viernes, 11 de julio de 2014

Derna Isla: La chica del pelo colorado

Educación e inclusión. Se presentó el primer CD de la Escuela Orquesta Barrio Ludueña, una creación de Derna Isla, quien extrañamente no figura en los créditos de los funcionarios que se atribuyen mérito en ese proyecto
Por: Marcela Isaías
Tarde fría como pocas aquella de julio de 2003 cuando me tocó visitar la Escuela Nº 57 Juana Elena Blanco (Pasco al 400) para una crónica. Pregunté en la entrada por una de las entrevistadas: "Allá, en aquel salón, es la chica de pelo colorado". Un aula despintada, con paredes que mostraban que los ‘90 no habían pasado sin dejar su marca en los espacios públicos, en especial en la educación; y puertas con vidrios rotos donde solo había que imaginar el día a día de los chicos aprendiendo y sus maestras enseñando para sentir las ausencias planificadas en la piel.
A un costado de ese salón estaba Derna Isla ensayando con un grupo de chicos de la República de la Sexta. Les enseñaba a tocar el violín. Nunca cambió el largo de su cabello, ni el tono suave de sus palabras. Menos la convicción de que —como diría desde el vamos— la música puede cambiarles la vida a las personas o al menos mostrarles otros horizontes. Desde hacía dos años, junto a otros profesionales egresados de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), sostenía el proyecto de acción social Vibrato, que vinculaba arte, salud y educación. Peleaban por espacios para poder mostrar lo que eran capaces de transformar con una simple melodía y no bajaban los brazos ante muchos funcionarios que miraban con desconfianza.
Una de las primeras presentaciones públicas que hicieron los chicos bajo su dirección musical fue en la sala del Sindicato de Empleados de Comercio cuando el periodista Carlos del Frade presentó su libro "Pibes", también en 2003. De más está decir que la emoción invadió aquella sala. Mostraban no solamente esos logros silenciosos de los chicos y jóvenes, sino también la razón de Derna.
En aquella oportunidad compartió que siempre había creído que la música podía darle pelea a las profecías autocumplidas que imperan sobre todo en los más humildes y excluidos. Recordó que parte de la inspiración de llevar este proyecto a la escuela la había encontrado también en la experiencia que originó el Harlem Center dirigida por Roberta Guaspari en Nueva York, encarada con chicos de la calle y que inspiró la película "La música del corazón".
Desde el inicio, la idea de Derna fue formar una orquesta. Siguió golpeando puertas y en esa búsqueda recorrió poco más de una veintena de escuelas de zonas marginales. Entre ellas la Nº 1.027 Luisa Mora de Olguín, en el barrio Ludueña, más conocida como la "Escuela del Padre Montaldo".
En otra entrevista, quien fuera directora de esa escuela por más de 30 años, Ana Solhaune, repasaba ese momento así: "Por cosa de la providencia, diría el padre Edgardo, ese año (2005) llegó Derna Isla con su proyecto de formar una orquesta con los chicos. Ya había recorrido 23 escuelas. Ella fue una visionaria, lo es. Sabe adónde quiere llegar y tiene otra virtud: contagia las ganas. Cuando en ese momento me cuenta todas las características del proyecto, con doble escolaridad, con trabajo los sábados desde las 8 de la mañana, yo pensaba por dentro: «esta chica no sabe dónde vino, dónde está». Pero le dijimos «bueno, intentemos». Eso fue antes de las vacaciones de invierno. A la semana siguiente entran los primeros instrumentos, creo que eran 12. Estábamos ahí paraditos en la puerta viendo entrar violines y chelos, yo tenía el delantal empapado por las lágrimas. En octubre de ese año, o sea a menos de tres meses, se hace la fiesta de aniversario de la escuela en el Centro Cultural Lumiére. ¿Podés creer que tocó la orquesta con 12 chicos? Una escuela de villa cerrando un acto desde lo cultural. Impensable. Tocaron y fue una emoción generalizada. Ahí dijimos ¡hay que darle para adelante! Ese mismo año, el proyecto se presentó en el presupuesto participativo municipal, fuimos casa por casa pidiendo a los vecinos que lo voten. Y quedó".
De aquellos 12 chicos iniciales hoy son 260 los que aprenden música y participan de esta experiencia de inclusión educativa. Tal como citaba la directora Solhaune, la orquesta fue apoyada por los vecinos a través del presupuesto participativo municipal (aunque a veces es difícil entender eso de votar entre el arreglo de las calles, la limpieza de las zanjas o la música para el barrio, como si todas las opciones no aportaran por igual a una mejor calidad de vida).
Este trabajo tan rico y que hace historia en la ciudad pero también en el campo educativo fue recogido en el primer Documedia que realizó la Dirección de Comunicación Multimedial de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en 2008. Una producción de alta sensibilidad y calidad que terminó compitiendo por premios internacionales. Entre las voces, historias, imágenes y palabras que recoge el trabajo periodístico están las de Derna Isla, la creadora del proyecto Vibrato y de la Escuela Orquesta de Barrio Ludueña, que, dicho sea de paso, fue quien también dio el pie para que se fundara la Escuela Infantil y Juvenil del Bicentenario.
El fin de semana pasado en el teatro La Comedia se presentó el primer CD de la Escuela Orquesta Barrio Ludueña, con el sello de la Municipalidad de Rosario. Fue grabado en vivo en una presentación que los chicos hicieron en 2010. Un logro que debe ser reconocido para que siga creciendo y sumando a más chicos.
Sin embargo, es extraño que en la pelea por la cartelera de los distintos funcionarios por acreditar trabajo en este proyecto se olviden sistemáticamente de mencionar y poner en primer lugar el de Derna Isla, la chica de pelo rojo, la que lleva la música en el corazón y la que originó esta historia de inclusión social con tanto amor y respeto por los más pobres.
Foto: Silvina Salinas
Fuente: Diario La Capital