lunes, 21 de septiembre de 2015

Debate: La categoría ‘medios independientes’ no existe en el periodismo

Catedráticos y periodistas extranjeros coinciden que es utópica la existencia de prensa libre, ya que defiende principios básicos del mercado o geopolíticos
“La SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) defiende intereses de los dueños de los medios, no de sus periodistas”, “La SIP congrega a empresarios de la comunicación. No defiende la libertad de prensa, sino de empresa”. Así rezaban los carteles que portaban los manifestantes ubicados en las afueras del Centro de Convenciones Eugenio Espejo, mientras se realizaba el ‘Foro de Quito por la libertad de expresión’.

Gritaban reiteradamente que los medios de comunicación privados no son independientes y que responden a intereses de grupos económicos que los manejan.

Al interior del centro de convenciones, en cambio, un grupo de expositores y periodistas extranjeros sostenía que los medios independientes en Ecuador son los que no tienen vínculos con el Gobierno y son críticos de este; también que defienden la libertad de expresión.

Sin embargo, ¿qué significa que un medio sea independiente?. Porque finalmente este es el concepto de fondo en esta discusión. Catedráticos y expertos coinciden que en la actualidad no existe esa categoría en la prensa y que ese término se manipula de acuerdo a intereses.

El español Francisco Sierra, director general del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), considera que los medios de comunicación privados no son independientes en el mundo porque “defienden intereses geopolíticos”.

Como ejemplo, el catedrático cita al grupo internacional Murdoch, que maneja periódicos en Estados Unidos, Australia y Reino Unido. También al consorcio español Prisa, que posee 10 medios de comunicación en nueve países. Ambos son manejados -agrega- bajo lógicas mercantilistas y el panorama es similar con lo que pasa con los medios de América Latina y Ecuador.

“Ellos consideran independientes a los que son afines a los principios básicos imperialistas. En ese punto aparecen los intereses geopolíticos”, explica Sierra.

Para el catedrático boliviano del programa de Comunicación Estratégica de la Universidad Andina Simón Bolívar de la Paz, Érick Torrico, tampoco hay independencia. “No creo que haya posibilidad porque los medios periodísticos son actores sociales o políticos”, reitera.

Con base en su experiencia académica, explica que el término ‘medios independientes’ se origina desde una visión tradicional, liberal de la prensa. Busca que la gente consuma información sin una coerción externa que es atribuida al Estado. Pero la prensa privada funciona bajo propósitos económicos.

“Conseguir mayor rentabilidad financiera es lo que condiciona el tipo de posiciones y contenidos que se manejan. Y si a ello se le suma el ingreso de dinero para el funcionamiento que proviene de la publicidad... Hay factores de condicionamiento”, precisa Torrico. A su criterio, el término ‘medios independientes’ se ha manipulado históricamente en América Latina.

Él participó esta semana en el I Congreso Internacional Comunicación, Descolonización y Buen Vivir que se realizó en Ciespal. Allí estuvo la colombiana Amparo Cavadid, decana de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Minuto de Dios en Bogotá.

Ella dice que es una utopía creer que existen medios independientes en el mundo y que este término es utilizado de forma recurrente por los grupos comerciales vinculados a la comunicación. La causa: la información se ha convertido en una industria y como modelo capitalista, tiene rigores muy parecidos a una maquila en la que se fabrica pantalones.

“Se trata de una lógica de economía de la noticia en la que se tiene que vender para sacar el periódico cada día o se acaba la industria”, precisa la catedrática.

Pese a ello, ella destaca que en la historia sí se han dado casos de periodistas que han trabajado con independencia. Cita el caso del colombiano Daniel Samper Pizano que manejó la unidad de investigación del diario bogotano El Tiempo, cuyas investigaciones revelaron casos de corrupción que impactaron a la sociedad y se publicaron en “un diario con intereses políticos”. Lo mismo pasó con El Espectador, del vecino país del norte, cuyo director fue asesinado por la mafia.

Para Sierra, los medios comunitarios son independientes. También los públicos, si establecen un sistema interno que permita una autonomía de acuerdo a las estructuras autónomas de desarrollo.

La precariedad laboral
En esta semana, los expertos Don Podesta, del Center for International Media Assistance at National Endowment for Democracy (Cima); Daniel Dessein, de la Asociación Mundial de Periódicos (WAN-IFRA); Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); y Pedro Molina, caricaturista de Nicaragua; participaron en un foro denominado ‘Libertad de expresión 2015: visión regional’.

Allí cuestionaron el proceso administrativo que abrió la Secretaría Nacional de Comunicación contra la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios). Lo mismo ocurrió en el encuentro realizado en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo.

Sin embargo, en los dos eventos internacionales no se trató sobre el despido de periodistas de los medios privados. Tampoco sobre los bajos salarios que ellos perciben.

Para Cadavid y Torrico, los malos sueldos de los periodistas son una realidad en América Latina, pero resaltan que Ecuador es un ejemplo regional luego de que el Gobierno decretara que los comunicadores con título universitario no pueden ganar menos de $ 860. La decisión fue adoptada como parte de los ajustes salariales que se realizaron en el país a finales de 2013.

Según el boliviano, Ecuador es pionero en esa medida, mientras que la catedrática colombiana sostiene que en su país el tema de la baja remuneración para los reporteros es crítico. A su juicio, establecer formatos de reconocimiento de pago, como se hace con los médicos o abogados, es un reconocimiento al sacrificio y trabajo que hacen los reporteros en sus países.
Fuente: El Telégrafo