Compañeros y amigos:
Les escribimos para avisarles, que con un lapso de 30 días fueron destruidas las vidrieras de las dos librerías que organizaron las presentaciones del libro “La CNU” de Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal.
En La Plata de La Campana, (que es además su distribuidor nacional), y en Mar del Plata la librería “Como la cigarra”, de la compañera Cristina Izaguirre, quien trabajara mucho tiempo con nosotros, el último ataque fue este fin de semana.
En ambos casos no hubo robos a pesar de que quedaban expuestos y a la vista, tanto libros como computadoras y otros objetos de valor.
Ni siquiera intentaron ingresar. Solo dejar el mensaje.
Según comprobamos tampoco hubo ningún otro acto de vandalismo en las inmediaciones de ninguna de las librerías contemporáneamente a estos hechos.
La Plata y Mar del Plata, son las dos únicas ciudades, donde hay detenidos y procesados de la CNU, por los crímenes cometidos contra militantes populares, considerados como delitos de lesa humanidad.
En el caso de La Plata es inminente la elevación a juicio de la causa.
Este libro ha sido presentado como prueba por la querella en el juicio, así como otros títulos editados por nuestra editorial en diferentes causas, asimismo algunos de sus autores han sido citados a testimoniar (Marie-Monique Robin, por “Escuadrones de la muerte, la escuela francesa” por ejemplo).
Creemos que hay una obvia relación entre todos estos hechos,y así lo hemos manifestado en la denuncia realizada acompañados por la Secretaría de DDHH de la Provincia de Buenos Aires ante la UFI Nº 3 de La Plata.
Felizmente hemos tenido buena recepción con nuestra denuncia,tanto en la Justicia como en la prensa (TV, diarios, radios) de La Plata.
Un acto así de quienes reivindican el terrorismo de estado y mantienen un discurso anti popular, macartista y antisemita y ha sido condenado por todos los sectores, independientemente de que coincidan o no con nuestra línea editorial.
En veinte años de editar libros que reivindican las luchas y organizaciones del campo popular,ya sea en los ’70 como contemporáneas, hemos recibido numerosas provocaciones. Desde la presencia haciendo una pantomima grotesca de un supuesto agente de inteligencia de la Policía Federal, de un ex custodio de Petroquímica Sudamericana recordando algún directivo ejecutado por la guerrilla, larguísimos llamados telefónicos de un supuesto comisario de la bonaerense, que con la excusa de una campaña de donación de chalecos (según comprobamos inexistente) mantenía una conversación errática sobre temas triviales, suponemos que para ”tomarnos el pelo”, los llamados para encargarnos el libro “Soy Vargas”, una apología del terrorismo de estado escrita por el torturador Vergés preguntando si lo habíamos editado nosotros, los mails de SEPRIN, y de la página nazi “El Walhalla” hasta la más sutil de intentar editar en nuestra editorial libros que se encuentran en las antípodas de nuestra línea editorial y posición política.
Por ejemplo el intento de Ceferino Reato de que editáramos “Operación Traviata”, que lógicamente fue rechazado, y más recientemente el muy insistente (e inexplicable) intento de Soledad San Emeterio de ser editada por nuestra editorial a pesar de que su novela poco tenía que ver con nuestras publicaciones. Texto que también rechazamos, no por su contenido, si no por haber descubierto que es hermana del ex agente de la SIDE Eduardo San Emeterio, abogado de numerosos represores,y un reivindicador público del terrorismo de estado, e hija del coronel de inteligencia San Emeterio entrenado en la “Escuela de las Américas” y en Francia en cursos de contrainsurgencia del ejército de ese país.
Curiosamente este intento coincidió con la preparación de la edición por nuestra editorial de “Escuadrones de la muerte, la escuela francesa”, lo cual era público.
Nada de esto nos preocupó demasiado.
Todos estos pequeños sucesos,a lo largo de años -algunos risueños- no son más que parte del “folclore” de cualquier editorial o publicación del campo popular,que denuncie o hiera los intereses de fuerzas represivas o del poder económico. Bien lo sabe cualquier editor o periodista comprometido con las fuerzas populares. Así los hemos tomado y por ello nunca hemos hecho denuncias sabiendo que esto es habitual,que es parte de lo cotidiano de esta profesión,y conscientes de que el poder económico ha mantenido su hegemonía (a pesar de haber retrocedido en el terreno político), y que el daño que pudiera hacerle una pequeña editorial es mínimo,por lo que nunca esperamos (ni tuvimos) hasta ahora verdaderos ataques.
Pero ahora hemos pasado a otra situación: el ataque físico directo hasta ahora limitado a algo menor como la rotura de vidrieras, pero que puede pasar a otros planos.
Creemos que la mejor protección es la denuncia y así hemos comenzado a hacerlo.
Les pedimos que difundan en lo posible este correo para contribuir a que que la condena de la sociedad a estas sectas fascistas les impida seguir actuando tanto contra nosotros como contra otras publicaciones populares.
Desde ya les agradecemos la colaboración.
Raúl Campañaro, director de Editorial De la Campana