sábado, 27 de septiembre de 2014

Estado y movimientos sociales de América Latina. Tensiones desde la comunicación alternativa, popular y comunitaria

Por Miriela Fernández*:
Me pregunto qué hubiera pasado en América Latina con las luchas sociales sin los medios alternativos, sin los medios propios, sin la compresión de la necesidad de informar desde adentro de nuestras diferentes luchas sociales. Imaginemos por un momento las manifestaciones, las llamadas mesas de diálogo con gobiernos, encuentros, cumbres y congresos populares sin la existencia de estos procesos de comunicación desde abajo.
Hoy, cuando uno coloca en Internet "campaña contra el ALCA" aparecen como referencias estos medios: piketes.com.ar (movimiento de piqueteros argentinos), nodo50.org (se situó como red de contrainformación en internet desde 1994), visiones alternativas (perteneciente a Prensa Latina), grain.org (organización de pequeños agricultores), aporrea.org (portal con una visión popular y alternativa de Venezuela), páginas de Clacso, Razón y Palabra (la primera es el espejo en internet de investigaciones de académicos orgánicos; la segunda intenta profundizar en procesos de comunicación desde un análisis también academicista), otrosmundoschiapas (acompañante del zapatismo en México), Forum de las Alternativas (salido al calor de los encuentros contra el ALCA a principios de los 2000), y el que para mí resulta el más aglutinador y enraizado en la experiencia de movimientos sociales: movimientos.org, de la minga informativa.
La presencia de los grandes medios en las primeras páginas del buscador es casi nula. La BBC alcanzó a colocar una nota refiriendo el discurso del presidente Hugo Chávez en la cumbre popular de Mar del Plata, paralela a los de los mandatarios, en la que, destaca el corresponsal, el presidente venezolano estuvo junto a Maradona y al cineasta serbio Emir Kusturica. Pero no hay mención a la fuerte campaña contra el ALCA que definitivamente logró enterrar, junto a la posición de los gobiernos como el de Venezuela, Argentina, otros del Mercosur, este proyecto neoliberal impulsado por Estados Unidos, ni a las propuestas de los movimientos frente a este tema, ni al significado del ALBA como camino alternativo para la región.
Los medios alternativos y populares dieron cuenta de la fuerza de los movimientos sociales. Entonces se venía de un proceso de recomposición desde la Campaña por los 500 años de resistencia indígena, negra y popular de 1992. Esta campaña evidenció que en América Latina existía una diversidad que quería una transformación, que era afectada por las políticas neoliberales, que tenía ya propuestas avanzadas en sus comunidades, pero que estaba invisibilizada. Estas presencias organizadas cambiaron la perspectiva sobre el campo popular, incluso, a la izquierda más tradicional.
La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC-, la Marcha Mundial de Mujeres, la Convergencia de Movimientos de los Pueblos de América, la Red de Mujeres Transformando la Economía y otras redes y organizaciones sociales, junto a medios y agencias alternativas, entre ellas la Agencia Latinoamericana de Información -ALAI- fueron consolidando la Minga Informativa de Movimientos Sociales, un proceso de visibilización de estas luchas y de formación en comunicación. El ámbito comunicacional tuvo además un gran desarrollo durante las jornadas contra el ALCA.
La Minga Informativa ha quedado como la experiencia escuela, el mayor impulso para hacer comunicación con voz propia, con autonomía de los estados y de los medios comerciales. Y ha dejado aprendizajes concretos, entre ellos, la importancia de reportar desde adentro, de visibilizar no solo la resistencia sino las propuestas de los movimientos populares, la necesidad de crear una agenda diversa que recoja las reivindicaciones propias pero también las de otros movimientos, la importancia de listas distributivas para movimientos, para medios alternativos. O sea, la amplificación para no quedarnos en nuestro propio campo, la importancia de la alianza con otros medios populares, la búsqueda del posicionamiento no solo de las dirigencias, sino de todos y todas los que hacen la lucha, y teniendo en cuenta el sistema de dominación capitalista, patriarcal, racista, homogeneizador que se ha venido configurando. Ha dejado aprendizajes en la búsqueda por emancipar también a través del discurso, dándole voz a las mujeres, negras y negros, indígenas, artistas callejeros, homosexuales, transexuales, practicantes de diferentes creencias religiosas, educadores y educadoras populares, etc. Otro de los aspectos importantes y novedosos de la Minga ha sido la formación en comunicación con base en la educación popular, y que ha logrado que la comunicación alternativa sea vista como una necesidad para las organizaciones sociales. Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento Sin Tierra -MST- de Brasil, decía: “Tenemos el desafío de construir nuestros propios medios de comunicación, en todos los sentidos, desde murales de calle, radios comunitarias, boletines, internet, y si pudiéramos programas de televisión...Necesitamos tener nuestro lenguaje propio. Y no quedarnos con los pequeños espacios que la burguesía nos concede en sus medios de comunicación. Vamos a ocupar esos pequeños espacios en los medios de la burguesía, pero eso es secundario. Lo principal es tener nuestros propios medios".
Esta comprensión sobre la importancia de la comunicación se ha sumado a las iniciativas por la democratización de la comunicación en América Latina.
Un nuevo mapa en América Latina
¿Qué ha pasado con la comunicación popular y alternativa en la región a partir de esa etapa de ascenso de las luchas sociales que enmarcamos desde la Marcha Indígena Negra y Popular, el levantamiento zapatista de 1994, hasta la campaña contra el ALCA? Para responder esa pregunta, tendríamos primero que dar una mirada al contexto político y social del área.
Como conocemos, el mapa político de Nuestra América ha venido cambiando. Es cierto que no hay una homogeneidad. Nos encontramos países como Venezuela, Bolivia y Ecuador que tienen una proyección anticapitalista, en lo discursivo y también en algunas propuestas que han llevado adelante, que forman parte de los nuevos constitucionalismos latinoamericanos, o de las nuevas iniciativas populares de transformación estructural a revisar por sus aportes como las comunas en Venezuela. Aunque habría que añadir que estos procesos se han dado en medio de conflictos. No nos referimos a los conflictos clásicos e inexorables con la oposición, sino a los que nos incluyen, o sea, los que han emergido con los movimientos sociales y populares. Y abro un paréntesis: me parecen necesarios en tanto contribuyen y pueden lograr la incorporación en políticas públicas de propuestas nacidas abajo.“Si no existen fuerzas externas como los partidos y los movimientos, capaces de ejercer presión la tendencia conservadora del Estado, termina por imponerse”, afirma el periodista uruguayo Raúl Zibechi
En este bloque de países, como veremos luego, es donde se han dado avances desde el punto de vista comunicacional en diálogo con los medios populares.
Por otro lado, existe un bloque de naciones con posturas progresistas, pero que no llegan a establecer una ruptura con el gran capital ni el encaminamiento de otro modelo económico. Los analistas han afirmado que estos países pretenden construir “un capitalismo nacional endógeno sobre las ruinas de las décadas neoliberales”. En este sentido, tenemos los casos de Brasil o Argentina. En estos países con un larga concentración mediática, algunos instalados durante la dictadura como O Globo, con la anuencia del Estado también se han llevado adelante proyectos democratizadores para la comunicación.
En otras naciones del Cono Sur chocamos con una derechización de la sociedad con menos oportunidad desde el Estado para el desarrollo de la izquierda. Se presentan movidas de la derecha en el poder para perpetuarse, e integrarse a nivel regional como en la Alianza del Pacífico (México, Chile, Perú, Colombia). Cuando se mira el mapa de América Latina se evidencia una nueva correlación de fuerzas, y además proyectos integracionistas basados en la autonomía regional como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Carebeños -Celac-, la Unión de Naciones Suramericanas -Unasur- (que ha tenido voz en varios momentos importantes para apoyar a gobiernos latinoamericanos), el Mercosur y el ALBA, que recoge principios de cooperación, complementariedad y solidaridad entre las naciones en la filosofía de la unidad latinoamericana.
En términos de comunicación la confrontación entre los procesos progresistas y de derecha ha sido clara. Los grandes medios han respondido a sus intereses y a sus vínculos con el poder mientras medios estatales, públicos y de movimientos han intentado contar la otra versión de la historia actual de América Latina y que tenga espacio el pluralismo y la diversidad en el área. En ese sentido ha habido momentos de unidad entre todos estos procesos comunicativos.
La comunicación ha tomado relevancia y llegado también a debatirse en el ámbito institucional. En algunos países han emergido nuevas leyes de comunicación. Como concuerdan los más involucrados en esta lucha vuelve aquella demanda de los ochenta de “sin democratización de la comunicación no hay democracia”.
En Venezuela, el golpe de Estado del 2002 significó un catalizador para la discusión más profunda y participativa sobre la comunicación. La ley Resorte que surgiría unos años después anchó las puertas a los medios populares y comunitarios, aunque es importante apuntar que la Ley de medios comunitarios y alternativos aprobada en una primera vuelta en el 2012 es un proyecto hoy detenido. En Uruguay el gobierno de izquierda que asumió en el 2005 trajo como bandera la democratización de los medios, lo que posibilitó el dibujo de un marco legal que benefició a radios comunitarias, se han aprobado decretos y se encamina la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
En Ecuador se aprobó en junio del 2013 la Ley orgánica de Comunicación. En Argentina igualmente ha sido fuerte esta lucha por un marco legislativo que respalde la apertura mediática y la legalidad de medios comunitarios.
Así podrían mencionarse otras experiencias. Sin embargo, la implementación de muchas de estas leyes está aún en proceso, así como la lucha en otros países como Brasil por la democratización de la comunicación. También se ha venido trabajando en la concietización de que esta no es un lucha estricta de los periodistas o comunicadores, sino de toda la ciudadanía.
Estos marcos legales podrían servir de base en nuestros países para el diseño de políticas de comunicación públicas, para la desconcentración de los medios comerciales y privados, para que los medios comunitarios y populares encuentren un respaldo legal y económico para su ejercicio, para la inclusión de la ciudadanía en los debates sobre procesos comunicativos y lo que se ha subrayado tantas veces: la comprensión por los sectores populares y la sociedad en general de su derecho a la comunicación y a la información frente a los secretismos de Estado, y establecer un control social sobre los aspectos fundamentales de la vida del pais.
Antes habíamos mencionado también la contradicción Estado-movimientos sociales y de alguna manera estas leyes respaldan a los medios comunitarios y alternativos, muchos de los cuales, los más legítimos, nacen en las luchas populares. Por ello, como en la teoría política que habla de la importancia de no cooptar desde el Estado al movimiento popular, es importante la presencia de esta comunicación alternativa que acompañe desde sus esencias lo cambios que evidencian la ruptura con la concentración del capital, con las privatizaciones, etc, pero también y sobre todo que sean la voz de los sectores de abajo, de sus propuestas y que asuman desde lo comunicativo, con seriedad, las confrontaciones con la autodenominada izquierda en el poder.
Esta comunicación popular, alternativa, comunitaria tiene varios desafíos:
El primero tiene que ver precisamente con que existen limitaciones para desarrollar procesos comunicativos que despierten una genuina participación y el diálogo. Existen experiencias pero son puntuales, o a veces quedan en los marcos de la coyuntura.
La comunicación popular no es únicamente un proceso de entrega de herramientas, sino de formación política sobre los acontecimientos en curso y las formas y métodos de participación frente a ese escenario.
A mi juicio esta es la principal problemática. Al cabo de años realizando comunicación alternativa en América Latina desde las comunidades y barrios es visible una instrumentalización, metodologías repetitivas en la formación y no se aprovechan otras aristas de la comunicación popular. Pero como algo esperanzador también hay iniciativas que están mostrando una comunicación novedosa y de integración a los procesos políticos de transformación.
Existen otras dificultades de la comunicación popular y alternativa en nuestra región no menos importantes:
A veces la comunicación queda circunscrita a la cobertura, al relato por una comisión de comunicación de lo acontecido y no se ve como un proceso más abarcador que implica cambiar la agenda, acompañar las luchas desde adentro, pero también formar para la participación.
La fragmentación, que impide el conocimiento de otras experiencias y el intercambio informativo.
Las dificultades para la autogestión y el sostenimiento de equipos de comunicadores y comunicadoras.
El estilo, a veces panfletario y rígido.
La falta de investigación y de rigor en las informaciones.
La escasez de espacios que logren una articulación en pos de la lucha por la democratización de la comunicación. El dialogo además sigue haciéndose entre los entendidos y las entendidas, y a veces se realiza aparte, sin aprovechar el marco de los debates de movimientos populares.
La Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA
Desde el Foro de Belem del 2009 en Brasil, con el lanzamiento de la Carta de Belem, viene avanzando la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA. Sus antecedentes están en la campaña contra el ALCA, en los encuentros de la Asamblea de Movimientos Sociales, en los foros sociales donde emergían las agendas de lucha por un periodo, y otros encuentros de los pueblos. Tras la propuesta del Comandante Hugo Chávez de crear un Consejo de movimientos Sociales hacia el ALBA, los movimientos sociales deciden dar un paso cualitativo y con autonomía de los gobiernos, aunque en diálogo con los procesos de cambio impulsados desde el Estado, y crean esta Articulación. Movimientos de amplia base social como el MST de Brasil, el Frente Popular Darío Santillán de Argentina, entre otros muchos de la región, confluyeron en esta iniciativa que pretende instalar un nuevo internacionalismo entre los pueblos, la construcción de la integración desde abajo. La asamblea fundacional se realizó en mayo del 2013 y en ella quedaron varios ejes de trabajo:
Articulación para la creación de plataformas nacionales entre los distintos movimientos y organizaciones de cada país.
Solidaridad: Se han conformando brigadas solidarias de trabajo que han llegado por ejemplo a Honduras y Haití.
Formación: Se pretende que la escuela Florestan Fernandes del MST, la Mariátegui en Argentina y otras se pongan a disposición de la preparación política de los movimientos sociales y también de la formación en comunicación popular.
La Articulación propone además colocar en la calle, en nuestros medios, en los debates y encuentros de gobiernos, las demandas y propuestas de los sectores populares y el tema de la democratización de la comunicación. Una de las comisiones más activas ha sido precisamente la de comunicación, que ha trabajado aun en medio de las dificultades organizativas y los tiempos en ocasiones aletargados de construcción de la Articulación.
Pero, por esta propia dinámica, si bien hay avances, todavía la comunicación dentro de la Articulación no ha logrado trascender la puesta en las autopistas informativas de una agenda popular desde países y movimientos sociales. No obstante, comunicadores y comunicadoras populares tienen el desafío de aportar a ese proceso integrándose, y ofreciendo la mirada de ese mundo en emergencia, de las experiencias emancipatorias en cada uno de nuestros países.
Los enlaces con Telesur han sido también muy importantes en esa dirección.

La comunicación popular en Cuba
La apuesta por la comunicación popular del Centro Martin Luther King ha permitido acompañar estos procesos comunicativos, y con mayor presencia se ha unido a la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA. Fue en el CMLK donde se reunieron comunicadores y comunicadoras para avanzar en una propuesta comunicativa para este proyecto integracionista y también para la formación. Desde ese momento se han venido sumando brazos a la Articulación.
En Cuba también hacemos comunicación popular. Entre los desafíos de nuestro país y los cambios que está asumiendo es imprescindible una comunicación dialógica y participativa. Los medios necesitan dinamizar la participación y la iniciativa popular en estos procesos recientes, iniciados con los Lineamientos de la política económica. Es necesario continuar trabajando en la superación de un modelo comunicativo transmisivo. En ese sentido el Centro Martin Luther King tiene como principal área de acción dos redes: la ecuménica Fe por Cuba y la de Educadores y Educadoras populares y también los vínculos con la academia y organizaciones, instituciones relacionadas con la comunicación y la prensa en Cuba.

Conclusiones
Es importante impulsar todavía más la creación de nuestros propios medios, integrarnos, articularnos, discutir su legalidad para su libre ejercicio y para enfrentar la criminalizacion constante a la que estos medios y procesos han estado sometidos en América Latina. La democratización de la comunicación es una lucha necesaria y es cierto que hay que implicar a toda la sociedad, pero la mayor tarea de la concientización y posicionamiento es nuestra. Hay que utilizar todas las vías para demostrar que nuestros medios son una vía para enseñar y recrear el mundo que vamos construyendo.
*Periodista, integrante del Centro Martin Luther King de La Habana, Cuba
Fuente: Colombia Informa