lunes, 24 de marzo de 2014

Despiden a Elvio Gandolfo de El País Cultural

Elvio Gandolfo y Álvaro Buela eran coordinadores de El País Cultural, que dejaría de salir los viernes en el diario uruguayo
Si bien las ediciones en papel parecen encontrarse en jaque por el mercado digital, la permanencia de publicaciones de referencia pareciera necesaria debido a los roles que desempeña a nivel social.
Desde el viernes, varios han sido los rumores sobre un supuesto cierre del suplemento El País Cultural, que se edita los viernes con el diario El País: mientras algunos aseguran que éste pasaría a ser exclusivamente digital, otros afirman que las ediciones semanales en papel se convertirían en mensuales. Por su parte, dos de los coordinadores del suplemento, Elvio Gandolfo y Álvaro Buela, fueron despedidos el mismo día que comenzaron a circular los rumores.
El suplemento que el reconocido Homero Alsina Thevenet fundó en 1989 ha ocupado un lugar referente en el campo cultural uruguayo, reuniendo a diversas personalidades en la tarea común de la crítica y la reflexión. El escritor, periodista y asiduo colaborador de El País Cultural Leandro Delgado dijo a la diaria que la tradición “no tiene precio, o mejor dicho, es muy cara”. Considera que el hecho de que ya no esté Gandolfo es “una pésima decisión y una pésima noticia”, así como que el medio se convierta en un suplemento mensual o digital. “Creo que es una empresa que no se puede dar ese lujo, y creo que vivimos en un país que tampoco se puede dar el lujo de cerrar El País Cultural, porque en ese caso no se están dando cuenta de su función en la cultura nacional”, opinó.
El colaborador asegura que el diario El País tuvo -en los últimos 60 años- una visión muy clara de su función en la cultura, tanto en su primera página de espectáculos, en la que participaron críticos como Emir Rodríguez Monegal, como en El País Cultural. Pero ahora cree que “evidentemente es una empresa que perdió su misión: cumplía una función en el quehacer de la cultura de un país”. Delgado expresó su tristeza ante una situación que no esperaba: “Ésta es una noticia atroz y una pérdida irreparable”, apuntó. Si bien reconoce que siempre hay recortes, considera intolerable el despido de alguien como Gandolfo, a quien considera “el periodista más importante que hay en Uruguay y en la crítica cultural, que enseñó a muchísimas generaciones. Siempre está atento a todo lo que pasa, permanece al día en todos los temas, en todo lo que se escribe. No veo la causa para una medida de este tipo. Tendrán sus razones empresariales, pero como lector y consumidor, me parece una pérdida invaluable”.
Delgado opina que El País tuvo un interés en la cultura “que fue perdiendo; desechando y descartando personas, se dio el lujo de desinteresarse por la cultura”. Además, consideró que de algún modo, ésta es una historia que se repite, “pensando en la distancia que se generó con Homero Alsina Thevenet en los últimos años, aislando progresivamente a alguien que dio su vida por el medio”.
Al ser consultado sobre el tema, el director nacional de Cultura, Hugo Achugar, lo consideró un hecho lamentable.
La noticia circula por las redes sociales y entristeció a una buena parte de los que creen en la tradición de Alsina Thevenet; en la diversidad y en la pluralidad del ejercicio crítico que enriquecen, en definitiva, a toda la sociedad.

Cumplir con un destino
Por: Pablo Rocca*
A quien desde hace un cuarto de siglo se acostumbró a vivir pendiente de los viernes para leer El País Cultural le costará creer que ese final haya llegado. Costará menos creer que haya sido una decisión adoptada por una empresa más comprometida con el lucro que con la reflexión y la cultura artística que, digan lo que quieran algunos vanos teóricos posmodernos, es desinteresada e inviable como negocio.
José Carlos Mariátegui postulaba hacia 1928 que el intelectual latinoamericano que quisiera transformar la sociedad sólo podía escribir para un medio indócil al pensamiento conservador. Dicho así, nunca el suplemento cultural que ha sido hubiera sido posible con los fondos de un diario como El País. Pero hay variantes para esta regla que parece ley.
Homero Alsina Thevenet (conocido como HAT) había permanecido haciendo crítica de cine en el diario El País y, sobre todo, se había mantenido al margen de todo discurso partidario cuando la inmensa mayoría de sus coetáneos se plegaban con vigor al compromiso con el paradigma de la revolución cubana. Alsina predicaba con un ejemplo: el trabajo por la cultura, la independencia y la crítica, la resistencia activa a toda forma de limitación de la libertad. Quizá por eso se fue antes, mucho antes de junio de 1973. Ciertos directivos de El País no olvidaron esta conducta. En otros tiempos -corría 1989-, vacíos y solitarios, casi sin maestros, algún memorioso directivo confió en apostar al retorno de este pequeño supremo sacerdote de la crítica, quien podía abrir un camino editorial que la izquierda había monopolizado y que estaba dando muestras de abandonar.
HAT impulsó El País Cultural, que era algo muy distinto del diario con el que se publicaba. Asumió ese desafío que, más de una vez, sufrió como riesgo. Con todo, armar el suplemento varias semanas antes del día efectivo de salida era una garantía para evitar toda polémica directa, una forma de desodorizar la crítica, de permitir que la lectura circulara como si estuviera en un tiempo casi fuera del tiempo. Algo de eso sucedió, pero ocurrió que Alsina supo rodearse de un equipo experimentado, joven y plural. Atrajo o permitió que otros acercaran a distintos colaboradores; dirigió con mano aparentemente dura y en realidad flexible, cauta, astuta, sabia. La revolución digital está dejando, como toda revolución, muchas víctimas de papel por el camino. Podría haberse ahorrado ésta, pero dadas las líneas antiguas, que son las actuales, el final no podía ser otro. Aunque cueste aceptarlo.
*Pablo Rocca fue colaborador de El País Cultural entre 2001 y 2009 de manera asidua; escribió notas generales sobre literatura y cultura, así como reseñas de libros sobre los mismos temas
Foto: Mariano Espinosa
Fuente: La Diaria