El atroz ataque terrorista fue perpetrado con fusiles kalashnikov y lanzacohetes, en aparente represalia contra el humor satírico del semanario, que, a pesar de reiteradas amenazas, mantenía su posición crítica contra el fundamentalismo islámico.
Los gritos de "Hemos vengado al profeta" y "Allahu Akbar" (Alá es grande) que se escucharon durante la sangrienta incursión a la sede de la revista, combinados con la atrocidad perpetrada, evidencian el grado de intolerancia, de odio irracional, de fundamentalismo religioso que profesan los atacantes.
De todas maneras, a pesar de las presunciones dominantes, habrá que esperar el resultado de las investigaciones oficiales para llegar a una conclusión fehaciente sobre la autoría de los gravísimos hechos ocurridos.
La libertad de expresión y más aún la democracia han sufrido un duro golpe en Francia, cuna de las libertades y los derechos del hombre. Por ello, desde AdEPA exhortamos a la participación ciudadana para seguir bregando por la plena vigencia de una prensa libre, como base esencial de un sistema democrático sólido, que ponga freno a los intolerantes, a los profetas del odio.
Asimismo, transmitimos nuestra solidaridad con el equipo de Charlie Hebdo, enviamos condolencias a los familiares de las víctimas y confiamos en el pronto esclarecimiento de los hechos y el condigno castigo a los culpables.
Como decía Diderot, en aquella frase que Sarmiento popularizó entre nosotros, "On ne tue point les ideés". Las ideas no se matan. El humor, tampoco. Defendamos cada día el derecho humano irrenunciable a expresarnos en libertad y sin represalias.
En homenaje a Charlie
Por: Andrew Heslop*
Hay estadísticas alarmantes. 61 muertos. 70 muertos. 74 muertos. 47 muertos. 44 muertos. 74 muertos.
Estas cifras representan el número de periodistas que murieron cada año desde 2009 a 2014. Más de 1.100 fueron asesinados ejerciendo su tarea desde 1992 -y esto surge de las estimaciones más conservadoras.
Charlie Hebdo y Francia están llorando la muerte de 10 periodistas y dos policías mientras comienza el nuevo año. Serán más, lamentablemente y con certeza, en lo que resta del año. ¿Será este el ataque que finalmente haga tomar conciencia a todo el mundo de que un ataque a un periodista es un ataque contra todos nosotros?
A pesar del impacto que implica, el fatídico ataque en la redacción del principal semanario satírico de París no es un incidente aislado sino un ejemplo extremo de la brutal y usualmente violenta realidad que viven miles de periodistas en todo el mundo.
Si uno habla con periodistas en Yemen, Siria, Irak, Paquistán, México, y otros innumerables países, puede constatar que el shock y el temor que anonadan a Francia son similares. Que este ataque haya ocurrido en un país que, mientras lidia con su identidad multicultural, está comprometido con su creencia en la diversidad -libertad, igualdad, fraternidad- es un trágico golpe para quienes se aferran a la celebración de estos valores.
Lo excepcional del caso es que el clima de odio que alimenta estos ataques alrededor del mundo impacta en el corazón de las redacciones europeas.
Mientras hacemos el duelo, y a medida que las explicaciones aparecen y la historia se desarrolla, espero que quede profundamente grabado en las mentes de los europeos cuán precarias se han vuelto nuestras libertades; que cualquiera, en cualquier lugar, puede ser asesinado por ejercer su derecho a la libertad de expresión. En París, en Saná o en Bagdad, no hay excepciones.
Solo en la solidaridad podemos confiar para resistir agresiones como esta. Pero la realidad -que se apoya en la falta de reacción frente a otros incontables y trágicas muertes de periodistas a través de los años, y esto es así hasta que ocurre en nuestro patio trasero- es que suelen pasar desapercibidas, como si no constituyeran ningún tipo de amenaza.
El ataque de este miércoles impactó en la fábrica de la democracia, y en todas las sociedades que pretenden ser democráticas alrededor del mundo. Un ataque contra una publicación como Charlie Hebdo -impávida, imperturbable, firme en sus ácidas sátiras políticas y sus penetrantes opiniones sociales- apunta a los valores que sostienen nuestras sociedades. No hacer a otros lo que no nos haríamos a nosotros mismos es una filosofía que ha mantenido a Europa en paz desde la Segunda Guerra Mundial y que, en cierta forma, se convirtió en la medida última de nuestro progreso. Aprender a respetar las diferencias y no aceptar excepciones frente a la regla de que "Puede no gustarme lo que usted dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo".
Quizás nunca una frase fue tan sobrecogedora.
Este ataque también busca abrir en el continente líneas de culpa que son muy delgadas. Cualquier pensamiento fundamentalista -de derecha o izquierda, económico, cultural o religiosos- pretenderá explotar la fragmentación de Europa y llevar a su gente a la caldera de rencor, odio y sectarismo que marcaron nuestra historia.
Europa sobrevive, precisamente, por su diversidad, por sus diferencias. Cualquier dogma -religioso, económico, político o de cualquier otro tipo- que busque imponer una sola visión en la sociedad europea, especialmente por vías violentas, está destinado al rechazo.
Y donde esta convicción vacile, la prensa tiene la responsabilidad de recordarles su pasado a los europeos y de proyectar un futuro acorde con los valores por el que tantos pelearon y murieron .
Ataques como el de ayer pretenden explotar los temores que acarrean las diferencias religiosas y culturales. No podemos dejar que este sea el caso. Debemos ser cuidadosos en no reaccionar con una legislación dura que puede resultar perjudicial para las libertades que la prensa debe proteger. Las lecciones de nuestros primos americanos, y el Acta Patriótica post 11 de septiembre como respuesta al terror, deben recordarnos que las amenazas contra nuestras libertades pueden provenir desde muchos sitios. Tomemos nuestro tiempo para reaccionar, pero permitámosnos antes tomar nuestro tiempo para hacer el duelo por este último atentando contra nuestra libertad.
No podemos predecir o prevenir las acciones de locos fundamentalistas, pero podemos controlar nuestra reacción frente a sus devastadores actos. Frente a esta tragedia reciente, debemos rechazar el miedo que pretendieron esparcir. Las víctimas fueron sacrificadas, no en nombre de un profeta, de una causa, o una creencia religiosa desviada, sino por una retorcida visión de nuestro propio mundo. Tenemos una deuda con los que murieron por resistir esa visión. Vivieron en nombre de la libertad, y murieron como sus auténticos practicantes.
*Director de Libertad de Expresión de WAN-IFRA (Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias)
Colegas de todo el mundo reflexionan sobre el atentado y sus consecuencias
"Continuaremos informando, investigando, entrevistando, editorializando, publicando y dibujando sobre todos los temas que nos parezcan legítimos, en un espíritu de apertura, enriquecimiento intelectual y debate democrático. Se lo debemos a nuestros lectores. Se lo debemos a la memoria de todos nuestros colegas asesinados".
Editorial conjunto de Le Monde, The Guardian, Süddeutsche Zeitung, La Stampa, Gazeta Wyborcza y El País.
"Borges no estaba de acuerdo en amar al enemigo, como pide el Evangelio. Sostenía que no es una tarea para hombres, sino para ángeles. Los asesinatos cometidos en París contra periodistas y dibujantes de la revista Charlie Hebdo y las miserables razones que esgrimen los terroristas para explicar la masacre nos acercan, de modo impensado, a la posición de Borges".
Héctor D' Amico (La Nación)
"La reacción que la matanza despertó fue potente y sincera. Los mensajeros han dejado una estela de muerte para intimidar. No dejemos que el mensaje llegue a destino. Es el homenaje que los periodistas les rendimos a nuestros colegas asesinados ayer en una redacción de París".
Ricardo Kirschbaum (Clarín)
"No se trata de defender todas las ironías y juicios humorísticos sobre políticas y credos que soportan poderosos y creyentes. Se trata sí de impedir reacciones orales, escritas y de hecho ante los mismos".
Hermenegildo Sabat (Academia Nacional de Periodismo)
"El semanario ha pagado un alto precio por sus sátiras. Y ninguna sátira merece ese precio ni nadie está legitimado a cobrarlo. Es la libertad la que ha sido asesinada".
Abel Veiga (El Tiempo)
"No creo que los terroristas 'ganen' si no reproducimos las caricaturas. Creo que ganan si tragamos su anzuelo y odiamos a los musulmanes".
Michael Deacon (The Daily Telegraph)
"Denunciemos al terrorismo, la opresión y la misoginia en el mundo islámico -y en todo el resto del mundo. Pero seamos muy cuidadosos de no responder a la intolerancia terrorista con la nuestra".
Nicholas Kristof (The New York Times)
"'Todo el mundo es dominado por el miedo, y eso es exactamente lo que quiere este puñado de extremistas que no representan a nadie: aterrorizar a todos, encerrarnos en una cueva', dijo en 2012. Stephane Charbonnier sostuvo estas ideas hasta el miércoles, cuando perdió su vida por ellas"
Charles Lane (The Washington Post)
"Porque la pluma está siempre por encima de la barbarie, porque la libertad es un derecho universal, porque usted nos apoya, nosotros -los sobrevivientes de Charlie Hebdo- editaremos el periódico el miércoles".
Charlie Hebdo
Fuente: AdEPA
La FeTraCCom condena el brutal atentado contra Charlie Hebdo
La Federación de Trabajadores de la Cultura y la Comunicación (FeTraCCom), organización de segundo grado que nuclea sindicatos y agrupaciones de trabajadores de prensa y de la comunicación expresa su condena al criminal atentado contra la sede del semanario francés Charlie Hebdo perpetrado en la madrugada de ayer en la capital de Francia, París, y que terminó con la vida de 12 personas, 10 de ellas periodistas, caricaturistas y humoristas de la publicación que tenía a la sátira como la forma de expresión de informaciones y opiniones. Con una consigna fundamentalista y al grito de “Vengamos al profeta Mahoma- matamos a Charlie Hebdo”, la intolerancia tomó la forma más extrema, ésa que recurre al aniquilamiento del otro y del terror para manifestar que no hay derecho al pensamiento distinto, a la libertad de expresión y al derecho a la información que corresponde a la sociedad y que permite la convivencia democrática.
Los trabajadores de prensa y de la comunicación manifiestan la absoluta convicción en el valor de derecho humano y bien social que corresponde a la información y el que también tiene el trabajo periodístico en su tarea de brindar al público la información, la mirada, la interpretación con la cual los distintos sectores y actores sociales construyen gran parte de su visión del mundo.
El fanatismo mató a trabajadores de prensa en su mayoría y lo hizo porque no puede buscar la forma de decir lo que quiere a través del disenso, de la crítica descarnada. La FeTraCCom, a través de las organizaciones que la integran, entre ellas el Sindicato de Prensa Rosario hace público su estupor y conmoción por la masacre. A la vez expresa la solidaridad más profunda y consecuente con las y los periodistas franceses y con las familias y personas cercanas a las 12 víctimas del terror a quienes se acompaña y con quienes se espera la más profunda investigación para dar con los responsables materiales e intelectuales de los asesinatos y que hasta ellos llegue la Justicia como ya lo hizo la condena política y social.
Desgarrador relato de periodista de Charlie Hebdo
El ataque dejó doce muertos, entre ellos ocho periodistas y dos policías, y 11 heridos
"No pude salvarlos...": Patrick Pelloux, a la vez médico y cronista de Charlie Hebdo, llegó al periódico unos minutos después del ataque que diezmó su redacción y, con la voz quebrada, dio el jueves un desgarrador testimonio del drama.
Excepcionalmente, Pelloux no participaba en la conferencia de redacción del semanario. Presidente de la Asociación de Médicos de urgencias de Francia, asistió a la misma hora, no lejos del periódico, a una reunión destinada a mejorar la coordinación entre los servicios de urgencia médica y los bomberos.
"Estaba en esa reunión cuando Jean-Luc, el grafista (de Charlie Hebdo), me llamó y me dijo: 'tienes que venir rápidamente, nos dispararon con kalachnikov", cuenta Patrick Pelloux, entrevistado por teléfono por la AFP.
"Creí que era una broma...pero no lo era. Cuando llegué, fue espantoso", dice sollozando. El ataque dejó doce muertos, entre ellos ocho periodistas y dos policías, y 11 heridos.
"Llegamos tres minutos después" con un coronel de los bomberos de París, "que fue heroico, que puso en marcha todos los auxilios. Y mientras nos hacíamos cargo de las víctimas, ellos (los asesinos) seguían matando gente en la calle...".
"No pude salvarlos", dice Pelloux, llorando a sus colegas muertos. Para algunos "ya no había nada que hacer porque les dispararon en la cabeza".
'No ganará la estupidez'
En cuanto a Charb, director de la revista, muerto junto a los dibujantes Cabú y Wolinski, "creo que debió levantarse y tratarlos de imbéciles o hacerles un corte de manga, o tratar de quitarles las armas.
En la posición en la que murió, estaba enredado en la silla, es como si hubiera sido asesinado cuando se estaba levantando. Yo lo conozco bien, era mi hermano, y sé que debió hacerles eso...".
Los heridos, entre ellos el dibujante Riss y los periodistas Philippe Lançon y Fabrice Nicolino, estaban mejor el jueves por la mañana, según Pelloux.
En el estudio del canal iTélé, Patrick Pelloux contó asimismo que llamó a François Hollande inmediatamente después del ataque: "Llamé al presidente, me lo pasaron enseguida. El dijo 'ya llego'".
"El presidente quiso vernos cuando vio que el periódico tenía dificultades este verano. Fuimos a verlo: el presidente quería cambiar la ley para que los periódicos sigan existiendo", dijo.
La solidaridad que se ha manifestado desde el atentado "me hace ser optimista", explicó a la AFP el médico y cronista.
Las "miles de personas" que se manifestaron el miércoles y "las palabras de François Hollande, de David Cameron y de Barack Obama, es algo muy importante".
"Las dos cosas que hacen huir a los integristas son la cultura y la libertad de la prensa. Los países democráticos deben hacerlas vivir", dijo y añadió que Charlie Hebdo se publicará el miércoles próximo, como de costumbre.
"Todos tenemos nuestra pena, nuestro dolor, nuestros miedos, pero vamos a hacerlo de todos modos porque la estupidez no ganará", concluyó.
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