Por: José Crettaz
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) pretende que el Gobierno nacional les cobre a los cableoperadores $ 10 por cada cliente para permitirles incluir el Fútbol para Todos en sus grillas. Si la iniciativa prospera, esas empresas trasladarían el costo al abono. El presidente de la entidad, Julio Grondona, se lo adelantó esta semana al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al que se le sugirió que el torneo Final podría no comenzar el 7 de febrero como está previsto.
El argumento de la AFA es que los clubes están en rojo, que necesitan más plata y que el Estado nacional no está cumpliendo con la cláusula que estableció una actualización automática del contrato (firmado por diez años en 2009) basada en el precio del abono de la TV paga. Por la no aplicación de ese coeficiente, el gobierno arrastra una deuda de $ 650 millones con la AFA. Aquel contrato se firmó en agosto de 2009 y tiene una duración de diez años. Hasta 2019, el Estado nacional es el dueño de la televisación del fútbol.
Según una fuente que participa de la negociación, un eventual pago de $ 10 por abonado, multiplicado por cerca de 8 millones de hogares conectados, aportaría casi $ 1000 millones anuales. Además, en la AFA especulan con que la comercialización de publicidad privada -hasta ahora prohibida en el fútbol estatal- también proveerá fondos adicionales para aliviar el dinero que el Tesoro nacional viene aportando desde 2009 y que en total (incluidos costos de producción) sumó $ 4000 millones hasta fines del año pasado.
Los impulsores de la iniciativa sostienen que quienes no estén abonados a la TV por cable o satelital podrán ver los partidos por TV abierta analógica o digital sin tener que pagar ningún cargo extra. Con altos índices de penetración del servicio de cable, en la Argentina poco más del 25% de los hogares ve TV por aire.
De avanzar el proyecto, el mayor impacto lo recibirían Cablevisión (Grupo Clarín), que tiene 3,5 millones de abonados, y DirecTV (filial del conglomerado global), con alrededor de 2 millones de hogares conectados. Pero también cientos de cableoperadores pymes y cooperativos de todo el país tendrán un costo adicional por abonado, el mismo del que se habían librado cuando se estatizó el fútbol.
Fuentes de la industria evitaron pronunciarse hasta que no haya un anuncio oficial al respecto, pero adelantaron que, de avanzar la iniciativa de la AFA, "el costo extra será imputado a los clientes". Cablevisión, DirecTV y Telecentro ya anunciaron aumentos en sus abonos de entre el 10 y el 13 por ciento para el primer trimestre de este año.
Capitanich habló de "suscripciones" cuando este lunes anticipó una hoja de ruta para el futuro del programa. "Para Fútbol para Todos tenemos el siguiente cronograma de trabajo: hasta el 15 de enero tenemos la recopilación de temas y evaluación de contratos; del 15 al 30 de enero, modelos de contratos para las suscripciones, para que el 8 de febrero se comience con el primer partido de Fútbol para Todos", explicó.
El fútbol argentino es un agujero negro que traga recursos de manera insaciable y resigna fuentes genuinas de ingresos por la mala gestión, la menor producción de las canteras de talentos potencialmente transferibles al exterior y el impacto de la creciente violencia asociada a las barras bravas. Por eso, la historia reciente no es precisamente auspiciosa para el nuevo esquema impulsado por la AFA, que podría confirmarse en los próximos días.
Para avanzar, además, el Gobierno y la AFA deberán sortear algunos escollos adicionales que surgen del texto de la ley de medios audiovisuales, que obliga a transmitir por televisión abierta los eventos de interés público (el fútbol, entre ellos) y obliga a los cableoperadores a incluir en sus grillas las señales de los canales abiertos sin cortes ni inserciones de ningún tipo.
Según detalló el periodista Alejandro Casar González en LA NACION, al momento de la estatización de los derechos de televisación del fútbol los clubes tenían deudas por $ 700 millones (a los futbolistas se les debían $ 100 millones en sueldos impagos). Para esa época, TSC (50% propiedad del Grupo Clarín y 50% de Torneos) le pagaba a la AFA un total de $ 268 millones ($ 212 millones por la Primera A y el resto por el Nacional B, la Primera B Metropolitana y la exclusividad de los goles para el desaparecido programa Fútbol de Primera ).
Grondona reclamó el doble, $ 500 millones, por el mismo contenido; TSC habría contraofertado entonces $ 300 millones, pero ese monto fue duplicado por el Estado nacional, que firmó un contrato por $ 600 millones por temporada, que, a finales de 2011, subió a $ 850 millones. En agosto de 2009 se presentó en el predio de Ezeiza el programa Fútbol para Todos, con la presencia de la presidenta Cristina Kirchner, el entonces jefe de Gabinete Aníbal Fernández (en su doble rol de funcionario y dirigente de Quilmes), Diego Armando Maradona (entonces director técnico del seleccionado) y el propio Grondona.
El contrato de 2009 incluye la obligatoriedad de televisar todos los partidos en directo por TV abierta (algo que se incumplió en varias ocasiones, en que por superposición de partidos debió recurrirse a señales de cable), que Boca y River jueguen los domingos, y se mantuvo la misma cláusula de actualización del contrato que regía con TSC, denominado valor básico de referencia (VBR) del abono del cable.
En alquel momento, también se estipuló que la mitad de las ganancias (por encima de los $ 600 millones) se repartirían en partes iguales entre la AFA y el Gobierno y que la parte de este último se destinaría al fomento del deporte olímpico, algo que nunca ocurrió. Sólo en el primer semestre del Fútbol para Todos los costos operativos de televisar el fútbol aumentaron 217% con relación a lo que pagaba TSC, y desde entonces las subas no se detuvieron.
A más de cuatro años de aquel acto en el predio de Ezeiza de la AFA, el Estado gastó más de $ 4000 millones en televisar el fútbol, mientras los clubes acumularon deudas por $ 1655,4 millones, más del doble de las que tenían.
Fuente: Diario La Nación