Por: Renee Schultes
Insatisfecha con dominar los teléfonos celulares y las conexiones de Internet, Telefónica busca meterse también en los televisores.
El gigante de las telecomunicaciones con sede en Madrid está reforzando su contenido, al comprar la parte de la empresa de televisión paga española Digital Plus que le faltaba por un poco más de 1.000 millones de euros (US$1.400 millones).
Otras empresas de telecomunicaciones y operadores de cable de Europa también podrían imaginarse en la pantalla chica. Sin embargo, aún es riesgoso concretar grandes acuerdos.
La adquisición de Telefónica del 78% que le faltaba de Digital Plus fue en parte oportunista. Su dueña mayoritaria, la atribulada compañía de medios española Promotora de Informaciones, estaba ansiosa por vender y Telefónica tampoco tuvo competencia de su socio minoritario Mediaset España.
De todos modos, reforzarse en el negocio de TV también tiene sentido. La TV paga es una forma de asegurar su influencia sobre hogares que gastan mucho, al reducir las cancelaciones de clientes de línea fija de Telefónica. Los clientes con TV paga como parte de su paquete gastan al menos 20% más que los que no tienen el servicio, calcula Morgan Stanley.
Gran parte de esa lógica se extiende a otras partes de Europa, donde los operadores de línea fija están incursionando más en el negocio de contenido como forma de diferenciar un servicio que se ha convertido en un producto básico. Liberty Global adquirió All3 Media, la productora de la serie de televisión británica Midsomer Murders, en mayo junto a Discovery Comunications, y su operador de cable belga Telenet compró una participación una cadena local. Por su parte, la empresa de telecomunicaciones británica BT Group está comprando derechos de transmisión de deportes en su apuesta por incrementar las ventas de Internet de banda ancha.
Incorporar una cadena de señal abierta como la británica ITV o la europea RTL Group podría ser el próximo paso lógico. Ambas poseen estudios de producción, lo que podría darle más contenido original al comprador.
La división de estudio de ITV, que produce la popular serie Downton Abbey, generaría un poco menos de un cuarto de las ventas del grupo este año, estiman analistas de J.P. Morgan. Tener una cadena también podría darle más poder al distribuidor a la hora de negociar derechos para contenidos de otros. No obstante, las acciones de empresas de televisión no son baratas, debido a que se han beneficiado del aumento del gasto publicitario. La acción de ITV ha subido casi 400% durante los últimos cinco años y se negocia a unas 13 veces las previsiones de ganancias. La valuación de RTL Group ha crecido de 11 veces las proyecciones de ganancias en 2009 a más de 15 veces, según FactSet.
Además, incorporar una cadena en el negocio de una empresa de telecomunicaciones o un operador de cable no es sencillo. La televisión necesita escala para ser rentable, lo que sugiere que un comprador aún necesitaría vender gran parte de su contenido a terceros. Eso podría limitar la cantidad de contenido exclusivo que puede ofrecer a sus propios abonados de TV paga.
Algunos operadores también están recelosos de sumar ingresos por publicidad cíclica a sus modelos defensivos basados en suscripciones.
El atractivo de enganchar a los clientes telefónicos con contenido parece que no acabará. No obstante, en vez de derrochar en grandes acuerdos, los operadores de telecomunicaciones de Europa por ahora deberían experimentar con contenido.
Foto: Bloomberg News
Fuente: WSJ