. Solo un Gobierno peronista podría hacer semejante barbaridad porque el Gobierno contenía los sindicatos y a la vez acordaba con ellos. Acá podría pasar lo mismo, pero no creo que Scioli, si gana, vaya a hacer un ajuste brutal. Va a hacer el ajuste que pueda, va a ser gradual. Lo mismo con el tema del dólar. Sería distinto si ganara Macri porque tendría el peronismo en contra, y en ese caso todos los sindicatos protestarían.
Martín Sivak, autor de libros sobre Clarín, ha dicho que la guerra mediática acaba ahora, con el fin de la presidencia de Fernández. Hay esa idea de que Scioli tiene mejor relación con Clarín, y habrá una acomodación. ¿Está de acuerdo?
La guerra mediática tuvo un ascendiente con Cristina que era incluso filosófico, ni siquiera político. Ernesto Laclau (muerto en 2014), que era el filósofo preferido de Cristina, aconsejaba crear un enemigo para poder unir el frente interno. Aconsejaba esa cosa populista de gobernar sin los medios. Entonces creo que si gana Scioli o Macri eso va a cambiar. Estoy de acuerdo.
Hoy el 80% de los medios tienen algún vínculo con el Gobierno, y eso va ser un problema en el Gobierno que viene. Eses medios viven del Gobierno, no son medios que pueden sostenerse por si mismos. ¿Qué va a pasar con el que nosotros llamamos aparato de propaganda? Hay empresarios que crecieron mucho bajo el kirchnerismo que han comprado medios y esos medios van a seguir difundiendo el kirchnerismo para que no desaparezca, pero hay que ver qué influencia tienen. Siempre digo que el 80% de los medios están ligados al Gobierno directa o indirectamente, y tienen 20% de audiencia. Y el 20% de los medios tenemos 80% de la audiencia.
Su casa sufrió un atentado recientemente. ¿Hay un riesgo de que esa escalada retórica se traslade a la realidad?
Acá hubo distintas etapas. En un momento, Néstor y Cristina mencionaban los periodistas por nombre y apellido, y eso era arriesgado. No por ellos, pero porque algún fanático podría hacer alguna estupidez solo para quedar bien. Hay amenazas, pero no hay una escalada concreta de violencia.
¿La polarización política empeora el periodismo? ¿Se dejan de considerar ángulos, temas? ¿No hay nada de positivo que decir sobre el Gobierno de Cristina Kirchner?
Primero, el Gobierno ha fomentado, desde arriba para abajo, la división social, eso que llamo de la grieta, un término que dije en un discurso y pegó mucho. La grieta ya no es solamente política. Es cultural. Hay amigos que no se pueden juntar, amigos que ya no se ven, gente que no es invitada a los cumpleaños. Esa división está en el periodismo también, se nota mucho, y tiene que ver con la introducción y el fomento de lo que el Gobierno llama de periodismo militante.
Pero hay periodismo militante de oposición también, ¿cierto?
Hay las dos cosas. El periodismo militante es el contrario de la idea del periodismo. La idea del periodismo es preguntar y del militante, responder. Lo que pasó en los últimos años es que el periodismo se ha transformado en una cuestión de fe. Según quien lo diga, la persona lo cree o no lo cree. Es una locura porque eso hizo que desaparecieran los hechos. Muchas de las denuncias que hemos hecho están en la Justicia o han provocado la renúncia de ministros. La ministra de Economía renunció por una nota mía, el caso del [vicepresidente Amado] Boudou fue una denuncia nuestra. La posición del Gobierno frente a eso no fue discutir los hechos. Fue negar directamente las cosas. Y es muy difícil hacer periodismo así. Porque si vos no hablás de hechos, estás todo el tiempo hablando de opiniones. Sin duda, [la polarización] empeora el periodismo, empeora el nivel de periodismo.
La era Kirchner tiene 12 años. ¿Qué destacaría de positivo del legado de ese período en la Argentina?
Te voy a responder, pero te voy a decir por qué pienso que esa pregunta es una trampa. Vos supones preguntándome eso que, si contesto algo positivo, eso validaría lo negativo que digo. Y no necesariamente es cierto. No quiero comparar, pero si me preguntaras en la Alemania de los años 30 cuál era lo positivo de Hiltler, yo a lo mejor no te diría nada, y eso no quiere decir que no tenía razón. Por eso esa pregunta es una trampa. Pero te contesto: para mí, lo positivo del Gobierno es la audacia.
Pregunto sobre el legado positivo de los Kirchner porque es al menos la percepción de una parte importante de la población argentina, que los identifica con la salida del país de la grave crisis de los años 2000. ¿Qué piensas de esa percepción?
Es cierto lo que decís, porque de hecho ganan las elecciones, mas allá de las denuncias de fraudes que son ciertas, pero no llegan a alterar el resultado final. Yo personalmente pasé en la televisión miles de paraguayos cruzando la frontera para votar con documentos falsos en Argentina. Eso altera los resultados en una provincia chica, para intendentes, concejales, pero los peronistas ganan igual en el país. ¿Sabés qué audiencia yo tengo en la radio? De cada 10 radios en Argentina, más de cinco están escuchándome a mí. En la televisión, tengo 20 puntos de audiencia, tres millones de personas solo en Buenos Aires. ¿Y cómo explicar que el Kirchnerismo gana las elecciones y yo hago un programa muy crítico? No sé. Las dos cosas pasan, y las dos cosas son verdad.
Ya se dice que estás yendo a vivir en Miami. ¿Es verdad? ¿Cuáles son tus proyectos?
Estoy trabajando en un proyecto de una web regional que va estar en nueve países. Vamos a empezar a armarla en el comienzo del año que viene, pero voy a seguir estando acá [en Argentina], en la radio y en la tele, con menos tiempo. Nuestra idea es desarrollar una web de información general con la mesa de edición en Miami y en México, la redacción. Después vamos a tener páginas locales en Cuba, Venezuela, Ecuador, Colombia, Chile, Brasil y Argentina. Va a ser competencia para ustedes. Van a tener que mejorar un poco [risas].
Tienes una carrera larga y exitosa, acaba de pasar por un trasplante complejo, ¿por qué involucrarte en un nuevo proyecto periodístico cuando solo se habla de las crisis del periodismo?
Internet es el invento más democratizador que hizo la humanidad, después de la imprenta. A mí me parece que los medios volvieron a ser experimentales. Yo en mi carrera hice radio, diario, revista, televisión. Hoy todo volvió a ser nuevo. Podemos volver a jugar, podemos volver a probar, podemos volver a equivocarnos en todo. Cuando ves los diarios hoy en Internet son medios del siglo XIX en un medio del siglo XXI. Hay mucha cosa que hacer.
Foto: Ricardo Ceppi
Fuente: El País