Edwin tiene 14 años y no pierde la respiración si le prohíben ver televisión (dadas sus malas notas), pero arma un Waterloo si le quitan su iPhone.
Y no es que no pase 15 horas a la semana viendo TV – la media según Concortv–, sino que en Internet consigue de todo. Se pasa el día viendo videos musicales en YouTube, mira los capítulos de las series gringas al día siguiente de su emisión en la tableta, descarga películas vía Netf lix, comparte y comenta su última travesura audiovisual en Facebook y sabe cuando llegan las zapatillas que le encantan por Twitter.
La televisión para él es prescindible. Él no representa al peruano promedio, sino a una élite. Está dentro del 20% de personas con smartphone, del 40,2% que tiene TV por cable y del 39% con banda ancha en casa. Él es 100% digital, para él no está dirigida la televisión digital (TDT).
“Los usuarios hoy han cambiado su consumo de medios. Tienen más información y son poco colectivos... ya no depende de los medios, sino que a través de cualquier dispositivo móvil buscan y ven lo que quieren en el momento que quieren, solos o acompañados.
Los smartphones hoy son una realidad y las empresas de TV deben tomar conciencia de ese consumidor multiplataforma que tienen”, advierte Graciela Rubina, directora del IAB(Interactive Advertising Bureau), quien asegura que la publicidad en Internet es la que más crece (subió 32% y bordea los US$47 millones), la de videos se duplicó en un año (de 3% a 6% del total online) y en móviles se triplicó. Ella sabe que, según Deloitte, el 24% de los usuarios móviles cuando ve TV en simultáneo está viendo otra pantalla más chica y cada vez habrá más gente así.
Pero esos usuarios cosmopolitas limeños, si bien siguen el ritmo de consumo mundial, no son la mayoría. El usuario común es Juan, un chico de 14 años que solo revisa el ‘face’ dos veces por semana, no hace la tarea con Wikipedia, es fanático de “Esto es Guerra” y pertenece a las mayorías, esas que en un 59,8% no tienen TV paga (con cable legal o pirateado), en un 70% usan un celular prepago (sin saldo casi siempre) y en un 61% no tienen Internet en casa, pero sí tienen TV (casi 100% según Concortv). Y es para ellos que el Gobierno pasado eligió un estándar de Televisión Digital Terrestre (TDT), es decir la emisión y transmisión en alta calidad (HD) vía las señales abiertas de televisión, esa que viaja gratis por el aire y gusta en exceso a los políticos porque es el medio por excelencia para llevar mensajes a las masas. “La TV es y seguirá siendo aquí la reina de las comunicaciones por muchos años más”, advierte Eric Jurgensen, gerente general del Canal 4, quien sabe que tiene la mitad de la torta publicitaria (alrededor de US$400 millones).
El gran problema hoy no es la brecha existente, que ya de por sí califica como negativa, sino que vamos un poco lentos en el camino a implementar esa nueva forma de hacer televisión y encima hemos retrasado su inicio cinco años más, lo cual puede acrecentar la citada brecha, porque ni la oferta de TV paga crecerá más allá del 50% en los próximos años (mientras no haya una drástica lucha contra la piratería imperante); ni el consumo de Internet móvil será viable para más del 25% sin una mayor inversión en infraestructura (que se estima en US$20 mil millones).
“Empezamos tarde, vamos despacio y si no se llega en el 2019, la TDT va a morir tal como ha sido ideada”, advierte Pablo Bello, secretario general de AHCIET (Asociación Iberoamericana de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones).
Al final de la cola Fuimos el segundo país en elegir el estándar de transmisión digital japonés brasileño en la región, y si bien arrancamos a diseñar el plan cuando Estados Unidos ya estaba en pleno apagón analógico, luego de 15 años de gestionarlo, no íbamos retrasados. Hoy la fotografía es otra porque seremos el último del grupo latinoamericano en apagar la señal analógica (2025, en teoría), advierte Oscar Montezuma, socio de Montezuma&Porto.
México, por ejemplo, hará su apagón analógico el próximo año y lo está logrando porque sus políticas públicas fueron más acertadas y diseñaron un plan de acción minucioso.
El especialista explica que sabían que la mayoría de los 15,3 millones de hogares que dependen de la televisión analógica están ubicados en zonas de alta marginación y con bajo poder adquisitivo y es por eso que a estos grupos les han otorgado el equipo sin costo. Además, diseñaron facilidades para la importación de televisores a menores costos para poder comercializarlos a un precio razonable.
Montezuma reconoce que los procesos de transición en la región no han estado exentos de postergaciones y problemas, incluido Brasil que tuvo que retrasar dos años su apagón hasta el 2018, pero le preocupa la falta de una serie de políticas concretas para solucionar el problema que justificó la postergación anunciada por el MTC.
Tampoco estamos tan graves como El Salvador, que tenía programado el apagón para el 2018 y ha tenido que suspender todas sus acciones por una medida cautelar de la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, Chile, Colombia, Argentina y hasta Venezuela nos llevan más de cinco años de ventaja.
Para agilizar el proceso países, como Cuba, han optado por otorgar sin costo los decodificadores (hasta el mismo Brasil lo hace así en determinados lugares) además de fabricar receptores híbridos económicos y ofrecer planes de financiamiento especiales para que las estaciones emisoras de TV puedan migrar. Eso, además de intensas campañas de comunicación motivando a la población a ver los beneficios del cambio, los cuales, recuerda Carlos Valdez, director de Ingeniería Electrónica en la UPC, pueden impulsar a la población a desear ver TV de alta calidad, esa que, según Jurgensen, te deslumbra.
Y no solo se trata de democratizar el acceso a la alta calidad (ver imágenes sin lluvia) y llevarlo a quien no puede pagar la TV por cable, explica Valdez. Dicha televisión tiene múltiples usos para telemedicina, gobierno electrónico, educación a distancia, prevención de desastres y más.
Los orígenes de la tortuga Cuando Édgar Guevara Soto , director de la ONG Medios Perú de Radio Televisión, alertó sobre la reciente postergación del plazo de inicio de transmisión digital por cinco años en nuestro país (debió empezar en julio y lo movieron hasta el 2019) advirtió que algunos canales de televisión estaban de acuerdo porque aún no estaban listos y necesitaban más tiempo, pero otros estaban indignados porque habían gastado, estaban preparados y hoy no tienen cómo recuperar la inversión.
Algunos gerentes de canales, que prefieren mantener su nombre en reserva, están incómodos porque sienten que se favorece a grupos como Corporación Universal (de la familia Capuñay), quienes en el 2018 lanzarán un canal digital en la señal que compraron el año pasado, pero todavía no está listos para emitir. Otros, como Watson Ramírez (Vía Televisión), aseguran que están listos desde el 2012, cuando invirtieron US$150 mil en equiparse, pero no pueden transmitir porque Tarapoto pertenece al territorio 4 (el apagón se hace en fases según zonas) y el MTC no tiene aún canales digitales para asignarle.
Y están también los que, como Milton Zevallos (Canal 21 de Huancayo), aún no están listos porque no tienen el capital (mínimo US$50 mil por estación según los mismos proveedores) y les favorece la postergación, pero están descontentos con el plan, el cual sienten que es discriminatorio porque en Lima pueden hacer transmisiones en simultáneo (digital y analógico) hasta que el mercado esté listo, pero a ellos los obligarán a apagar lo analógico y solo hacer digital.
En Lima hay, en general, satisfacción porque existe más tiempo para prepararse hasta que el mercado esté listo. Jurgensen explica que las grandes cadenas están emitiendo en digital desde el 2011, pero solo una parte de su producción es digital porque aún no hay suficiente audiencia.
Ellos han invertido US$6 millones en una primera tanda, pero tienen claro que serán US$20 millones en promedio para dar el salto total. La publicidad crece en forma sostenida, pero se transmite en ambos canales sin costo adicional, aun cuando es claro que es más caro trabajar en simultáneo dos tecnologías porque se consume el doble de energía. Pero no les queda otra: no hay aún audiencia suficiente (ni mediciones de ráting) para justificar publicidad que pague una emisión gratuita exclusivamente digital.
¿Qué pasó con la audiencia? He ahí el origen del retraso que acrecienta la brecha. El MTC explicó que solo el 20% de los 5 millones de TV digitales que ingresaron al país desde que se decidió la migración cumplen con incluir el decodificador que se necesita (estándar japonés-brasileño). Jurgensen añade que solo 110 mil hogares de los 3 millones que usan TV por cable tienen un decodificador en HD.
Este bajo volumen tampoco justifica publicidad especial para ellos.
El 80% de los que compraron un televisor no tienen decodificador y no pueden recibir TDT, porque la señal digital no se recibe a medias, o se decodifica o no. Valdez considera que esto es una grave consecuencia de una falta de políticas y normas claras prohibiendo el ingreso de televisores digitales que no sirvan para la señal digital abierta local. “Pecaron por inacción”, lamenta.
“Sin prohibir el ingreso de televisores con otro estándar, por ley no hay forma de crear masa crítica de consumidores”, añade Bello,quien asegura que en Chile todos los TV entran listos y sin que cuesten más (su precio es el más bajo de la región). La falta de políticas públicas que ayuden al emisor (canales) y al receptor(venta de televisores o decodificadores) a realizar las inversiones ha generado todos estos problemas, afirma. Pero eso no es todo. La señal, coinciden los entrevistados, podría recibirse en los celulares si el MTC hubiera decretado que todos los smartphone incluyan dicha capacidad.
Los operadores son indiferentes al tema y tal pareciera que el MTC, el encargado de las políticas, también le es indiferente a la promoción del tema.
Si no se observan otros procesos en la región y se modifican las políticas, el apagón analógico se seguirá postergando y terminará siendo más complicado y doloroso para el mercado que una cirugía sin anestesia en la aorta.
Un mercado dinámico al que le falta regulación
Casi el 100% de peruanos tiene televisor. En Lima, según Dominio Consultores, la penetración de la TV LCD / LED / Plasma (pantalla plana) es del 82% incluyendo al segmento A, B, C y D. Las ventas, de acuerdo con Fernando Oda (Samsung), crecen 20% al año y solo dos marcas concentran el 70% del mercado con una demanda pareja al interior, aunque en el segmento E solo 2% tiene pantalla plana. La categoría de TV de más de 46 pulgadas es la que más está creciendo este año según Sony y el Mundial, indica Rodrigo Borja (GFK), elevó en 80% las ventas. Borja dice que la mitad de los 1,1 millones importados este año serán ‘smart’ y aclara que ya el 60% de lo que se vende viene con estándar japonés brasileño. Pero Crisólogo Cáceres (Aspec) se lamenta de que en las tiendas aún no están etiquetadas las TV y la gente no sabe si su compra incluye decodificador.