Una crisis, una oportunidad
Ya han pasado 7 meses desde la adjudicación de espectro para 3 y 4G que tuvo cuatro ganadores. Los tres operadores incumbentes, Claro, Personal y Movistar, y el entrante, también llamado 4° operador, Arlink. Los tres primeros ya pagaron los montos ofertados y recibieron todo el espectro ganado. En el caso de Arlink, se le adjudicó el espectro pero a pesar de los meses transcurridos desde la aceptación de su oferta, en diciembre pasado, pidió más tiempo para juntar los US$ 506 millones que ahora le corresponde pagar. Asombroso.
Por lo pronto, no se conoció ninguna reacción oficial ante la falta de pago de Arlink, quien disponía de 10 días para pagar desde el momento de la adjudicación oficial, la cual se concretó el 12 de junio pasado. No obstante, según el art. 48 del pliego licitatorio, “si el adjudicatario no cumpliera con lo señalado se tendrá por decaída la adjudicación”. De aplicarse, esto implicaría que todo el espectro para el 4° operador estaría vacante y el Estado debería volver a ponerlo en juego.
Si así sucediese, sería una gran ocasión para revisar las condiciones de su adjudicación, que eran claramente desfavorables en el pliego original. Hay que partir de la base que se trata de un operador nuevo, que tiene por delante inversiones en red mucho mayores que aquellas de los incumbentes. Además, nace sin clientes contra las aproximadamente 20 millones de líneas que declara cada uno de éstos. Esta asimetría exige entonces también condiciones mucho más favorables para que pueda, lo más rápidamente, entrar en funcionamiento y sumar competencia. Esto implicaría un precio del espectro sustancialmente menor, cuando no sin costo a cambio de objetivos de despliegue de red. Al mismo tiempo, los plazos para el despliegue de la red deberían ser más extensos que los de sus competidores y/o con exigencias de compartición de infraestructura. Solo con requisitos de esta índole Argentina podría seriamente soñar con agregar un 4° operador al mercado móvil en condiciones de generar competencia y ser una alternativa real para los usuarios.
Hay muchos en la industria que piensan que no hay espacio para un operador con red adicional. Viendo las tendencias en la industria a nivel global, puede ser que así sea. Pero no sería el Estado quien debiera cercenar las ambiciones de ninguna empresa que quiera intentarlo. En el ínterin, el espectro para el 4° operador entraría en uso (cosa que hoy no ocurre), el Estado se beneficiaría con la recaudación por espectro (si la hubiere), habría inversiones y se crearían puestos de trabajo y los usuarios dispondrían de una nueva alternativa. En definitiva, todos ganarían. ¿Será así?
Fuente: Comentarios, Carrier y Asoc